A los nueve años me apartaron de mi familia. Me corrompieron completamente y me enseñaron a enterrar mi pasado. Ahora todo está destruido y mi suerte cae cuando me encuentro a la única persona que evitó que yo cayera el primer año que me secuestraron. Está diferente, pero él es puro, y yo tengo las manos manchadas de sangre. Él no me recuerda, y así está bien. Excepto que mi corazón no lo siente como si estuviera bien, porque cada vez que lo veo empieza a latir fuertemente. Tengo miedo de estos sentimientos, y de lo que pueden ocasionar. Solo queda esperar que no recuerde. Al final, solo teníamos nueve años.