( 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋 𝐇𝐀𝐋𝐋𝐎𝐖𝐄𝐄𝐍 )
Escuchaba en todas partes que se acercaba Halloween, pero no sabía qué era eso. Alice se encontraba super emocionada porque llegara ese día, lo cual no le faltaba mucho ya que era mañana.
—Sigo sin entender qué es Halloween. —dije mientras dejaba a un lado de la mesa mi décimo plato de espagueti y Jasper me pasaba el undécimo sin necesidad de que se lo pidiera. Qué bien me conocía.
Alice suelta un suspiro dejando sobre el sofá una momia falsa —estaba decorando la casa—.
—Halloween es una festividad que sucede una vez al año, en la que los niños y los jóvenes se disfrazan y salen a pedir dulces. —me explica Rosalie.
—¡Asombroso! —grité eufórica y con una gran sonrisa en mi rostro. Halloween se escuchaba extraordinario. Será mi nueva festividad favorita —. ¿Yo también me puedo disfrazar? Ay, digan que sí —ruego haciendo puchero.
Los Cullen soltaron una risa, Alice sonrió emocionada para después asentir.
—¡Por supuesto! ¡Justamente tengo un disfrazar que te puede quedar perfecto! —me agarra del brazo para después llevarme a su habitación con Rosalie atrás nuestro.
Me senté en el sofá de la habitación de la pelinegra y Rosalie se sentó a mi lado. Alice comenzó a buscar en su armario, se volteó una vez que lo encontró.
—¡Aquí está!
En su mano se encontraba un vestido azul cielo con unas manchas esponjosas y un delantal blanco por delante, unas medias de rayas negras y blancas junto con unos tacones negros.
—Ouh, yo quería uno de dinosaurio para poder hacer ruaggr. —volví hacer un puchero, Rosalie rió y Alice hizo una mueca.
—Ya no dejaré que veas Dinoamigos. —Dijo Rosalie, a lo que yo me encogí de hombros.
—Pero te verías más bonita como Alicia. —Alice volvió a guardar el disfraz para después soltar un suspiro.
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—¡Dulce o truco! —extiendo mi calabaza frente al dueño de la casa donde fui a pedir dulces. El señor metió unos dulces en mi calabaza para después cerrar la puerta.
—¿Cuántos dulces ya tienes? —me pregunta Jasper, quién fue el que me acompañó a pedir dulces. El resto se fue a una fiesta, pero yo preferí salir a pedir dulces al igual que Jasper.
—Doscientos cuarenta, ¿y tú?
—Doscientos treinta. Me estás ganando.
—Mi encantó cómo dinosaurio es mejor que el tuyo de fantasma.
—Eso es cierto. Lastima que todo ese traje oculta tu verdadero encanto.
Poseidón, ¿Por qué mi cara está ardiendo?
El resto de la noche recolectamos más dulces que duraban hasta por dos años. Y no lo negaré, fue divertido estar con Jasper.