No sé qué somos

By laurita95dl

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April es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda ad... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capitulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capitulo 50
Capítulo 51
Epílogo

Capítulo 16

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By laurita95dl

-Entonces dime ¿Vamos por nuestras cosas?, a menos que quieras mirar el teorema primero -preguntó Liam, levantando una ceja cuando se sentó en el asiento que había dejado libre Linda -.

-¿No podrías solo decirme la ecuación? -respondí -.

Hice una mueca. Él río y negó con su cabeza.

-Podría, pero entonces tú no aprenderías, ¿así que cual es el lado divertido en esto? - me dijo -.

-Bien, ¿Dónde ves tu algo divertido en aprender qué presión hace volar una botella de refresco en el aire, de todos modos? - mascullé– Sera difícil usar esto en la vida real; ¿Qué trabajo requerirá que ponga en mi currículo que supe esa esa teoría?.

Él se río silenciosamente.

-Eres demasiado graciosa cuando estás nerviosa, pero al menos no estás ruborizándote -alzó una ceja y me sonrió con satisfacción, con lo que por supuesto inmediatamente me hizo sonrojar - Oh allí está.

Se levantó del asiento y caminó a la mesa de enfrente para recoger todo el equipo que necesitaríamos para hacer el experimento.

La hora pasó bastante rápido, y de hecho fue muy divertido. Liam bromeaba y en realidad hizo mucho del trabajo por mí, por lo cual yo estaba agradecida. Le observé pegándolo todo junto y añadiendo el líquido, midiendo todo con exactitud, hablando de la presión dentro de la botella y cómo el aire comprimido aumentaría. Parecía que se divertía mientras apuntaba números y letras con una sonrisita en su cara. ¡Se veía tan irresistible!

-Bien, ven y haz esta parte -Hizo señas para que cogiese la botella -.

Fruncí el ceño, no quería hacer nada realmente, yo era feliz dejándole hacer todo, pero supongo que tenía que aportar algo en nuestro pequeño experimento.

-Bien, ahora quiero que viertas este liquido despacio, entonces, cuando te diga, vas a ponerle rápido la tapadera -me sonrió con satisfacción mientras se ponía detrás de mi - Las dos sustancias comenzarán a reaccionar inmediatamente entonces tienes que ser rápida con la tapadera.

-¿Reaccionar inmediatamente, qué significa eso? -pregunté mientras comenzaba a verter el liquido- ¿Qué es lo que hay aquí de todos modos? -pregunté, haciendo una mueca –.

Esta combinación de componentes tenia un olor realmente horrible.

-El componente principal es el vinagre -contestó él -.

Asentí y vertí el resto del polvo de una sola vez en vez de lentamente como él dijo

-Mejor ponle la tapa -Liam se río detrás de mí ya que la sustancia comenzó a burbujear rápidamente -.

-¡Oh mierda! ¿Qué está haciendo? -pregunté mientras agarraba la tapadera, pero no fui lo suficientemente rápida -.

Liam se río y agarró la botella colocando su mano sobre la abertura justo cuando parecía que iba a explotar. Esto rociaba espuma amarillenta apestosa por todas partes. Se parecía un poco como cuando agitas una botella de champán. Grité mientras que se rociaba el liquido por todas partes de mi blusa y pantalones.

La gente estaba gritando y escondiéndose bajo sus escritorios, riéndose mientras la botella siguió rociando. Aquel liquidó llegó a todas partes; entró por mi boca y por supuesto mojó mi cabello. Giré y escondí mi cara en el pecho de Liam mientras eso se seguía rociando en mi espalda. Yo podía oír como se moría de risa, y no pude menos que reírme también. Cuando finalmente paró me aparte de la seguridad de su cuerpo. Mi cabello goteaba y olía asqueroso. Liam estaba empapado también. Me sonreía con suficiencia, poniendo sus ojos en blanco.

-¿Qué parte de «verterlo despacio» no entendió, señorita Bloom? -preguntó Liam enarcando una ceja -.

Miré hacia atrás al escritorio y fruncí el ceño. Todo estaba empapado, las pocas notas que yo había estado redactando mientras él trabajaba, el suelo, había espuma hasta en el techo. Me miré hacia abajo y me limpie la humedad de mis manos. Parecía que acababa de salir de una fiesta de espuma de vinagre.

-Mierda, Lo siento mucho -mascullé, mirándolo atrás disculpándome-.

Llevó una mano a su cabello, alborotándolo y sacudiendo gotas de vinagre de él. Liam se río tímidamente.

-Yo también hice eso cuando estaba aprendiendo, y por cierto cuide su lenguaje -Me sonrió con satisfacción, haciéndome reír -.

La campana sonó así que él miró hacia atrás al resto de clase, quiénes reían y agarraban sus mochilas, dispuestos a irse.

-Chicos, aseguraos de poner vuestros nombres en los cohetes y colocarlos a un lado de la clase, volveréis a trabajar en ellos mañana de nuevo – carraspeó -Tal vez sería una buena idea que la gente que trabaje cerca de la señorita Bloom traiga un cambio de ropa por si acaso -bromeó Liam, dándome una palmada en el hombro antes de salir fuera de su aula -.

Puse los ojos en blanco. Bonnie vino a mi lado, sacudiendo espuma de su brazo.

-Me alegro tanto de haberme cambiado de sitio, de ese modo sólo alcanzó mi brazo ¡Joder, como apestas! -Ella río, arrugando su nariz -.

Puse mi mano en mi nariz y la olfateé estremeciéndome ya que pareció que el olor acre quemaba el interior de mi nariz. Asqueroso.

-Me atrevería a adivinar que no me llevarás en tu coche de vuelta a casa -reflexioné, pero la miré con esperanza -.

Ella puso los ojos en blanco.

-No sería la mejor amiga del mundo si te dejara toda mojada ahora, ¿o sí? - me dijo -.

Sonreí agradecida pero Liam entró y me lanzó un paño.

-Señorita Bloom, usted puede quedarse y ayudarme a limpiar su desorden – agitó su mano a los charcos y espuma que había por todas partes -los encargados de la limpieza del instituto no tocarán esto.

-Bien -fruncí el ceño y me di la vuelta hacia Bonnie -volveré a casa andando, no me esperes.

-Puedo llevarle a casa si usted quiere -ofreció Liam mientras que pasaba el paño sobre el escritorio-.

Bonnie sonrió.

-Genial, Tengo que hacer de niñera otra vez así que no tengo tiempo para esperar – dijo ella -.

Noté como Bonnie miraba a Liam de reojo. Fruncí el ceño, echando un vistazo en su dirección para ver que como su camiseta estaba mojada y se pegaba un poco a su pecho, mostrando sus músculos.

-Te veré mañana entonces, April -comenzó a decir Bonnie -Adiós, Señor Cowell.

Me quede observando como Bonnie salía veloz de la clase.

-La veo mañana, señorita -contestó él distraído, todavía secando la espuma -.

Miré a Liam disculpándome.

-¿Es verdad que hiciste esto cuando estabas haciendo este mismo experimento? -pregunté con curiosidad -.

Asintió, y comenzó a esbozar una sonrisa maliciosa.

-Sí, pero lo mío fue hecho a apropósito, y apunté la botella hacia las animadoras. - confesó -.

Me reí.

-Pervertido- me burlé -¿Sabías que esto me pasaría a mí?.

Él sonrió abiertamente y asintió.

-Por supuesto que sí, te dije vértelo despacio y ten la tapadera lista – bromeó -Yo sabía que no tendrías la paciencia de verterlo lento. ¿Por qué crees que me escondí detrás de ti?.

Me reí y sacudí mi cabeza.

-Estúpido – solté -.

Él hizo una reverencia como si fuera un elogio y río.

-¿Tienes cinco dólares? -preguntó él de repente, metiendo las manos en su bolsillo -.

No llevaba nada de dinero encima hoy.

-No, ¿Por qué? - pregunté -.

-Debe de haber un estudiante de primer año al que podamos pagarle para que limpie todo este estropicio -bromeó él -.

Estallé en carcajadas y fui directamente al baño fuera del aula y enjuagué mi paño para poder continuar con la limpieza. Me llevó aproximadamente veinte minutos limpiar toda la espuma, pero aun así, el aula entera seguía oliendo a vinagre.

Limpiamos en silencio; eché ojeadas a su cuerpo mientras él limpiaba la mesa. Miré la manera en que sus bíceps se tensaban, la forma en que su camiseta subía un poco, exponiendo su estómago cuando él se subió sobre el escritorio y se estiró para limpiar el techo. Sentí como mi aliento se quedaba atrapado en mi garganta ya que imaginaba recorrer con mi lengua todo su abdomen perfectamente esculpido.

Estaba tan pérdida en mi propio mundo que no me percaté que estaba de pie allí, contemplándole como una completa idiota.

-April, no puedes mirarme así -murmuró Liam, mientras que dio un salto aterrizando elegantemente sobre el suelo -.

Me sonrojé, pero no aparte mi mirada de él, no podía. Le deseaba tanto.

-¿Por qué no? -desafié, y luego inmediatamente me sentí estúpida -.

Él frunció el ceño.

-Porque soy tu profesor y eres menor, Tenemos que olvidar lo que pasó y sólo comportarnos como profesor y estudiante – dijo despacio -.

-¿Y si la estudiante está loca por su profesor? -mordí mi labio inferior mientras que mis hormonas parecían apoderarse de mi boca -.

Ups, ¿por qué diablos dije eso? ¿No habíamos quedado en que ibas a alejarte de él?

-Entonces la estudiante tiene que guardárselo para ella- Él sacudió su cabeza -.

Se volvió hacia un armario que había en la clase.

Suspiré y me senté en el borde del escritorio mientras el rechazo me inundaba otra vez. ¿Por qué me puse en esa situación, por qué le dije eso? ¿Realmente me gusta sentirme rechazada? ¿Tal vez soy masoquista y me gusta el dolor de ser humillada? Si, debía ser eso.

Él salió un par de minutos más tarde vistiendo una camiseta limpia y seca. Me lanzó un suéter color crema. Sonreí agradecida. Me miré hacia abajo, estaba empapada hasta los huesos, no podría sólo ponérmelo encima de mi camiseta porque arruinaría su suéter.

Puse el suéter en el escritorio y agarré el borde de mi camiseta, sacándolo por mi cabeza quedándome sólo con mi sujetador. Cuando alcé la vista hacía Liam él estaba de pie sólo allí mirándome. Una mirada de deseo estaba clara a través de su rostro haciendo mi cuerpo hormiguear por todas partes y a mi estómago sentir mariposas. Sonreí maliciosamente.

-Liam, no puedes mirarme así -bromeé, usando las mismas palabras que él me había dicho -.

Asintió despacio, sin quitar sus ojos de mi cuerpo.

-Lo sé – musitó -.

Sonreí abiertamente y bajé el suéter por mi cabeza, interrumpiendo su mirada lujuriosa. Me sentí un poco mejor al saber que no era sólo yo la que sentía esta atracción. No me importaba si su atracción por mí fuera sólo sexual, y no la conexión que sentía hacia él. Me agradaba que le gustara mi cuerpo, aun si eso era todo lo que le gustara de mí.

Él suspiró profundamente.

-Venga entonces te llevaré a casa - se dio la vuelta y caminó hacia la puerta -.

Agarré mi mochila y lo que quedaba de mis notas arruinadas y lo seguí detrás. Cuando me puse a su lado él miró en dirección a mis notas y sonrió.

-¿Podrás leerlo? -preguntó -.

-No sé, con suerte se secarán bien, y podré copiarlos en otro papel – me encogí de hombros -.

-Si no puedes leerlos entonces yo podría ayudarte a escribirlas – me dijo -.

-¿En la biblioteca a la hora del almuerzo, verdad? -Bromeé, riéndome -.

-Sí, creo que eso es una idea buena -sonrió él con timidez -.

Le seguí hacia su coche y miré el interior con una sonrisa en mi cara. Era un completo desorden otra vez. Parecía que eso de mantener limpio el coche sólo duró mientras estábamos saliendo, y ahora volvió a sus viejos hábitos de nuevo.

-Buen trabajo con el coche, flojo – sacudí la cabeza -.

Él río.

-¿Quieres volver caminando a casa, o terminaste de insultar mis habilidades de limpieza? -Me sonrió con satisfacción-.

-Terminé con los insultos; no quiero caminar a casa ¿Quieres que me quite los pantalones para no arruinar tu asiento? —Ofrecí, mirando hacia mis pantalones que estaban aun húmedos.

Él negó con su cabeza rápidamente.

-No, definitivamente déjate los puestos – masculló - está bien, sólo entra.

Caminó hacia su lado mientras agarré el par de latas de refresco de mi asiento y los puse en el suelo junto con los papeles y envolturas de caramelo que había. Lancé mi mochila a los asientos traseros y me senté mirando el desastre en el suelo, riéndome con incredulidad.

-¿Liam, cómo diablos puedes comer todo esto y todavía mantenerte en forma? -pregunté, haciendo señas al suelo -.

Él se encogió de hombros despreocupadamente.

-Tengo mucho tiempo libre así que ejercito mucho – me dijo -.

Sonreí por ello.

Estábamos casi llegando a mi casa, y yo estaba un poco decepcionada. Esta era la primera vez que él había estado así conmigo a solas desde que rompimos. No quería que se terminara. Había estado una semana sin él, y yo no quería volver a tener otra. Aunque no dependía de mí, él fue el que rompió conmigo y no al revés, así que yo no tenía ninguna opción sobre todo eso para mí decepción.

Se detuvo frente a mi casa y paró el motor, se giró hacía mi. Tenía el rostro ligeramente triste. ¿Él tampoco quería que este momento se terminase? ¿O sólo eran ilusiones de mi parte?

Se inclinó por el hueco entre los asientos, buscando mi mochila. Cuando se enderezó estaba mucho más cerca de mí. Sus ojos se mantuvieron fijos en los míos haciendo a mi cuerpo entero arder de la excitación. De repente sentí como si alguien hubiera soltado cien mariposas en mi estómago y estuviesen revoloteando todas sin control. Su aliento soplaba a través de mi rostro haciendo mis labios hormiguear por la necesidad de tenerlo.

Él no se alejó, sólo se quedó allí mirándome, como yo lo miraba a él.

Liam, por favor bésame. No me importaba que fuera un profesor, o que yo fuera una menor. Cuando algo es lo correcto tú sólo lo sientes y definitivamente lo sentía, mi cuerpo entero lo sentía. Él era el único para mí. El único que me enloquecía y me haría reír aun cuando yo estuviera triste. Él era el único que quería que me abrazara cuando llorara, el único al que quisiera llamar cuando tuviera noticias felices. En definitiva él era el único.

Apenas podía respirar. Quería rodear su cuello con mis brazos y aplastar mis labios contra los suyos. Quería que me abrazara y me dijera que buscaríamos alguna manera, que él lo resolvería porque él me quería tanto como yo a él.

Su mirada era dulce, y tierna, justo como él solía mirarme antes de todo. Podía sentir que mi corazón latía desbocado en mi pecho mientras que sus ojos miraron veloz a mis labios. Sus cautivantes ojos grises me atraparon en su intensa mirada mientras que comenzó despacio a aproximar su rostro más cerca del mío. Sonreí y avance también. Pero justo cuando nuestros labios estaban a unos centímetros mi teléfono sonó.

Liam dio un salto hacia atrás rápidamente en su propio asiento, que casi se estrelló contra la puerta en un intento de estar más lejos de mí. Fruncí el ceño mientras que mi corazón se hundía. Había estado tan cerca, y sin embargo tan lejos. Su rostro se endureció de nuevo y yo sabía que el momento había terminado. No conseguiría otra posibilidad porque él no me quería. Eso fue sólo la tensión sexual del momento que pareció florecer. Eso era todo lo que yo era para él, algo de diversión con lo que podría entretenerse.

-Deberías ir a casa y contestar la llamada – se giró al frente y arrancó el coche antes de agarrar el volante tan fuertemente que sus nudillos se pusieron blancos -.

Suspiré y asentí. No dejaría que esto me molestara de nuevo. Tenía que aferrarme al pensamiento que había tenido durante el fin de semana, cosas peores le pasan a la gente todo el tiempo y ellos se las apañan. Nuestra ruptura no era una tragedia, era sólo algo desafortunado, pero era parte de la vida. El desamor era algo que superarías con el tiempo. Sólo recé por poder olvidarlo pronto porque este dolor era casi insoportable.

-Gracias por traerme- cogí mi mochila y salí del coche sin mirar su estúpido rostro -.

No me molesté en contestar mi móvil, ya llamaría a quien fuera. No quería hablar con la persona que arruinó mi beso con Liam. Técnicamente no era su culpa, pero yo no podía dejar de estar un poco enfadada con quienquiera que fuera.

Mis padres no estaban en casa, así que me fui directamente arriba y me dirigí a la ducha para lavarme y quitarme el olor a vinagre. Cuando estuve de pie bajo el agua de la ducha reviví el momento en el coche. 

¿Me hubiese besado si mi teléfono no hubiera sonado? ¿Si él me hubiese besado eso significaría que podríamos estar juntos, o sólo le habría restado importancia justo después como si fuera un pequeño desliz? Tal vez me habría besado y comprendido que yo era la única a la que quería, y quizás me hubiera pedido otra oportunidad. 

Estuve de pie bajo el agua durante una buen rato sólo recreando «lo que podría haber sido» en mi cabeza.   

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