Maddie
— Este vestido me hace parecer un costal de patatas — proteste viéndome al espejo.
— Me gustan las patatas.
— No ayudas, Castiel — lo voltee a ver con mala cara, el esbozo una sonrisa inocente.
— Te ves hermosa.
— Eso seguramente lo dices porque ya te quieres ir.
— No, de verdad pienso que te ves hermosa — entrecerro los ojos viéndolo a través del espejo — y tal vez también tienes un poco de razón.
— Lo sabía
— ¿Qué? Entre más rápido lleguemos más rápido nos podemos ir.
— Ni siquiera deberíamos ir — murmuré.
— ¿Y perderme la oportunidad de ver la cara de las personas al verte en ese vestido que te hace lucir tan sexy?
Voltee a verlo con una sonrisa.
— Tu también te ves un poco sexy.
— ¿Solo un poco? — se acerco para abrazarme y darme un beso en la frente.
— Si, solo un poco.
— Yo creo que soy super sexy e incluso me atrevo a decir que irresistible.
— Irresistible me parece demasiado.
— Pero guapo si soy.
— Siendo tan poco guapo creo que es bueno que tengas ese autoestima y confianza.
Entrecerro los ojos sin dejar de verme, al instante esbozo media sonrisa, divertido.
— Ya vamos antes de que te lleve a la cama y te demuestre todo lo contrario.
— Honestamente, es a algo a lo que no me opondría.
Treinta minutos después ya estábamos en aquella fiesta.
Era fiesta era tranquila, la gente platicaba, otros bailaban, Castiel y yo estuvimos un rato juntos pero después de unos minutos terminamos por separarnos, Castiel se fue hablar con algunas personas mientras yo hacia lo mismo o al menos eso intente por un buen rato hasta que me aburrí y opte por simplemente existir.
—Tu debes ser Madison — hablo una rubia dirigiéndose hacía a mi, la misma que había visto con Castiel hace tiempo.
— Así es, ¿Y tú eres...?
— Una amiga de Castiel, una muy buena amiga a decir verdad. — remarcó.
— Mucho gusto, supongo - me puse de pie para saludarla.
Estaba tratando de ocultar los celos que comenzaba a sentir, me parecía un poco extremo sentirlos.
— ¿Así que eso del embarazo era cierto? — interrogó dirigiendo su mirada a mi ya abultado vientre.
— ¿Por qué no lo sería? — enarque una ceja.
— Bueno hay chicas que se inventan cada cosa con tal de quedarse con un hombre — se encogió de hombros — o con su fortuna. —finalizo.
— Evidentemente yo no soy una de esas chicas — defendí — Castiel y yo nos queremos -afirme muy segura.
— ¿Entonces Castiel y tú son...?
— ¿Novios?, si.
La rubia soltó una carcajada, yo fruncí el ceño.
— Deberías saber que Castiel no tiene novias— hablo, divertida.
— Pues justo ahora la tiene.
— Veo que no lo conoces tan bien, dudo que así tan fácil haya olvidado a Debrah.
— ¿Debrah?
—Si, Debrah, su última novia, ni si quiera yo pude ayudarle a que la superará y tú — me escaneo con la mirada haciéndome sentir incómoda — bueno, dudo que tú lo logre, pensé que ya te había hablado de ella —continúo.
Sabía que solo estaba intentando provocarme y lo peor es que mi estaba logrando.
— Él no está obligado a contarme sobre su pasado si no lo quiere hacerlo.
— Bueno a mí me lo contó sin siquiera ser novios, supuse que a ti ya te había contado, dado que son novios — de repente su semblante cambio y formó una sonrisa — ¡Castiel! — grito alegremente, me gire y vi a Castiel caminando hacia nosotras.
— ¿Qué haces aquí? — inquirio Castiel sin siquiera saludarla.
— Solo quería saludar a tu novia, es tan linda como me la imaginaba — me dedico una sonrisa.
— Si, eso ya lo sé.
— Bueno, yo mejor me voy, que pasen una bonita noche — la rubia se despidió amablemente.
— ¿Estás bien? — pregunto Castiel cuando nos quedamos solos.
— Quiero irme — informe.
— Pero, aún es temprano y... —se cortó a si mismo — ¿Qué te dijo?
— Nada, solo quiero irme.
— Maddie — insistió.
— Por favor, Castiel, quiero irme — suplique.
— Está bien, vamonos — accedió.
Unos minutos después ya estábamos entrando a la nuestra habitación, todo el camino me había hecho la dormida para evitar hablar con Castiel.
Al llegar me metí a nuestra habitación y comencé a cambiarme de ropa, por alguna razón había comenzado a llorar, estaba tal vez siendo un poco dramática, mientras hacia esto Castiel entro por la puerta.
— ¿Me vas a decir que es lo que tienes?
— No tengo nada.
— Bueno, Maddie, uno no llora por nada.
— Yo si, a mi me gusta llorar por nada.
— ¿Estás enojada? ¿Hice algo?
— No.
— Entonces, ¿Puedo hacer algo por ti?
— Solo quiero dormir y que tú no me hables, vete a dormir a otro lado.
— Pero acabas de decir que no estás enojada y estás actuando como todo lo contrario— comentó, confundido.
Me senté a la orilla de la cama y frustrada escondí mi cara entre mis manos, seguía llorando.
— Siento que no te conozco — confesé en un susurro.
— ¿De qué hablas?
— Eso, siento que no te conozco.
— ¿Es por lo de la fiesta? ¿Qué fue lo que paso?
— ¿Quién es Debrah? — pregunté directamente.
— ¿Eh? — inquirio, desconcertado.
— ¿Quién es Debrah? Quiero saber quién es ella — repetí.
— ¿Cómo sabes de ella?
— Tu amiga me habló de ella.
— Ella no es mi am... Bueno da igual, ¿Qué fue lo que ella te dijo? — cuestionó, sentándose a mi lado.
— Que Debrah fue tu novia — lo voltee a ver esperando a que dijera algo.
— Eso es cierto.
— También me dijo que aún no la has podido superar que ni siquiera ella había podido ayudarte con eso, ¿También es cierto?
Castiel se me quedo viendo unos segundos en silencio, quizás tirando de pensar en las palabras correctas antes de hablar.
— Si, me fue difícil seguir con mi vida después de ella pero ahora puedo asegurarte que ya la he superado.
— ¿Fue tu novia mucho tiempo? — inquirí, curiosa.
— Dos años, la conocí incluso antes de la fama, íbamos en el último año de instituto, después cuando me empezó a ir mejor empezamos a vivir juntos, estábamos enamorados o al menos eso pensaba, la quería tanto que incluso quería casarme con ella y formar una familia y...
— No tienes porque contarmelo si no quieres — murmuré.
— Quiero contártelo — afirmó, yo asentí con la cabeza esperando a que siguiera hablando— En fin, después de un tiempo viviendo juntos todo empezó a cambiar de repente, había peleas sin sentido, empezó a ser cortante y bueno comenzó a distanciarse, cada que le preguntaba si todo iba bien me decía que si que solo estaba cansada o cualquier otra excusa— continúo — me la pasaba mucho tiempo en el estudio, creí que eso nos estaba afectando — hizo una pausa— un día decidí llegar antes a nuestro departamento y sorprenderla pero el sorprendido fui yo, ella estaba con otro — se aclaró la garganta— en mi departamento, en mi cama. — lo estaba escuchando atentamente — Cuando la enfrente ni siquiera hizo el esfuerzo por justificarse, simplemente me dijo: "Yo ya no te amo, quiero estar con él"— esbozo una sonrisa amarga— ese fue el último día que la vi, ¿Qué podía hacer? Yo no podía retenerla y mucho menos obligarla a quererme.
— Por eso no habías tenido ninguna relación, ella te lastimó — murmuré.
Él asintió con la cabeza.
— Ese día me prometí que no me iba a enamorar de nuevo y que solo me enfocaría en mi carrera pero nunca volvería a enamorarme.
— ¿Te funcionó?
Soltó una pequeña risa, me vio levantado una ceja.
— Funcionó bien por un buen tiempo, hasta que apareció una castaña con ojos encantadores, un poco insoportable e inconsciente pero me fue inevitable no acercarme.
— Porqué querías sexo — asegure.
— En un principio — murmuró, avergonzado — pero el día que estuvimos juntos me di cuenta de que lo que sentía por ti iba más allá de una atracción física o sexual.
— Y te pareció que lo más inteligente era comenzar a tratarme mal. — arquee una ceja.
— Se que nada justificara mi comportamiento, pero me dieron miedo mis sentimientos, no quería sentir lo que estaba sintiendo, no quería que me gustaras o al menos no de la forma en la que me empezabas a gustar, solo, no quería quererte pero cada que te veía me parecía imposible no hacerlo, trataba de sacarte de mi cabeza y cuando pensé que lo estaba logrando —volteo a verme con media sonrisa — llegaste a decirme que estabas embarazada, no supe cómo sentirme, si estaba asustado en ese momento me encontraba aterrado.
— Fuiste un idiota — baje la cabeza.
— Lo sé y no sabes cuánto me arrepiento, cada que te escuchaba llorar quería entrar al cuarto, abrazarte y decirte que todo estaba bien, que estaba contigo y que no estabas sola. Que no te odiaba como tú pensabas.
— Entonces, ¿Por qué me hiciste pensar lo contrario?
— Miedo, miedo a que fueras como Debrah, a qué me lastimarás cómo ella lo hizo.
— Yo no soy Debrah y tampoco soy como ella.
— Eso lo sé y supongo que en el fondo siempre lo supe y quizás ese fue el motivo de querer que vivieras aquí, aún que no quisiera admitirlo quería tenerte cerca.
— Y, ¿Aún quieres tenerme cerca?
— Ahora más que nunca, me siento capaz de amarte — dirigió su mirada a mi vientre — amarlas — corrigió — si tú me dieras la oportunidad de hacerlo.
No respondí, me le quede viendo fijamente a los labios, me acerque a él para unir nuestros labios en un beso, cuando me aleje el esbozo una pequeña sonrisa.
—¿Eso es un si? — inquirio, divertido.
— Si — respondí con una sonrisa.
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Perdón por tardar en subirlo, jaja.
He estado un poco ocupada pero bueno, ya aquí está el capítulo.
♥️♥️