No sé qué somos

By laurita95dl

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April es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda ad... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capitulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capitulo 50
Capítulo 51
Epílogo

Capítulo 2

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By laurita95dl

La cabeza seguía dándome vueltas, pero ya no era debido al alcohol.

Mis pensamientos eran tan confusos que ni yo misma entendía como habían sucedido las cosas, ¿Acaso hace menos de 5 minutos me he besado con un chico que acababa de conocer? La respuesta era sí. ¿Estaba loca de remate? Probablemente también podría ser un sí. 

Al parecer ese verano iba a terminar siendo bastante anecdótico.

Solté un suspiro feliz, y me abrí paso entre los cuerpos que se agolpaban en el centro de la pista mientras buscaba a mis amigas que aún seguían bailando. Divise la espalda de Bonnie quién se estaba besando con un chico que reconocí al instante. Su ex novio Logan.

Suprimí las ganas que tenía de poner los ojos en blanco. 

Hasta la fecha, Bonnie siempre había mantenido una relación intermitente con él, realmente nunca duraban más de dos semanas sin romper y de las formas más épicas posibles pero días después podías encontrártelos por los pasillos del instituto dándose el lote como si nunca se hubiesen estado gritando en medio de la cafetería frente a todo el instituto mirándolos sin apartar su atención de ellos como si fueran más entretenidos que su reality favorito. 

Era una costumbre para todos, siempre volvían. 

Pero esta última vez que rompieron, recuerdo como Bonnie aseguraba una y otra vez que ni bebiendo 5 chupitos de tequila conseguirían hacerla entrar en razón para volver con Logan.

Bueno déjame decirte que hiciste las cuentas mal, Bonnie. Solo te hicieron falta 4 para volver a besarte con él.

Tenia la sensación de que alguien iba a tener un cargo de conciencia mañana cuando le recordase esta noche. Me encogí de hombros y camine hacia mis otras amigas, Chloe y Tris. Ambas tenían la misma expresión confusa que yo mientras mirábamos a Bonnie y Logan.

-No voy a hacer declaraciones sobre esos dos – bromeé -.

-¿Donde estabas? Bonnie dijo que te vio ayudando a un camarero – me preguntó Chloe - Así que pensé que la borrachera le hacía tener visiones.

-Sí, lo estaba – confirme asintiendo – estaban cortos de personal y ahora tengo planes con un camarero muy atractivo en algo así como una hora – añadí mirando el reloj de mi muñeca -.

Tris soltó una carcajada y me dio una palmada en el hombro. 

-Venga ya – me provocó Tris -.

-Lo digo totalmente en serio – sonreí -.

Incluso yo sabia lo surrealista que podía sonar todo.

Sólo había salido con dos chicos antes y ambos habían sido novios bastante duraderos, de esos con los que crees que vas a pasar el resto de tu vida. El típico pensamiento que se tiene al comienzo de una relación. Bueno en un tiempo sí era lo que anhelaba aunque después no resultaran las cosas como pensaba. 

Al comienzo del verano había roto con mi novio tras seis meses, Tyler, y desde entonces nunca volví a intentar tener una cita con otra persona. No estaba interesada en nadie y asistir a una cita solo por compromiso no iba mucho conmigo. 

Mientras, mis amigas y yo bailábamos, les comencé a contar cada pequeño detalle sobre Liam, el beso, el coqueteo que habíamos tenido ambos y bueno... también les hablé sobre el impresionante culo que tenía. 

Después de un rato mi teléfono móvil vibró en el interior de mi bolso. Con dedos temblorosos pulsé en la pantalla y contesté nerviosa. Era un numero desconocido, pero ya sabia quien era.

-April, ya he terminado – me dijo - ¿Aun quieres salir a comer?.

-Sí– trague saliva -.

-¿Te veo en la entrada del local ? - preguntó -.

-Sí– sabia que estaba sonando monótona pero no podía emitir otra palabra -.

Cuando se lo conté a mis amigas se pusieron prácticamente a dar saltos de alegría, seguramente estaban pensando en la cantidad de cotilleos que tendría que contarles al día siguiente.

Bonnie, quien había vuelto a unirse con nosotras pidiendo que no comentáramos nada sobre su incipiente intercambio de besos con Logan,  me dio un abrazo.

-Asegúrate de hacerle saber que nosotras sabemos que estas con él, así no intentara secuestrarte para llevarte a una isla desierta donde paséis los días desnudos y comiendo cocos – me dijo ella muy sería -.

-Hmm.. no me parece que esa sea una mala idea – consideré -.

-Solo vete, dijiste que estaba muy bueno así que queremos fotos que justifiquen tus palabras– me recordó Tris -.

-Todo lo que vi fue su trasero y le puedo confirmar que lo califico con la nota máxima – opinó Bonnie asintiendo muy segura-.

Chloe me dio un suave empujón en dirección a la salida.

-Llámanos o escríbenos un mensaje cuando llegues a casa para saber que llegaste bien – me ordenó ella -.

-Lo haré – les lancé a todas besos al aire mientras caminaba hacia mi encuentro con Liam -.

Lo primero que note una vez pise la calle, fue una corriente helada que me hizo castañear los dientes. Debía ser el cambio del interior al exterior o puede que esta noche hubiese refrescado. Liam estaba de pie apoyado contra el muro casualmente, se veía completamente irresistible e hizo que mi corazón se acelerara.

-¿No has traído una chaqueta? - me preguntó inclinando la cabeza hacía el interior -.

Negué con la cabeza. 

-Nos trajo el hermano de una amiga en coche, y como también iba a venir a recogernos no pensé que necesitaría una chaqueta – confesé -.

-Toma, puedes usar la mía – me ofreció, dándome una sudadera azul -.

-Así que eres de esos chicos – bromeé aceptándola-.

-¿Y como son esos chicos ? - enarcó las cejas -.

-Atentos– asentí sonriendo – pero, ¿tú no tendrás frio?.

Liam esbozó una sonrisa de lado, y negó con la cabeza. 

Cogió la sudadera de mis manos y me la paso por la cabeza, vistiéndome con ella. Olía sorprendentemente bien, inspiré instintivamente para impregnarme de ese olor. Sonreí y metí los brazos por las mangas. Él soltó una carcajada.

-Te esta un poco grande – se burló – puede que crezcas en su interior.

Fruncí el ceño. Doblé las mangas, acomodándolas.

-Espera, mis amigas me hicieron prometerles que te diría algo – balbuceé-.

Me miró con curiosidad, esperando que hablase.

-Soy todo oídos -. 

-Ellas.... ellas... - tragué saliva - ellas... 

Liam enarcó ambas cejas y se cruzó de brazos. 

-Ellas.. - me instó sonriendo -. 

-Ellas.... saben que estoy contigo y si tienes algún plan secreto de llevarme a una isla desierta deberías descartarlo – comencé a decirle –  ya que le dirán a la policía que fuiste la última persona en verme.

Me ruboricé tanto que pensé que él iba a notarlo, sonaba demasiado estúpido ahora que las palabras habían salido de mi boca. Gracias chicas, como si después de saltar tras la barra como una desquiciada no le hubiese resultado raro por mi parte ahora pensara que tanto yo como vosotras estamos mal de la cabeza. 

Liam me miraba con los ojos muy abiertos y cuando estaba apunto de pensar que terminaría llamándome "Loca" en mil idiomas distintos,  él estalló en carcajadas y me sujetó la mano con firmeza mientras sus ojos brillaban.

-Voy a hacer mi mejor esfuerzo por no subirte en el primer avión que tenga como destino una isla desconocida – dijo haciendo una mueca de horror – no me gustaría tener problemas con la policía.

Me mordí el labio inferior.

Caminamos en silencio hasta un Jeep plateado; no sabía mucho sobre coches así que no tenía claro de que tipo era. Sacó unas llaves y apretó el botón, abriendo el coche. Mantuvo abierta la puerta del copiloto para mi. Cuando centré mi vista en el interior del vehículo enarqué una ceja y lo miré con curiosidad. Había restos de envolturas de comida rápida y periódicos por todas partes: los asientos, el suelo. Por favor espero no encontrar preservativos usados. 

-¿Estas haciendo una colección? - señalé al interior del coche que era un desastre comparado con la carrocería impoluta -.

-Mierda, debí limpiar el coche primero y después llamarte – murmuró, mientras recogía lo que podía y lo echaba a los asientos traseros -.

-Gracias– sonreí subiendo al coche -.

Lo observé caminar alrededor del coche, me centre en como los músculos de sus brazos se marcaban y cómo el viento soplaba a través de la camiseta que llevaba pegándose  contra su pecho, demostrando lo tonificado que estaba. Seguramente se vería increíble sin camiseta. 

Liam se subió al coche interrumpiendo mis pensamientos.

-Entonces, ¿Qué quieres comer? - preguntó arrancando el motor del coche -.

-Lo que tu quieras – me encogí de hombros – suelo comer de todo.

-¿Pizza?- sugirió.

Asentí con una sonrisa. La verdad es que ese había sido mi primer pensamiento. Una buena pizza siembre era perfecta para cualquier plan. 

Él me dedicó una sonrisa y condujo en dirección a la pizzería más cercana, aparcó frente a una pequeña franquicia en la que parecían servir pizzas toda la noche. Me bajé del coche de un salto y camine a su lado.

-¿Alguna preferencia? - preguntó mientras mirábamos el menú sobre el mostrador -.

-Cualquier cosa que no lleve pepperoni, soy alérgica – expliqué -.

Aun recuerdo como se me lleno el cuerpo de ronchas cuando comí pepperoni por error.

-¿4 quesos? - sugirió, tocándome el antebrazo mientras señalaba el nombre de la pizza en el menú -.

Asentí mordiendo mi labio inferior, tratando de no demostrarle que su toque casual me había afectado un poquito. Joder con mis hormonas. 

Liam pidió la comida y trajo dos latas de Coca-Cola, que entraban con el menú. Había una pequeña mesa de plástico y un par de sillas a un lado, así que nos sentamos a esperar. Tamborileé con los dedos sobre la mesa, estaba nerviosa. Miré hacia él y pude ver el color de sus ojos por primera vez. Eran hermosos. Mi deducción no había fallado, eran de un color gris luminoso con toques azulados,  cautivadores. Él sonrió muy seguro de si mismo y miró hacía su bebida, liberándome de su intensa mirada. 

Solté un suspiro de alivio.

-Así que, ¿habías trabajado antes en un bar? Parecías saber lo que estabas haciendo – se apoyó en la mesa -.

-Los padres de mi amiga Bonnie tienen un restaurante, he estado varias veces ayudándola– dije -.

-Eres una buena camarera, supiste como ganarte a los clientes. Por cierto...  – metió la mano en su bolsillo y sacó un puñado de monedas -te dejaste tus propinas.

-No la quiero, quédatela – sacudí la cabeza – es tu trabajo no el mío.

-April, fuiste tu quien te la ganaste, así que te quedas con ella -contestó– para ser tu primer día conseguiste una buena propina.

-Quizá debería buscar trabajo en ese lugar – bromeé cambiando de tema -.

-Si lo dices en serio puedo hablar por ti – se ofreció -. 

Me reí. 

-No creo que pudiese soportar eso todos los fines de semana, debe volverse aburrido ¿o no? -.

Esa noche había sido divertido pero hacer eso todas las noches creo que se me haría pesado a la larga, mirar a todos alrededor tuyo emborracharse mientras estás trabajando no es lo mío.

-Sí, tener chicas tirándose hacía ti todo el tiempo definitivamente se vuelve irritante después de unos días – dijo riéndose -.

Oh, mierda. Lo he pillado, él es un jugador y usa su trabajo para conocer chicas con las que poder enrollarse.

April, te acabas de convertir en su revolcón rápido de esa noche.

-Puedo imaginar como será – dije con sarcasmo.

Estaba enfadada conmigo misma por haber pensado en un universo alternativo donde esta noche fuese el comienzo de algo más. ¿Qué había visto un chico como él en mí de todos modos? ¿Por qué acepté esto? Solo cree que soy una de esas chicas que buscan un revolcón rápido de una noche. Y vale, no le veo fallas a su lógica cualquier persona es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo pero actualmente no me he lanzado por esa alternativa. 

Genial, April, simplemente genial.

-Sí, sólo pasaste una hora con todos los chicos hipnotizados por ti - murmuró sacudiendo la cabeza - imagina eso cada fin de semana durante un año.

Un momento.

¿Hablaba en serio cuando decía que se volvía irritante? Estaba confusa. Por suerte nuestras porciones de pizza llegaron en ese momento, interrumpiendo nuestra conversación.

-Estamos cerrando, chicos – dijo el hombre, dejando las cajas de pizza sobre la mesa -.

-Pensé que podríamos comer aquí – dije confusa -.

-Generalmente sí, pero ha surgido un problema en casa y necesito volver temprano –explicó el hombre -.

-¡Oh! Lo siento, gracias – Liam se levantó y agarró las cajas girándose en mi dirección – creí que podíamos comer dentro, si quieres podemos ir a mi casa, no esta muy lejos.

-¿Esta más limpia que tu coche? - bromeé -.

Él se rio y negó con la cabeza tímidamente.

-Lo cierto es que no – confesó -.

-Bueno, lo soportare – puse los ojos en blanco – todo sea por comerme la pizza.

Liam condujo por la carretera durante unos minutos antes de aparcar frente a un edificio de apartamentos. Cogió las cajas de comida de mi regazó y salió del coche, mientras yo lo seguía al segundo piso donde se detuvo frente a una puerta. Introdujo las llaves torpemente en la cerradura y yo aproveché para quitarme los tacones. Esta era una de las cosas por las que odiaba llevar tacones, sin duda tendría heridas. 

Dejó que la puerta se abriese y me miró con un gesto de disculpa. Entré y me detuve en seco, mi boca cayó abierta en shock. Había cajas de comida vacía y latas de refresco por todos lados e incluso ropa por el suelo. 

-Liam  ¿te han robado? - me burle, tratando de no reírme -.

Me sujetó la mano, llevándome hacía adentro de la casa. Miré hacia el sofá, estaba repleto de revistas y ropa.

-¡Este sitio no deja nada a la imaginación! ¿Crees que si nos sentamos en el suelo de la calle será más saludable? - estallé en risas -.

-Creo que necesito ordenar un poco – hizo una mueca -.

-¿Eso crees?– dije con sarcasmo -.

Me senté en el sofá, que a pesar de todo era sorprendentemente confortable. Puso la caja sobre mi regazo y se dirigió hacia otra habitación; saqué un trozo de pizza y comencé a mordisquearla. Mi estomago agradeció la comida. 

Volvió minutos después con dos vasos con hielo para nuestras bebidas.

-Creo que necesitas ayuda profesional– sacudí la cabeza – tienes un trastorno en contra de la limpieza, apuesto a que tu dormitorio se encuentra aun peor que todo esto.

-¿Quieres ir a mirarlo? - preguntó, enarcando una ceja y mirándome con una sonrisa seductora -.

Casi me atraganto. Mierda. ¿Él piensa que estoy aquí para tener sexo con él? Parpadeé nerviosa. Liam se rio y me dio una palmada en la espalda, pasándome el vaso donde había vertido la lata de coca -cola.

-Estaba bromeando – sonrió – bueno, quizás estaba bromeando.

-Si tú piensas que voy a acercarme a la cama en tu casa, estas muy equivocado ¿Cuándo fue la última vez que cambiaste las sabanas ? -bromeé -.

-¿Se tienen que cambiar las sábanas? - preguntó consternado -.

¿Lo dice en serio? ¡Que asco! Hice una mueca y él soltó una carcajada.

-April, era una broma – sacudió la cabeza, riendo tan fuerte que tenía lagrimas en los ojos -.

Yo reí también, pero mi risa era más de alivio. No puedo creer que realmente pensara que hablaba en serio. En muchas ocasiones soy demasiado inocente.

-Cuéntame algo más sobre ti – pidió tomando un trozó de pizza -.

-¿Como qué? -. 

-¿Tienes hermanos o hermanas?¿algún hobby?¿donde trabajas? - él se encogió de hombros – ese tipo de cosas.

-Bueno, no trabajo, estoy estudiando– contesté – realmente no tengo ningún hobby aunque me gusta leer y soy hija única ¿Qué hay de ti?.

Observe atentamente su reacción a mis respuestas. Él sonrió y me sentí relajada. ¿Podría ser que tuviese ese efecto su sonrisa?. Obviamente no había mostrado indicios de estar molesto por el hecho de que yo aún estuviese estudiando, por lo que supuse que él ya había percibido que no tenía la edad recomendada para asistir al local donde trabajaba. 

-Tú sabes dónde trabajo, aunque suene raro me gustan las matemáticas pero no se sí puedo considerarlo un hobby – me dijo – tengo una hermana mayor y un hermano menor.

-¿De qué edades? - pregunté, mientras terminaba de dar el último sorbo a mi bebida -.

-Mi hermano, Dylan, tiene 19 solo es un año menor que yo y Katt, tiene 25 – asintió -.

Vaya, según mis cálculos él tenía 20 años.

-Me preguntaba si.. sé que esto puede sonar raro pero... y tú puedes decir que no si quieres – parecía avergonzado -.

-Suéltalo Liam – dije -.

-Katt, mi hermana se casa mañana – lo miré con curiosidad mientras hablaba – me preguntaba sí querías venir conmigo.

¿Qué había sido eso? ¿Él quería que nos volviéramos a ver? Y no en una cita normal, si no a una boda con su familia. ¡Eso es un poco extraño!

-Yo..- murmuré mordiéndome la mejilla -.

¿Podría ser que hubiese ignorado alguna cámara oculta que estuviese grabando mi reacción? 

Por un lado quería pasar más tiempo con él, me parecía un chico muy dulce, pero por otro lado... ¿y si me sentía incomoda? ¡Era una boda! ¡Y de su hermana! ¿Sería capaz de ir a una boda donde no conocía a nadie e incluso... no conocía a mi pareja? 

Ahora que lo pensaba, Liam no tenía tan buen culo como para aceptar ese disparate. 

-Sé que es difícil de digerir, la boda es mañana a las dos de la tarde– comenzó a decir – si quieres venir puedes llamarme, les dije que iría solo porque no tengo novia y como el asiento a mi lado quedaría vació mi hermana dijo algo estúpido como acomodarme junto a alguna de sus amigas solteras – hizo una mueca de horror que me hizo reír - me producen escalofríos solo de pensar en ello.

-Claro, y tú no quieres nada de eso porque ya tienes suficientes chicas que intentan ligar contigo cada noche en tu trabajo – me burle -.

Su rostro se iluminó. 

-¡Exactamente! Vaya, tú si que me escuchas – asintió sonriendo – puede que te juzgara mal.

-¿Pensaste que era una cabeza hueca con la que poder enrollarte en tu cama de sabanas sucias? - le entrecerré los ojos saque la lengua -.

No dijo nada, sólo se inclinó hacia mi suavemente. Estaba tan consternada como para hacer algo al respecto.

-No pensé que fueras una cabeza hueca .. - confesó -.

-Pero sí pensaste que me podrías llevar a tu cama de sabanas sucias – respondí sarcástica -.

Liam se río travieso. 

-Vamos, te llevaré a casa si ya terminaste de insultar mi casa – sugirió, poniéndose de pie -. 

Durante el viaje charlamos de las cosas más triviales; era sorprendentemente fácil tener una conversación con él. 

Cuando aparcó el coche frente a mi casa, salió y lo rodeó para llegar a mi lado donde abrió la puerta justo cuando lo iba a hacer yo, eso me llevo a casi caerme sobre él. Liam se río.

-Lo siento – murmuró, intentando detener su risa -.

Le di un golpe en el pecho mientras salía del coche, era tan duro que inmediatamente comencé a tener pensamientos de intenso deseo. Me sonrojé y miré hacia otro lado. Él parecía saber lo que yo estaba pensando, pero no dijo nada. Me siguió y caminamos hacia la puerta de mi casa.

-Entonces, tienes mi número – dijo despacio – si quieres venir mañana llámame, como muy tarde podré responder media hora antes de la boda...

Maldita sea, es realmente mono. Lleve mis manos a su camiseta y lo acerqué a mi, levantándome de puntillas apreté mis labios sobre los suyos. Él no estaba consternado como yo cuando me besó, así que me lo devolvió inmediatamente. Una mano comenzó a subir por mi cadera. Pero se retiró demasiado pronto, dejándome un poco atontada. 

El beso fue tan suave y dulce que me hizo temblar. 

Él se humedeció los labios suavemente, sus ojos miraban directamente a los míos. El increíble tono gris azulado de sus ojos me hizo sentir mareada.

-Sera mejor que me vaya, gracias de nuevo por ayudarme esta noche – dijo, girándose para volver al coche -.

Mientras observaba como se dirigía a su coche, me di cuenta de que no me apetecía dejarlo ir. Definitivamente quería besarlo de nuevo y tener sus brazos a mi alrededor.

-¿Liam?- lo llamé -.

Se detuvo a mitad de camino.

-¿Que te parece si me recoges a las 13:30? - solté antes de pensar en mis palabras -.

Su sonrisa fue tan intensa que hizo que mi corazón latiese frenético.

-Genial, April, te recogeré mañana – dijo felizmente -.

Entré con sigilo en casa y subí las escaleras. Una vez que estaba en la soledad de mi habitación me lancé sobre la cama y dejé escapar un pequeño suspiro. Le envié un mensaje a las chicas diciéndoles que estaba en casa y no en una isla paradisíaca. Me puse el pijama y volví a tumbarme en la cama.

Lo vería mañana. Volvería a verlo de nuevo. 

Sonreí ante ese pensamiento que esperaba con ansias. 

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