Siempre le habían dicho que para encontrar el amor romántico debía amarse a ella misma y encontrar su lugar en el mundo. Pero ella siempre se había sentido llena de amor. Amaba su trabajo, amaba sus libros, amaba sus películas, amaba a sus amigos, amaba la vida y todos los retos que se le presentan, y aunque su relación consigo misma no era perfecta, sentía que se quería y tenía buena opinión de sí misma. Entonces, nunca entendió porque no le iba bien en el romance. Por qué siempre le interesaban hombres tan poco adecuados y por qué siempre se ponía a sí misma en las mismas situaciones una y otra vez. ¿Tendría que ver, realmente, con el amor propio? ¿Todavía no se había aprendido a amar? ¿O era que el amor en esta generación se había acabado tal cual ella lo concebía? ¿Tenía patrones psicológicos a la hora de escoger potenciales parejas que debía romper? No tenía las respuestas para ninguna de estas preguntas, pero estaba en sus veintes, y tendría tiempo de averiguarlo.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.