Eider POV
No tengo ni idea de cómo pude llegar a sentir algo por un ser tan asqueroso como lo es Devon Dagger.
Sostengo la mano de Vyce, que tiembla mientras llora. Aquí estoy, amor. No estás solo.
Me siento tan culpable de que esto esté sucediendo por mí. Si yo no hubiera parecido en sus vidas, ellos seguirían siendo la familia feliz, aunque llena de mentiras, que eran. Observo el rostro de Erika y no lo reconozco. Observo como Devon busca en sus hermanos un poco de perdón, y cada vez más me da más asco.
―Bueno, bueno. Está bien de súplicas absurdas, Devon. -dice Erika. Él se detiene inmediatamente, sus ojos conectan con los míos. Avanza a zancadas hacia mí, pero el cuerpo de Vyce, Gael y Yeray, se interponen. Sin embargo, los empujo, haciéndome paso.
Quedo cara a cara con Devon.
―Aquí estoy. Hazme lo que quieras hacerme, vamos. -digo a centímetros de su rostro, sus ojos me perforan y yo lo perforo a él con los míos.- Ya no eres nadie, Devon. Solo usas tu fuerza porque no sabes defenderte de otra manera. Lamentable. Mira a tu alrededor ¿Quién eres ahora? Un pobre loco sin familia que ha destrozado a las únicas personas que quería... Esto no es mi culpa, yo solo hice que abrieran los ojos y vieran al verdadero Devon. -me giro hacia sus hermanos y, con mucho pesar, les digo.- Este, este monstruo que ustedes conocían como hermano, es Devon. El verdadero Devon.
―Al fin te das cuenta, pequeña. -dice Erika a mi espalda. Me giro y la observo. Tiene una sonrisa en su rostro y su mano, donde sostiene el arma, tiembla un poco. Está vulnerable, es mi momento de atacar.
―Pero, ¿de qué hablas tú? -empujo a Devon para caminar hacia ella, que rápidamente apunta el arma hacia mí.
―No te muevas, Eider. Quédate donde estás, cariño. -dice, pero no le hago ni caso. Me acerco más y más, hasta que el arma toca mi pecho.
―Eider... -dice Vyce con preocupación. Alzo una mano para calmarlo.
―¿Qué es lo que quieres? ¿Qué logras con todo esto? -le pregunto.
―Tienes tres opciones. Una, te alejas de ellos por tu cuenta. Ya te diste cuenta de lo peligrosos que son para ti, pueden hacerte daño en cualquier momento. Dos, mato a Aisha y así ellos te odiarán a ti. No se acercarán a una persona que odian. Y tres, te vienes conmigo. Vámonos al extranjero. Empecemos de nuevo hija. Por favor, solo quiero volver a ser tu madre. Todo esto lo hice por ti.
―¿Cómo sabías todo esto de ellos? -le pregunto, ignorando sus ridículas opciones.
―Yo era amiga de Danae, me contaba de la enfermedad de Devon. Yo sabía que su esposo era un estúpido maltratador, pero también sabía que no era capaz de matarla. Así que dudé cuando dijeron que había sido un femicidio. -hace una pausa. Aún mantiene el arma en mi pecho.- Empecé a seguirlos. Contraté un detective. Por eso supe que Aisha estaba fuera del país, mi agente vio a Vyce y a Gael en el aeropuerto despidiéndola.
»En ningún momento estuve escasa de dinero, hija. Solo era una mentirilla para poder estar más cerca de ti. -suelta una pequeña risa traviesa.- ¿Por qué no te alejaste de ellos cuando empezaste a conocerlos más?
―Porque ellos son iguales a mí. ¿O acaso ya no recuerdas a Bridget? -siento su mano debilitarse en mi pecho.- Ellos han sido más familia de lo que has sido tú en años. -mi tono de voz es cada vez más alto.- Tú me abandonaste en el primer problema que tuvimos. Con todo esto que montaste para tenerme de vuelta, no lograste nada más que hacerme dar cuenta que ellos están conmigo en las buenas y en las malas. ¡Que no solo por un problema van a abandonarme! ¡En meses he logrado con ellos lo que no logré contigo en años!
De un arrebato, jalo el arma de su mano y la apunto a mi sien.
―¡Eider! ¿Qué carajos haces? -grita Vyce.
No tengo miedo. Mi cuerpo está cargado de rabia. Necesito hacer que todo esté bien. Lograr que esto se detenga.
―¡Suelta inmediatamente a Aisha! -el rostro de Erika está en pánico puro. He arruinado su maravilloso plan.- ¡O te juro que me mato! -puedo notar en sus ojos la indecisión. Los gritos de Vyce siguen, pero sigo concentrada en que esto acabe.
Lo logré. Erika empieza a desamarrarla de la silla. Inmediatamente sale corriendo a los brazos de Vyce. Se abrazan con fuerza y se susurran cosas. Sus hermanos la abrazan también. Devon intenta abrazarla, pero ella da un paso atrás. Su rostro se contrae. Sale hecho una furia del lugar. Se puede escuchar el portazo de la puerta de entrada.
―Alguien átela a la silla. -digo sin soltar el arma de mi cabeza. Gael se acerca a Erika, quien retrocede unos pasos, pero no logra escapar. Gael la ata a la silla y yo bajo el arma de mi cabeza. No termino de hacerlo cuando unos brazos se envuelven a mi alrededor.
―No vuelvas a hacer eso, por favor. -dice Vyce con la voz quebrada. Me doy la vuelta y lo abrazo fuerte, como sé que necesita. Transmitiéndole todo el apoyo y cariño que puedo darle.- Gracias, joder, gracias. -tomo su rostro entre mis manos y hago que me observe. Sus ojos cafés están rojos y llenos de lágrimas. Seco sus mejillas con mis pulgares.
―Nada de eso. -susurro y me suelto de su abrazo. Volteo hacia Erika, que trata de soltarse de las ataduras.- Voy a llamar a la policía. Irás presa por... secuestro -empiezo a contar con los dedos.- extorsión, acoso y quién sabe qué otras cosas has hecho. Y ¿sabes qué es lo peor? Que te delataste tú sola. -digo y señalo la cámara de seguridad que vi apenas entré. El rostro de Erika palidece.
―¡Eider! ¡Eider, cariño, no puedes hacerme esto! ¡Soy tu madre! -grita. Una risa sale de mi garganta.
―Mi madre se apellida Woodside, no Cock. -digo, busco por la habitación un pedazo de papel y un bolígrafo y anoto la palabra "cámaras". La dejo sobre una mesa, y procedo a llamar a la policía. Indico todo lo necesario y cuelgo.- Ojalá te pudras en la cárcel, de nuevo.
Volteo hacia los hermanos y les doy una pequeña sonrisa. Empezamos a caminar hacia la salida. De fondo los gritos de Erika se escuchan, pero tenemos que salir. Necesitamos salir.
―Yo... yo me quedaré. Haré de testimonio. -escucho que dice Yeray.- También hay unas cosas que quiero preguntarle. -nos dice.
―¿Estás seguro? -pregunta Aisha. Yeray asiente. Abraza a sus hermanos y de último, y tomándome por sorpresa, me abraza a mí.
―Gracias por abrirnos los ojos. -susurra en mi oído.- Bienvenida a la familia. -un poco conmocionada le devuelvo el abrazo. Desaparece por el pasillo.
Nosotros salimos de aquella casa, donde se rebelaron y aclararon varias cosas que nos marcarán de por vida. Nada volverá a ser lo mismo, así que ahora aprendamos a vivir con eso.
―Vyce... -digo tomando su mano.- ¿Pueden quedarse en el departamento esta noche? -le pregunto. Él frunce su ceño.
―¿Dónde dormirán? Se están quedando tus amigos.
―Ya resolveremos -digo. Hago un puchero con mis labios y junto mis manos.- Por favor. -una sonrisa aparece en su rostro y me da un rápido beso mientras asiente. Yo soy pequeños aplausos.- ¡Oigan! ¿Por qué no se quedan esta noche en casa de Vyce...
―Nuestra casa. -corrige él con el ceño fruncido. Trago saliva.
―¿Por qué no se quedan en ... nuestra casa? -digo.- No estén solos esta noche. -digo con una pequeña sonrisa. Aisha, al ver lo que intento lograr, empieza a hacerle sonrisitas a Gael, quien se rinde y acepta venir con nosotros. En el coche de Gael, Aisha se sienta atrás conmigo y Vyce de copiloto. La mano de Aisha toma la mía.
―No tengo manera de agradecerte lo que has hecho por mí. Eres muy valiente. Gracias, Eider, muchas gracias. -observo como sus ojos se llenan de lágrimas. La atraigo hacia mí y ella recuesta su cabeza de mi hombro. Al llegar al departamento, nos dejamos caer sobre el sofá. Estamos cansados.
―¿Quieren algo para comer? -pregunto colocándome de pie. Vyce jala de mi mano y vuelve a sentarme.
―Estamos bien. Ahora descansa un rato. Hiciste mucho hoy. -dice. Coloca su cabeza en mi regazo e inmediatamente mis manos van a su pelo. Tomo el control de la tv y coloco una película.
Unos minutos después, observo a Vyce dormir. Es muy dormilón.
―Creo que ya lo has escuchado mucho hoy, pero gracias. Sin tu ayuda no hubiéramos recuperado a Ash... y menos de habernos dado cuenta de quién era Devon. -dice Gael mientras acaricia a Ash que duerme en su pecho.
―¿Cómo estás? Ya sabes, por lo de tu padre y eso...
Gael toma un suspiro profundo.
―Duele, no te voy a mentir. Pero no puedo hacer absolutamente nada. Ya lo maté. -confiesa.
Coloco mi mano en su hombro y apreto un poco, dándole apoyo. De repente, risas y voces empiezan a sonar detrás de la puerta del departamento. Con rapidez, pero con mucho cuidado, aparto la cabeza de Vyce y corro hacia la puerta, antes de que puedan tocar el timbre y los despierten.
Apenas abro, coloco un dedo sobre mis labios, indicándoles que guarden silencio. Asienten con la cabeza un poco confusos y los dejo entrar. Muero de ternura cuando veo el rostro de Milton pintado de ratoncito. Estiro mis brazos hacia él y lo alzo.
―Hola, ratoncito. -digo con una sonrisa.
―Hoolaa. -dice alargando las vocales y tocando mis mejillas.
―¿Está todo bien, Eider? -me pregunta Fiore mientras me ve con preocupación. Inevitablemente, mis ojos se llenan de lágrimas, pero no dejo derramar ninguna.- Ven aquí. -me susurra Fiore mientras me abraza del lado contrario donde está Milton. Akira se acerca y lo quita de mis manos para poder abrazar mejor a Fiore. Al hacerlo, siento como todo mi cuerpo se llena de una tranquilidad inexplicable.
―Todo es mi culpa. -es lo único que necesito decir para que el llanto empiece a caer. Trato de no hacer tanto ruido. No necesito que me diga nada, él lo sabe, solo necesito que me abrace. Sin palabras.
―Vamos, te prepararé un té. Anda a limpiarte los ojos, se te corrió el maquillaje. -me da una sonrisa de dientes completos y un corto beso en mis labios. Me empuja hasta el baño y se va a preparar el té. Empiezo a desmaquillarme, pero cuando me veo en el espejo, algunas lágrimas caen de nuevo.
Al salir, Vyce y Aisha ya están despiertos. Mi corazón se derrite al ver a Vyce haciéndole muecas a Milton, que ríe sentado sobre sus piernas. Mi sonrisa se borra cuando veo unos bolsos en la puerta de entrada.
―Pasaremos la noche donde nuestros padres. No te preocupes. -dice Fiore, quien se acercó cuando me vio. Me tiende la taza con el té y doy un largo sorbo para poder calmarme. Lo observo y su rostro cambia.- Sí, estoy seguro. Por cierto, dejé los sobres con los pagos del otro día, sobre la mesa.
Sonrío y asiento con la cabeza. Lo abrazo y me despido de él. Me acerco a Akira y la envuelvo con mis brazos.
―Lamento no poder hacer que disfrutaran el tiempo aquí con nosotros. Vinieron solo a pasar malos ratos. -me disculpo.
―¿Bromeas? ¡Han sido las mejores vacaciones! -me dice con una sonrisa que me tranquiliza. Nos reímos suavemente. Me termino de despedir, tardando un poco más en Milton, y dejo que se marchen, no sin antes decirles que llamen cuando lleguen.