• Unidos •

By CIP_18

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Tadashi amaba a Kei, su hermana también lo amaba. Se trago sus sentimientos por la felicidad de su hermana, p... More

Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo X
Capitulo XI
Capitulo XII
Capitulo XIII
~ Navidad ~
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX

Capitulo IX

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By CIP_18

Toda esa semana Tsukishima había faltado a la escuela, nadie sabía el porque de aquello, ya que eso no era propio de su persona. Yukie, su novia, tampoco sabía el motivo, y en todo ese tiempo no tuvo ningún contacto con él, lo cual la preocupó, igual que a su hermano, Tadashi estaba preocupado, él tampoco sabía que pudo haber ocurrido, al menos así fue hasta ayer por la noche. Recibió la llamada por parte del rubio y entendió todo. Tras aquello, ambos habían prometido reunirse el día sábado en el parque cerca de sus hogares, llegaron a la hora establecida.

El día era fresco, así que sintieron un ligera y agradable brisa al llegar, entre ellos había cierta distancia, sin embargo se veían frente a frente. Durante unos segundos solamente se dedicaron a mirarse, tras ello emprendieron su camino. La parada de autobús no estaba muy lejos así que se dirigieron a esta, en todo ese tiempo ninguno había emitido sonido alguno, puesto que no lo necesitaban, al momento de haberse visto se dijieron todo lo que se tenían que decir en ese momento.

El transporte llegó, deteniéndose frente a ellos, los dos jóvenes subieron y pagaron, fueron hasta el fondo para sentarse, uno a lado del otro, y al poco rato, el vehículo comenzó a andar, el ramo de flores que Tadashi llevaba descansaba sobre sus piernas. Incluso siendo alguien de pocas palabras, Kei se encontraba más callado de lo usual, y eso no pasó desapercibido para el pecoso, él también, en gran parte, se sentía de la misma forma.

El rubio emitió un tipo de bufido, mirando por la ventana. – Tranquilo. – Volteó a ver al pecoso, soltó un suspiro desviando la vista otra vez. A Tadashi no le gustaba verlo de esa forma, sabía que era un tanto inexpresivo, pero odiaba verle afligido, por eso quiso animarlo, mas no sabía cómo, iba a rendirse hasta que una idea pasó por su cabeza. Con una sonrisa extendió el dedo meñique de su mano derecha frente a Kei, al notar aquello lo miró unos instantes, pero no dudo en juntarlo con el meñique de su mano izquierda, al ver ese gesto una ligera sonrisa se formó en sus labios, hace tiempo que no lo hacía, era un tipo de "amuleto" de la buena suerte entre ellos. Se quedaron de esa forma, no tenían pensado romper aquello, al menos por el momento. Al anunciar la paradara se separaron, se levantaron para así bajar y llegar a su destino, tras una cuadras lograron divisar el edificio.

Entraron, se dirigieron al elevador, Kei apretó el botón con el número cinco, cerrándose así las puertas, esperaron pacientes, la suave música de fondo llenaba el silencio que había entre ambos. Luego de un rato las puertas se abrieron de vuelta, salieron y fueron con la recepcionista, intercambiaron varias palabras, agradecieron mientras se encaminaban a la habitación 523, estando fuera tocaron, esperando por la respuesta, tras recibirla entraron.

– Kei, Tadashi. Que bueno que llegaron. – Al hacerse notar, un rubio se les había acercado para recibirles.

– Hola Akiteru-kun. – Como pudo saludó al rubio mayor, llevaba el ramo en sus manos.

– Kei ¿no me vas a saludar? – El aludido hizo oídos sordos ante su hermano mayor. – Auch, me duele hermanito. – Tadashi soltó una risita. Mamá iré al baño, vuelvo en un momento. –

– No te preocupes Akiteru. – Éste le sonrió a su progenitora y poco después salió de la habitación.

Cuando Akiteru cerró la puerta el pecoso se acercó a la cama, una mujer rubia descansaba en ella. – Reiko-san. Hola. – El de lentes agarró el ramo para que el moreno pudiera abrazarla.

– Tadashi, ¿Cómo has estado? – Correspondió gustosa.

– Eso debería preguntar yo. – Tomó las flores al separarse y Kei fue a sentarse a un lado de la cama.

Tadashi vio un florero, este aún llevaba algunas flores, estaban algo secas, así que las cambio por las que él llevaba. – ¿Cómo te has sentido? – Kei habló finalmente habló.

Estoy bien hijo. –

– Claro. – Su madre le sonrió pero solo desvió la mirada.

– Kei, solo fue una recaída. – Reiko puso su mano sobre la de su hijo.

– ¿"Solo una recaída"? – Remarcó con desagrado. Mamá, por dios. – Exclamó con indignación.

– Tsukki, tranquilo. – Tadashi había vuelto a dejar el florero en dónde estaba, el nombrado chasqueó la lengua. – Reiko-san, ¿Cómo se encuentra? –

– Ay cariño, me encuentro bien. – El pecoso había tomado asiento a un lado de su amigo. – Solo espero a que me den resultados. Con eso listo podré irme a casa y-... –

– Descansar lo necesario. – Interrumpió a su madre mirándola directamente.

– Kei. –

– Solo digo lo que van a pedirte los doctores antes de que te dejen volver. – Tadashi le dió un codazo como forma de decirle "cálmate", volvió a chasquear la lengua.

– Hijo, se que estás preocupado, pero no lo pienses demasiado. – Volvió a acercar las mano pero ahora al rostro, y así acariciar su mejilla. – Claro que voy a descansar, así que tranquilo. – Resopló con resignación levantándose de la silla.

Se escuchó la puerta abrirse. – Regresé. – Akiteru entró en la habitación, Kei le pasó por un lado de su hermano, saliendo de aquella habitación. – ¿Qué sucedió? – Veía la puerta mientras se acercaba a la cama.

– Sabes cómo es Kei. – La mujer suspiró, Akiteru tomó asiento en el lugar vacío, el primogénito comenzó a hablar con su madre, Tadashi por su parte veía en la dirección que se fue su amigo. – Ve. Estoy bien cariño. – Volvió a la realidad, meditó un poco y luego se levantó del asiento.

Giró para abrazar a Reiko una vez más. – Espero que se mejore. – Deshizo el abrazo y se despido de igual forma de Akiteru, de algo estaba seguro, no volvería a la habitación. Fue a la puerta, volvió a despedirse y salió. Estando fuera miro por todos lados pero no vio nada, se imagino a dónde pudo haber ido, se acercó al elevador y fue a la planta baja, recorrió con la mirada hasta que lo vió. – ¡Tsukki! – Se acercó a él con el paso un tanto apresurado, después de todo, no podía correr en un sitio como ese. Llegó y se colocó detrás de Kei. Tsukki tranquilo. Como ella dijo, solo fue una recaída. –

– Yamaguchi, tú sabes cómo son las recaídas de mi mamá. – Volteó a mirarle, había algo de fastidio en su expresión.

Se puso un poco nervioso por eso. – Si lo sé. Pero no significa que debas comportarte de esa forma. – Le sostuvo la mirada.

– ¡¿Entonces cómo?! – La desesperación en su voz era notoria.

– ¡Oye! – Trató de calmarlo. – Por eso que te dijo que estuvieras tranquilo. – Sabía cómo se sentía su amigo después de todo, él se sentía de igual forma. – Y que no lo pensarás tanto. –

– ¿Cómo quieres que este tranquilo? ¿Cómo quieres que no piense en eso? – Elevó la voz, pero no tanto como para gritar. – Una vez más, mi madre está en una maldita habitación de hospital. – Apuntó hacia el elevador. – ¿Y me pides que me calme? – Estaba nervioso. ¡¿Cómo esperas que hagas eso?! –

– No lo sé ¡Bien! – También había elevado la voz, algunas personas los voltearon a ver apartando la vista casi en seguida, el rubio se quedó callado ante eso. – No lo sé ¿Okey? – Tomó aire tras eso. – Yo también estoy preocupado ¿Sabías eso? – El otro no dijo nada. Tadashi soltó aire para de esa forma bajar la tensión que había en su cuerpo. Déjame decirte una cosa. Actuando tal y como lo haces tú solo conseguiré que Reiko-san este inquieta. – Lo miró con preocupación, el rubio apartó su vista de la de su amigo. – Lo mismo para ti. – Le tocó el hombro. – Actuando de esa forma solo la harás preocupar más de lo que ya esta. – El de lentes soltó un suspiro, no podía reprocharle nada puesto que Tadashi tenía razón, y él mas que nadie lo sabía. Se quedaron en silencio, no sabían que decir, debido a que el calor del momento había pasado. Tadashi suspiró otra vez. – Ella debe sentirse igual, preocupada o incluso asustada. – Kei regresó la vista a su amigo. Seguramente actúa de esa manera para no angustiarlos, ni a tu padre, ni a Akiteru-kun, ni menos a ti. – Su mirada seguia sobre él. – Trata de relajarte, aunque sea un poco ¿Está bien? – La distancia se hacia más corta. No pienses tanto. – Con vergüenza y timidez tomó la mano del más alto. Le sonrió tratando de transmitirle seguridad.

No sabía que responder, Tadashi tenía razón. Estaba un tanto perdido, con un suspiro calmó su mente.  – Si. – Sostenía firme la mano del pecoso. Gracias, Guchi. – Muy pocas veces lo llamaba así. No tenía duda, él era el único capaz de tranquilizarlo.

No dijieron nada después de eso. La gente pasaba a su lado sin prestarles atención, sus manos seguían juntas, era un tacto agradable, cálido, uno que el pecoso anhelaba sentir desde hace tiempo, pero no podía, no debía hacerlo, por eso cuando por fin se dió cuenta, soltó la mano del rubio con delicadeza, sin embargo, éste al notarlo, casi de inmediato, la volvió a juntar con la suya, tomando por sorpresa a Tadashi, Kei rio por lo bajo.

– ¿Quieres comer algo? Tengo hambre. – No tenía intención de separarse.

– M-me parece bien. – El rubio comenzó a andar sosteniendo la mano del pecoso. – Espera. – Detuvo el paso sacando su celular, ya se encontraban fuera del hospital. – Déjame avisarle a Akiteru-kun como mínimo. – Muy en el sabía que algo así sucedería si iba tras su amigo, por eso mismo se despido de los Tsukishimas antes de salir de la habitación. Luego de mandar el mensaje retomaron el paso, había una plaza no muy lejos de ahí, así que decidieron ir caminando. Al llegar a la plaza se acercaron a un local de comida rápida, entraron y soltaron sus manos, buscaron una mesa cerca de las ventanas y al encontrala se sentaron, al menos el pecoso.

– Espera, iré a ordenar. –

– Claro. – Sonrió. Tras eso se alejó. El pecoso se quedó pensando, divagó en su mente, entre sus pensamientos, debía reordenarse a si mismo, miró hacia atrás, Kei estaba en la fila, suspiro otra vez.

Regresó a sus pensamientos, pero ahora pensando en Reiko, a quien consideraba una madre. Cuando en la llamada Kei le contó que sucedió se preocupó, tal y como el rubio le dijo, conocía las recaídas de la mujer. – Yamaguchi. – Su amigo había vuelto a la mesa. – ¿Que ocurre? – Dejo la bandeja viendo a su amigo.

– N-nada. – Hizo lo mismo. – Solo, pienso en Reiko-san. – Kei lo miró. – Hace tiempo que no tenía una recaída, ¿No es verdad? – El contrario solo asintió ante el comentario de su amigo.

– Me preocupa que no se cuide. – Desenvolvía su hamburguesa. – Vivimos juntos pero, ya sabes cómo es mi mamá. – Tadashi notó el cambio en su amigo, él era ese tipo de persona, cuando se trataba de algo o alguien importante, era vulnerable ante ello.

– Si. Tienes razón. – Susurró. – Pero tranquilo, nada malo pasará. – Al verle sonreír no pudo evitar hacerlo. Y Tsukki. – Lo miró. – La próxima vez no huyas ¿De acuerdo?

– Si. Como digas. – Resopló, desvió la vista de su amigo. – Mejor ponte a comer El pecoso rio haciendo lo pedido, ambos lo hicieron. Mientras comían hablaban de cosas triviales, para así despejarse. – Yamaguchi. – Prestó atención. – ¿Te gustaría salir la próxima semana? – Su hamburguesa descansaba en el papel frente a él.

– Oh. – También dejo la hamburguesa, sintiendo un poco de vergüenza, no quería decir que no, pero había un problema. – En verdad me gustaría, pero... –

– Tienes planes con el dúo dinámico o Yachi-san. – Resopló y miro hacia otro lado. – Lo entiendo. –

– No. – El rubio volvió su vista a él. – Me gustaría, en serio pero, un viejo conocido me pidió reunirme con él, y no pude rechazar. Perdón. – Inclinó la cabeza colocando las manos sobre la mesa.

– Está bien, te dije que lo entiendo. – No lo parecía, pero era su forma de disculparse.

– Podríamos salir en otra ocasión ¿Te parece bien? – Sonrió con un poco de ¿desconfianza?

– Entonces, en otra ocasión. – El pecoso asintió con una sonrisa. El ambiente volvió a relajarse, el silencio que se formó entre ambos no les importo, era muy agradable a decir verdad fue entonces que, Tadashi vio la oportunidad perfecta.
– ¡Oye! –

– Eso te pasa por bajar la guardia. – Se acercó a sus papas fritas, las tomaba ignorando las quejas del rubio.

– Eres un tramposo. – Río por las acciones de su amigo.

– ¿Me importa? – Los dos rieron. Se sentía agradable, cálido. Miró a su amigo y se sintió un poco mal, después de todo, no estaba bien hacer eso, no quería lastimar a ninguno de los dos, un sutil suspiro salió de sus labios, así que silencio sus pensamientos. Por esa ocasión, solo por esa ocasión se permitió disfrutar, disfrutar sin preocuparse por aquello, disfrutar sin dejarse invadir por su memte. Si, disfrutaría ese momento. Por eso intentó robarle más papas al rubio, teniendo éxito.

Como consecuencia perdió una considerable porción de su postre, ya que Tsukki se la había quitó como venganza. Sonrió, como hace algunos días no hacía.




°•°


Holu owo y, valgo verga :')


Dato: Está historia estará "dividida" en dos partes, la primera es ésta, la cual, casi termina. (๑•﹏•)

Y pues, espero les haya gustado y muchas gracias por el apoyo. Tengan un lindo día ^w^

Me despido, bye ✨


Dato que posiblemente a nadie le interesa: Transcurrieron dos semanas desde el capítulo pasado y este.

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