-Levihan- OneShots en Edición

By YepYepYeap

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Historias aleatorias que involucran varios aspectos que Hajime Isayama no nos ha mostrado de nuestra amada pa... More

A Perfect Date
A flower
Stressful
Weird situations
Let him know
Doubting my sanity
Shyness?
Rainy days
Forever
Knowing us
The time we own
It's hard to say goodbye.
How to handle drama...
Helping a friend.
A matter of trust.
Things that happen... Part 1
Things that happen... Part 2
By myself.
Dealing with stress
In sickness and health
In sickness and health 2nd part
In sickness and health 3rd Part
We got the stars
We got the stars 2nd part
Hope
Hope 2nd part
The distance
The distance 2nd part.
From zero
From zero 2nd part
Surprises, surprises..
Surprises, surprises 2nd part..
Surprises, surprises 3rd part.
Little details
Little details 2nd part
New
New 2nd part
The last day
About sadness and misfortune
More than a dinner
In another life
Unexpected Situations
When we meet again
Especial Octubre #1
Especial Octubre #2
Especial Octubre #3
Especial Octubre #4
Especial Octubre #5
Mini ~ shots #1
Mini ~ shots #2
Mini ~ shots #3
Secrets are lies?
Secrets are lies? 2nd part
Songfic #1
Secrets are lies? 3rd part
Songfic #2
Secrets are Lies?, Final
Songfic #3
No need for...
Overwhelmed
Rumor Mill
Communication is the key
Not yet
All those silences
Void
In the eyes of the beholder
Looking after...

New friendships

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By YepYepYeap

Nuevas amistades

Intente pensar en algo referente a una primera cita entre este par pero mis ideas de historia me parecieron horribles por lo que decidí intentar con esta idea, ya se que no es exactamente una cita pero si es una salida donde únicamente estén ellos dos y bueno existe algo de coqueteo entre ambos.

Espero te guste -OlaDeMar- lo escribí con mucho cariño para ti.

Este fic es un UA, es decir se desarrolla en un Universo Alterno por lo que no tiene nada que ver con el anime o el manga.

Esto 💫 ⭐️ 💫 indica el inicio y final de un flashback.

¡Nos leemos al final!



No hacía falta estar nerviosa, ¿cierto?

Es decir lo peor había pasado.

Bien, tal vez era normal experimentar un poco de ansiedad debido a que era la primera vez que salía con él.

Y aunque Nanaba me había dicho incontables veces tan solo este día que  si no había sentido miedo al invitarlo a salir entonces no debía temer por nada más.

La verdad es que aún tenía mis dudas.

No éramos amigos, quería que lo fuéramos pero las circunstancias me habían terminado orillando a pedirle que saliera conmigo en lugar de comenzar con una amistad como lo hacían las personas normales.

No importaba, lo había logrado.

💫 ⭐️ 💫

Me acerqué en una de nuestras reuniones de los diferentes grupos que teníamos todos los viernes y finalmente hice la tan esperada pregunta.

—¿Te gustaría salir conmigo mañana?

Él me miró desconcertado por un par de minutos ya que prácticamente había terminado gritándolo, no había motivos para sentir vergüenza y aún así sentí mi cara arder un poco.

—¿Por qué querrías salir conmigo? —preguntó con una grave voz que no había tenido el placer de escuchar, mientras posaba su mentón sobre el dorso de su mano derecha.

Se notaba aburrido, probablemente pensando que quería tomarle el pelo o algo parecido.

—Me gustaría conocerte mejor, y ya qué no podemos vernos en otro lugar que no sea este, creí que lo más conveniente sería salir y conocernos, ¿qué te parece? —dije tomando asiento a su lado y bajando la voz para que fuera una conversación entre dos y no entre todo el grupo y yo.

Y lo que había dicho era cierto, nunca lo había visto antes pero desde que comenzaron las reuniones grupales su actitud desinteresada me hizo preguntarme porque elegirían a alguien como él para ser el responsable de su respectivo grupo, nunca lo escuche cuestionar nada lo cual me pareció aún más sospechoso, parecía un vago, pero días después me enteré por algunos conocidos que su grupo ya había entregado todo el material necesario que habíamos acordado en la reunión, y aún contábamos con una semana para entregar dicho material.

Todos estaban impresionados ya que según me habían contado su grupo era  de los más numerosos, siempre quise preguntarle sus métodos de organización pero nunca lo encontré en la escuela, raro ¿no? 

Pero fue aquello lo que terminó por llamar fuertemente mi atención, lo segundo fue su notable aspecto, el cual parecía resaltar de alguna forma de entre todo el mar de alumnos que siempre lo rodeaba, o más bien nos rodeaba.

Su piel excesivamente blanca, y su cabello tan oscuro, su desinterés y pulcra vestimenta no hicieron más que avivar aquella llama de curiosidad dentro de mi.

Lo cual nos lleva al resto de la conversación que hizo posible el que hoy estuviera esperándolo a las afueras de un centro comercial cercano a la preparatoria.

—No vamos a salir en plan de estudio, ¿o sí? —preguntó de pronto incorporándose en su asiento.

Y aunque la plática era a un volumen bajo todos se quedaron en silencio esperando mi respuesta, parecía que tuvieran algo de miedo por lo que estaba sucediendo, no entendía porque pero en cuanto el levantó la mirada para observar a todos en el aula, todos sin excepción volvieron a sus deberes, asustados, muy asustados.

—Nah, es para conocernos, me pareces una persona interesante y me gustaría que fuéramos amigos, aunque para eso es la salida, principalmente —dije emocionada.

Me observo por otro largo minuto ponderando sus opciones.

—Bien, ¿dónde y a qué hora? —respondió sacando su celular.

Yo me puse de pie de un salto para darle la información, obviamente intercambiando números telefónicos en el acto.

💫 ⭐️ 💫

Revisé nuevamente la hora 2:36 pm, no creí que fuera una persona impuntual pero podría haber sucedido algo, pero para eso habíamos intercambiado teléfonos, para avisar si algo llegaba a ocurrir o si al final no se sentía con ganas de tratar con gente nueva.

La salida había quedado pactada a las 2:25 pm, de eso ya habían pasado más de diez minutos pero tenía la esperanza de que llegaría, ya sea él o un mensaje suyo.

A las 2:45 pm decidí qué tal vez él no necesitaba hacer amigos con nadie más y me resigne a hacer algo productivo con mi día, entrando al centro comercial con la idea de despejar mi mente de una nueva potencial amistad que nunca podría ser.

Recorrí a paso lento la planta baja del lugar, sin ningún interés particular por nada, solo observando sin poner atención.

Casi al encontrarme a la mitad de aquel enorme lugar note que un chico corría desde el extremo opuesto del centro comercial, entrecerré los ojos ya que se parecía bastante al muchacho que había invitado a salir hoy pero no creía que fuera él.

Jeans en tono azul marino, una camisa blanca de manga larga y cabello oscuro... no quería mantener muy altas mis expectativas, mi vista podría estar engañándome.

Pero al notarlo más cerca él pareció reconocerme y se detuvo justo frente a mi, recargando la palma de sus manos  contra sus rodillas, se notaba agitado, así que le permití tomar aire.

—Yo creí que no vendr... —no me dejo terminar, ya que se incorporo y dijo.

—Espera, déjame recuperar el aliento —dijo y tomó un par de respiraciones profundas.

Espere mientras su respiración se normalizó.

—Yo...estuve aquí desde la hora en que me dijiste, de hecho llegue antes —dijo incorporándose y mirándome mientras colocaba sus manos en su cadera.

—Yo bueno, también estoy aquí —dije con humor.

Volvió a tomar aire mientras se limpiaba el escaso sudor que adornaba su frente, observándome fijamente.

No planeaba impresionar a nadie, así que al igual que el vestía un par de jeans de un color azul regular, una playera con un estampado de seres mitológicos y un suéter delgadísimo color lila, el cual llevaba abierto para poder lucir mi increíble playera al mundo, mi elección podría verse extraña pero yo me sentía cómoda.

Y eso era lo único que importaba.

—Lo que quiero decir es que nunca acordamos en qué entrada del centro comercial nos encontraríamos, seguro estabas en la entrada del lado derecho, ¿cierto? —preguntó apartándose un mechón del rostro.

—¿Tu estabas en la entrada izquierda? —pregunté con los ojos muy abiertos. 

Asintió.

Nos miramos algo confundidos por un momento pero luego comencé a reír por la extraña situación, el únicamente dejó salir una exhalación de aire, lo más parecido a una risa que alguna vez escucharía seguramente.

—¿Por qué no me enviaste un mensaje?

—Olvide mi teléfono al salir de casa, creí que se me hacía tarde pero luego al llegar aquí me di cuenta que de hecho había llegado temprano, pero sin mi teléfono... era demasiado tarde para volver por el —respondió.

Esta vez fue mi turno de asentir, luego le sonreí de nuevo.

—¿Entonces esto sigue en pie? —preguntó él realizando gestos con las manos.

—Claro que sí, siempre y cuando tú quieras —dije con voz suave para no ahuyentarlo.

—Por un momento creí que dirías que no y te irías porque mi historia no te parecería creíble... aunque en realidad sucedió —dijo con algo de recelo mientras posaba su mano derecha en su nuca.

—Hace falta mucho más que eso para hacerme desistir, entonces...¿qué quieres hacer? —pregunté, ya tenía algo en mente pero no quería sonar como una loca manipuladora que ha planeado cada segundo del día (cosa que no había hecho, por cierto).

—Podríamos ir a comer, o dar una vuelta y platicar, ir a tomar algo o yo que se... es un centro comercial, hay muchas cosas que podríamos intentar —dijo encogiéndose de hombros, parecía emocionado con la idea de deambular por el lugar.

¡Vaya que tenía iniciativa!

Ahora me agradaba aún más.

—Creo que podemos dar una vuelta y luego si algo llama nuestra atención podemos ir a por ello, ¿suena bien? —pregunté.

—Suena bien —respondió.

Su semblante parecía indicar lo contrario pero antes había visto en las reuniones que parecía ocultar todo lo que pasaba por su mente bajo una máscara de desinterés, pero parecía mostrarse interesado al menos basándome en su tono de voz y la forma en que había mencionado las diferentes opciones de actividades.

—Espera —dijo deteniéndome.

Lo mire con la duda pintada en mi rostro.

—Se tu nombre y sabes el mío, pero, ¿y qué más?, creo que podemos empezar con eso.

Tenía un buen punto.

Comencé a caminar de nuevo mientras él se posicionó a mi costado, escuchándome con atención.

—Pues... soy Hange Zöe, tengo 17 años y bueno no hace falta decir la escuela a donde vamos, estudio el 5to semestre de Ciencias Ambientales, grupo L, ¿y tú? —pregunté aunque ya conocía su apellido, no... no era una acosadora, alguien lo mencionó en una de las juntas y lo anoté en mi libreta, es todo.

—Levi Ackerman, tengo casi 18 años, bueno aún faltan 3 meses para ello y estoy cursando mi último semestre de Tecnologías de la Información, grupo H.

Así que por ello nunca lo encontré en mis horas libres, éramos de diferentes semestres, eso no importaba.

—Creí que teníamos la misma edad, no sabía que en las reuniones agrupaban diferentes semestres —dije moviendo mis manos para hacer entender mi punto.

—Técnicamente si tenemos la misma edad y respecto a las reuniones únicamente los de 5to y 6to se agrupan, los de otros semestres más bajos lo hacen de forma individual, creo que hacen las juntas para nosotros porque creen que nuestros compañeros son más responsables, cuando en realidad son más estúpidos que los de nuevo ingreso —dijo haciendo una mueca de irritabilidad.

Reí a causa de su comentario.

—Tienes razón, solo son más viejos y más tontos, algunos incluso solo tienen una de esas dos cualidades —aquello lo hizo esbozar una diminuta sonrisa. 

La gente nos esquivaba sin prisa, aún siendo fin de semana el lugar no estaba muy concurrido.

—Entonces, ¿qué hice para llamar tu atención? —preguntó mirándome de reojo.

—Cumplir con los materiales antes de la fecha límite y permanecer muy callado —dije con honestidad.

Eso pareció bastarle, ya que fue él quien tomó la palabra.

—Tú siempre parecías muy apasionada por todo, gracias a eso nunca tuve que decir una sola palabra en las reuniones, tú exponías todas las dudas que me llegaban a pasar por la mente, así que, gracias, supongo —dijo nuevamente encogiéndose de hombros.

Sonreí ampliamente.

—¿Quieres que entremos ahí a tomar algo? —pregunté señalando el sitio.

Él pareció conforme con el lugar ya que afirmó en voz baja y nos dirigimos al local de bebidas.

Entramos y la escasa gente que había dentro lucía cómoda por el ambiente dentro del sitio, parecía bastante agradable.

Nos acercamos al mostrador, él ordenó un té helado, y yo un frappe con muchísima crema batida encima.

Mientras esperábamos por nuestras bebidas hablamos de cosas sin sentido por ejemplo el libro al revés que un pequeño niño de ojos verdes intentaba leer sin éxito, burlándonos de él en secreto.

Cuando las bebidas estuvieron listas caminamos por el lugar para llegar a una de las mesas vacías al extremo del local, cuando aquel niño de antes pasó corriendo a nuestro lado con un vaso a medio terminar de chocolate helado, derramó un poco en el suelo... provocando que dicho niño terminará por resbalar, vaciando el resto de su bebida, sobre Levi y sobre mi.

—¡Eren!, te dije que no corrieras, mira lo que has hecho —dijo acercándose a nosotros la que parecía ser su madre, ofreciéndonos un par de servilletas para intentar quitar el exceso de la chocolatada bebida de nuestras ropas.

Las tomamos aún sabiendo que aquellas manchas no saldrían más que lavando las prendas, caminamos con precaución para no tener el mismo desafortunado destino que el pequeño Eren y evitar resbalar, llegamos sin percances a una mesa vacía.

La madre del niño comenzó a regañarlo por lo sucedido, algunos momentos después el pequeño Eren vino hasta nuestra mesa y se disculpó con ambos, nosotros le restamos importancia diciéndole que todo estaba bien, y él volvió con su madre, ambos abandonaron el lugar minutos después.

—Creo que ese fue nuestro castigo por burlarnos de él, por cierto tienes un mechón de tu cabello lleno de crema batida —dijo Levi mirando fijamente un costado de mi cara.

Naturalmente me giré rápidamente para intentar observar dónde estaba el problema pero aquello solo hizo que dicho mechón se moviera violentamente y se quedara pegado en mis anteojos, todo gracias a la crema batida.

Hice bizcos por un instante intentando ver que había sucedido, mientras escuchaba aquel sonido que más bien parecía un resoplido de parte de Levi.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó divertido.

—No lo sé —dije riéndome de mi situación.

Él me dio un par de servilletas para quitar aquello de mi cabello, me despoje de mis lentes, dejándolos sobre la mesa, enfocándome en intentar remover la crema de mi mechón.

Levi tomó mis lentes y comenzó a limpiarlos, en cuanto terminé con mi cabello él me los ofreció para que los usara una vez más.

—¡Wow, todo se ve tan claro! —dije impresionada, viendo en todas direcciones.

—Eso es porque seguramente nunca limpias esas cosas, el pañuelo no miente —dijo mostrándome el pedazo de tela con el que los había limpiado.

Era cierto, mis lentes eran un asco.

—Entonces... ¿Qué haces en tus ratos libres? —pregunté tomando con una cuchara un poco de crema batida de mi bebida.

—A veces muchas cosas, a veces nada... me gusta limpiar y organizar —dijo tomando un sorbo de su té.

—¿No te gustaría venir a mi casa y ayudarme a organizar mi habitación? —dije riendo, estaba claro que había sido un chiste.

—Si no tengo nada que hacer entonces si te ayudaría —dijo restándole importancia al asunto mientras intentaba quitar una de las muchas manchas de la bebida que nos cayó encima.

—¿Hablas en serio? —pregunté antes de darle un sorbo a mi bebida.

—Se que lo dijiste como un chiste, pero sí, era en serio, disfruto hacer ese tipo de cosas, me parece una actividad desestresante...ahora es cuando te levantas y te vas, ¿no es cierto? —preguntó moviendo en círculos el contenido de su bebida dentro del recipiente con una calma abrumadora.

Nos miramos, bebiendo de nuestros respectivos vasos de plástico, intentando adivinar los pensamientos del otro.

—No, no pensaba irme, y no sabes lo que acabas de ofrecer... mi habitación tiene tantas cosas en ella que a veces mis mascotas se extravían allí—dije recordando aquella vez que mi pequeña rana, Bean se perdió por tres días debajo de mi cama.

—¿Qué clase de mascotas tienes? —dijo con cautela.

—Ranas, un par de ellas —dije sonriendo.

Él soltó un suspiro.

—Creí que dirías algo como una anaconda o un caballo —dijo con cara de susto.

Lo cual al final nos hizo reír por lo ilógico que sería perder un caballo en una habitación.

Nuestras bebidas finalmente se terminaron y salimos de aquel local.

Charlando más animadamente que cuando nos encontramos por primera vez.

—Me gusta el color de tu suéter —mencionó en una oportunidad Levi.

Lo mire extrañada, no era algo que los chicos dijeran, pero sin dudas fue algo que me hizo feliz, el tenue color lila que pintaba la tela había llamado su atención, eso me gustó.

—A mi me gusta el color de tus ojos —dije sonriéndole.

Aquello pareció tomarlo por sorpresa ya que sus mejillas se colorearon de un tenue color rosado, tan pronto como hizo acto de presencia, desaprecio... su autocontrol era impresionante.

Continuamos caminando sin decir nada más.

—¿Son azules? —decidí preguntarle.

Negó, mientras se detenía a mirar el aparador de una tienda de mangas.

—Grises —respondió mucho más interesado en el interior de la tienda que en la pregunta que había hecho—. Voy a entrar, creo que encontré algo que buscaba desde hace algún tiempo—dijo acercándose a la puerta.

—¿Vienes?— preguntó finalmente.

Asentí, tenía curiosidad que clase de lectura le gustaría.

Al final resultó que lo que buscaba no era exactamente para él, si no para su pequeña prima, la cual que estaba obsesionada con un par de mangas.

Levi me explicó brevemente de que trataba cada uno, en el primero según mencionó aparecía un niño con un ojo azul y otro violeta con un extraño círculo en el, eso según me explicó Levi demostraba el pacto que había hecho con un demonio y el otro manga trataba acerca de dos chicos y una chica, quienes eran hechiceros e intentaban salvar personas con sus poderes, uno de ellos tenía el pelo rosado y al parecer dentro de su cuerpo vivía un ser demoniaco...no tenía idea de su existencia pero el mencionó que la historia de ambas era interesante.

Más tarde investigaría un poco más sobre ellas.

Compro varios tomos de ambas series, y luego abandonamos el lugar.

—¿Cuál es el nombre de tu prima? —pregunté.

—Mikasa, apenas y aprendió a caminar se volvió un monstruo imparable, lo único que la detiene de pasarse el día lanzándose de los muebles es esto—dijo señalando la bolsa con mangas—. Bueno esto y un amigo suyo, el cual parece su conciencia, es un chiquillo rubio que conoció en la escuela, nunca se separa de ella, ahora que lo pienso es muy extraño— dijo haciendo alusión a aquella pequeña historia.

Aquello que mencionó ciertamente sonaba adorable.

—Se que acabamos de tomarnos las bebidas pero después de correr creo que tengo hambre, no he comido nada desde la mañana —dijo mirándome con algo de culpa por la sugerencia.

Con un movimiento de mano le indique que no pasaba nada.

—Yo tampoco he comido nada y también tengo hambre... así que antes de que nuestros estómagos comiencen a quejarse por maltrato busquemos algo —dije de forma firme.

Vagamos un poco por la zona de comida rápida, comentando cosas sin sentido sin encontrar algo que llamara particularmente nuestra atención, por lo que decidimos buscar en los locales de la segunda planta.

Una pizza, eso decidimos comer al final, ya que estábamos a un paso de enloquecer por el hambre.

Pedimos una pizza ridículamente grande para dos personas, la cual contenía ingredientes que ni siquiera sabía que existían, solo sabíamos que su precio era conveniente y que probablemente ambos podríamos llevarnos un par de trozos extra a casa.

Poco a poco comencé a notar que Levi llamaba la atención de la gente en la mayoría de los lugares donde nos habíamos paseado, es decir no era una persona desagradable de ver, pero al parecer su expresión indescifrable o más bien misteriosa, cualquiera de ambas, era lo que hacía que más de una chica se girara a verlo.

Observándolo de cerca pude notar lo que antes comentó, sus ojos si eran grises, y sus facciones eran delicadas, era lo que llamarían en las novelas de romance una belleza misteriosa, aunque eso no lo diría en voz alta... no quería que se fuera a media comida.

—¿Qué tengo? —preguntó sin observarme.

—¿Hmm? —pregunté sin dejar de analizar su rostro.

—¿Tengo algo en mi cara? —preguntó.

—Ah, no, no... es solo que tienes una cara bonita —dije antes de pensarlo con más detenimiento.

Él ahora se giró y me observo, con el mismo detenimiento.

—Tú cara tampoco está mal, no había notado que tienes pecas —dijo levantando su mano derecha mientras tocaba mi mejilla justo antes de llegar al borde de mis lentes.

Mi cara se calento un poco, no mentiré, fue sorpresivo.

La llegada de la pizza nos salvó de continuar con esa inspección algo vergonzosa que estábamos haciendo el uno del otro.

—Entonces...¿te gustaría ser mi amigo? —pregunté, sin más.

Él me observo, terminando de masticar un trozo de su rebanada de pizza.

La pregunta pareció dejarlo algo sorprendido por lo que continuo masticando, indicándome de forma indirecta que esperara.

Pero bueno, yo nunca había sido particularmente buena haciendo eso.

No mentiré, comencé a perder la paciencia, tanto que golpee mi rodilla contra la mesa, de forma accidental, claro, derramando nuestras bebidas sobre la misma... directamente sobre nuestros pantalones.

Por más servilletas que intentamos colocar para evitar la desgracia, había sido demasiado tarde, ya que parecía que ambos nos habíamos orinado en nuestras ropas.

Suspire frustrada, esto no estaba saliendo lo suficientemente bien.

No me sorprendería que cuando termináramos de comer él simplemente dijera algo como: No me vuelvas a buscar, o algo igual de desalentador.

Mientras mordía mi labio inferior, intentando salir de mi propia miseria y quitando un mechón de cabello que no me dejaba ver con claridad, fue que lo escuche reír.

Una risa de verdad, no un simple resoplido.

—¿De que te ríes? —pregunté indecisa.

—Parece que este no fue nuestro día —dijo intentando quitar el exceso de la fría bebida de su pantalón.

—Mi torpeza es algo con lo que debo lidiar a menudo —dije escondiendo mi rostro entre mis manos.

—Un error lo comete cualquiera, así que déjate de tonterías, no pasó nada... aunque es un alivio que las bebidas no estuvieran calientes —dijo con una cara de pánico.

Eso me hizo reír.

Continuamos comiendo como si nada hubiera sucedido.

—Y respondiendo a tu pregunta, sí, si quiero ser tu amigo, creo que sería divertido tener más salidas cómo está —dijo señalando la mesa donde estábamos.

Creo que más que la mesa se refería a lo que habíamos hecho ese día, la verdad es que si bien habían sucedido eventos desafortunados, no podía decir que no me la estuviera pasando bien.

Al terminar abandonamos el lugar, y por primera vez desde que lo vi corriendo revisé la hora en mi teléfono, 9:38 pm.

Mi madre me mataría si llegaba después de las 10:30 pm, ni siquiera le había enviado un mensaje diciéndole que saldría, simplemente lo olvide.

Continuamos caminado por el centro comercial, notando algunos locales comenzar a cerrar por la hora, la gente ya era más bien escasa en el sitio.

—Creo que será mejor que nos vayamos —dije sin en realidad querer irme aún.

—¿Qué hora es? —preguntó. 

—9:40

—Mierda... —dijo casi tropezando con una chica que salió corriendo de solo ella sabía donde.—Sí, será mejor que nos vayamos.

Salimos al frío clima del exterior, el aire estaba helado, y la verdad es que no llevábamos mucha ropa encima, casi podía sentir mis dientes castañeando.

—¿Por donde vives? —preguntó con total normalidad mientras su cabello se movía al compás del viento.

De tan solo verlo sentía más frío, pero él no parecía molestarse por algo como eso.

Señale detrás nuestro, y comenzamos a caminar.

—N...no es necesario que vayas conmigo —dije intentando no sonar ridícula por el frío que no me dejaba hablar con claridad.

—Es tarde, y no me gustaría que anduvieras por ahí tu sola, ademas mi casa queda por ese mismo rumbo...creo que hubiera sido una buena idea traer un suéter —dijo y creí que lo decía por mi, ya que con cada paso que daba temblaba un poco más.

Me estaba juzgando por irresponsable.

—Tienes razón, creo que me pase de ingenua cuando no traje conmigo otro suéter más abrigador —dije encogiéndome intentando evitar el frío.

Me miró contrariado y luego negó.

—Me refería a mi, debí haber traído un suéter, así hubieras podido usarlo tú —dijo como si fuera lo más obvio del universo.

Y a pesar del frío, me sonroje.

Su vestimenta era aún más ligera que la mía pero el parecía no sentir nada.

—¿No ti...tienes frío? —me vi obligada a preguntar.

—La verdad es que no, mira —dijo extendiendo su brazo para que lo tocara.

Y aun a través de la camisa el bastardo tenía la piel cálida, maldito él y su estúpida temperatura corporal.

—Cr...creo que te odio —dije soltando su brazo.

Él simplemente esbozó una ligera sonrisa, y luego ofreció su brazo de nuevo.

La forma en que termine aferrada a él seguramente me haría ver como una desquiciada-posesiva, pero el frío que sentía ahora mismo no me dejaba pensar con claridad.

En todo el trayecto que recorrimos hasta mi casa no hablamos ni una sola vez, y lo agradecía ya que cada vez que había intentado hablar anteriormente mi lengua se trababa de forma espectacular y las palabras salían a medias.

No importaba el silencio, todo parecía ir bien, la verdad es que me sentía estúpidamente cómoda con él, y bueno contando el día de hoy llevábamos 1 día de conocernos.

Finalmente después de 10 minutos de camino llegamos a mi casa, y para sorpresa mía, él mencionó que su casa quedaba un par de calles más adelante de donde nos encontrábamos.

—Sup...supongo que eso es t..todo —dije refiriéndome a la salida.

—Ajá —y seguramente esperaba que dijera algo más pero mi estúpido cuerpo no podía con el frío, por lo que él continuó hablando—. Escucha Hange, no creo que sea muy común que nos encontremos en la escuela a no ser por las reuniones, pero si quieres que volvamos a salir y que nos tiren encima varias bebidas, envíame un mensaje, ¿bien? —preguntó.

Aquello me hizo reír con ganas, haciendo que me olvidara del frío que sentía hacía segundos atrás.

—Espera, ¿eso qui..quiere decir que te la pasaste bien hoy?.

—Hacia mucho tiempo que no salía a comer y tirarme cosas heladas en los pantalones, fue divertido —dijo encogiéndose de hombros en un gesto que me pareció lindo, ya que él no tenía frío pero por un momento aparentó que lo sentía o pudo haber sido simple vergüenza.

—No sabes el gusto que me da escuchar eso, además aún hay muchas cosas que no se de ti —dije sin tartamudear por el frío, por una vez.

—Ya tendremos tiempo de preguntarnos nuestro color favorito y de leernos nuestros horóscopos de la semana —dijo con una cara mortalmente seria mientras asentía.

—¿Te gusta leer tu horóscopo? —pregunté medio en serio, medio en broma.

—Claro que sí, ¿a quien no?... lo hago todos los días antes de salir de casa —dijo de nuevo con esa misma seriedad.

Y no fue hasta que levanto una ceja y su boca se curveó ligeramente hacia arriba que supe que estaba siendo sarcástico, y comencé a doblarme nuevamente de la risa, este tipo si que sabía hacer chistes.

—Eres muy divertido —dije palmeando su hombro.

—Intentó controlarme lo mejor que puedo, no quiero matar a nadie —dijo y sentí como si lleváramos años conociéndonos—. Será mejor que entres, tú nariz está a segundos de caerse por el frío —dijo ahogando una risa.

No pude hacer más que golpearlo, aunque si tenía bastante frío.

—No en serio, entra... tu nariz está sufriendo, igual que tú, ya entra —dijo empujándome hacia la puerta.

Reí a causa de su semblante de preocupación.

—Ya voy, ya voy —dije poniendo de mi parte y caminando hacia el lugar donde me empujaba.

Abrí la puerta y el calor que desprendía el interior de mi casa me reconfortó al instante.

—¿Quieres pasar? —le pregunté.

—No, ya tendremos tiempo para pijamadas, debo ir a terminar un ensayo —lo último fue lo único que dijo en serio. 

—Recuerda que siempre que estes aburrido puedes venir a limpiar mi habitación, o toda mi casa si así lo prefieres, después de todo ahora sabes donde vivo —dije con obviedad.

—Podría ser un asesino en serie, ¿sabes? —dijo.

—Con ese sentido del humor lo dudo, tus chistes son muy malos, los asesinos seriales tienen más encanto con las palabras —dije sarcástica.

Se encogió de hombros y por un micro segundo creí que lo había ofendido, pero luego volvió a hablar.

—Mierda, supongo que debo trabajar en ello... —hizo un gesto de estárselo pensando con mucha profundidad.

Silencio.

Y luego empezamos a reír, había reído más en estos últimos minutos que en toda mi estadía en la preparatoria., era un cambio agradable.

—Bueno, ahora sí debo irme, era cierto lo que dije, si quieres volver a ir a algún lado envíame un mensaje o si no tienes nada mejor que hacer avísame y puedo venir a aquello de la limpieza —dijo comenzando a alejarse.

—Te arrepentirás del ofrecimiento el día que entres a mi cuarto.

—Al final creo que la asesina serial eres tú... esa frase no fue muy alentadora, creo que incluso tengo miedo —dijo aparentando temblar pero con una cara increíblemente seria.

Era un idiota muy ocurrente.

—Ya vete, no quiero que mueras por culpa del frío —dije temblando de nuevo.

—Bien, me voy... cuídate, nos vemos el viernes en la reunión grupal —dijo levantando una mano al aire y sacudiéndola.

Imite el gesto y luego cuando se encontraba algo alejado le grite.

—¡ENVÍAME UN MENSAJE CUANDO LLEGUES A TU CASA!.

Lo vi asentir y luego continuó caminando.

Aquella salida había sido de lo más interesante.

Mi intuición no se había equivocado al mostrar un interés en él, después de todo era una persona muy divertida.

Entre a la cocina para dejar las rebanadas extras de pizza en la encimera, después subí a mi habitación y comencé a cambiarme de ropa.

Aún podía sentir el frío en mi rostro pero no era para tanto, ¿cómo es que él había soportado ese clima infernal?

Negué mientras buscaba un par de pantalones de tela gruesa para poder soportar el inclemente clima que seguramente bajaría un par de grados más durante la madrugada.

Ya dentro de mi pijama continué acomodando algunas cosas por aquí y por allá cuando finalmente escuche que un mensaje había llegado a mi teléfono.

Asesino serial -Levi-
  "Estoy en casa 👍🏻 "
(10:47 pm)


"Muy bien, que descanses ( ◠‿◠ )"
(10:48 pm)

Asesino serial -Levi-
"Tú también descansa -intente hacer una de esas cosas pero no supe cómo- :p"
(10:52 pm)


"Luego te mostraré cómo puedes hacer estas caritas (°▽°)"
(10:56 pm)

Asesino serial -Levi-
"Espero que no sea uno más de tus trucos de asesina serial"
(11:02 pm)


"(°_°) claro que no..."
(11:04 pm)

Asesino serial -Levi-
"Eso espero...voy a terminar mi ensayo, Levi fuera ✌🏻"
(11:05 pm)


"Que termines pronto, Hange fuera ✌🏻"
(11:06 pm)

Sería tonto de mi parte el decir que esa noche no había dormido con una sonrisa enorme en mi rostro, esperando que la semana pasara lo más rápido posible, esperando con ansias a que llegara el día viernes.

Me divertí escribiendo la personalidad de Levi y Hange de forma más relajada pero con esos chistes tontos que los caracterizan, sin todo el horror y la tensión de la carga que tienen ambos sobre sus hombros en el manga creo que esto es lo más cercano a su verdadera personalidad hablando de un entorno escolar.

¿Qué les pareció?

Mini trivia:
¿Cuál es el nombre de los dos mangas que se mencionan en la historia?
El primero es bastante fácil pero el segundo no tanto ;)
[El ganador podrá elegir ya sea una historia personalizada o elegir alguno de los one shots pasados de este libro para que sea contado desde la perspectiva contraria (si lo contaba Hange, lo podrán leer desde el punto de vista de Levi o a la inversa)]

Quejas/ sugerencias: aquí.

¡Todos aman los votos y los comentarios!

¡Nos leemos pronto!

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