El destino que no soñé

By Javiwiwi

565K 56.4K 21.6K

Finalista de The Wattys 2021. Camile está segura de que no puede ser más feliz de lo que es ahora. Camile ti... More

Antes de leer
Reparto
00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 51
Capítulo 52F
Epílogo

Capítulo 50

6.6K 824 339
By Javiwiwi

Camile Rooney

Desperté con un fuerte dolor de cabeza.

¿Qué demonios había pasado?

Abrí mis ojos con muchísima dificultad percatándome que me encontraba todavía en el asiento de la camioneta, sin embargo, todo estaba volteado. Moví lentamente mi cabeza consiguiendo que sintiera que tenía toda la espalda quebrada en pedacitos. Intenté respirar profundo, calmándome, pero cuando lo hice me dolieron hasta los parpados. Sin poder evitarlo comencé a desesperarme, los ojos se me llenaron de lágrimas y caí en cuenta de que alguien se había estrellado con nuestra camioneta, estábamos volteados, el techo estaba aplastándonos y afuera había muchísimo ruido.

Comencé a toser con todo el cuerpo adolorido, había muchísimo humo.

—Jared... —intenté hablar, pero no podía mirarlo.

Me armé de valor, tenía que moverme, aunque me doliera todo.

Me giré para ver a Jared y cuando mis ojos hicieron contacto con su rostro, casi sentí que iba a morirme ahí mismo. Tenía toda la cara ensangrentada, con un horrible corte en la frente. Tenía los ojos cerrados y un fierro estaba enterrado en su bíceps derecho.

—Jared —lo llamé una vez más, intentando no pensar lo peor.

Lo vi mover sus ojos con dificultad, pero no podía despertar. Como pude moví mi brazo extendiéndolo hacia él, apoyé mis dedos en su cuello ensangrentado con fuerza hasta que sentí sus latidos.

—Sam... —dije, pero no oí una respuesta.

Si me giraba para verla corría el riesgo de que el parabrisas nos aplastara mucho más porque estaba casi sosteniéndose en mi hombro.

De pronto, la camioneta comenzó a moverse agresivamente y oí muchísimas voces.

—¡¿Hay alguien?! —gritó una persona.

—¡Si! —grité lo más fuerte que pude.

—Si hay, hay personas con vida —decía una chica.

—¡Te vamos a sacar, sólo quédate tranquila!

No supe como consiguieron abrir las puertas de la camioneta con tanto cuidado, sólo sentí manos que me agarraban mientras yo no podía soportar el dolor de mi cuerpo, alguien me jaló y me arrastró por el suelo hasta que vi a muchos paramédicos subirme a una ambulancia. Intenté moverme, intenté preguntarles si habían podido sacar a Jared y a Samantha, pero no podía hablar y comenzaba a ver todo mi alrededor nublado.

—¡Dense prisa! —oí el grito de un hombre —¡La camioneta puede explotar!

No sé cuánto tiempo estuve sedada ni tampoco si me habían hecho alguna intervención, pero cuando desperté, mis ojos chocaron con un techo de color pálido que de inmediato reconocí como la clínica en la que ya había estado. Mi cuerpo ya no dolía tanto como en el asiento de la camioneta, sin embargo, me encontraba conectada al oxígeno y cuando moví el brazo noté que me estaban pasando medicamentos. Alcé un poco la cabeza y mi mirada chocó con la de Alex, algo se encendió dentro de mi cuerpo. Tenía sus ojos hinchados, como si hubiese estado llorando, y apenas me vio despierta, se puso de pie para acercarse a mí.

—Camile —oí su suspiro de alivio —. Llamaré a una enfermera, por favor no te esfuerces —me pidió.

Me quedé quieta esperando que entrara alguien, pero entró un médico, me observó por unos segundos y me pidió que me mantuviera tranquila, que debía hacerme un par de preguntas y yo de inmediato supuse que lo hacía para saber si no tenía alguna contusión cerebral.

—¿Recuerdas por qué estás aquí, cariño? —oí su voz mientras con una linterna examinaba mis ojos —mira la luz —pidió.

—Alguien chocó la camioneta... —respondí con un poco de dolor en el tórax.

—¿Recuerdas quién te acompañaba?

—Sam... Samantha y Jared.

Él asintió, apagó la linterna y me observó.

—No veo nada grave a nivel cerebral —le indicó a Alex —Camile —se dirigió hacia mí —, ahora que estás estable, debo decirte que debemos operarte porque te has fracturado la clavícula y también la rodilla, no son operaciones muy riesgosas, te aseguro que todo estará bien ¿de acuerdo?

—¿Dónde está Jared y Samantha? —pregunté ignorando toda la información que me había brindado el médico, pues sólo pensaba en cómo había visto a Jared en la camioneta.

—Todavía están siendo intervenidos... —dijo muy lentamente —Luego te daremos información sobre ellos.

Asentí levemente, luego me indicó que vendría por mí en unos minutos y Alex se quedó junto a mí.

—¿Viste a Jared y a Samantha? —le pregunté. Él negó con su cabeza —Pase lo que pase debes decirme ¿de acuerdo?

—Sólo quédate tranquila —me pidió.

—No puedo.

Mi amigo parecía sorprendido de verme despierta y eso me inquietaba porque me hacía pensar en que Jared y Samantha todavía no habían despertado. No quise hacer más preguntas, así que durante todo lo que restó de día estuve con anestesia o durmiendo siendo sometida a diferentes intervenciones y cuando estuve despierta lo único que veía era al médico y también escuchaba sus instrucciones acerca de mi recuperación. Todavía no tenía la suficiente fuerza para decirle que me dijera de una vez acerca de Jared y Samantha.

Cuando desperté, me percaté que ya se había oscurecido, pero todavía no estaba suficiente consciente de mi alrededor para darme cuenta si se trataba del mismo día u otro. Levanté un poco mi cabeza para saber si me encontraba sola en la sala o si había alguien más conmigo y me sorprendí muchísimo cuando vi a mi padre ahí. Algo se encendió dentro de mi cuerpo y de inmediato sentí unas incontrolables ganas de llorar ¿acaso me lo estaba imaginando y ya me había muerto? Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo vi ponerse de pie, se acercó a mí y cuando su mano hizo contacto con la mía descubrí que era cierto, que si se encontraba ahí.

—Papá... —hablé.

Sus ojos estaban rebalsados en lágrimas, pero no dejó caer ninguna, probablemente para mantenerse fuerte frente a mí que me encontraba completamente quebrada (literalmente).

—Camile —me sonrió, acarició mi rostro y sólo fue en ese momento en donde me percaté de que había un gran parche en mi cabeza —, me tenías muy asustado.

—No era necesario que viajaras hasta aquí... —lloriqueé como una niña que en realidad si necesitaba a su padre ahí.

—Claro que sí —me sonrió con tranquilidad —, gracias a Dios estás bien mi niña.

Le sonreí en silencio. Ya no tenía el oxígeno puesto, sólo me encontraba con medicamentos a la vena. Eso quería decir que estaba progresando rápidamente.

—¿Viajaste solo?

—Pues iba a hacerlo, pero...

La puerta de la habitación se abrió y vi a Dylan entrar con dos cafés, apenas me vio se acercó rápidamente a mí, le pasó los cafés a mi padre y cuando iba a abrazarme efusivamente oí la voz de Harriet detrás de él diciéndole que no se moviera, pues no podía abrazarme si me encontraba recién operada de la clavícula.

—Viajamos los tres —continuó mi padre.

—Dios, al fin estás despierta —dijo Dylan —. Me tenías histérico.

—Te dije que es una chica fuerte —oí a mi amiga, quien se acercó lentamente hasta mi hermano, me tomó la mano y casi la abrazó —Ay Camile...

—Voy a estar bien —aseguré. Todos me dieron la razón con muchísima esperanza en su mirada, pero yo estaba mucho más preocupada de otra cosa y sabía que ellos lo tenían muy claro —Necesito saber de Jared y Samantha, por favor —les pedí.

Se miraron entre sí casi pidiéndose permiso para hablar. Tenía el estómago revuelto, pero si no me contaban lo que había pasado con ellos iba a terminar volviéndome loca.

—Jared está bien —se adelantó Harriet, se sentó en la camilla a mi costado y me dio la mano —. Tuvo que someterse a cirugías más complejas y probablemente deba estar de por vida con un kinesiólogo por una herida en su brazo, pero está estable, de verdad —dijo muy ilusionada. Suspiré aliviada —Él despertó hoy y están haciéndole diferentes exámenes porque piensan que puede tener una contusión cerebral... —me contó con un poco de tristeza —, pero el médico cree que no es nada demasiado grave.

—¿Cree?

—Puede que quede con dolores de cabeza muy fuertes durante toda su vida, pero nada que no pueda ser tratable ¿entiendes?

Asentí lentamente.

—¿Y Sam? —pregunté un poco más relajada.

—Samantha... —la voz de mi amiga poco a poco se apagó y sentí mi corazón apretarse —Pues Sam no corrió con la misma suerte, Camile —sus ojos se cristalizaron, pero se mantuvo fuerte y supuse que eso lo hacía por mí —. El golpe de la otra camioneta fue directamente en donde ella iba sentada y... y no tenía puesto el cinturón de seguridad.

—¿Qué dices? —bajé la voz.

—Sam no resistió el accidente, Camile —confesó con tristeza.

Pestañeé incrédula, sin entender lo que me estaba diciendo y un recuerdo rápido llegó a mi cabeza como un relámpago. Cuando estaban sacándome de la camioneta, vi a mi amiga envuelta en sangre, con sus ojos cerrados y cuando estaban moviéndola, no reaccionaba a nada.

—No puede ser...

—Lo lamento tanto, Camile —continuó apretando mi mano.

Sentí la angustia entrar en mi cuerpo, le solté la mano a Harriet y sentí que iba a desarmarme justo ahí, con los tres mirándome. Mi cabeza comenzó a doler con fuerza y el nudo de mi garganta cada vez se hizo más grande. Sentí tanto dolor en el tórax que casi pensé que iba a vomitar, pero cuando las lágrimas recorrieron mis mejillas, sentí que todo volvió a su centro. Dylan hizo caso omiso a las indicaciones de Harriet, se entrometió entre nosotras y me abrazó para contenerme.

—Llora tranquila, Camile —oí la voz de mi hermano.

—¿Cómo puede ser real todo esto? —solté de pronto con mi voz adolorida.

Ninguno fue capaz de responderme. Sentía una gran presión en mi pecho ¿Cómo era posible que estuviese sucediendo esto? Samantha sólo había ido a mi departamento porque quería aclarar ciertas situaciones que aquejaban a Jared y a mí. Debió haberse largado con Nate, no conmigo y Jared.

Mi dolor cada vez se fue intensificando más y más, hasta que sentí que no podía respirar de la angustia que tenía en mi tórax, no podía hablar y sólo eran lágrimas. Como si me estuviesen arrancando el corazón muy lentamente. Tanta fue la opresión en el pecho que tuvieron que llamar a un enfermero, quien al verme en las condiciones que estaba, sacó a todos de la sala y me puso un calmante directo a la vena. Habló conmigo, intentó decirme que Samantha no había sentido ningún dolor, que ni siquiera se había percatado de lo que ocurrió, ya que el golpe había sido con tanta fuerza que el movimiento que hizo su cuerpo acabó de inmediato con su corta vida. No me sentí más aliviada con esa información, incluso sentí que habían quedado muchísimas cosas por hacer, como tomar ese café con Alex, por ejemplo.

Dios, Alex ¿Dónde estaba?

Poco a poco mis ojos se cerraron hasta que nuevamente volví a quedarme dormida en mi martirio por haber perdido a una de las mejores amigas que había hecho en Londres.

Jared Brackley

La noticia ya había llegado a mis oídos y no pude evitar sentirme absolutamente culpable por lo que había pasado. Debí haberme calmado, debí esperar, tal vez nada hubiese ocurrido y Camile junto a Samantha quizá no me hubiesen acompañado. Todo hubiese sido diferente si me detenía a pensar con la cabeza fría, pero no pude, no pude contra mis emociones.

Todavía tenía los ojos cerrados, no había visto a nadie, solo oía sus voces. Habían intervenido dos veces mi cuerpo, primeramente, en el bíceps derecho en donde un fierro estaba atravesado en mi músculo. El médico fue enfático al decirme que había tenido "suerte" de que ese fierro no hubiese perforado mi costilla y así llegar a mis pulmones. Por otra parte, me fracturé una vértebra del cuello y tenía el cuello ortopédico puesto ya, pero según él, no estaba comprometido nada grave y no corría el riesgo de la tetraplejia.

Había sido un accidente grave. Y junto a Camile habíamos sido afortunados porque pudimos haber muerto los tres.

Sabía que Camile estaba bien porque aun con los ojos cerrados por el dolor de cabeza que me venía a ratos, Nate había ido a verme y me había contado todo lo que había pasado, aun sabiendo que no iba a responderle nada porque sólo emitir algún sonido por mi cuenta me traía una cefalea catastrófica.

—No, mamá —oí la voz de Tara.

Quise abrir mis ojos para verla, pero todavía me dolía la cabeza y, la verdad, tampoco quería ponerme a tener una conversación con ella o con mi madre que al parecer también se encontraba allí.

—Está durmiendo —susurró mamá.

—Dios... mira como quedó —se lamentó mi hermana.

Sentía una pequeña ilusión al sentir sus voces, pues eso indicaba que todavía me encontraba dentro de sus pensamientos y no me odiaban del todo. También significaba que todavía no iban a parar a prisión, pero eso era lo que menos me importaba en ese minuto.

—Samantha falleció —le contó Tara.

—Una menos —soltó y algo se revolvió dentro de mi estómago.

—¿Te das cuenta que hubieses asesinado a Jared también? —reclamó mi hermana en un susurro.

¿Qué demonios estaban hablando?

—Dile a Matt que se asegure de que mi hijo no esté ahí cuando decida hacer otra cosa —soltó mamá —¿Acaso es idiota?

—Matt fue claro al decir que no le interesaba si Jared estaba con ellas, que haría lo imposible hasta que no hubiese rastros de nadie.

Me removí un poco porque no quería seguir escuchándolas o tendría justo ahí un ataque de ira incluso conectado a todo lo que estaba. Ambas se callaron y luego las oí retirarse de la sala. No podía creer lo que había escuchado, no podía creer que todo había sido acordado por miembros de mi propia familia ¿acaso su plan era asesinar a Camile y Alex también?

De pronto la puerta se abrió y oí la voz de Nate saludándome, hice todo mi esfuerzo por abrir mis ojos, lo observé y él de inmediato sonrió. Se acercó a mí y continuó:

—Al fin abres los ojos ¿Te duele la cabeza todavía?

—Un poco —contesté.

Nate se veía despreocupado, incluso tenía sus ojos hinchados como si hubiese estado llorando por largas horas y suponía que había sido así, pues cada vez sentía que se hacía más cercano a Samantha.

—¿Cómo estás? —pregunté.

Él sonrió con nostalgia, se sentó en la silla que estaba a mi costado y continuó mirándome.

—Siento que estoy hecho pedazos, pero ¿sabes? —sonrió un poco —Estoy feliz de no haber perdido a mi hermano.

Sentí mi pecho apretarse, le sonreí con tristeza.

—Y Camile está bien... mejor que tú —sonrió.

—¿Ya le contaron...?

—Sí, Harriet —comentó y yo fruncí el ceño, según yo ellos seguían en Portland —. Hace unas horas llegó junto a Dylan y el padre de Camile.

—¿Y papá?

—Fue por un café, no quería encontrarse con tu madre aquí dentro.

—Necesito pedirte un favor, Nate —lo observé directamente a los ojos pese a que me dolían hasta los parpados. Él me escuchó con atención, pero yo lo llamé para que se acercara a mí —Necesito que averigües quien es Matt —susurré y él se alejó frunciendo el ceño.

—¿Por qué?

—Porque creo que esto ha sido intencional, oí a Tara y a mi madre cuando estuvieron aquí —le conté rápidamente —. No sé su apellido o si ese es un seudónimo, pero él tiene que ver con esto.

—Pero Jared..., es tu madre —bajó su voz un tanto sorprendido.

—Ya sabemos que el dinero hace que las personas se comporten de manera estúpida.

—De acuerdo, cuenta conmigo —oí su voz tranquila.

—Y mantén a Alex cerca —pedí —. No dejes que esté solo o puede pasarle algo.

Él arrugó el entrecejo un tanto preocupado, se removió inquieto y luego volvió a mirarme.

—Iré por él —comentó —. Estaba muy afectado y tuvo que salir a tomar un poco de aire —asentí silencioso —Le diré a Cedric que despertaste.

Luego de un rato vi a mi padre entrar a la habitación. Estuve conversando con él acerca de navidad, de la abuela Nana y también de la familia de Camile. Me comentó que ya había conocido a Dylan, Harriet y el padre de Camile. Y que él mismo le había mencionado que cuando Camile pudiera salir de la clínica, de inmediato haría los papeles para que regresara a Portland junto a ellos, al menos hasta que terminara la Universidad. Fruncí el ceño un poco confundido y con el pecho apretado, sin embargo, también entendí la preocupación que estaban teniendo ellos al estar tan lejos de su hija.

Dos semanas después...

A Camile le dieron el alta unos días antes que a mí, sin embargo, ninguno de los dos pudo estar presente en el funeral de Samantha, pues ninguno en ese entonces se encontraba capacitado para salir de la clínica. Sin embargo, Nate estuvo contándome que fueron muchas personas a verla, que su familia estaba destrozada y que Alex estaba enterado de que había sido todo a propósito y se mantenía cerca de Nate para no correr ningún riesgo. A Samantha la habían despedido a cajón cerrado, puesto que no se encontraba en las condiciones para que todo el mundo la viese, ella había sufrido casi todo el impacto en su cuerpo, así que entendía las razones.

Ese día me encontraba mucho mejor, podía estar sentado y caminar por alrededor de la habitación. Ya me habían quitado el cuello ortopédico y el kinesiólogo decía que estaba progresando bien con los músculos de mi brazo. Habían pasado dos semanas desde el accidente y no había podido ver a Camile desde aquel entonces, sin embargo, ese día por la tarde, la puerta se abrió sin previo aviso y sus ojos verdes hicieron contacto con los míos.

—Jared —oí su suspiro.

No imaginan el alivio que sentí al verla entrar caminando a la sala. Tenía un par de marcas en la cara que poco a poco iban a ir desapareciendo y tenía una rodillera puesta para que pudiese caminar sin sentir que se le iba a quebrar la pierna.

—Camile... —sonreí mirándola.

Ella se acercó lo más rápido que pudo y me abrazó con fuerza.

—Me alegra tanto que te encuentres bien —oí su voz quebradiza.

Sentir su aroma me regresó a la vida, la había extrañado tanto y de verdad cuando recién había despertado del accidente, sentí que la había perdido para siempre. No había estado tranquilo hasta que un médico entró para decirme que incluso ella se encontraba mejor que yo. Sin embargo, había estado inquieto y suponía que iba a estarlo hasta que nos viéramos nuevamente.

Y así fue.

—Al fin estás aquí —solté.

Al separarse unos cuantos centímetros de mí noté que sus ojos estaban llenos de lágrimas, le sonreí con nostalgia. Verla frente a mí me daba una felicidad amarga, puesto que no todos habíamos salido ilesos del accidente y, en cierto punto, me sentía culpable por estar feliz de verla en la habitación.

—No puedo creer que haya sucedido esto —secó rápidamente una lágrima que había caído por su mejilla.

—Lamento todo lo que pasó, Camile —confesé y mi voz, por primera vez desde el accidente, se quebró.

Camile Rooney

—Debí haberme tranquilizado, así nada de esto estaría pasando —decía Jared con sus ojos envueltos en lágrimas, pero él estaba alejadísimo de ser el culpable de esta horrible tragedia —. Si tal vez hubiese esperado un día más para hablar con Emma y Nate, Samantha estaría aquí.

Tomé una de sus manos y luego lo miré a los ojos.

—No tienes la culpa de nada, Jared —hablé —Durante estos días sólo he pensado en que esto no fue sólo un simple accidente.

Él se quedó mirándome por unos segundos y asintió dándome la razón.

—Los que están involucrados en el burdel lo planearon todo —soltó, y yo, aunque lo sospechaba, no pude evitar sentir una leve presión en el pecho —Lo oí desde Tara y mi madre. Nate está tratando de dar con el tipo que queda libre.

No sabía qué decir.

Entendía que eran personas peligrosas, lo supe desde el momento en que habían atormentado a Alex, pero no podía creer que no les importara ni siquiera Jared, pues él también pudo haber sido una víctima fatal de este accidente.

Jared estaba observándome con culpa, pero él no tenía la culpa de que las personas que quería tomaran malas decisiones o que no pensaran en él cuando decidieron entrometerse en ese mundo. Cogí su mano con más fuerza y sólo le sonreí con nostalgia.

—No escogemos a nuestra familia, Jared.

Él me observó directamente a los ojos y asintió lentamente.

—Ahora dime ¿Te duele la cabeza? —pregunté cambiando el tema de conversación. Me sequé la cara e intenté mantenerme fuerte frente a él. Ya había llorado lo suficiente.

—No —respondió —, se me pasó esta mañana.

—El médico dice que podrán darte de alta entre mañana y pasado —le conté y él alzó las cejas.

—Me alegra escuchar eso —me sonrió.

Jared todavía tenía puesto un pequeño parche en su ceja izquierda y el borde de su pómulo comenzaba a volver a la normalidad. Me enseñó la cicatriz que le estaba quedando en el brazo y también me contó que probablemente no iba a poder tocar guitarra por un periodo más largo y que el médico había sugerido que el piano iba a ayudarle a recuperar la movilidad completa. No quisimos conversar acerca del accidente, ni de lo que nos acordábamos, nada. Además, todavía no me encontraba preparada para asumir que había perdido a Samantha.

Mi padre y Dylan todavía estaban en Londres y al parecer no tenían planes de irse a Portland todavía. Ninguno de los dos estaba presionándome ni haciéndome preguntas acerca de lo que había pasado y, al parecer, papá todavía no se enteraba de la realidad en la familia Brackley y yo no quería hacérselo saber todavía, no me encontraba lista para enfrentar un nuevo problema.

Efectivamente dos días después le dieron el alta médica a Jared, aun con su brazo medianamente inmovilizado. Aquellos dos días me los pasé junto a Alex, papá y Dylan. Estuvimos en casa, comiendo juntos e intentando pasar un poco la tristeza, sin embargo, cuando me quedaba a solas con mi amigo, no podíamos evitar acordarnos de algunos momentos juntos y comenzar a maldecir a todo mundo. Incluso pensábamos en que habíamos jodido todo involucrándonos en un tema tan peligroso como el del burdel. Si hubiésemos escogido otro, uno más "normal", tal vez Samantha seguiría aquí.

—Iré a buscar a Jared —informé cuando estaba poniéndome un abrigo en la sala —. Queremos ir al cementerio.

—Iré a dejarte —oí la voz de Alex —, puedo llevarte en el auto.

—No es necesario, de verdad.

—Es más seguro que te lleve Alex —oí la voz de Dylan, pero él no sabía que realmente ni Alex ni yo estábamos completamente seguros ahí afuera.

—Prefiero ir sola —insistí.

Mi padre alzó la vista y se me quedó mirando fijamente.

—Que Alex o Dylan te lleven, Camile —oí la voz de papá.

Había olvidado cómo se sentía que me dieran instrucciones antes de salir de casa y no pude evitar que eso me fastidiara un poco, sin embargo, asentí silenciosa y finalmente los dos me acompañaron en el auto de mi amigo hasta el nuevo departamento de Cedric Brackley.

—¿De verdad no quieres que los acompañemos al cementerio? —me preguntó mi hermano por décima vez.

—De verdad —me bajé del auto y cerré la puerta —Todavía sé conducir.

—Puede dolerte la rodilla —exageró mi amigo.

—Alex —fruncí el entrecejo.

—De acuerdo —sonrió un poco.

—Llámame cualquier cosa.

—Está bien, adiós.

Ambos esperaron en el auto hasta que estuve adentro del edificio. Saludé al recepcionista quien se contactó hasta el departamento de Cedric y de inmediato me permitieron entrar.

Era un edificio enorme y elegante, los ascensores muy modernizados y todo parecía tan brillante que incluso podía ver mi reflejo en la cerámica a mis pies. Me bajé en el piso 10 y busqué el número del departamento que me había indicado Jared por mensaje, hasta que di con él.

Apenas una mucama me dio la bienvenida, noté que el departamento era sumamente espacioso, incluso más que para dos personas, yo creo que a simple vista alcanzaba como para diez. Me quedé esperando en la sala mientras le decía que no quería nada para beber a la ama de casa y por el pasillo apareció Jared, en cuanto me vio se acercó a mí, me abrazó con su brazo libre y luego me besó en la boca.

—¿Te has venido sola?

—¿Qué crees? —sonreí.

Él rio un poco.

—Alex y Dylan.

—Así es —asentí —, no me dejan en paz.

—Sólo están preocupados por ti.

Jared me invitó hasta la terraza, se sentó un poco quejumbroso en una silla y yo me senté a su lado mientras contemplaba la vista de la ciudad desde esa altura.

—Tengo que contarte algo —oí su voz. De inmediato desvié mi mirada hacia la de él. Se encontraba algo serio, con temple preocupado, así que esta vez sólo me mantuve en silencio para escucharlo —. Encontramos al cuarto involucrado en el burdel, su nombre es Matthew, es un antiguo amigo de Tara... la verdad pensé que había perdido el contacto con él —comentó y yo me quedé helada mirándolo. Lo vi sacar su móvil, encendió la pantalla y me enseñó una fotografía de él. Rápidamente mi mente viajó a la parada de autobús el día en que me había amenazado, era él. Pude reconocerlo en cinco segundos.

—Es él... —murmuré.

—Ya hemos dado con su paradero y junto a Nate ya fuimos a denunciarlo. Se supone que entre hoy y mañana la fiscalía debe citarlo.

—¿Eso quiere decir que se acabó? —lo miré ilusionada.

—Ojalá fuera tan fácil —lo oí. —Creo que no se acabará hasta que todos estén en prisión.

Él tenía razón, pero ilusionarme era uno de mis mayores defectos.

Me contó un poco más acerca de la situación con el tal Matthew y todo el procedimiento que estaba realizando Jared y Nate, quienes al parecer se encontraban paso a paso arreglando su relación de amistad, pese a todo el tema con Emma, quien todavía esperaba un par de semanas para hacerse el examen de ADN que ambos le estaban pidiendo.

Al cementerio llegamos en taxi, puesto que ninguno se encontraba en condiciones de conducir.

Todo en aquel lugar emanaba cierta nostalgia, además, el silencio era tanto que podíamos oír nuestros pasos adentrándonos por un sinfín de lápidas de desconocidos con sus respectivas historias. Jared me cogió de la mano con firmeza, casi sintiendo lo que yo sentía justo en ese momento y caminamos en silencio hasta que, finalmente, encontramos el nombre de mi amiga en el césped frío.

Samantha Brown

Estaba sola, sin embargo, se notaba que hace poco había ido alguien, pues las flores que había estaban frescas, alrededor de la lápida estaba llena de ellas, además de algunos sobres y pequeños accesorios como pulseras y collares. Todo se me revolvió dentro del estómago cuando viajé a que esta era la nueva realidad: Había perdido a una buena amiga de Londres. Había perdido sus bromas, su risa y también sus enfados poco disimulados cuando algo le molestaba. Había perdido su sopa cuando alguno de nosotros se encontraba triste o enfadado, las noches en vela "haciendo trabajos", que en realidad el 90% sólo eran chismes y risotadas. Samantha merecía vivir muchísimo, todos los años que se le vinieran en gana. Era jovencísima, preciosa, talentosa y honesta. Merecía una vida llena de cosas lindas. No esto. No una lápida fría en el césped de un lugar solitario con flores que en algún momento se marchitarían.

Sentí que mis ojos se llenaron de lágrimas, le solté la mano a Jared y me agaché lentamente hasta estar de rodillas frente a Samantha que ahora sólo era un recuerdo en mi vida. Aun habiendo pasado dos semanas y medias, sentía que todo era mentira, que en realidad no había pasado, pues ¿Por qué? ¿Por qué todo tenía que ser así de injusto? Nosotros sólo habíamos tenido la intención de desenmascarar a malas personas, ninguno se merecía terminar así, pero ¿quién demonios era el encargado del destino de las personas?

Jared colocó su mano en mi hombro y con cuidado se agachó a mi costado. No estaba llorando como yo, sólo miraba la lápida con cierta culpa en sus ojos. Volví a mirar hacia el frente.

—Lo lamento tanto, Samantha —escuché decir a Jared. De inmediato desvié mi mirada hacia él, quien tenía la voz quebrada, pero seguía observando la lápida de cemento —. Espero que en algún momento me logres perdonar. Si hubiese sabido que todo terminaría así, escogería mil veces haber ido solo en la camioneta...

Sus palabras terminaron por quebrarme, suspiré intentando controlar mi llanto, pero no pude. Me quité las lágrimas a duras penas y me apoyé en el brazo de Jared para no caerme de sopetón a llorar encima de todo.

—Prometo que pagarán, Sam —intenté decir.

Estuvimos la mitad de la tarde ahí y ambos le prometimos a Samantha que terminaríamos con ese burdel y con las personas que nos habían hecho tanto daño.

Jared pasó a dejarme al departamento en el taxi y luego él continuó con su camino hasta el departamento de su padre. Me sentía muy cansada, sobretodo porque había sido un día recargado de tristeza y mala energía. Mi mente sólo soñaba con entrar al departamento, ir a mi cuarto y dormir hasta el otro día, sin embargo, cuando entré noté que papá y Dylan estaban esperándome para cenar. Me comentaron que Alex estaba durmiendo porque le dolía la cabeza. Quise evitar la cena, pero olía tan bien que no pude decirles que no.

—Necesitamos hablar contigo, Camile... —oí la voz de Dylan apenas corté un trozo de carne.

—¿De qué? —alcé mi vista e intercalé mi mirada entre ambos.

—Queremos que regreses a Portland con nosotros —señaló papá —¿Cuándo ibas a decirme que la familia de Jared estaba involucrada con todo lo que está pasando?

***

No me odien :c

Debo confesar que el capítulo 51 me está quedando más largo de lo que imaginé, así que haré una encuesta aquí y en instagram... ¿prefieren un capítulo final MUY largo o lo divido en dos partes?

¡No olviden dejarme sus estrellitas y comentarios!

BESOPOS 

XOXO

Continue Reading

You'll Also Like

55.1K 2K 34
Jane siempre ha sido una chica ambiciosa y soñadora. Junto con su mejor amiga, Meg, su vida ha tenido más de mil aventuras e historias que guardar y...
114K 5.2K 53
tus amigos llevaron a un amigo a tu casa desde ahi se conocen y pasar de los dias se van gustando
Curame By Daniela

Teen Fiction

44K 2.6K 25
Las siete de la mañana, Emma se alista para su jornada diaria en el Hospital Universitari Vall D'Hebron. Se pone corrector de ojeras para ocultar la...
335K 9.7K 41
~𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰~ Segunda temporada ya disponible en mi perfil