Vanessa
Vanessa entró rápidamente al despacho del rey porqué ahora que está de cuarentena adora pasar sus días en esté lugar, sin importarle las miradas molestas de los asesores, tomó asiento delante del escritorio con esas dos pelirrojas abrazadas a su pecho porqué quiere y puede al ser la reina.
Esa dos bebés son una pequeñas manzanas vestidas de color rosado que contrasta con la blusa negra y rockera de su mamá, quizá le gusta vestirse de está forma tan... ¿Casual? Sólo para hacer enojar a los asesores, aunque él pobre de Alexander siempre se llevé los regaños.
Mientras trata de calmar el hipo de las bebés, otra cosa llamó su atención, no son las preguntas de los asesores, sino la paciencia qué Alexander le tiene a Andre, ese niño está junto a su papá mientras sus hermanos juegan cómo locos en los pasillos del palacio, las gemelas corren alrededor de su papá y Bella se recuesta en el pecho de Alexander.
Pareciera que Andre no es un niño normal, es tan pequeño que debería de preferir juguetes y no libros, pero no, está sentado en el asiento de su papá, del rey, con un pesado libro sobre toda la dinastía inglesa que habla desde él primer rey hasta su papá, apenas y se ve su cabello rubio porqué son demasiadas paginas y el libro es gigantesco, pero a pesar de las preguntas insistentes, Alexander contesta todas las preguntas de Andre, juega con las gemelas, trata de dormir a Bella, habla con los trillizos y a su vez, es él mismo rey dando órdenes a sus asesores.
Y vaya que tiene paciencia, tomando en cuanta que Alexander no es un hombre muy tolerante. Cada vez que levanta la mirada y lo ve, puede imaginar a un niño abandonado en un internado, lejos de casa, sin su familia cerca, dónde lo enseñaron a ser frío y distante cómo un perfecto rey de Inglaterra, pero Alexander es todo lo contrario a eso, bueno, por lo menos con ellos lo es.
Vanessa soltó un suspiró que se confundió con un pequeño ruidito de las gemelas, esas que apenas tiene unos días de vida y mueven sus manitas cómo pequeños robots, con su cabello rojo ocultó bajó esos gorritos chistosos, pero sí las bebés no dejan de ver a su papá como sí fuera lo mejor, menos ella porque Vanessa no puede dejar de creer lo guapo que se ve Alexander en esa camisa blanca que resalta sus minúsculos brazos, si tan sólo no estuviera en cuarentena, ya se habría inventado una excusa o una enfermedad para llevarse a ese rey y tenerlo con ella.
Vanessa se aclaró la garganta y fingió su sonrojo porqué venir aquí no era para comerse a ése rey con la mirada, era para despedirse de él y llevarse a Andre a pasear por la ciudad, ya saben, una tarde de mamá + niños celosos por sus nuevos hermanos = tarde de juegos y hamburguesas.
— ¿De verdad sí estamos casados? —
Andre bajó el libro que estaba leyendo, los niños dejaron de jugar y Alexander la miró seriamente haciendo a un lado a sus asesores, por un momento lo vio tan serio y con la mirada tan fría que pensó que estaba enojado por su pregunta.
— ¿Acaso creés que no? — Le preguntó de repente — Porqué yo si acepté casarme contigo en el altar ¿Tú sí querías casarte conmigo? —
Vanessa rodó los ojos y se recargó en esa comoda silla de piel con esas dos bebés sobre su pecho.
— Claro que si, aún siento que tengo la resaca de esa noche —
— ¿Entonces porqué me haces esa pregunta? — Alexander tomo asiento en la esquina de la mesa con una sonrisa de lado — Espera, creo que ya se porque ¿Es por la propuesta que te hice ayer, verdad? ¿Estás rechazando mi propuesta? Me estás rompiendo él corazón querida, me sentiría muy mal sino fuera porqué ya estamos casados —
Andre soltó un suspiró y pisó el pesados libro sobre sus piernas.
— Mami ya dile que sí, papá a estado hablando sobre lo qué quiere regalarte toda la mañana, ya acepta para que mi papi juegue conmigo —
Ay Andre, algún día entenderá los dramas tóxicos del amor.
— La gente creerá que nos casamos de broma la vez anterior — Dijo en un intento desesperado por no casarse de nuevo, pero cuando Alexander tiene una idea nadie puede hacerlo cambiar de opinión, él sonrió ampliamente sin dejar de verla.
— No, la gente creerá que me encanta gastar él dinero y es verdad, cómo también es verdad que ya estamos casados — Alexander tomó en brazos a una de las gemelas despertando los celos de Bella — ¿Y eso qué? La gente puede casarse las veces que quiera, más nosotros porque somos los reyes —
Vanessa se burló asustando a su bebé, la pobre pequeña dio un salto tan fuerte qué Alexander tambie la tomó en brazos cómo un árbol de navidad colgado de bebés.
— ¿Eso significa que puedo tener una segunda despedida de soltera? — preguntó inocentemente, vaya que tiene algunas locas ideas para divertirse, pero Alexander rápidamente la fulminó con la mirada.
— ¡No, eso no! — Contestó rápidamente — Ni se te ocurra hacer algo así, ya conozco las locuras que tiene tu amiga la doctora y tu, esta vez nada de hombres bailarines desnudos, no noches en la estación de policía—
Vanessa dejo que Christian se abrazara a su pecho listo para tomar una siesta, ese niño se aferra a su blusa y le dice cosas lindas al odio antes de dormir, sin duda sino es un mujeriego, la chica que lo tenga sera muy afortunada, claro, pero su hijo primero querrá a su mamá y luego a su novia.
Vanessa carraspeo un poco nerviosa y aprovechó la distracción de los asesores para hablarle sólo al rey.
— ¿Recuerdas la vez que nos enojamos muchísimo por culpa de tú estupidez en New York? — Alexander apenas y sonrió, como si recordar eso fuera muy horrible para él — Aparte de que estaba pensando que las gemelas son tú karma ¿De verdad querías divorciarte de mi? —
Alexander con una sola mirada le pidió a sus asesores que se fueran, así que el despachos se quedó solo con los niños brincando de un lado a otro, con las gemelas rodando por el suelo y con ellos dos qué no pueden dejar de mirarse.
— ¿Y tú querías hacerlo? —
Vanessa soltó una carcajada tratando de no molestar el sueño de su pequeño rubio.
— ¿Quieres que te diga la verdad? Si quería divorciarme de ti y jamás volverte a ver en toda mi jodida vida— Alexander se puso pálido del rostro, su respiración se entrecortado y como si fuera burla casi escuchó el sonido de su corazón al romperse, al verlo así de horrorizado, soltó una fuerte carcajada que despertó a su pequeño Chris — ¡Es broma Alex! Sólo lo hago para molestarte. Yo estaba aterrorizada el día que vi los papeles del divorcio delante de mi, ese dia me asusté cómo nunca antes y más porque pensé que estabas muerto por ese accidente de auto —
Sin poder soportarlo más, Vanessa comenzó a llorar porqué las hormonas de la cuarentena la tiene loca.
— ¿Por eso lloras? — Le preguntó Alexander, ya sentado a su lado.
— ¡Claro! Porqué me acuerdo de todo y me da sentimiento —
Alexander soltó una carcajada haciéndola llorar con más fuerza, pero el ya está acostumbrado a verla así, por lo qué la tomó de la barbilla y la besó con fuerza tratando de calmar sus lágrimas dramáticas.
— Yo fui él que sintió miedo, me tiraste mi corona, me abandonaste y te vi salir con un médico delante de mi, yo si está a aterrado de que me dejarás — Alexander volvio a besarla fuertemente tratando de alejar las lágrimas de ella, no se despegó de sus labios ni porque los niños le hablan, sólo se alejó cuándo escuchó la voz del mayordomo anunciando que los invitados habían llegado — ¿Sabes qué todas esas personas que están en la sala principal de Buckingham vienen a verte a ti?
Vanessa negó con la cabeza, sin ganas de atender a nadie.
— Pero no quiero cer a nadie, planeaba salir con los niños —
Alexander se recargó en el asiento con las niñas sobre su pecho, las pobres bebés están dormidas, pero Bella se aferra a su camisa con fuerza, reclamando su lugar cómo la más consentida, pero ahora que están esas dos pelirrojas, tendrá que compartir a su papá mucho más, tomando en cuanta que esos dos demonios, perdón gemelas, están delante de su papá platicandole miles de cosas con ese raro idioma de bebés.
— Vamos, solo serán un par de horas con los invitados, yo cuidaré a todos los niños y tu a los cuatrillizos, porque a vienen a conocerlos — Alexander le guiño el ojos a sus locas gemelas haciéndolas reír mucho más — Además las gemelas, Bella y yo tenemos que hablar sobre una fiesta de cumpleaños —
— Pero apenas son unas bebés, es imposible que te pidan una fiesta de cumpleaños —
— Yo las entiendo muy bien — Alexander puso a las gemelas en el cochecito junto a sus hermanos y la miró con esos ojos que siempre la ponen nerviosa — Tengo un regalo para ti —
Vanessa se puso en pie dejando a Christian recostado en el sillón, y se acercó para abrir ese elegante regalo en medio del escritorio, al abrirlo levantó esa pequeña blusa rosa, es perfecta, sino fuera tan pequeña.
— Alexander es preciosa, pero se me saldrán los senos — Vanessa se tocó el pecho — Mira que ahora están gigantes —
Alexander que hasta hace un momento estaba con las gemelas y Bella besándole las mejillas, la miró tan pervertidamente qué la cuarentena parece ser eterna.
— Eso es aún mejor, luce tus senos porque de ven precioso, no te preocupes que yo soporto los regaños de los asesores, y por cierto yo invito las hamburguesas de la noche — Vanessa camino para tomar el cochecito y atender a los invitados, pero Alexander la golpeo en el trasero — Ponte la blusa —
Pero Helena se levantó con sus manitas en la cintura.
— ¿Porque golpeas el trasero de mi mamá? ¡Le doleran sus pompis — Helena entrecerró ojos — ¿Papi te gustaría que alguien me golpeara mi traserito?
Vanessa salió del despacho llena de burla muestras escucha cómo Alexander tiene una larga charla con Helena para explicarle la diferencia entre golpear y ser pervertido, claro, con palabras para una niña pequeña.
Claro que se puso el regaño de Alexander, la blusa es tan pequeña que una parte de su abdomen puede verse, su seno parecer a punto de salirse, esos dos senos blancos que resaltan llenos de leche materna y su pantalon le hace ver un trasero gigante, es totalmente un estilo que los asesores odiaran, pero así quiere verla vestida el rey.
Adiós a su tarde de hamburguesas con los niños.
Vanessa sintió la mirada de todos sobre ella, en realidad sobre la ropa que lleva puerta mientras camina con el cochecito y toma asiento en el sillón en medio de los invitados, tardo más tiempo cambiándose de ropa, qué los niños para correr hasta ella y sentarse a su lado, cuido que sus hijos estuvieran bien, y miró a todos los invitados delante de ella, la sala está llena de supuestas personas que quieren conocer a sus cuatrillizos, los cuales están acostados en sus piernas porque no quiere que otra mujer los abracé, se siente fuera de lugar, pero se armó de valentía cuándo su madre tomó asiento a su lado tambien cuidando de sus nietos, ya qué logró convencer a Alexander para que ella pudiera venir. Esas elegantes mujeres que no dejan de verle los senos con envidia, tomaron asiento a su alrededor tomando té de sus elegantes tazas.
— Son bebés hermosos — comento una de ellas con rostro amable — Cuándo estén grandes estos pequeños volverán locas a las damas inglesas —
— Qué suerte tuviste de quedarte con el rey y tener tantos hijos, casi podría decirse que lo embrujaste — Vanessa guió su mirada hasta esa mujer, esa misma que el otro día hablaba con Alexander animadamente — ¿Los dos planearon tener a los hijos? Porque al tenerlos ya aseguraste tu lugar en la Corona
¿Planear? ¡No! Tampoco quería un lugar en la corona, sólo qué los niños son puras bendiciones que llegaron por error, primero porqué se le olvidaba usar condón, porque Alexander terminaba dentro de ella o porque estaban demasiado calientes y siempre se les olvidaba usar protección, pero eso no lo debe saber la gente, pero esa bruja inglesa.
— Claro, Alex y yo planeamos tener a cada uno de los niños — dijo guiando su ojo en dirección de sus hijos, esos adorables rubios que la miran con adoración.
Pero esa misma bruja inglesa la incomodó con sus preguntas.
— ¿Él rey deja que lo llames Alex? Nadie puede llamarlo así, se debe decir majestad o alteza —Bruja, se nota que la envidia la carcome, más porque esos niños platican con todos lo maravilloso que es su papá — ¿Y él rey tiene amantes? Un hombre como él debería de tener muchas amantes, cualquier mujer estaría a sus pies, si yo fuera usted, majestad, estaría furiosa todo el tiempo al saber que cualquier mujer podría quitarme la atención del rey y él podría olvidarse de mí, además en Londres hay muchas mujeres que quieren ser su amante —
Vanessa tomó una amplia resporacion, es mejor que se vaya de aquí, pero sintió una fuerte mano en su hombro desnudo.
— Yo necesitó ninguna amante, así que sus afirmaciones son falsas señorita — Claro que Alexander la conoce, porque de inmediato esa mujer se sonrojo avergonzada — ¿Qué otras cosas dicen de nosotros? —
— Que ustedes odian —
Alexander soltó una cargada y la miró haciéndola sonrojar.
— ¿Nos odiamos? —
— A veces, pero en todas esas ocasiones terminamos con bebes nuevos — Vanessa sonrió de lado — Así que no, jamás nos odiamos
Alexander apenas y sonrió un poco cuándo vio a esa mujer, le habló con tanta autoridad que nadie rechisto ante sus palabras.
— Y si usted señorita pueda ser una de esas amantes, desde ahorita le informó que no me interesa —
La reunión fue más amena cuando porque Alexander no se alejó de ella en ningún momento, por una parte esta ahí emocionado hablando de los cuatrillizos y lo conoce tan bien, que sabe que también está sentado a su lado para verle los senos, porqué al parecer es un juego para él destapar levemente la manta cuándo alimenta a sus bebés, inclinarse cómo si los fuera a acariciar y dejar pequeños besos en esos senos blancos.
— Alexander hay invitados — Le dijo en voz baja, pero ese rey descarado la tomó de la barbilla y la besó fuertemente, al final ese rey se recargó en el sillón con una amplia sonrisa mientras las gemelas y Bella tratan de llamar su atención.
— ¿Qué quieres que haga querida? Tus senos son muy bonitos — Alexander apenas pudo hablar porqué las gemelas le aprietan las mejillas — Ahora que lo pienso te vez mejor sin blusa y sin sostén —
Vanessa apenas y sonrió, bajo la mirada pensando en las palabras de esa mujer mientras acaricia el cabello de su pequeño Alex y de Maximilian mientras ambos comen de su pecho, sin duda Alexander podría tener a cualquier mujer, es rico, agradable y jodidamente guapo, y es un buen papá, podría tener a la mujer que el quisiera y ella no podría hacer nada, y sólo de pensar eso, un malestar se presentó en su pecho.
— ¿Estás pensando si tendré una amante, verdad? — Alexander soltó una carcajada, quizá al sentir los besos pequeños de Bella en sus mejillas —
— No —
— Claro que si, ¿Cómo puedes pensar eso sí yo soy tuyo? — Alexander se acercó hasta ella, alejó lentamente a las niñas y la besó tiernamente en la comisura de los labios — Todos los días te demuestro que no me interesa nadie más ¿Qué no vez que me tienes enamorado? —
— Alex, no seas cursi —
— Entonces déjame serlo contigo, ven vamos a cenar tus adorables hamburguesas — Alexander se puso de pie con las niñas en brazos — Además, a los niños les apetece tener una cena romántica en el Big Ben, Londres es precioso de noche, aparte de hablar sobre una fiesta de cumpleaños, tu y yo plantearemos un boda —
Alexander la miró con esa perversión impregnada en sus ojos.
— ¿Me comeré toda la horrible hamburguesa si me dejas darte un beso en esos bonitos senos? Claro, sin sostén —
Vanessa se puso en pie y lo golpeó dulcemente en la mejilla.
— Alexander eres un pervertido — Vanessa se quedó callada unos segundo acomodando a sus cuatrillizos en el cochecito — Si me das un regalo te dejo besar los dos senos —
—Trato hecho —
Nota de la autora
☺☺☺🤪☺🤪☺☺😂
Ya extrañaba publicar capitulo, es muy emocionante leer sus lindos comentarios.
¿Creen que Alexander se coma toda la hamburguesa?
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Algo me dice que su perversión si lo llevará a hacerlo.
😇😇🤭🤣😙🤭🤣😙😁
En fin, ¿Que creen que quiera de regalo Vane? Espero que no quiera algo muy difícil, jeje, pero ya veremos que se le ocurre.
😘😊😘😊😍🥰😊😘
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