Bien, eso no era algo que el esperaba. Era cierto que la suerte no había acompañado a Husk en mucho tiempo, por lo menos no desde que su prometido había desaparecido a días de su boda y ni siquiera pensar en maldito momento en que se le aceptó para entrar a trabajar a ese jodido lugar. Y por supuesto, nada en su fortuna había mejorado tomando en cuenta que ahora corría de arriba a abajo por un maldito psiquiátrico repleto de cadáveres destrozados y dementes caníbales con una cámara de vídeo en mano, un fantasma agresivo y un psicópata obsesionado con los hombres pisándole los talones... ¿O tal vez si?. Tal vez para encontrar, hay que olvidar.