Si No Veo Tus Ojos [Corrigien...

By gelyqv

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Camila sufre una enfermedad que le hace ver el mundo de una manera distinta, lo que la lleva a sufrir una dep... More

Bienvenid@s
SI NO VEO TUS OJOS.
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPÍTULO 4
CAPITULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPÍTULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPITULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
La carta de mi padre
GANAMOS
CAPÍTULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPITULO 49
CAPÍTULO 50
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 38

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By gelyqv

Estaba con la cabeza en otro lado y ya me estaba cansado de las intercepciones de Daniel.

Prácticamente me seguía a todos lados o eso comenzaba a creer dado que lo conseguía hasta en la sopa últimamente.

Esa vez no me quedaba de otra que oírlo para ver si me dejaba en paz de una vez por todas.

—¿Estás mal de la cabeza verdad idiota? —preguntó un poco exaltada Laila.

—Camila —sus ojos no se apartaban de mi.

—Daniel, por favor déjame tranquila —La cabeza comenzaba a dolerme —No tengo cabeza para estas cosas ahora.

—Prometo que si me escuchas y ya después no quieres volver a verme te dejo tranquila, pero por favor, necesito que me escuches —su insistencia estaba llegando a niveles cósmicos y lo mejor era salir del problema.

—Está bien

—¡Camila! —exclamaron detrás de mí, no estaba segura quién de las chicas fue.

—No se alejen mucho, por favor —les pedí y solo me aparté un poco —Sé claro por favor.

—Tienes que creer que yo nunca quise dejarte —voltee los ojos.

—¿Otra vez con eso? —comenzaba a cansarme de lo mismo —Daniel entiende que ya no me interesa, así que no te desgastes.

—Me desgasto porque me interesa, tienes que oir la explicación de lo que exactamente pasó.

—Si terminas de explicar de una vez por todas, más rápido me iré y mucho más rápido me dejarás en paz —espeté molesta.

—Tu nunca conociste a mis padres… —comenzó. ¿Eso que tenía que ver? —Ellos cuando se enteraron de lo que padecías no estuvieron de acuerdo que estuviera contigo, pero eso a mí no me importó —se pasaba las manos por el cabello en señal de nerviosismo —Si no estabas en contacto con ellos no te afectaría y yo no permitiria que me dijeran con quien podía o no estar… —lo interrumpí.

—¿A que va a eso Daniel?

—El problema radica ahí, ellos pensaban que tu me detendrías, que yo por lastima no querría irme nunca o que quisiera estudiar algo muy lejos de lo que ellos querían solo por ayudarte —cada que explicaba más, mucho más me confundía —Cuando todo se agravó no me quedó de otra que pedirles ayuda.

—¿Ayuda? —solté incrédula y confundida —¿Ayuda para qué?

—Quería hacer algo por ti.

—¿Hacer algo por mi? ¿Estás mal? —cada vez me confundía más.

—Sí y sí.

—Daniel —amenacé.

—Necesitaba a toda costa conseguir que tu vida tuviera más sentido.

—¿Donde demostraste eso? ¿Dónde? Es que no me queda claro.

—Camila yo…

—Nada, no hay excusas para lo que hiciste, cuando te enteraste no demostraste ni una pizca del dolor que demuestras ahora, y luego te largaste, así que no vengas con melodramas —solté molesta.

—Mis padres me pusieron entre la espada y la pared, si quería ayudarte debía irme.

—¿Qué?

—Sí Camila, les pedí ayuda para el costeo de un nuevo tratamiento —mis ojos amenazaban con salirse de sus cuencas.

—¿De qué hablas?

—Yo me fui del país para poder ponerme en contactos con especialistas para poner en marcha un nuevo tratamiento que te ayudara —estaba que no cabía en la sorpresa.

—Explicate mejor Daniel.

—El nuevo tratamiento que se te está aplicando es gracias a mí.

¿Cómo podía ser eso posible?
Tenía que ser una mala broma.
Primero porque mi tratamiento se debía al trabajo de mi médico de más nadie.

—Mi tratamiento lo consiguió mi médico. Médico que sabes que tengo desde los diez años.

—Nosotros le pusimos el tratamiento en las narices, en bandeja de plata Camila, recuerda muy bien que ese tratamiento como muy bien debió decirte, era costoso.

—¿Era?

—Era, ni tu madre ni tú médico saben nada, después de que se hiciera el pedido y con tus datos en la planilla, las personas con las que contacte mandaron un presupuesto muy por debajo de lo que vale.

Ya entendía ciertas cosas, no del todo pero si me aclaraba algunas dudas. Más nunca se habló sobre el costo del tratamiento que se me  estaba colocando.

¿Pero como podían pasar por alto que de un momento a otro el costo bajase tanto?

—¿Pero como tú sabes…? —mi pregunta quedo suspendida en el aire.

—Acepté la condición de mis padres porque antes que nada quería que fueras una persona con alguna esperanza, y yo tenía la mía muy en el fondo, que era no haber perdido tu amor cuando pudiera volver —el alma se me fue a los pies.

—Tu nunca me dijiste nada, no demostraste nada. No me diste siquiera indicios de que no me fallarías Daniel —mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas —Nisiquiera un mensaje que me dejara claro que contaba contigo, que no me habías abandonado.

—Si mis padres se daban cuenta de que estaba rompiendo mi promesa todo se iba a ir al carajo —me tomó las manos —Perdóname por favor, nunca quise lastimarte.

—¿Y como es que estás aquí? ¿Como pusiste volver y romper tu promesa?

—Logré lo que me propuse, y al estar pago tu tratamiento ya no había caso que me quedara a cumplir una promesa que desde un principio no quise cumplir —sus manos acariciaban las mías —Yo solo quiero saber si… ¿Si aún queda algo de mí en ti?

Quedé en shock con todo lo que me dijo, algo que nunca en mi vida podía haber imaginado. Sus padres tenían que ser unas personas muy influyentes para lograr algo de esa magnitud y él una persona demasiado perseverante, pero no podía mentirle, estaba en deuda con él pero ya era tarde.

Planeó algo extraordinario, algo que me daba una esperanza en mi vida, porque por más que no le tuviera fe a ese tratamiento no podía dejar de agradecer que hiciera algo tan grande por mí, no obstante, no podía permitirme mentirle.

Sufrí mucho creyendo que me había dejado, que todo ese amor había sido falso, que nada más imaginar que lo retendría por una enfermedad que se salía de mis manos me había destrozado el corazón, sin embargo ese corazón había sido sanado por alguien más, y en él solo albergaba agradecimiento por Daniel, tanto por haberme regalado lindos momentos, por eso que había hecho, y en el fondo también agradecía que se hubiera marchado, porque le dio pie al amor que ahora sentía por alguien más.

Aunque ese nuevo amor comenzara a levantar barreras que deseaba y soñaba que pudiera vencerlas, y que no fuera algo que acabara con él.

—Te agradezco tanto por esto —lo abracé, sin miedos, y sin rencor —Pero… —me interrumpió.

—Llegué tarde, ¿No es así? —asentí.

—Amo a alguien más —concluí —Él reconstruyó todo, lo que sin querer tu rompiste.

—Camila yo…

—No Daniel, no sabes cuánto agradezco haberme dado el tiempo de oírte, para confirmar y volver a armar a la maravillosa persona que eras, eres y serás —tome sus manos una vez más —Te voy a estar completamente agradecida y nunca voy a tener como pagarte tan bello regalo, pero no puedo darte algo más que mi amistad.

Estaba con un nudo en la garganta. La persona sin corazón que creí que era por marcharse, se había vuelto más grande antes mis ojos, pero no era el mismo sentimiento que tenía hacia él hacía un poco más de un año atrás.

Me partía el alma que no fuera sido sincero, de haberlo sabido se fueran evitando muchísimas cosas. Pero ésta nueva Camila no se arrepentía de nada, y agradecía que las cosas se dieran de la forma en que se dieron.

¡Nunca más me arrepentiré de nada!
Repetía en mi cabeza y lo hice por mucho tiempo.

Me despedí de él, y lo dejé ahí parado, suponía que con el corazón desecho pero fue su decisión, no la mía, teníamos un amor bonito, y antes que nada hubiera preferido que se quedara, mi enfermedad no tenía cura y eso lo tenía claro hasta mi doctor, ó si lo hubiéramos hablado, si lo consultaba conmigo le fuera dicho que no, que lo prefería a mi lado, aun así en algún momento y por unos periodos de tiempo fuéramos estados separados por su sueño, porque en ese tiempo sus sueños eran los míos, y que los cumpliera pensado en mí, me llenaba de orgullo.

Me encontraba en un camino empedrado, caminando descalza, cuyo camino me llevaría a cumplir una meta de mi vida, sabía que no seria fácil, que mis pies puede que aveces no soportaran el dolor, que esas piedras se calentarían, y que mis piernas se cansarían, no obstante, me tomaría de cualquier objeto para ponerme de pie, y pondría mis manos para evitar una caída, pero me levantaría costara lo que me costara.

Mis amigas notaron mi cara larga, la tristeza que demostraban mis ojos no podía ocultarse con nada.

—¿Qué pasó?

—¿Que te dijo?

—¿Estás bien?

Una tras una fueron las preguntas que mis amigas hicieron al llegar a su lado y ver mi ánimo peor que cuando salimos de aquella academia donde se llevaría acabó el concurso.

Les resumí todo lo más rápido que pude, las mandíbulas de mis amigas estaban casi rozando el suelo, quedaron igual o peor de sorprendidas que yo.

—Es cierto lo que dices Cami —opinó Esme —Fue su decisión y por más agradecida que estés fue muchísimo tiempo, el cual te dio para sacartelo del corazón, con una mala imagen pero no fue tu culpa.

—Si, debió consultarlo contigo primero, una decisión apresurada no da buenos resultados, y es muy bello lo que hizo pero si ya no lo amas no se puede hacer nada más que darle tu amistad si aún te nace —Abi se sinceró.

—A mi la verdad me vale —todas miramos sorprendidas a Laila —¿Qué?

—¿Cómo vas a decir eso Laila? —la reprendió Esme.

—Pero es así, por intentar dárselas de héroe le rompió el corazón a Mila, cuando a ella no le importaba eso, lo quería a él, y sin consultar se fue dejándola hundida, se le agradece el esfuerzo, pero de preferencia querría una persona guerrera al lado de mi amiga, que le haga ver la vida como es, sin intentar maquillar nada, que la motivará —se cruza de brazos.

—Solo quería darle una esperanza —opina Abi.

—Una esperanza a partir de un corazón roto Abigail. ¿Por qué no buscar una esperanza junto a ella? ¿Apoyarla? ¿Ir con ella a cada consulta? ¿Motivarla a vivir y aceptar su destino? —agitaba los brazos —Es mejor ser claros, que Mila acepte sus debilidades y fortalezas, no más tratarla como a un globo que se romperá.

°°°°

Domingo de actualización.
Cuéntenme qué les ha parecido.
Si fue tan malo como pensé en un principio 🤣
Déjenme saberlo aquí 👉
Espero sus opiniones.
Besos
#Gely

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