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Taehyung apretaba los puños con más fuerza de la debida, aguantando todas las ganas que tenía de golpear lo que sea que estuviera a su alcance.
Simplemente no podía dar crédito a aquellas asquerosas escenas.
Había visto muy de cerca, para desgracia de los sentimientos que tenía hacia Jimin, el gran amor que Jungkook expresaba a cada segundo por el rubio. Ver esos videos y darse cuenta de la hora, fecha y atuendo que claramente pertenecían a un tiempo reciente, lo había desconcertado demasiado. No podía decir que Jungkook era su persona favorita en el mundo, porque literalmente se odiaban, pero no por eso iba a negar el hecho de que había cambiado en actitud y trato gracias al bonito chico.
Era, por cualquier lado que lo viera, algo simplemente impensable.
Pero luego volvía a recordar las imágenes y no le quedaba más que pensar que sí, que lamentablemente, las buenas ideas que se había hecho de su hermanastro eran por completo falsas. No había nada que pudiera evitar su culpabilidad en lo que habían visto.
Todo encajaba a la perfección.
Pasó una de las manos por su cabeza, sin rendirse aún a intentar pensar en alguna manera de que todo eso hubiera sucedido.
- Esta es una jodida mierda...- murmuró el azabache, totalmente asqueado, estaba frustrado hasta la médula de tanto pensar-.... Una maldita mierda...- repitió sin saber muy bien como sentirse.
Reconocía el rostro de su mejor amigo a leguas. Reconocía su jodida voz. Y claramente reconocía el traje que no hace mucho Jimin le había obligado a comprar.
Era el traje.
Era el mismísimo y maldito traje.
Las imágenes eran claramente fuertes, tenían las fechas correspondientes de forma conveniente a su horario de trabajo. Todo parecía ser por completo verídico a simple vista. Namjoon sabía que se trataba de Jungkook. Estaba más que seguro de que era él, pero algo simplemente no le cuadraba del todo.
Taehyung y él estaban prácticamente dándole mil y un vueltas al asunto, preguntándose millones de cosas sobre ello... ¿Era cierto lo que veían? ¿Jungkook realmente estaba mintiendo? ¿Por qué lo hizo? ¡Estaba jodidamente destrozado en ese momento, simplemente no había razón alguna para hacer algo así!
El azabache negó con la cabeza, mientras volteaba hacia su novio.
- Ya deja de ver eso...- murmuró disgustado.
-... Necesitamos ayuda aquí, no hay nada en esa mierda...- añadió Taehyung casi con angustia.
- Cállense, estoy concentrado- gruñó hacia ellos.
- Vas dos horas ahí sentado- Nam bufó.
- Estoy revisando esto, cierren la boca...- soltó mordaz.
- Vimos los videos treinta veces como mínimo... Eres el único capaz aquí de repetirlos una y otra vez sin empezar a dudar de Jungkook...- soltó decepcionado de sí mismo por lo que acababa de decir- Mierda... Estoy rompiéndome la cabeza intentando explicar esto, pero...- suspiró otra vez- Carajo...
Seokjin siguió clickeando en la pantalla, él no se dedicaba a sobrepensar la situación y sus porqués. Se encontraba mirando los videos, sin parar, buscando alguna señal por más mínima que sea de algo falso en ellas. Lo había estado haciendo por bastante tiempo en realidad, pero tenía que haber algo que se le estaba escapando.
Todos los datos en cada uno de los videos coincidían casi a una extraña perfección. Desde las fechas de los mismos, hasta los lugares en los que estos habían sido filmados.
Ahí había gato encerrado, definitivamente lo había.
Cuando estaba reproduciendo una de las partes, por quizás millonésima vez, logró percatarse de un ínfimo detalle en la grabación. Con sus escasos, pero precisos conocimientos en informática, agrandó la imagen y disminuyó la velocidad del video. Entrecerró los ojos justo en la parte en la que captó que los pantalones azules de Jeon, en la parte más baja de estos, cambiaban a una tonalidad mucho más oscura que aquel vívido color.
Volvió a agrandar la imagen y buscó más partes de entre las cintas que tuvieran momentos similares en los que aquel color cambiara.
Encontró que a veces las mangas de la camisa cambiaban de color y forma. Lo mismo con la corbata, que por segundos desaparecía y aparecía nuevamente. Repitió el proceso varias veces hasta que logró darse cuenta de otro detalle que terminaría por confirmar sus sospechas.
- Es una maldita edición...- soltó, pasando ambas manos por su rostro.
Los otros dos allí presentes voltearon a verlo de inmediato.
- ¿Qué?- Nam se acercó a la pantalla al instante.
Taehyung lo siguió de cerca.
- Fue un trabajo casi excelente, pero la persona que lo hizo falló en cubrir por completo partes como el pantalón, la camisa y corbata de Jungkook- señaló los minutos y las imágenes en las que claramente se observaba la diferencia- Además, olvidó de editar algo muy importante...- soltó, señalando el fondo de uno de los videos- Aquí... Justo en la ventana.
Namjoon y Taehyung cerraron los ojos, sintiéndose los seres más estúpidos del planeta al no haber notado aquel detalle con anterioridad.
- ¿Lo ven no?- dijo mordiéndose el labio inferior.
Ya se encontraba meditando lo que podía llegar a hacer.
- El viejo edificio Hongdae...- Taehyung casi gruñó.
- Derrumbaron ese maldito lugar el año pasado....- el azabache murmuró.
Namjoon sonrió al instante, demasiado aliviado ante la inocencia de su mejor amigos. La vergüenza de haber dudado de él en varios momentos, siendo él mismo quien juzgaba a Jimin por hacerlo, terminó por borrar la mueca alegre de su rostro. Era un hombre demasiado transparente como para volver a mirar a Jeon a los ojos sin sentirse mal.
Taehyung, por otro lado, se encontraba pensando en la persona detrás de todo ese lío. La cosa era grave, muy grave. Al encontrar al responsable se le podría llevar sin duda alguna a juicio. Más de un delito estaba implicado allí. Estuvo a punto de proponer alguna cosa más cuando el rostro consternado de Seokjin llamó su atención.
- ¿Te encuentras bien?- preguntó en voz baja.
Namjoon volteó hacia él también.
El pelirrosa soltó un suspiro bajo.
- ¿Cómo voy a decirle?- dijo casi en un susurro.
- ¿Qué?- Nam se posicionó a su lado, tomándole una mano con cariño.
El chico se encogió de hombros, aceptando la mano intrusa con la misma dulzura; sin embargo, no miró al azabache. Sus ojos caían directamente sobre Taehyung.
- ¿Cómo le diré que se equivocó?- le preguntó, casi asustado.
El de cabellos grises sentía una mezcla de emociones irrumpir en su abdomen. Ahora que Jin lo decía, por fin recordaba el hecho de que Jimin literalmente estaba al borde del colapso. Su inestabilidad era tremenda, más de lo que nunca pensó que sería. Reconocer que había cometido un error tan grande que, literalmente, lo estaba llevando a la ruina emocional desde hace unas semanas, no iba a ser precisamente enriquecedor.
Tendrían suerte si al contarle, el rubio no sufría uno de sus tantos y ahora mucho más persistentes ataques de pánico.
- Tal vez debamos esperar un poco para decirle- sugirió luego de un par de minutos de reflexión- Debe mejorar un poco al menos. No creo que sea lo mejor restregarle en la cara que acaba de echar todo por la borda en su actual estado...
Jin pasó saliva, sorprendiéndose de lo difícil que fue.
- Debería saberlo... Ahora, quiero decir- añadió Namjoon, en voz baja.
- No lo tomará bien- repitió Taehyung.
- No pienso que vaya a tomárselo bien ni ahora ni en dos semanas o cuando sea que piensen decirle- murmuró igual de abstraído- Será muy difícil que lo acepte, pero no quiero que piense en Jungkook como la persona que lo engañó con medio mundo por más tiempo. No fue así y debe saberlo...- soltó en un murmullo.
Jin miró a ambos chicos, quiénes decían palabras casi audibles y empezaban a discutir, de forma objetiva claramente, sobre el futuro de aquella reciente revelación.
Luego de tal vez veinte minutos analizando la situación e ignorando olímpicamente las opiniones que en un principio le había gustado oír, comenzó a hablar.
- Mañana hablaré con él- murmuró.
- Pero...- el peligris trató de interrumpir.
El menor negó brevemente.
- Lo conozco mejor que ustedes, sé lidiar con él y sus genios. Odia que no le digan la verdad a la cara... No puedo simplemente dejar que siga creyendo cosas que no son. Si espero más tiempo, quizás todo esté incluso peor...- dijo poniéndose de pie.
Taehyung asintió, sin muchas ganas de nada en realidad.
- Ya es tarde...- agregó Seokjin nuevamente- Necesito regresar a casa o mis padres van a matarme.
Nam no esperó a que dijera algo más y acompañó a su novio hacia la salida. Tae guardó la laptop y el USB en la maleta que había llevado. Luego, los tres caminaron en un silencio casi sepulcral hacia el ascensor. Ya en la recepción del hotel, se despidieron con una breve reverencia. Namjoon llevó a Seokjin a casa y Taehyung fue a la suya, esperando que Jimin se encontrara durmiendo.
Sinceramente, no se sentía capaz de hablar con él.
Compró comida, solo por si acaso. Helado de fresa y toda clase de frituras que el rubio amaba. Sabía muy bien sobre su reciente mala relación con los alimentos, pero al menos debía tratar. En esos momentos, hacer que probara lo que sea sería considerablemente bueno. Sin embargo, al llegar, el silencio y la oscuridad de su departamento terminaron por decirle que en efecto, el rubio estaba durmiendo. Dejó lo que había comprado a un lado, dispuesto a ver cómo se encontraba antes de hacer alguna otra cosa. Entró en su habitación, sintiéndose increíblemente pequeño ante el sonido que invadió sus oídos.
El ovillito tembloroso recostado sobre aquella cama le retorció el corazón.
No pudo aguantarlo más y caminó con firmeza hacia él. Se sentó al pie de la cama, escuchando cómo los hipidos cesaban de a pocos. Jimin levantó la cabeza, la oscuridad no le permitió apreciar su bonito rostro.
- ¿Quieres... quieres un abrazo?- preguntó el mayor en voz baja.
El rubio dejó escapar una risa triste y corta.
- Si no es mucho pedir...- soltó.
Kim se acercó a él y como si de un cristal se tratara, lo acogió entre sus brazos. Acarició su espalda e incluso intentó arrullarlo como pudo. No era bueno con sus sentimientos, con las emociones ni mucho menos en entender a los demás; pero si tenía algo en claro en esos momentos, era que quería ver nuevamente aquella sonrisa genuina en el rostro del chico.
Para su buena suerte, Jimin se quedó dormido entre sus brazos apenas unos minutos después.
Peinó sus cabellos hacia atrás y besó su frente. Luego lo recostó sobre la cama nuevamente, dejándolo descansar.
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Abrió los ojos y lo primero que vio fue la silueta de Seokjin en una de las ventanas, parecía estar buscando algo. Bostezó unos segundos y se sentó sobre la cama, comenzando a pensar qué es lo que se encontraba haciendo.
Sus alertas se encendieron al instante, pensando que tal vez estaba realizando una exploración en el lugar. Habían dos frascos de pastillas en total, si su mejor amigo se percataba de la ausencia de uno, muy probablemente ya estaría al tanto de su posible ladrón.
Suspiró levemente, sintiendo la ansiedad empezando a nacer en el centro de su estómago cuando el pelirrosa volteó hacia él.
Sus planes de sacarlo del lugar se esfumaron al verlo esbozar una mueca extraña.
- Buenos días...- Kim sonrió.
Jimin frunció levemente el ceño mientras se adaptaba a la luz del sol colándose desde un lado de la habitación.
- Hola...- murmuró.
Seokjin se sentó a su lado y volvió a sonreír.
- Traje tu desayuno- soltó tendiéndole una bandeja de cereal y yogurt de fresa- No es mucho, así que no va a chocarte si lo comes todo.
El chico le pellizcó una mejilla y sonrió una vez más. Tres veces en menos de un minuto.
Algo andaba mal.
- Pasó algo... ¿Verdad?- dijo con aire desesperanzador.
Jin no lo miró a los ojos por unos segundos. Luego comenzó a dar vueltas y vueltas, platicando sobre lo hermosa que estaba la mañana. El rubio comió sin ganas el alimento, tratando de escuchar todo lo que el pelirrosa decía sin perderse en la rápidez de sus palabras. Cuando empezó a divagar por décima vez sobre lo bonito que lucía el cielo, Park le tomó una mano.
- Ya dilo- dijo probando el yogurt- ¿Qué sucede?
Kim suspiró, sin estar muy seguro de hablar o no.
Los ojos hinchados y rojos del rubio lo tenían más que preocupado. Quizás decírselo todo en ese momento no iba a ser lo adecuado al fin y al cabo. La sola posibilidad de que todo empeorara en base a eso le...
- Es sobre él... ¿verdad?- susurró el chico, revolviendo los cereales.
- Sí- dijo finalmente.
- ¿Vas a decírmelo o no?- soltó cansado.
- Es algo delicado... No sé cómo vayas a tomarlo- admitió tras unos segundos de silencio.
Jimin se encogió de hombros, dando el que tal vez sería el último bocado de cereal.
Jin comenzó a hablar, en voz baja y algo distante; relatando todo lo sucedido el día anterior de principio a fin. Le contó y mostró las imágenes que probaban la inocencia de Jungkook, incluso le trajo un artículo sobre la demolición de aquel edificio. Lo dijo todo de la manera más comprensiva que pudo, tratando de no hacerlo sentir mal por sus acciones.
Se sorprendió al darse cuenta de que había estado hablando solo por tal vez quince minutos.
Alzó la cabeza, percatándose de que Jimin lucía increíblemente tranquilo. Lo que le pareció incluso más increíble, fue verlo esbozar una pequeña y dolida sonrisa.
- Oye...- susurró, masajeando uno de sus hombros- Si quieres llorar, sabes que puedes hacerlo...
El rubio negó, sonriendo un poco más.
- Di algo, Jimin... Estás empezando a asustarme- arrugó el entrecejo.
El rubio dejó la bandeja a un lado y se abrazó a sí mismo en un vago intento de obtener el consuelo que nadie más que Jeon podría otorgarle.
- Tenía muchas cosas en la cabeza- comenzó a hablar- Todo lo que ella me dijo me hizo pensar demás en todo... Luego comenzamos a pelear... Y después apareció ese maldito USB...- dijo en voz baja- Supongo que si no hubiera estado tan confundido todo sería diferente ahora.
- ¿Ella?- preguntó de inmediato- ¿Quién ella, Min?
El rubio apenas le hizo caso.
- No mintió...- sonrió- Nunca me mintió, Jin...- dijo dejando caer una pequeña lágrima- Soy el más grande idiota de todo el mundo por desconfiar de él, eso lo sé... Quiero llorar, no sabes cuánto y lo peor es que no siento que sea debido a la estupidez que cometí... Estoy feliz de saber que me ama y es tonto que lo diga ahora mismo, pero no puedo evitar sonreír y odiarme a la vez por eso- soltó, empezando a llorar definitivamente- Me gritó que me adoraba con todo el corazón- soltó haciéndose una bolita en su lugar- Y-y yo solo le pedí terminar...- soltó comenzando a hipar con tristeza- Lo mandé todo a la mierda y lo único que me reconforta es que sé que me ama... ¿Puedo ser más idiota?- casi rió- Mi cabeza estaba hecha un lío, pero incluso de esa forma... que todo esto sucediera es mi culpa...- sollozó- Lo extraño, Seokjin... Lo extraño muchísimo... ¿Podré verlo a la cara alguna vez sin sentirme avergonzado?- dijo con tristeza.
- Todo estará bien- trató de sonar seguro, fallando en el intento.
- De todo lo que pude haber hecho, ¿realmente tuve que ser así de precipitado?... ¿Por qué no pensé un poco más en ese momento?... Incluso después de las cosas que le dije, seguía repitiendo que le creyera... Lo dijo varias veces y no le creí... Diablos, hasta hace unos minutos no lo hacía... ¿Puedes creer lo patético que soy?- bufó en medio del llanto- Seguramente debe odiarme... No lo culpo, en absoluto... Está en todo su derecho...
El pelirrosa se acercó a él cuando comenzó a llorar con más intensidad. Lo envolvió en un abrazo cuando se percató de que empezaba a temblar con fuerza.
- Respira, Min...- dijo asustado- Vamos, hazlo despacio... Ya va a pasar, juro que pasará, por favor, trata de calmarte...- soltó con voz dulce, intentando tranquilizar a su ahora muy alterado amigo.
Taehyung observó parte del ataque de pánico desde la puerta, igual de asustado que Seokjin al ver cómo literalmente, el chico se convertía en un manojo de nervios y llanto. Sabía que Jimin sufría de estos desde hace mucho tiempo, pero nunca lo había visto pasar por algo así. Ni a él ni a nadie. Quiso intervenir varias veces, pero la mirada del pelirrosa le indicaba que definitivamente no lo hiciera.
Parecía que no podía respirar y eso lo asustó a niveles nucleares.
Tuvieron que pasar veinte minutos para que por fin, Jimin se calmara por completo. Jin no había dejado de abrazarlo en ningún momento.
Segundos después, el rubio se animó a hablar.
- Se acabó... ¿verdad?- susurró.
Sabía la respuesta. Jungkook mismo le había confirmado que jamás volverían a estar juntos durante su breve despedida.
Jin no contestó.
- No quiero comer más- soltó observando la bandeja de comida- ¿Puedo volver a dormir? Serán un par de horas más solamente- le pidió.
El pelirrosa asintió.
- ¿Quiere que...?- le preguntó haciendo ademán de sentarse en el mullido sillón continuo.
- Me gustaría estar solo- dijo sin muchas ganas.
Kim asintió.
Antes de que se fuera Jimin volvió a hablar.
- ¿Puedes darme una por favor?- dijo con firmeza.
- Deberías tomarla un poco más tarde...- sugirió.
- La necesito ahora- soltó- Por favor...
Y así lo hizo.
Jin le trajo la pastilla que le correspondía y Min la tomó. Se dio cuenta entonces de que su amigo ni siquiera había reparado en la ausencia del otro frasco, sino habría preguntado.
Una vez solo, observó su armario con angustia.
Se repitió entonces que solo serían tres semanas.
Una oportunidad a la vida.
Lo que acababa de suceder no era precisamente alentador, es más, ahora tenía todas las razones para hacerlo. Sin embargo, no rompería la promesa que le hizo a su mejor amigo.
- Tres semanas...- murmuró una vez más antes de recostarse nuevamente.
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Había pasado una semana apenas y como casi todos sus últimos días se había quedado en su habitación, negándose a responder el teléfono u asistir a cualquier clase de evento de renombre que requería su presencia. No era un gran amante del alcohol, pero optar por aquel líquido y olvidarse de todo lo demás le había comenzado a gustar. Claro que no lo hacía a diario, solo cuando más lo necesitaba. En ese preciso instante, por ejemplo.
Enterarse de que ahora Taehyung iba a casarse con Jimin no había sido precisamente alentador.
Tenía las fotografías del rubio en manos y adoraba haberlas tomado en su momento. Y claro, también había conseguido una copia de aquella revista Vogue que antes no se había animado a comprar. Todos habían elogiado a Jimin por aquella pose y él jamás la había visto hasta ese momento.
Una vez más no se avergonzaba de aceptar que sin duda alguna era el chico más hermoso del jodido mundo.
Lo extrañaba como nunca a nadie. Todo, absolutamente todo le recordaba a él. Había comenzado a pensar que tal vez aferrarse tanto al rubio era casi enfermizo. Ni siquiera quería olvidarlo para empezar. Además, la herida estaba demasiado fresca como para poder cicatrizar con tanta rapidez.
Caminó, tambaleándose en el proceso, hacia la cocina. Buscaba algo de la comida que Namjoon siempre dejaba para él. El muchacho había tratado de hablar con él y quedarse a su lado, pero él se había negado rotundamente. Quería estar solo por un par de semanas más quizás.
Se sorprendió al ver la comida regada en distintas partes del suelo.
- Mierda- soltó, recordando que había estropeado todo en una pequeña crisis de ira que tuvo esa misma mañana.
Limpió como pudo el desastre en el suelo y cuando el lugar se encontraba ligeramente decente, observó la nevera. Luego darle un sorbo más a su copa de vino, abrió la puerta. No logró contener la pequeña sonrisa que se escapó de sus labios. Los potes de helado de fresa seguían allí, intactos y con aquellos stickers de corazón que el rubio colocaba para marcar algo de su propiedad.
Jimin le colocó uno de esos en la frente una vez y Jeon no se había quejado en lo absoluto, porque sabía que era totalmente cierto.
Ahora mismo podía confirmarlo si es que así lo deseaba. Le pertenecía total y completamente.
Luego de segundos observando aquellos postres mientras sentía el frío de la refrigeradora golpear su desnudo pecho, tomó uno de los recipientes. Lo abrió y probó su contenido, gozando el sabor a fresa que tanto le recordaba a los dulces labios de su chico. Minutos después y con el pote ya vacío, observó al final de corredor.
No había entrado al cuarto de Jimin desde la pelea que tuvieron.
No porque no quisiera, es solo que no se consideraba lo suficientemente capaz de hacerlo, estando en sus cinco sentidos. Por consiguiente, era una gran ayuda encontrarse ebrio hasta la médula. Así que, se dirigió hacia el lugar, tomando la perilla de la puerta casi con temor.
El aroma casi extinto a manzanas inundó sus fosas nasales, provocando que su piel se erizara levemente. Entró segundos después de haberse acostumbrado un poco más a la sensación. Todo estaba tal cual esa tarde, sin sus cosas y aquella alegre presencia, claro. Se asombró de lo triste que lucía la habitación.
Se tendió sobre su cama y se preguntó porqué no estuvo a su lado durante los últimos días que estuvo ahí o en porqué reveló las fotografías al público siendo que estaba consciente de que todo terminaría si lo hacía. Había estado furioso en ese momento, por lo que claramente no pudo pensar bien.
Ahora todo estaba jodido.
Jimin se casaría de igual forma, no con él, pero lo haría. Y Jungkook se quedaría allí, muy probablemente dejaría su trabajo en la empresa gracias a su padre, al odio de los medios y al propio rechazo que sentía hacia sí mismo.
Lo único que podía hacer ahora era arrepentirse y recordar.
Se quedó dormido en su habitación, gozando de la escasa esencia a manzanas que rodeaba las sábanas.
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