No volvió nunca a ser la misma. Algo murió esa noche en ella, algo que no volvería a ser. Cada paso suyo tenía el peso de su madre, el dolor de sus palabras, la culpa de su muerte. Los ojos de Lady Loki estaban llenos de lágrimas, pero morir no era tan malo como imaginaba. Era simplemente distinto, diferente. Como ella.