Mandira encuentra una pista sobre sus orígenes. El acercamiento que va fomentando, disipa sus dudas más clásicas, como su falta de arraigo hacia la tierra que la vio crecer y su gente. Redescubriendo su procedencia, se inmersa en una búsqueda que la aproxima cada vez más a su fuente primigenia. Una comunidad integrada únicamente por inmortales, situada en lo más recóndito de la montaña.