𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔
-me da un Barbary Cost- el barman le miro largamente antes de asentir y comenzar a preparar el trago que la señorita le pedía.
Mientras veía al hombre buscar sus ingredientes pensó en lo que había hecho desde que llego en la tarde del día de ayer, adelantando el viaje, con un Harry que estaba bastante feliz, tanto que llego a preguntarle las cosas positivas de Birmingham y generar una conversación algo forzosa en un principio para después ser mas agradable, le escucho hablar de su familia y como habían vivido a lo largo de los meses con los sucesos que ocurrieron después de la vendetta que hubo por parte de los italianos, con algo de nostalgia hablo sobre la muerte de la familia de Ollie, lo mal que se encontraba el chico y como Alfie le entrego un hogar, como si fuese su hermano.
Y ahora mismo detestaba al mencionado, con la música fuerte resonando por el club Edén, pensando que las melodías que tocaban los hombres de forma simultánea le hacían saber que mientras ella estaba en el nido de italianos, Alfie estaba en su casa, con la mente dispersa en cualquier lugar, y que Tommy estaría a punto de llamar la atención de la forma mas natural que pudiese pensar, ¿y Henry? El chico, hijo de Pol, ya estaba convencido de ir con ella a Birmingham y conocer a su madre, un mes le basto para ganar la confianza de Michael, quien ya se comenzaba a acostumbrar con su nombre real y no con el que le habían nombrado a la edad de 6 años.
-¿es usted de por aquí? No la había visto nunca- el hombre movía con energía el recipiente donde tenia la mezcla, queriendo hablar con la linda chica que se había sentado frente a el en busca de emociones, o al menos eso pensaba él.
Asintió despreocupada, mandaría un mensaje y se iría del lugar, las risas y gemidos ya comenzaban a incomodarla, no entendía como hombres se bajaban los pantalones para que los masturbaran ahí mismo, ¿Dónde quedaba la privacidad? ¿Era algo común en Londres y ella no estaba enterada?
-nací en Londres, ahora estoy paseando por estos lugares, nunca pensé que la música fuera tan buena, ¿tu eres de aquí?- miraba al chico con calidez, no queriendo incomodarle.
-vengo de Francia de hecho, nací y crecí allí- vertió el liquido en una copa, adornando con unas pequeñas hojas de menta- en Lourdes.
A Scarlett realmente no le llamaba la atención lo que el francés decía, se concentro en disfrutar el sabor del trago mientras toma aire largamente, buscando con la mirada a la mujer que había sido como una segunda madre. De repente la música sonó mas fuerte logrando que la judía frunciera el ceño y se alejara de la barra con el Barbary cost en su mano izquierda.
-¡malditos Peaky Blinders!- un disparo retumbo en el lugar, asustando a toda la gente que bailaba felizmente.
Thomas observo al hombre que les había advertido, con la respiración agitada y el pelo desordenado después de haberle dado unos golpes a los Sabini, estaba tan miedoso con la escopeta entre sus manos que le causo una pequeña sonrisa.
-salgan de aquí o disparo- iba a hablar, a mofarse de él por el temor palpable en su rostro.
-¿¡vas a disparar!?- Scarlett estaba allí, y le molestó saber que no le había hecho caso, la busco entre las mesas- hazlo, a ver si luego no huyes como un cobarde.
Le miro con burla, más sabiendo que sostenía la escopeta de una forma ridícula. Si la agarraba por lo largo su mano se quemaría o se dislocaría el hombro por la fuerza del retroceso.
Los ojos de Shelby bailaron hasta la mujer, notando una copa en su mano, la restante estaba sobre el hombro de un hombre desconocido que estaba tenso con aquel gesto.
-¡¿Quién dejo entrar a la maldita judía?!- grito el mismo, temblando sin saber a cual de las dos amenazas apuntar.
-¿si? ¿vas a usar eso?- el gélido color de los ojos del blinder lo dejaba quieto, dócil.
Margareth se asomo al lugar sin escuchar la música, con el miedo de ser descubierta para volver a darle una golpiza que le deje la cara llena de moretones, apretando con fuerza el borde de la puerta.
-¿qué sucede?- el chico joven la observo y comenzó a susurrar para comentarle lo que estaba sucediendo.
Tommy dio una vuelta observando los rostros asustados, se sentía poderoso al tener toda la atención sobre él, tomo aire caminando hacia la mujer, sabiendo que, si la veían a su lado, se darían cuenta que hablaba en serio.
-no vinimos aquí a hacer enemigos, ¿eh?- Scarlett le sonrío- ¡venimos aquí a hacer nuevos amigos!
Los ojos de Parks involuntariamente se llenaron de lagrimas de felicidad, tapo su boca dejando las lagrimas salir. Estaba hermosa, con el cabello largo amarrado, un vestido que se apegaba levemente a su cuerpo, y de la mano de un hombre que parecía protegerla, la estaba viendo. La veía y sabía que estar lejos de su hermano le había servido.
-a Sabini no le importan ustedes, no- esta vez interrumpió Solomons, notando como algunos de los hombres de Dardy comenzaban a mirar la puerta con preocupación- son los últimos, los pisoteados, no tiene poder de nada- miro esta vez al hombre armado- si quieren ser alguien, si quieren ser respetados...
-ya saben donde encontrarnos.
Shelby pensó que había terminado, caminando con Arthur detrás suyo, mas no espero que Scarlett levantara nuevamente la voz con un enojo que nunca había escuchado.
-si no me dicen quien mierda golpeo a Margareth Parks, no me importará poner una jodida bomba en el edificio, quemarlo, y desenmascarar a todos los que están aquí- apunto a una pareja con el ceño fruncido- ¿Qué diría la gente sabiendo que el maestro de la escuela esta besando a un hombre? ¿Qué dirían las personas si ven a un oficial de la policía drogándose? Porque claro, eres una mierda, y Sabini no recoge la mierda de otros.
Maggie tembló, había escuchado al italiano hablar de que si ella volvía a pisar Londres iba a torturarla hasta que muriese, y ella no lo permitiría, ya había perdido a Alfie en las lagunas de su mente, no perdería a su niña por su culpa.
-como dijo Tommy, ya saben donde encontrarnos- le sonrió al francés esperando que luego fuera donde ella a revelarle información.
-¡como vuelvas a este lugar vas a morir, puta judía!
Camino con John a su lado, saliendo de la habitación para encontrarse con la morena, hablo con rapidez mientras caminaba a su lado, ignorando los gritos de amenazas que no se cumplirían.
-Maggie anda a buscar tus cosas, nos vamos de este lugar, corre.
Con el miedo y las lágrimas impidiéndole hablar bien asintió, corriendo a la cocina para avisarle a Michelle, esposa de Christopher, que debían acompañar a Scarlett.
Una pequeña chispa de emoción le recorrió el cuerpo al pensar que sus niños ya habían solucionado sus problemas, que volverían a ser los hermanos que se apoyaban cuando mas lo necesitaban, ¡quizás Alfie mando a Scarlett para que pudiese salir de forma segura! ¿volvería a la gran casa que habían comprado juntos? ¿volvieron a ser una familia?
-¿qué haces aquí, eh?- se acercó hasta el cuerpo de la mujer, sin desviarse por el vestido y el color cautivante de sus labios- te dije que íbamos a estar bien.
John seguía riendo con Arthur, recordando como golpeaba los rostros de los hombres, burlándose de sus quejas y como los habían mirado luego.
-¿Quién te dejo entrar?- Scar le sonrió inevitablemente- ¿en serio crees que las personas que cuidan la puerta son hombres de Sabini? Al que apuntaste se llama Fred, es judío y vivía en Southam. Que hayas entrado con facilidad no significa que tengas todo el poder que quieras.
Quería negar la afirmación que le estaba dando, pero una parte de él sabía que era verdad, que ella había influido en que su visita a Londres haya sido tan segura y tranquila, pero no lo admitiría con sus hermanos cerca, menos estando a unos metros del Club edén. Tensó la mandíbula buscando cambiar de tema, tomando sus brazos, para acercarla y hablar en susurros.
-no deberías de preocuparte por lo que hago, ¿hablaste con Alfie?- asintió insatisfecha- bien, ¿Quién es Margareth Parks?- bajo sus palmas noto el frio cuerpo de Solomons, le miro a los ojos esperando una respuesta sincera.
Iba a quitarse el abrigo para que su cuerpo no se estremeciera más, sin embargo, su apodo se hizo escuchar, llamando la atención de los otros dos.
-¡Scar!- la morena sin dudarlo atrajo el cuerpo de la judía, deseando demostrar cuanto la había extrañado con una simple acción- ¿Cómo estás? ¿qué haces vestida así? Se te bien, pero ¡tienes que salir de Londres! Ese hombre dijo que te iba a matar si... ¡sal de aquí, Scarlett!
Los hermanos admiraban el panorama con dudas en su mente, percibiendo la desesperación en la boca de la morena. En los ojos oscuros de Parks notaba el miedo y nerviosismo que contenía, ¿qué le hicieron para que volviera a tener miedo de su alrededor?
-¿Quién te pegó, Maggie?- se alejaron levemente, tenia sangre seca sobre su ceja, el labio roto y un moretón en la mejilla- no me importa Sabini, no me importa nadie, dime quien fue y yo me encargaré.
Una furia desconocida lleno sus pulmones, claro que la había visto de reojo mientras entraba al lugar, pero ahora veía las heridas de cerca, el color morado que pasaba desapercibido con su piel y lo temerosos que estaban sus ojos. Quería descargar su creciente ira con el culpable, hacerlo sufrir hasta que rogara por piedad.
Sus pensamientos sobre qué debía de hacer para no morir en la cotidianidad cesaron, Scarlett se encargaría de que Dady Sabini no fuera nada, porque se había metido con su familia, y no dudaría en usar todo lo que estuviera a su alcance y más para joderle todo.
-yo...- negó, abrazándose a sí misma, protegiéndose de los demonios que le atacaban con recuerdos de porque se merecía aquellos golpes.
-ten- sobre sus hombros sintió el abrigo de Tommy, con su fragancia inundando sus fosas nasales, teniendo un pequeño sentir de alivio.
-señorita Scar- desvío la mirada hacia la otra mujer, asintiendo- ¿podríamos...?
-vayan camino a Birmingham, yo enseguida iré- inmediatamente los tres negaron.
-yo me quedo contigo, luego nos vamos los dos. A Esme no le molestará que me quede acompañándote.
-en unos días tendré que hablar con tu hermano- suspiro fuertemente, acercándose a ella- ¿estarás para el cumpleaños de Pol o estarás aquí, eh?
Demasiados problemas tenia con los irlandeses y su reciente entrada a la capital, si ella se quedaba sabía que podía levantar mucho caos entre los italianos, mas con la amenaza al aire que soltó mirando a las personas dentro de la fiesta. Quería que ocurriera un caos, pero cuando el pudiese manejarlo, estando a su lado y sabiendo que le será fiel. Ahora, dejándose llevar por lo sentimental, Scarlett se encargaría de llevar a "Henry" al cumpleaños de la mayor, no bastaba con aquella casa en el barrio alto de Birmingham, quería sorprender a su tía en todos los aspectos.
-tendrás tu abrigo de vuelta, de eso no te preocupes, Tommy- le sonrió como si tuviese todas sus emociones controladas, cuando lo único que quería hacer era golpear a alguien- es en una semana, estaré ahí. Vamos John, debemos ir a un lugar mas protegido.
El rubio acomodo su arma en su lateral, junto con el mondadientes en sus labios, mientras que Solomons se acercaba a los labios del líder, dejando un corto beso en ellos, una despedida temporal hasta que volviesen a verse y reír de las caras aterradas de las personas.
-descansa, Thomas, y cuídate por favor.
-siempre lo hago, Scarlett.
...
El calor del horno dejaba un ambiente cálido para las mujeres, quienes aún mantenían un lenguaje corporal miedoso, mirando con desconfianza al rubio con el habano.
-Maggie, él es John, John Shelby, ¿te acuerdas de que te conté de él? Es hermano de Tommy, el de lindos ojos- Parks soltó un suspiro mas relajado, teniendo conocimiento sobre el rubio.
-¿él es el hermano de ojitos de cielo?- se sentía aturdida, por lo que quiso asegurarse de la información entregada, temiendo de si era de verdad o no.
-si Maggie, es él.
Durante el camino se negaron a hablar, con las manos temblorosas de que alguien las estuviese siguiendo para luego torturarlas como ya habían hecho anteriormente. Cuando llegaron a la panadería de Edgar en seguida se alimentaron de las masas que quedaron sin vender.
-¿Quién es ojitos de cielo?- Scar miro cortos segundos al menor- ¡no jodas! ¿en serio le pusiste a Tom ese nombre tan estúpido?
-yo no se lo puse, fue Maggie. Maggie, Michelle, no deben tenerle miedo, es mi amigo. John, ellas son Margareth Parks y Michelle- gentilmente movió la cabeza.
No era tonto, sabia las miradas llenas de desconfianza que le entregaron cuando se quedaron a solas, no iba a acercarse para verlas cerrar los ojos temblando por el miedo.
-fue Sabini, y Engel, ellos son los culpables- soltó con rapidez, viendo los, aparentes, ojos calmados de la judía- después de que Alfie sacara a Maggs, fueron y entraron a nuestra casa, ellos... Chris no estaba y...
Tomó aire esperando que el hormigueo en sus manos desapareciera, el maldito de Engel se había atrevido a tocar a su familia, tuvo el coraje de golpear a dos mujeres que no entraban en la ecuación. Y le enojo saber que si no fuese por su deseo de dejar Londres en paz su segunda madre volviese a sus traumas.
-hemos trabajado ahí desde hace un tiempo, ¿Alfie te mando a buscarnos? ¿las cosas mejoraron?- su voz llena de ilusión la destrozo.
El encuentro que tuvieron en la mañana no fue nada mas que gritos descontrolados, Alfie riéndose de ella a la vez que Scarlett se burlaba de su incompetencia, tocando la fibra sensible de las personas que habían fallecido por su culpa; fue un acto impulsivo y del que se arrepentía ahora mismo, pero estaba enojada y leía los números, veía la desilusión en el rostro de algunos trabajadores.
Después le siguieron palabras hirientes, ella actuando indiferente, cubriendo su boca para que no saliera nada más, el sarcasmo del barbudo y las miradas expectantes de los judíos, que se quedaban a la espera de ver algo que les devolviera la fe.
-si, solo que debo cumplir algunas cosas- el rubio guardo en su mente todas las cosas que salían de los labios femeninos- quiero que estés cerca de Candem ¿si? Volver a casa aun es complicado, buscare algún piso y que estén a minutos en caso de algún problema, con Alfie solucionaremos todo. Solo debo ponerlas a salvo, ¿bien?
Su mirada perdida sintió la alegría que le habían arrebatado, y creyó en lo que Scarlett decía, porque la veía, porque sentía su tacto y sabia que no era otra alucinación que vivía debido a su inconciencia, solo eso basto para que soltará las lágrimas que mantenía guardadas.
-no sabes cuanto tiempo te estuve esperando, mi niña, fue peor que con tu padre- volvió a abrazarla en busca de confort que encontró inmediatamente- el señor Caleb no me golpeaba, pero si a tu madre... te pareces a tu madre y agradezco eso, Scar.
Los otros dos se quedaron a la espera, Michelle sabiendo que Maggie necesitaba a su niña, y John, desconociendo quien era en la vida de Scarlett, noto cuando la había extrañado, viendo como actuó en el Club, percibió cuán importante era esa mujer.
Ya le preguntaría mejor todo, cuando no estuviera alerta, además de aprovechar de mofarse del nombre en clave que le había puesto a su hermano.
...
-¡ya escogiste bando! Ahora oficialmente estas del bando del judío, contra el idiota de Sabini- el menor noto en los ojos de su tía como había desesperación y un sentimiento que desconocía.
Soltó un suspiro mientras escuchaba la puerta cerrarse, admirando el papel donde había unas letras impresas, ya sabia de quien era, pero aun así no dudo en mirarla con recelo.
"partamos pan juntos"
Debía de ser de Alfie Solomons, no tenia ninguna duda.
Scarlett le había hablado de lo impulsivo que era a veces su hermano, por lo cual esperaba algún mensaje de Candem Town que fuese desconcertarte en un principio.
-Tom- interrumpió Lizzie, observándolo lascivamente desde la puerta.
Soltó un suspiro esperando mas de su nueva secretaria.
-¿en verdad dejare de acostarme con otros hombres si trabajo para ti? ¿no puedo tener algunos clientes?- entendió a que se refería con aquellos clientes, lo consideraba dentro de ese grupo.
-no, Lizzie- aclaro su garganta, teniendo en mente lo que Polly le había dicho el otro día- ganaras 200 libras al mes, no necesitaras que otros te paguen por sexo.
-¿ni siquiera tu?- tenso la mandíbula con la respuesta en su lengua.
-no quiero mas de tus servicios, no me acostare de nuevo contigo, ni ahora ni en diez años. Relaciones laborales, eh.
Los ojos de la mujer demostraron nostalgia repentina, de una forma retorcida le gustaba tener aquellos minutos a solas con el rey del lugar, se sentía poderosa y respetada, sin embargo, escuchando la seguridad en la voz del líder entendió que debió de haber disfrutado más de la ultima vez que estuvieron juntos.
-puedes irte.
Acomodo su espalda en la silla, respirando a gusto en su oficina, unos días ya habían pasado desde aquel acto en Londres, Solomons se había acercado nuevamente a John, y por un momento consideró que si el se hubiese quedado, Scarlett reiría más con él, con la complicidad entre palabras y no con su hermano. Torció los labios con desagrado, ella no le había hablado en días, palabras cortas y superficiales, le había dejado insatisfecho no verla merodear por su oficina, con su nueva secretaria y aquel escritorio que Scarlett le impulsó a comprar.
Prendió un cigarro bajo la atenta mirada de las fotografías que estaban en su escritorio, junto a caballos, con sus hermanos y a la lejanía una donde se inauguraba oficialmente la oficina de los hermanos Shelby.
"te quiere, Tommy, y eso la hace preocuparse más por ti que por ella."
Jugo con el objeto humeante, viéndolo arder conste pasaban los segundos, estaba seguro de la decisión que había tomado, dejando a Stark como su secretaria, ayudándola a dejar aquella mala vida como prostituta; para que después él, en recompensa de su acto, poder ser merecedor de Scarlett y de todos los objetivos que tenia a futuro.
Cerro los ojos con la cabeza para atrás, sintiéndose ansioso de ver a Alfie e ir contra los italianos, saber que tenia que solucionar con maldito Campbell y esperar a matarlo más temprano que tarde, lo quería ardiendo en el tártaro.
Escuchó a la lejanía unos tacones y por el vidrio aprecio el andar coqueto de Scar; no le había visto en el desayuno y en el Garrinson nadie la había visto. Le gustaba pensar en la naturalidad con la que caminaba, siendo jodidamente hermosa cuando se lo proponía. Especialmente en aquella tarde donde parecía deslumbrar.
-un gusto, Scarlett Solomons- se presento orgullosa, siendo observada con algo de envidia por la nueva secretaria del líder- ¿tú eres?
Por supuesto que sabia quien era, Polly le había hablado de ella cuando la champán pudo con sus sentidos. Ella era Lizzie Stark, con quien Thomas se acostaba seguido, aun así, no dejaría de ser gentil, sin decir cualquier pensamiento levemente impulsivo y grosero, porque no le correspondía ser así con otra persona, aun cuando sus pensamientos judíos bramaban que fuese despreciativa, su ser racional se lo impedía.
-Lizzie Stark, secretaria de la compañía hermanos Shelby, ¿qué necesita?- una sonrisa involuntaria surco sus labios, notando el tono casi indetectable de enojo.
-vengo a ver a Tommy, pero primero me quería presentar, es una cosa de modales- lo sintió como un ataque a su persona, como si la judía se sintiese superior a ella solo por ser colega del gitano, y le molesto- ahora, espero que pases bonito día, lo más difícil serán las llamadas, es una mierda.
¿también se burlaba de ella? ¿la creía incapaz de tener el trabajo o a que se debía sus palabras? Le caía mal solo por la corta interacción que habían tenido, aguanto sus palabras cuando entro a la oficina saludando al otro, con una confianza que le desagrado.
Lizzie, contrario a Scar, odiaba a la anterior mencionada, desde que había oído gemir a Thomas con su nombre comenzó a despreciarla. Parecía ser tan... gentil, tan amistosa y amable con la gente de allí, le desagradó que Scarlett fuese tan ella, porque parecía que detrás de sus palabras había trasparencia, una mujer en la cual poder confiar, lo encontraba hipócrita, sus experiencias personales le impedían considerarla una buena persona. Tenía la fachada de alguien quien en cualquier momento te podía traicionar.
Igual que Grace.
Por otro lado, Solomons le había quitado a Tommy, quizás haya sido inconsciente, pero lo había hecho, y le enfurecía verlos juntos. El Shelby no le permitía actuar con confianza, aunque se viesen seguido y ella pudiese verle en las noches con gestos tranquilos, él siempre fue formal y frio, sin embargo, cuando mostraba los inicios de una sonrisa eran sus mejores días.
Con un mínimo movimiento de su comisura, Stark podría pasar lo mejor semana con aquel gesto en bucle, pero ahora venía esa indigna judía, haciéndose llamar Scarlett, mostrando un claro interés en Tommy y su egoísmo salía a flote. Ella, igual que aquella irlandesa estúpida, querían tener poder sobre el hombre, tener todo lo que el líder tenía, el ser tratada con respeto por su apellido, acostarse con él para tenerlo en sus pies de manera automática.
Y soltó una risa mientras escribía, ella debía de saber que Thomas Shelby no es un hombre de una sola mujer, el era un gitano, y los gitanos no están siempre en el mismo lugar, ni con la misma mujer. Si "Scarlett" quería estar con Tommy, debería agendarse, porque nunca tendría más tiempo que Stark, se convenció de que el hombre era de su propiedad, teniendo una ventaja en la pelea imaginaria en la que estaba batallando.
Escribió su nombre y lo tachó, con rabia en aquella línea, esperaba pronto sacarla de su camino, que se diese cuenta con quien se estaba enfrentando. Porque ya estaba resignada a pelear por él, y ganar.
El odio era su más grande y potente impulso.
Como si Lizzie lograra causar un gramo de inseguridad y amenaza en la Solomons, contra ella no podría competir
Un mortal nunca le ganaría a un Dios.