Este libro contiene la esencia misma del Principio de Expresión. Si lo hubiera querido, me habría expandido en un libro de varios cientos de páginas, pero tal amplitud hubiera enmascarado el verdadero propósito del libro. Los decretos, para ser efectivos, deben ser lo más cortos posible; el mayor decreto jamás dado se encuentra en la simplicidad de las palabras, "Y Dios dijo, "Hágase la Luz."" Manteniendo este principio usted, lector, encontrará en éstas pocas páginas la verdad tal como me fue revelada.