[𝐁𝐫𝐢𝐠𝐡𝐭𝐞𝐬𝐭 𝐬𝐦𝐢𝐥�...

By mystfull

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(...) • Cuando la noche se asoma, Bokuto se transforma en un búho. Sólo dura hasta el amanecer, y debe manten... More

𝐀𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬.
OO1. 𝐇𝐨𝐨𝐭 𝐡𝐨𝐨𝐭.
OO2. 𝐎𝐲𝐚 𝐨𝐲𝐚.
OO3. 𝐀𝐪𝐮𝐞𝐥 𝐛𝐮𝐡𝐨.
OO5. 𝐆𝐚𝐭𝐨 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨.
OO6. 𝐌𝐚𝐬 𝐠𝐚𝐭𝐨𝐬 𝐲 𝐛𝐮𝐡𝐨𝐬 (𝟏/𝟐).
OO7. 𝐌𝐚𝐬 𝐠𝐚𝐭𝐨𝐬 𝐲 𝐛𝐮𝐡𝐨𝐬 (𝟐/𝟐)
OO8. 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐭𝐨-𝐬𝐚𝐧, ¿𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐬?
OO9. 𝐄𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬. (1/3)
O1O. El tiempo que tuvimos. (2/3)
O11. El tiempo que nos pertenece. (3/3)

OO4. 𝐀𝐪𝐮𝐞𝐥 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨.

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By mystfull

(...)

¿Qué chico es? ¿Cómo se llama? ¿A qué clase va? ¿Es guapo?

Todas esas preguntas era lo único que escuchabas a tu alrededor de tus amigas.

Llegaste a clase deslizándote por las paredes; causando que todos los alumnos te mirasen como si estuvieras loca y entraste a tu aula para nada más y nada menos que encontrarte con las chicas de las que huías. Te cuestionaron dónde estabas puesto que guardabas sus tickets para la cafetería y tampoco desayunaron por tu culpa. Cuando se enteraron de que estuviste hablando con un chico de otra clase, la palabra "chico" golpeó la cabeza de todas tus compañeras.

Ahí te encontrabas, escuchando sus diversas preguntas como "¿Estáis saliendo?" "¿Es tu novio?" "¿Te gusta?". Para tu suerte la profesora entró así que todos fueron a sus sitios y pudiste ver sus caras de frustración al no lograr sacarte nada de información.

(...)

No te libraste por mucho tiempo.

―Va a tercero...―es lo único que dejaste escapar de tus labios.

―¿Es el de los lentes?―preguntó tu compañera Haruki.

―¿Acaso es uno del club de voleibol?―indagó tu otra compañera Katori.

Asentiste sin importancia.

―Aaaah, aquel chico era Bokuto ¿verdad?―no podías escapar de tu amiga Pekō.

Volviste a asentir hundiendo la cabeza en tu pupitre para que no pudiesen notar tus nervios al escucharlo.

Así fue como sufriste una ronda de preguntas de parte de tus tres amigas tan curiosamente cotillas.

(...)

Te dirigiste como siempre al gimnasio nada más acabaron las clases, viste un autobús estacionado en el aparcamiento que reconocías bastante bien. Cuando deslizaste la puerta te encontraste cara a cara con un balón. En frente de tu cara literalmente.

―¡Lev idiota!―escuchaste la voz tan familiar de aquel líbero que tan bien te caía―¡Aprende a recibir bien!―.

―Auuuch...―te levantaste sobándote la mejilla―Lev idiota...

―¡¿EEEEH?! ¡¡Perdón, ___-san!!―viste al albino de patas largas inclinarse para hacerte una reverencia pero agarraste su mejilla con fuerza.

―Tendrías que aprender a recibir...―murmuraste macabramente.

―¡¡PERDÓOON!!―salió huyendo.

―¡___! No vayas a ser tan dura con él―escuchaste detrás tuya a Kuroo, te diste la vuelta.

―¡Kuroo!―te abrazaste al mayor con fuerza―.

―Disculpen...―miraste como Kenma miraba a Kuroo molesto porque le impedía pasar.

―Ah... Kenma está igual que siempre―le saludaste aunque él pasó por delante como si nada aducido en su pantalla.

―¡HEEEY HEEEY HEEEEY! ¡No molesten a nuestra querida ___!

―Este búho idiota... ¡Algún día la llevaremos a nuestro gimnasio y ya verás como le gusta más!―Kuroo saludó a Bokuto con un saludo de manos extraño y se palmearon las espaldas bruscamente como los hombres que son.

―Ah, hola Akaashi...―Kenma se acercó al único individuo que podía tolerar de este sitio.

―Bienvenido, Kenma―ambos se comunicaban de una forma tranquila, los miraste con ternura.

―¿Qué hacen aquí los de Nekoma?―preguntaste a Kaori, quien se encontraba sacando los balones.

―Creo que han venido a jugar unos partidos de práctica―explicó―Los partidos de verdad empezarán el mes que viene así que debemos hacernos más fuertes.

Y Kaori no se equivocaba.

Desde que conocimos al equipo de Karasuno también nos acercamos más a ellos. Eso ponía a Nekoma en posición de no querer quedarse atrás.

―¡___!―escuchaste a Bokuto llamarte.

Te levantaste y te acercaste para ver que quería, te hacía un ademán para que fueses a donde estabas.

―Hoy nos iremos más pronto, ya sabes―sonrió causando que Kuroo os mirase sin comprender.

―¿Qué van a hacer? ¿Me invitan?―preguntó Kuroo observándoos.

―Es un secreto. No puedo decirlo―sonreíste juguetona viendo al azabache.

―¿¡HAAAAH?! ¡¡POR QUÉ NO ME CUENTAN LO QUE VAN A HACER!!―Kuroo señaló a Bokuto―¡¿¡¿ÉL PUEDE SABERLO Y YO, TU AMIGO DESDE QUE NACISTE NO PUEDO SABERLO?!?!―gritó ofendido.

―Kuroo-san, no nos conocemos desde que nac―

―¡¡ES UN SECRETO!!―el albino miró furioso al azabache―¡¡NO PUEDE CONTÁRTELOOO~!!―se burló de éste.

Suspiraste resignada y volviste a tu asiento para observar los partidos de práctica hasta que fue la hora.

(...)

Nekoma se fue allá las 7 de la tarde después de haber estado por 4 horas jugando contra Fukurodani. El sol empezaba a esconderse a las 8, así que aún había tiempo para Bokuto.

Saliste del gimnasio tras esperar a que Akaashi y Bokuto estuviesen listos y fueron de camino a la parada de siempre. La cuestión es que los dos chicos se bajaban en la misma parada.

―¡Ah, Akaashi! Hoy dormiré en casa de ___―dejó escapar el mayor como si nada.

―Está bien―respondió como si nada.

La confianza que tienen va a otro nivel...―pensaste.

―¡P-pero 'Kaashi! ¿No te sientes triste porque no te acompañaré en toda la semana..?―el pelo del albino perdió su sentido de la gravedad y se inclinó hacia los lados lentamente, como si fuese un animal al que se le bajasen las orejas.

―No me importa, Bokuto-san―Akaashi miró al mayor como si nada―Pero obviamente será más aburrido ir solo.

―¡Awwh! ¡No te preocupes, volveré a ir contigo la semana que viene!―exclamó en su eufórico tono de siempre.

Vuestra parada llegó así que os despedisteis de Akaashi. Caminásteis en un silencio tranquilo; no era incómodo en absoluto. Era relajante. El sol estaba descendiendo, se encontraba en la mitad del cielo alumbrando el horizonte a lo lejos. Miraste a tu senpai que simplemente iba mirando las calles de por dónde vivías como si las conociese.

―Aquí vivo―señalaste el edificio.

El mayor dedicó a mirarte fijamente, te quedaste desconcertada ante su actitud.

―¿S-sucede algo?―preguntaste jugueteando con tu pelo.

―Gracias por dejar que pase aquí unos días―sonrió. Esa expresión hacía que tu corazón se derritiese. Esa sonrisa tan brillante y llena de tanta pureza. Realmente estaba agradecido.

―No es nada, vamos―abriste la puerta y le dejaste pasar.

Tu casa no era gran cosa pero tampoco era pequeña. Era bastante grande y tenía un jardín. ¿El problema? Te sobraban dos habitaciones así que una se convirtió en tu sala de invitados y la otra en donde guardabas toda tu ropa como si fuese una habitación-armario.

―Es muy acogedor...―dijo Bokuto observando el salón que era bastante rústico.

Chimenea... televisión... unas plantas por aquí y por allá...

―Gracias, la verdad es que me la paso más aquí viendo la tv y usando el teléfono que en mi cuarto. Allí solo me la paso estudiando y es mi zona de "estrés"―respondiste. Claro que como vivías sola la casa entera era para ti así que era perfecto estar en el salón con la cocina al lado y el baño detrás.

―¿Puedo?―preguntó mirando el sofá.

―Claro, ¡lánzate si quieres!―lo empujaste haciendo que cayese en el sofá y dando así un rebote de vuelta.

―¡Aaaah, qué cómodo...!―gimoteó sintiendo como todo su cuerpo exhausto de entrenar entraba en paz al sentirse tumbado.

Sonreíste viendo como sentía la gloria estando ahí así que fuiste a soltar tus cosas, cambiarte y preparar la cena.

Subiste las escaleras y abriste la puerta de tu habitación para lanzar la bandolera sin cuidado alguno. Entraste a la habitación donde guardabas tu ropa y agarraste tu pijama para así ir al baño y poder darte una ducha rápida.

Bokuto por otro lado al ver que estaba solo en el salón se asomó rápidamente al jardín de afuera (en donde el salón hay una puerta de cristal que da al patio-) y miró el anochecer. Se desesperó ya que pensaba que le daría tiempo a cenar y luego irse a "dormir" a la habitación de invitados.

30 minutos después saliste de tu ducha rápida con el pelo secado y con tu pijama puesto, fuiste para la cocina causando que el albino te mirase de arriba a abajo.

―Bokuto-san, ¿qué quieres cenar?―preguntaste desde la cocina que estaba conectada con el salón.

―Aaaah ehm... no me importa, ¡mientras esté delicioso va para mi estómago!―respondió nervioso.

(...)

Te encontrabas sentada viendo como el mayor comía con ansias y miraba el reloj inquieto. Preparaste una ensalada y algo de arroz blanco para cenar, cosa que le gustó tanto que comió dos platos de ensalada, pero aún así notabas como tu invitado no dejaba de quitarte el ojo de encima aún estando tan inquieto.

―¡Gracias por la comida!―se levantó de repente, provocando que dieses un respingo por el susto.

―¿Necesitas algo más?―preguntaste mirando al chico recoger los platos y fregarlos rápidamente.

―No no, tranquila. Debo irme YA a estudiar, ¡sí, estudiar Inglés! ¡No quiero suspender más!―explicó desde la cocina saliendo con sus manos aún mojadas.

―Bokuto-san―lo llamaste viendo lo rápido que se iba ya para arriba. Se dió la vuelta y te miró desconcertado. Agarraste una servilleta y secaste sus manos―No estés nervioso, ¡seguro que te saldrá bien!―dijiste en un intento de calmarlo, cosa que lo hizo.

―¡Gracias!―se fue rápidamente a su habitación cerrando la puerta con pestillo. Respetaste su privacidad y bajaste al salón a holgazanear y ver cosas en tu móvil.

El reloj marcó las 22:15. Subiste arriba tras haber estado un rato con el móvil y miraste la puerta donde se encontraba tu invitado. Sonreíste involuntariamente y entraste a tu habitación.

Te tumbaste cubriéndote con la manta mientras ponías la alarma para mañana y mirabas las últimas notificaciones de tu móvil para así bloquear la pantalla y ponerlo sobre tu mesa de noche para echarte a dormir.

(...)

Mentira. ¡MENTIRA! No lograbas dormir, había algo que te dejaba inquieta.

¿Te habrá sentado algo de la cena mal? ¿Es los nervios de haber traído al chico que te gusta a tu casa? Habías dado tantas vueltas en la cama que la sábana hasta mostraba el colchón por un lado. Te levantaste para acomodar las sábanas y te volviste a tumbar frustrada. Una brisa entró por tu ventana abierta, dirigiste tu mirada para ver qué la había causado y te fijaste en lo que se encontraba posado allí.

Oh. Es ese búho de nuevo.

Ya no te asustaba como la primera vez que te atacase, lo que te asustaba es como lo veías tanto en estos días. ¿Por qué, sabe dónde vives y por eso te viene a pedir comida? Lo miraste sin ninguna expresión más que cansancio puro. El animal ladeó su cabeza bruscamente al ver tu cara de frustración.

―¿Qué? No puedo dormir―le hablaste sin más. ¿Acaso eso es lo que quería el animal? ¿Que le contases lo que te pasaba?

Como era de esperar, el búho no te respondió de por sí. Pero movió su cabeza hacia adelante y hacia atrás haciendo un ademán de que te tumbases en la cama. Extrañamente entendiste que eso era lo que quería que hicieras así que te tumbaste de vuelta. Lo miraste con cara de póker.

―¿Y ahora? ¡Tú lo tienes más fácil para dormir, porque no tienes obligaciones!―susurraste en un tono bastante alto como para poder llamarlo susurro.

Hoot. Hoot hoot-hoot.

Eso era lo que ululó el animal. Suspiraste dándote cuenta de lo idiota que parecías por hablarle a un animal que ni entendía tu idioma así que te tumbaste y decidiste cerrar los ojos fuertemente intentando dormir.

―Buenas noches a ti también, hoot―le respondiste, causando que escucharas como el animal voleteaba a quién sabe donde. 

(...)

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