Uno nunca se detiene a pensar en las vueltas que da la vida. Hay personas que van y vienen una infinidad de veces, como también hay de las que simplemente se van. El amor es algo que no tiene forma, pero cada persona le da la forma que quiere junto a quien haya escogido para pasar su vida o tan solo un momento de esta. Y nunca pensé ser de aquellas personas que se encontraban atrapada dentro de un remolino de emociones causadas una y otra vez por la misma persona. Hubo un momento en que todo fue calma y pensé que las cosas vendrían para mejor, pero en aquel momento en que me sentía en la cima fue cuando todo volvió a ser como antes, y lo peor de todo es que quien estaba permitiéndolo era yo misma.