21 de agosto del 2021
Kyle.
Hay mucha gente que se atreve a juzgar a los demás por una única demostración de su personalidad. Unos son amigables, otros groseros, otros pueden hasta incluso ser ambas cosas, también hay aquellos que ocultan lo que son tras una máscara, y puedo decir que la mayoría de personas en el mundo lo hacemos de esa forma. Nos ocupamos de juzgar a simple vista una cara gruñona o una simple sonrisa, pero nadie sabe qué hay detrás de esa sonrisa o de ese ceño fruncido, digo nosotros porque yo también lo hice cuando la vi por primera vez.
Mi Dely, por mucho tiempo en su vida trató de ocultar su dolor tras la máscara de la frialdad, lo sé, no es una de las mejores opciones, pero ella se sentía bien con eso. Trataba a los demás de forma indiferente, como si no importaran sus opiniones a cerca de ella pero en cuanto llegaba a su apartamento vacío caminaba de forma temerosa hacia el espejo y lloraba al detallar cada defecto de su aspecto físico. Estrías, celulitis, pechos pequeños o incluso su rostro demacrado. Debo admitir que cuando la conocí por primera vez la impresión que me dio fue esa, que estaba usando una máscara para evitar que los demás no se dieran cuenta de que la habían dañado. Al verla esa noche por primera vez, noté lo hermosa que es y supe que no tenía necesidad de ocultar nada así que quise hacérselo saber muchas veces.
Quería que ella un día llegara a su apartamento y se sonriera al espejo sabiendo que es perfecta, quería que ella notara en sí misma lo que yo veía, quería que supiera que no hace falta complacer a los demás con su apariencia porque no lo valen, ya que ellos nunca estarán conformes. Quería verla con ese brillo en su sonrisa siempre, quería que dejara a un lado la inexpresividad y mostrara quien es en verdad, no solo cuando canta sino en todos los momentos de su vida.
Ella es un diamante muy brillante como para estar oculta tras esa oscuridad.
En cuanto la conocí supe en ese pequeño instante que sería aquella mujer que me volvería loco, incluso Newt se carcajeó cuando se lo dije al llegar a mi apartamento aquella noche. No solo por su astucia y dureza, sino también por el alma vibrante que lleva dentro. Una de las peores cosas que pude haber hecho fue no escogerla a ella en cuanto tuve la oportunidad, pero cuando escucho de nuevo las palabras de Stella dejo de pensar en ello, porque todo sucede con una razón.
Nuestra separación por culpa de mis errores nos sirvió a ambos para reconstruirnos, para renacer cada uno por su parte y luego encontrarnos nuevamente con los mismos deseos de seguir amándonos.
Muchos se preguntarán, ¿por qué no lo hicieron juntos entonces? ¿Por qué no lucharon juntos contra sus problemas? He escuchado que antes de amar a una persona debes amarte a ti mismo y ser feliz por tu cuenta, nosotros aún no sabíamos de eso cuando estábamos juntos, cosa que nos costó demasiado. Una relación se trata de que ambas personas sean capaces de compartir su amor y felicidad entre ellos, asumo que ese es uno de los factores más importantes. Me tomó tres años saberlo, tres años para reivindicarme y notar que estaba haciendo las cosas mal pero ahora me alegra saber que luego de tantos problemas compartiría todo con la persona a quien más amo en este mundo.
—acomódate ese saco—sugirió Stella ayudándome con las mangas que habían quedado un poco arrugadas—. Ahora si—sonrió.
—gracias, Stella.
—no hay de qué.
—¿sabes dónde está Newt?—pregunté.
—en el salón, ¿quieres que lo llame?
—si, por favor—le guiñé un ojo y ella fue en busca de Newt.
Me quedé de pie observando todo el lugar, un jardín amplio con flores de colores a cada lado de las sillas que estaban frente a mi y una alfombra blanca que pasaba entre ellas, Dely tiene buen gusto.
—hey, Kyle—Marcus palmeó mi hombro acercándose a mí—. Ya que mi papá no está creo que me corresponde a mí decirte un par de cosas—reí.
—¿qué vas a decirme?
Al parecer Marcus quería decir un montón de tonterías con tal de ponerme nervioso pero se arrepintió bajando su cabeza.
—cuídala, ¿si?—pidió con delicadeza.
—por supuesto—sonrió.
—¿alguien me puede ayudar a atarme esta porquería?—inquirió Newt acercándose a nosotros tratando de atar su corbata.
—voy a ver cómo van las chicas—añadió Marcus alejándose de nosotros.
—ven aquí. Sabrías atarte esto de no ser porque llevaste a mi hermana a Las Vegas y te casaste con ella—bramé tratando de acomodar su corbata.
—creí que el tema ya estaba cerrado—exclamó con nerviosismo.
—no lo estará hasta que se divorcien y se casen en serio, no ebrios en una capilla barata de Las Vegas.
—una boda es una boda—al decir eso apreté con fuerza su corbata—, ¡hey!
—mi hermana es ¡mi hermana! ¿Entiendes o te ajusto más la corbata?
—así está bien—dijo soltándose un poco el nudo—. Stella dijo que me necesitabas.
—ah si, ¿podrías darme la hoja con mis votos?—frunció el ceño.
—pero, Kyle. Creí que te lo habías memorizado.
—claro que no, te pedí que la trajeras porque obviamente la voy a leer, es muy largo y no quiero tartamudear enfrente de Dely.
—bien... creo que es buen momento para irme a vivir a China, nos vemos en unos años—dijo intentando escapar pero lo devolví del cuello de su saco.
—¿dónde está la hoja?—espeté con seriedad.
—en mi apartamento...
—¡Newt! Te pedí específicamente que trajeras la maldita hoja.
—si pero es que pensé que no la necesitarías.
—¡¿cómo no voy a necesitarla?! ¡Ahí están los votos que me tardé escribiendo dos noches enteras! Claro, tu ni votos tuviste que haber dicho en esa boda de Las Vegas. ¡De dónde voy a sacar unos votos! ¡En cinco minutos comienza la ceremonia!
—¿y si escribes unos ahora? La amas, ¿no será fácil?—en serio quería golpearlo.
—no te dejo el ojo morado de nuevo porque Donna me mataría pero eso no me quita las ganas de darte un buen golpe en otro lugar.
Stella se acercó a nosotros y tuve que soltar a Newt.
—ya vamos a empezar. Delilah está lista.
Si antes estaba nervioso ahora estaba el triple al saber que no tenía los votos en mis manos.
—Stella, no puedo—frunció el ceño.
—¿cómo que no puedes?
—Newt dejó mis votos en su apartamento.
—pues entonces ingéniatelas. Delilah ya está por venir así que no hay forma de que te eches para atrás—espetó y cuando iba a volverme para ahorcar a Newt este ya estaba pegado de Donna como si ella fuera un escudo. Será mi padrino así que no puede quedarse pegado a ella todo el día.
Traté de recordar lo que le iba a decir pero la impaciencia me estaba jugando una mala pasada haciendo que me bloqueara completamente. Mierda, ¿qué iba a hacer?
El ministro se acomodó frente a mí y Newt con precaución a mi lado, en serio quería golpearlo.
—después de todo diré que sigues estando igual de loco como el día en que llegaste diciendo que iba a ser tu esposa cuando recién se conocían—sonreí a pesar de querer golpearlo.
—Pero va a suceder, tuve razón todo este tiempo.
Las pocas personas se acomodaron en sus asientos y la música empezó a escucharse por todo el lugar haciendo que mi corazón latiera mucho más fuerte.
De repente dejé de pensar en lo idiota que había sido Newt y en lo nervioso que estaba cuando la vi entrando al jardín. Me quedé pasmado ante su presencia, estaba hermosa, con un vestido blanco al estilo degrade donde se desenvolvía un lindo color entre naranja y salmón que la hacía destacar entre todos. Sus ojos cafés se toparon con los míos haciéndome sonreír como un tonto pero no me importaba porque era un privilegio ser su tonto.
Unas cuantas lágrimas encharcaron mi vista al recordar la vez que la encontré en el patio del padre de Newt y luego esa noche en Ibiza donde me di cuenta de que no podía dejarla ir otra vez. Sus ojos también se humedecieron al verme al borde del llanto de felicidad, yo no podía creer que sería el afortunado quien pudiera despertar con ella a su lado todos los días desde ahora. Oh Dios, había anhelado este momento desde que escribí esa nota acerca de ella, donde describía cómo me hace sentir de una manera tan increíble con solo sonreírme.
Marcus le dio un beso en la mejilla a Dely y ella intentó limpiarse las lágrimas tratando de no arruinar su maquillaje. El pequeño Francis rio, a pesar de tener su mirada perdida en el montón de flores, se acomodó a un lado de su padre con los anillos en la almohada que cargaba. La pequeña descendencia de tres años de Marcus se veía muy tierno con su pequeña sonrisa y el corbatín alrededor de su cuello. Tal vez algún día pudiera convencer a Dely de tener uno de esos para pellizcar sus cachetes todo el día... bueno, eso y criarlo pero en especial eso.
Dely entregó el ramo a Donna y luego volvió a mirarme, tomó mis manos y pude notar como estaba temblando de la emoción al igual que yo. Me acerqué a ella y suavemente susurré a su oído:
—entonces si seré yo.
—siempre fuiste tu—musitó con una sonrisa.
El ministro comenzó la ceremonia, la cual no estaba prestándole mucha atención ya que no paraba de mirar a Dely y lo bella que se veía. Hasta incluso había olvidado el hecho de no tener los votos listos pero luego el ministro habló:
—el momento de sus votos, Delilah.
Donna le entregó una hoja a Dely y yo le dediqué una mirada a Newt que decía: ¿en serio? Hasta Donna no se le olvidó traerle los votos a Dely.
—lo escribí porque sé que ahora no podría decir algo concreto—rio—. Tu fuiste el único capaz de hacerme sentir bien con quien en verdad soy. Tu fuiste el que no tuvo miedo al decirme las palabras correctas que en los momentos de crisis necesitaba escuchar. Adoro que gracias a ti puedo ahora comprobar que el amor si existe, porque lo veo en tus ojos todo el tiempo y estoy muy agradecida de ser yo quien cause eso en ti. Amo que me hagas sentir libre de todas las formas posibles. Amo la forma en la que dices mi nombre. Amo poder tomarte de la mano para gritar en tu cabina de sonido—reí—. Y amo que me hagas sentir tan especial como siempre lo deseé. Eres tantas cosas buenas que me es difícil pensar que en realidad existes y que estás conmigo sabiendo que no soy fácil de llevar, y estoy tan feliz de poder sostener tus manos en este momento porque aquí estamos cumpliendo uno de nuestros sueños y porque sé que habrán muchos más en los cuales también estaremos juntos. Te amo, Kyle y nunca dejaré de hacerlo, de eso estoy segura.
Todos aplaudieron ante el bello discurso de Dely que debo admitir, me hizo soltar unas cuantas lágrimas. ¿Es posible ser así de magnífico como lo es ella?
—Kyle.
—¿yo?—pregunté con nerviosismo.
—sigues tu—agregó el ministro con obviedad.
—eh... es mi-mi cul—intentó decir Newt pero lo miré para que se callara.
—voy yo, ¿cierto?—el ministro volvió a asentir—. Me tardé dos noches haciendo esto pero creo que ahora debo improvisar—Dely frunció el ceño y yo le sonreí para que no se preocupara—. Nunca en mi vida creí que sería capaz de amar a alguien de esta forma, me parecía ridículo el solo hecho de ver parejas besándose en los parques o a otros declarando su amor en público en un partido de béisbol o qué se yo. No entendía cómo era que podían amar tanto a alguien y me preguntaba si ellos estaban seguros de que eso duraría para siempre como para hacer tales cosas, pero ahora que te tengo frente a mí sé lo que significa estar tan perdidamente enamorado que incluso olvidas que hay gente a tu alrededor, porque cada vez que te miro me pierdo en la inmensidad de tus hermosos ojos preguntándome una y otra vez si soy el indicado para ti. Sé que estoy lejos de ser el hombre perfecto que necesitas en tu vida pero estoy tan feliz de que a pesar de eso tu encontraste dentro de mí algo que nunca nadie había visto, decidiste perdonarme y recibirme con todo tu amor como en el principio. Eres virtuosa y especial, mi Dely, y pasaré todos los días de mi vida tratando de hacértelo saber porque tu no mereces que te amen a medias, tu mereces que todo. Y aunque sé que lo que puedo ofrecer no es mucho, te lo ofreceré con tanto amor que nunca tendrás que preguntarte si sigo enamorado de ti porque nunca dejaré de amarte, Dely. Eres lo mejor que me ha sucedido y mis padres estarían orgullosos de ver que pude conquistar a una persona tan maravillosa como tu—solté una pequeña risa—. Y no puedo creer que vayas a ser mi esposa.
Newt estaba en lo cierto, la amo y fue fácil, porque cuando es la persona correcta no dudas ni un segundo.
Dely sonrió con los labios temblorosos y los ojos empañados al igual que yo. En serio la amo demasiado.
Nos pusimos nuestros anillos y luego el ministro dio paso para que pudiéramos sellar nuestros labios. Me acerqué a ella sin poder borrar la sonrisa de mi rostro y con todo el afecto del mundo posé mis labios sobre los suyos sintiendo las mismas emociones que había sentido la primera vez que la había besado, incluso, fueron más intensas debido a que la alegría de saber que ya era mi esposa no se comparaba con nada.
Luego de un rato donde volví a ver sus ojos noté que todos estaban de pié aplaudiendo alegres por nosotros dos pero yo solo me fijaba en su bello rostro frente a mí.
—te amo, Dely.
—y yo te amo a ti, Kyle.
Besé su frente y luego la abracé para dar la vuelta y saludar a toda nuestra familia, que aunque pequeña, era nuestra familia: Newt, Donna, Stella, Marcus, Lauren, el padre de Newt y también mis padres y los de Dely, que aunque no estuvieran presentes podíamos sentir que nos acompañaban desde donde sea que estén.
Ahora sí estaba viviendo un sueño hecho realidad, tal como lo había escrito en mi preciado álbum: la estoy sosteniendo de la mano mientras corremos en medio de las sillas y los presentes nos arrojan arroz a nuestras caras. Nunca creí que eso fuera posible y menos cuando sabía que la había perdido por las estupideces que hice. Ver su rostro con esa sonrisa intachable me hizo memorizar cada detalle, lo reluciente que siempre se ha visto, lo audaz que puede llegar a ser y lo experta que es en hacerme amarla.
Entonces lo supe, ella y yo no somos perfectos el uno para el otro, nosotros somos diferentes, somos como aquellos dos copos de nieve que cuando llegó el sol se derritieron para volverse uno solo en un estado diferente, porque cuando estamos juntos no hace faltan máscaras que nos impidan ser libres, y si, ambos cometimos errores, en especial yo, pero fuimos lo suficientemente fuertes para poder encontrar la luz en la profunda oscuridad y para poder convertir esos versos fríos en la calidez que ambos necesitábamos para seguir avanzando.
Fin