• Unidos •

By CIP_18

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Tadashi amaba a Kei, su hermana también lo amaba. Se trago sus sentimientos por la felicidad de su hermana, p... More

Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo IX
Capitulo XI
Capitulo XII
Capitulo XIII
~ Navidad ~
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX

Capitulo X

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By CIP_18

Buscó y rebuscó.

Todas las sábanas, cobijas y almohadas que yacían sobre su cama fueron quitadas y arrojadas de ahí, desacomodo absolutamente todo, mas no lo encontró.

-- ¿Dónde está? -- Sin duda, su cama era un desastre, al igual que su habitación. Suspiró rendido ¿Dónde lo había puesto?, tocaron la puerta. -- Adelante. --

-- Tada-chan ¡Wow! -- Se detuvo mirando lo que ahora era, la habitación de su hermano. -- ¿Qué sucedió aquí? ¿Qué buscas? -- Pasaba la mirada por todo el lugar.

-- Nada. -- Suspiró arrojando su cobija a la cama. -- ¿Ya nos vamos? -- La castaña asintió, tomó la cobija y la comenzó a doblar, Tadashi al verla recogió lo que estaba en el piso. Ambos acomodaron el desastre antes de salir.

Tras unos minutos bajaron las escaleras, llegaron al comedor dónde se encontraba su padre, Satoshi al verlos supo el propósito que tenían. -- Aquí tienen. -- De su billetera sacó un poco de dinero y se lo entrego a sus hijos, al recibirlo agradecieron y se dirigieron a la entrada de su hogar.

-- ¡Volvemos más tarde! -- Se colocaron sus respectivos zapatos, el pecoso tomó sus llaves y salieron. No perdieron tiempo y fueron directo a la parada de autobús más cercana.

En el camino iban platicando y dando sugerencias sobre que comprar. Deberán de preguntarse, ¿Comprar qué o a quién?, simple para Shiro, su hermanito menor. El cumpleaños del infante sería en un par de días, por eso tenían que comprarle, aunque fuera, un pequeño detalle.

En toda la semana que transcurrió no encontraron oportunidad alguna para poder hacerlo, debido a todo eso decidieron que lo mejor era ir a comprarlo el día domingo, antes de que fuese lunes y la escuela los consumiera por completo.

Llegaron a la plaza. Fueron a distintas tiendas, vieron ropa, juguetes, entre otras cosas, pero nada, absolutamente nada, los terminaba de convencer. Pasado ya un buen tiempo decidieron regresar a la plaza principal, al llegar se sentaron en una de las banca, ya estando ahí suspiraron totalmente rendidos.

-- ¿Entonces? -- La castaña miro al pecoso.

-- ¿Entonces? -- Miró a su hermana y suspiró otra vez. -- No hay absolutamente nada. -- Cubrió su rostro con ambas manos, estaba exhausto, por ello gruñó con desesperación.

-- Oh vamos, debe haber algo. -- Sacudió a Tadashi intentado tráelo de vuelta a la vida. -- Shiro es un niño. Dudo que le importe mucho lo que le daremos. -- Tadashi seguía a la castaña con la mirada, debido a que ella se levantó del asiento.

-- Si, pero Shiro es algo quisquilloso. Y lo sabes bien. -- Yukie mordió su uña, tenía razón.

-- Cierto. -- No dijieron nada. Tadashi seguía sentado, solo veía como Yukie se rompía la cabeza tratando de saber que cosa comprarle al menor, y en serio que se la estaba rompiendo, no solo ella, su hermano también lo hacía, su medio hermano era un tanto difícil. -- No había... -- Volvió a hablar llamando la atención del pecoso de paso. -- ...¿Un paquete de colores que...le estuvo pidiendo a papá? --

-- ¿Colores? --

-- Si. -- Asintió. -- Un paquete de como doce colores, en alguna ocasión lo vimos en el supermercado. Podríamos comprarle eso. -- Lo miró esperando respuesta.

-- ¿Colores? -- Volvió a decir, Yukie solo volvía a asentir. -- ¿Qué haría un niño de seis, siete años con un paquete de colores como ese? -- Cuestionó con duda e incredulidad.

-- ¿Colorear? -- Respondió. Tadashi suspiró y la miró confundido. -- Puede tener seis años, pero le llama la atención el dibujo. -- Volvieron a mirarse. Se quedaron en silencio durante un buen rato, ¿Desde cuándo era tan difícil comprar algo para un niño?

Duraron un largo rato en aquella escena, mirando al contrario de vez en cuando, entonces el reloj de Tadashi sonó. -- ¿Colores? -- Murmuró pensativo. Miró su reloj y se levantó de la banca. -- ¿Dónde dijiste que los habían visto? --

-- En el supermercado. --

-- Éste queda al otro lado de esta zona, son las 5 en punto. -- Sus murmullos eran lo único que se escucha, Yukie solo esperaba atenta a alguna indicación. -- Bien, si nos apresuramos a tomar el metro, llegaríamos allá como en unos 45 minutos. En total. -- Se quedó pensativo.

-- Más lo que tardamos en buscar los colores, y la vuelta. Volveríamos a casa como a las 7:30. -- Se lanzaron una mirada, cada uno repasó el plan en su mente. Tadashi reviso su reloj una vez más, asintió y Yukie entendió aquello, tomaron la mano del contrario y comenzaron a correr hasta la estación del metro.

El día estaba siendo largo.

-- Llegamos. -- No hicieron el esfuerzo para elevar la voz, estaban rendidos, la ida y vuelta de tienda y tienda fue agotadora. Los dos se retiraron el calzado para así tirarse al suelo, se quedaron de esa forma durante varios minutos, entonces su madre los llamo.

Con gran pesadez se levantaron para dirigirse a la cocina, dónde los esperaba la mujer. -- ¿Por qué tardaron? -- Cuestionó al verlos entrar.

-- Hubieron complicaciones. -- Respondió Yukie entregándole la bolsa en las manos.

-- Tuvimos que ir hasta el otro extremo de la zona. -- Del refrigerador tomó dos botellas de agua, una se la entregó a su hermana y la otra la abrió.

-- ¿Hasta el otro extremo? -- Ambos asintieron dándole un trago. -- Bueno, está bien. Lo guardaré para envolverlo más tarde. Cambien su ropa y bajen más tarde. -- Salieron de la cocina yendo al piso de arriba.

Cuando el pecoso llegó a su cuarto, dió otra vista, volteó toda la habitación nuevamente, pero no lo encontró, suspiró, se estaba estresando. Ya candado buscó un cambio de ropa, salió y fue al baño para tomar una ducha. Al salir regresó a su recámara y acomodó todo otra vez, ya acabado se tumbó sobre la cama. Su mirada se centraba en el techo, como si fuera lo más interesante del mundo, entonces su celular vibró, sin ganas se estiró para alcanzarlo y ver de qué se trataba.

"¿Estás ocupado este fin?" Observó el mensaje durante un rato, le había prometido a Kei salir con él, pero no tenía ánimos en esos momentos.

-- ¡La cena! -- Iba a responder pero el llamado de su madre lo obligó a detenerse, no hizo más que levantarse y dejar el celular sobre la cama. "Mejor le contesto más tarde", fue lo que pensó antes de cruzar la puerta.

Debía buscar otra vez.

Lo único que se escuchaba eran los murmullos y las platicas de los alumnos. Tenían la hora libre debido a la ausencia de su profesora, así que  Yamaguchi aprovechó para descansar un poco, se sentía agotado, ¿por qué?, ni siquiera él lo sabía.

-- Yamaguchi. -- Levantó la vista al escuchar aquella voz.

-- ¿Qué pasa Tsukki? --

-- ¿Qué si querías salir este fin de semana. -- El pecoso se removió en su lugar. -- Te lo llevo preguntando desde hace días. --

-- Si, lo sé. Y lo siento. -- Sobó sus sienes.

-- ¿Te sientes mal? -- Sin dudar ni pensar colocó su mano sobre la frente de su amigo.

Su corazón se aceleró, así que se alejo de inmediato. -- S-si, estoy bien. -- Intento calmarse. El rubio volvió a preguntar. -- Hoy es el cumpleaños de Shiro, y mi madre ha estado recordándonos eso toda la semana. -- Recostó su cabeza en el pupitre otra vez. -- Y estoy un poco cansado de escuchar eso. --

-- Entiendo. -- Conoció a la mujer hace poco, pero desde hace años su amigo le hablaba de ella. -- Entonces ¿no vendrás al club? -- Tadashi negó.

-- Le pedí a Tobio que se hiciera cargo del entrenamiento. -- La mirada de Kei indicaba descontento. -- En realidad será Hitoka-san. --  Lo miró, pero ahora más convencido. -- Si se descontrola ¿Podrías hacerte cargo? -- Se formó un silencio tras eso, Tadashi veía a Kei, este parecía pensarlo.

-- No. --

-- ¡¿Eh?! ¿Por qué? --

-- Porque no quiero. -- Tadashi hizo una especie de puchero tras eso.

-- Por favor, solo por hoy. -- Kei ignoraba a su amigo viendo hacia otro lado. -- No es que no confíe en los otros, pero necesito seguridad. -- El rubio no parecía ceder. -- ¡Por favor! Haré que lo me pidas. -- ¿Al menos lo escuchaba? -- Dejaré de robarme de tu comida. Te compraré un trozo de pas-... -- La risa del rubio lo interrumpió, dejandolo confundido de paso.

-- Solo bromeaba. Los vigilaré si así lo quieres. -- Los ojos del pecoso se iluminaron. Iba a agradecerle pero volvió a ser interrumpido. -- Aún así quiero la rebanada de pastel. -- Pronunció con seriedad, pasaron varios segundos y ambos rieron por aquel comentario.

-- Si, si. Te la compraré la próxima vez. -- Calmo su risa volviendo  a acomodarse en su asiento.

-- Entonces ¿Quieres salir este fin? --

Se cohibio un poco. -- No lo sé. -- Kei apartó su mirada. -- Es que, no sé si pueda. -- No pareció convencido. -- Me suelen salie pendientes de la nada, y no quiero quedarte mal. -- Su sonrisa era un poco insegura.

-- Está bien. -- Soltó un suspiro. -- Me avisas cuando puedas ¿Si? -- Asintió y la campana sonó poco después. Tanto ellos, como los demás alumnos se acomodaron en el asiento, esperando a que el profesor llegará. 

-- Llegamos. -- Su madre apareció frente a ellos.

-- Hola mamá. --

-- Al fin llegan. -- Ambos se quedaron callados. -- Cambien el uniforme y bajen a cenar. No hagan esperar a su hermano. -- Se fue y los dos jóvenes de miraron.

-- ¿No crees que exagera? -- Estaban subiendo las escaleras. -- Es decir. Se emociona por un simple cumpleaños. -- Yukie soltó una risita.

-- Siempre ha sido así. -- La cara de "¿En serio?" por parte de su hermano la hizo reír un poco más. Tras eso ambos fueron a su respectivo cuarto y se cambiaron el uniforme. Bajaron al ser llamados otra vez por su madre. Ayudaron a acomodar todo y esperaron pacientes a la llegada de su hermano junto a su padre. Felicitaron al infante cuando apareció. Todos se sentaron para comer, se pasó la comida entre platicas y al terminar trajeron el pastel. Cantaron un poco y lo cortaron.

-- Hora de abrir los regalos cariño. -- La mujer acarició el rostro de su hijo y se levantó para ir por las bolsas de regalo, Shiro se emocionó al verlas. -- Escoge el que quieras. -- El pequeño agarró una de las bolsas, y el señor Yamaguchi pronunció un "es mío".

-- Gracias papá. -- Agradeció a su padre al ver la ropa nueva, le dió un abrazo y regreso a su lugar. Tomó otra bolsa a lo que Yukie y Tadashi dijieron que era de parte de ambos, abrió el regalo y sus ojos se iluminaron al ver la caja de colores. -- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡¡Gracias!! -- Fue a abrazar a sus hermanos mientras seguía agradeciendo, los dos jóvenes correspondieron gustosos. Aún emocionado fue a tomar el último, el cual era por parte de su madre, Shiro abrió la bolsa y con una sonrisa saco lo que había dentro.

En ese momento el aire le faltó a Tadashi.

Veía atento como su hermano menor abrazaba el nuevo peluche de dinosaurio que le habían regalado. No podía ser el mismo ¿Verdad?


Miró a su madre y está solo felicitaba al menor.

Si, ahora entendía todo.

-- ¿De dónde lo sacaste? -- Se encontraban en la sala pero fue detrás de su madre al verla entrar a la cocina.

-- ¿Qué? --

-- ¿De dónde lo sacaste? -- Repitió nuevamente, ignorando lo anterior. -- Es el mío ¿No es así? -- Se acercó un poco a ella.

-- ¿Y que si lo es? -- ¿Era cínica?

-- ¿En qué momen-..? ¿Por qué lo tomaste? -- Su enojo y estrés iba aumentando con cada segundo que pasaba. -- ¿Por qué creías que eso era buena idea? --

-- Oh vamos. No hagas tanto escándalo por un simple juguete. --

-- No es solo un juguete. -- "Un juguete" tal vez para ella.

-- ¿Ah no? ¿Entonces qué es? ¿Qué que lo hace tan importante? -- No respondió nada, no porque no supiera, si no porque ella no merecía ninguna explicación de su parte. -- Lo ves. No lo sabes. --

-- ¡Es mío! No tenías derecho a tomarlo. Menos entrar en mi habitación. -- No solo tomó una de sus pertenencias, también tuvo la osadía de interrumpir en su espacio.

-- ¿Qué no tenía derecho? Claro que lo tengo, es mi casa y yo hago lo que quiera. -- Ganas no le faltaban, simplemente, ganas no le faltaban. -- Ya estás muy grande para tener esas cosas. Ese tipo de juguetes son para niños. -- ¿Juguete? Le iba a dar algo si volvía a escuchar eso. -- Shiro lo es, y por ello tiene tanto derecho en tenerlo. -- ¿Quería gritar? Claro que quería hacerlo ¿Cuánta falta de remordimiento tenía esa? -- Así que deja de comportarte como un bebé y no seas un envidioso egoísta. -- Terminó la conversación. Pasó por un lado de Tadashi dejándolo sólo en la cocina. La tranquilidad que tenía su semblante le hizo temblar, temblar de rabia, temblar de enojo. Habían tantas cosas que quería soltar, que su mente no supo por cual empezar.

Soltó el aire, y aún temblando salió de la cocina. Llegó a la sala, dónde estaba su familia y pronunció un "me voy a dormir". Felicitó a su hermano y subió con paso acelerado. Llegó a la puerta de su habitación y tras entrar la cerró rápidamente, colocó el seguro, azotó su cuerpo contra ésta deslizándose hasta el suelo, después de un tiempo en aquella posición, se levantó para tirarse sobre la cama.

-- No voy a llorar. -- Claro que no lo haría, aunque no lo viera no le daría ese gusto a esa mujer, no le daría el gusto de ser débil, para nada. Destapó su rostro, y acomodándose se sentó en la cama. Agarró su celular, éste descansaba en la mesita de noche y empezó a buscar a un contacto. -- Maldita. -- Miró con desprecio, recordando todo. Escribió un mensaje y lo mandó al acabarlo. -- Maldita bastarda. -- Su celular fue arrojado hacia un lado y se tumbó una vez más en el colchón.

No hizo nada, se quedó boca arriba procesando todo, pero no quería pensar, no quería hacer nada. Fueron minutos en los que se quedó de esa manera, giró estando acostado y se topó con su mesita, entonces vió algo sobre ella, algo que le llamó la atención se estiró hasta alcanzar aquel objeto, era una foto, la miró atentamente analizando cada detalle, cada pequeña cosa que había en ella.  En la foto estaban Tsukki y él, era de hace años, ya que ambos eran niños. Recordaba ese día, fue en una de las tantas pijamadas que tenían juntos, en la imagen se mostraba a los dos infantes llevaban pijamas a juego, si, un día inolvidable. Siguió mirándola, apreciandola, se quedó así durante un largo tiempo, perdido en sus recuerdos hasta que el timbre de su teléfono lo hizo volver. Lentamente tomo el dispositivo para ver de qué se trataba, era una mensaje del rubio.

"Felicita a tu hermano por mi" Fue lo primero que leyó al abrir la conversación.

"Y no duermas tarde. Te he visto algo cansado estos días" Miró el mensaje por un tiempo, no hizo nada simplemente, miraba el mensaje que Kei le había dejado.

Poco a poco iba dejando caer el celular y cuando esté cayó por fin abrazó la foto, la junto a su pecho como lo hacía con aquel peluche cada que necesitaba apoyo. La abrazó apretándola a él, la abrazó pensado que aquel objeto también le sería arrebatada, la abrazó pensando que perdería algo otra vez, de algún modo ese pensamiento lo asustó, lo cual hizo que la apretará más.

Estaba enojado, no solo por lo que hizo esa, estaba enojado porque sabía que era tan cobarde que no podría quejarse por más que quisiera. Entonces solo sintió las lágrimas rodar por sus mejillas, mientras que pequeños sollozos salían de sus labios.

-- Tsukki. --

Ah. Dolía.




°•°


Eehh tamo' de vuelta owo

Bueno sinceramente no sé qué decir, amm (๑•﹏•). Espero les haya gustado y, prometo actualizar en unos días uwU

Tengan un maravilloso día y bye bye~ ✨

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