-Perdoname- musitó casi inaudible-... te he hecho tanto daño, mi amor. -No me importa que me hayas hecho daño, ven y dame un último abrazo- pidió extendiendo sus brazos hacia aquel hombre, el amor de su vida. Y ambos se envolvieron en los brazos del otro. Separadas en lejanos puntos dentro del mismo planeta, las vidas de Laufaye Bonteri y Ben Solo se apagaron al mismo tiempo.