Million Dollar Man » Harry St...

By harryscinnamon

3.9M 169K 20.4K

❝ Tienes el mundo entero a tus pies, pero... ¿Cuál es el precio de ello? ❞ [ Advertencias: este fanfic puede... More

Sinopsis
Prólogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXII
XXXIII
XXXIV
XXXV
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
Epílogo

XXXI

57.2K 2.9K 131
By harryscinnamon


Si desde ya el viaje a Francia nos había hecho sensacional, aquellas confesiones y declaraciones de amor, sencillamente no podrían habernos hecho mejor. Con Harry nos habíamos vueltos inseparables, adictos uno al otro, más que nunca disfrutábamos estando juntos. Me sentía feliz y dichosa estando a su lado, con esa maravillosa sensación de enamoramiento, tan genuina y real que lo único que deseaba en esta vida era que por favor durase para siempre.

No me había dado cuenta de cómo el rizado era todo lo que tenía en mi cabeza. Estaba perdida en él, como si se tratase de una quinceañera cualquiera, y no podía evitarlo. Por fin era que nos pertenecíamos mutuamente, porque así como yo era suya, él era mío, completamente mío. Y no, ya no se trataba de una cuestión de propiedad ni mucho menos, se trataba de que simplemente éramos el uno para el otro, y eso era algo que nada ni nadie podría cambiar jamás.

Me sentía en los cielos, en las nubes, y esperaba no tener que volver a bajar de ahí.

De este modo fue que el suceso de aquella noche en el bar junto con Liam y Beverly se volvió absoluta y totalmente irrelevante. Es más, ninguno de los dos se tomó la molestia de volverlo a mencionar, y de la misma manera, yo tampoco volví a buscar a Payne.

Porque si bien él podía ser mi mejor amigo y todo eso, llevaba días esperando a que el idiota tuviese la decencia de llamar y disculparse él mismo y por iniciativa propia, y que no fuese yo quien tuviera que partir tras él a buscarlo. De cualquier forma, no era un asunto en el que me detuviese a reflexionar demasiado, o al menos trataba de no hacerlo. No quería amargar el momento de mi vida ni calentarme la cabeza producto de la inmadurez ajena.

Así pasaron los días. La vida continuó tal y como siempre -o en realidad, con ese mismo ritmo que había adoptado hacía unos meses- hasta que otra buena noticia llegó. Sí, por fin Monique había tomado la decisión de integrarme a los ensayos comunes con el resto de las bailarinas de la academia. Por lo cual me quedaba solamente esa semana de ensayos personalizados meramente para comprobar y chequear que estuviese preparada para ello, pero si todo salía bien, pronto estaría con el resto del elenco de bailarinas de la Royal Academy of Dance, siendo una más de ellas, lo que significaría que así mismo podría participar incluso en las obras de la compañía. Lo cual no dejaba de parecerme... Increíble.

En pocas palabras, me sentía más que feliz, plena. Claro, esto sin contar la excepción de los dos detalles que opacaban mi felicidad. El primero de ellos era el hecho de que mi mejor amigo en el mundo no me hablaba y odiaba a mi... ¿Novio? Sí, supongo que así podía llamársele. Y el segundo -y no por eso menos importante- el que desde que habíamos ido a París, no conseguía sacarme de la mente a mis padres.

Ajá... Mis padres. Vaya tema, ¿Eh?

Honestamente, desde hacía muchísimo tiempo que me había desprendido de aquella necesidad de llamarlos y mantenerme en contacto con ellos. A fin de cuentas, ¿Qué diablos les iba a contar? Me había marchado escapando de ellos con la intención de realizar mis deseos, rechazando la posibilidad de un futuro alternativo o más tradicional para cumplir mi sueño de ser una bailarina profesional, lo cual había derivado en un completo fracaso.

Mas, en ese entonces no podía decir lo mismo. Desde la llegada de Harry a mi vida, las cosas habían cambiado por montón. El castaño lo había prometido y lo había cumplido, me había ayudado de sobremanera a surgir y a salir de ese pozo en el que había estado sumida durante los últimos años. Estaba perfectamente consciente de que todo lo que tenía era gracias a él, y no había día en que no lo agradeciera.

Por ese mismo motivo, quería llamarlos, enseñárselo a ellos. Quería volver a verlos, contarles de esta nueva vida, y no solo eso, sino que especialmente mostrarles al hombre que enloqueció mi mundo, que cambió el rumbo de mi destino de la manera más radical en que era posible. Me moría por presentarles a Harry, mas dudaba que él correspondiera a ello.

Y bueno, básicamente esa era la idea que tanto me rondaba últimamente, que cada vez que intentaba contársela a Harry, me refrenaba por miedo al rechazo. Porque por más que él me hubiese declarado su amor, no podía evitar dudar qué tan involucrado estaba en ello.

Pero como bien se sabe, no soy una persona que logre contenerse demasiado tiempo, menos cuando se trata de Harry, por lo que cierta mañana, tuve que decírselo.

-¿Harry? -lo llamé en un suspiro, tratando de recuperar el aliento. Aún recostada sobre su cuerpo desnudo, con gotas de sudor restante entre nosotros.

-¿Mm? -musitó-. Muñeca, dame tiempo antes de ir por una segunda ronda -jadeó, mientras que una de sus manos me acariciaba dulcemente la espalda.

-No, no es eso... Quizás después -sonreí, depositando un beso en su nariz, para luego sentarme a horcajadas sobre él-. Quiero hablar contigo de algo que me está inquietando hace días.

-¿Es malo? -preguntó, tratando de no desviar su vista de mi rostro, aunque sin conseguir resultados positivos.

-Depende de cómo tú lo veas -repliqué, tratando de mantenerme seria. Pero la verdad, se dificultaba de sobremanera hacerlo si me miraba de esa forma.

Él frunció el ceño, integrándose y apoyando su espalda en el respaldo de la cama.

Sus manos se posaron en mis caderas con suavidad, dibujando pequeños círculos con su pulgar en mi piel.

-¿Qué ocurre? -quiso saber.

Tomé una bocanada de aire antes de hablar.

-Sé que no es un tema que hayamos conversado con anterioridad precisamente -murmuré, bajando la vista, encontrándome con su abdomen y sus tatuajes en su piel. Diablos, era difícil concentrarse con esos abdominales. Definitivamente había escogido el peor momento para hablar con él-. De todos modos, tú sabes que no mantengo contacto con mis padres, y... La verdad... Bueno, no he llamado a mi madre desde hace meses. Y, no sé, con todo esto de tú y yo juntos... Pues... Me gustaría que...

-Por supuesto -me interrumpió, acomodando un mechón rubio de mi cabello tras mi oreja.

Alcé la mirada, sorprendida, topándome con esos preciosos ojos esmeraldas.

-Me encantaría conocerlos -añadió, con esa sonrisa de medio lado que sencillamente me enloquecía.

Me mordí el labio, emocionada.

-Fantástico -dije, devolviéndole el gesto. Mas aún faltaba algo-. Y... Harry, ¿Sería posible que fuésemos nosotros los que viajáramos a Manchester?

Él volvió a sonreír.

-Adoro cuando te pones nerviosa -admitió, para luego continuar diciendo:- Tú tan solo dime la fecha, organízate con el asunto de la academia y yo dejaré a Louis a cargo un rato.

-Eres genial, Harry Styles -dije, tomando su rostro entre mis manos para así besarlo.

(...)

Las manos me temblaban, haciéndome sostener con más fuerzas de lo habitual el celular que mantenía posado contra mi oreja.

No, joder, no estaba preparada para esto. Pero sin importar eso, lo iba a hacer igual. Acababa de armarme de valor, y dudaba que este volviese a aparecer hasta un buen tiempo.

"Ahora o nunca, ahora o nunca..."

Bip... Bip... Bip... Quizás no estaban en casa. Quizás habían cambiado el número. Quizás...

-¿Hola? -saludó una voz femenina. Una voz que reconocí de inmediato.

-¿M-mamá? -pregunté, estúpidamente, con la voz entrecortada. Debo de admitir que durante un minuto pensé que al contestar no saldría ningún ruido de mi garganta.

-¿Navah? -repitió ella, tan sorprendida como estupefacta-. Santo cielo, Navah, ¿Eres tú? -hizo una pausa y rápidamente se adelantó a decir:- Por favor, no cortes, hija. No cuelgues.

El corazón comenzó a latirme a mil por hora. Era primera vez en años que tenía una "conversación" real con ella.

-No voy a colgar, mamá -murmuré, sintiendo como inevitablemente los ojos se me humedecían, listos para botar lágrimas de felicidad. Había añorado el día en que pudiese llamar a mi madre sin temores ni secretos que ocultar.

-Dame un segundo, preciosa, déjame llamar a tu padre, por favor -me pidió, con la voz tan temblorosa como la mía.

-M-mamá yo...

-¡Edgard!, ¡Edgard, cariño, ven, es Navah! -la escuché gritar, desde el otro lado de la línea, emocionada.

-¿Navah? ¿De qué diablos estás hablando, Yael? -espetaba una voz masculina, tan gruñona como familiar. Ese era mi padre, obviamente. Esbocé una sonrisa al escucharlo.

-Cariño, es Navah -volvió a decir.

-¿Navah? -repitió-, ¿Dónde?

-Al teléfono, ven mira... -entonces por fin volvió a dirigirse hacia mí:- Hija, ¿Sigues ahí? Estás en alta voz, estoy aquí con tu padre.

-H-hola papá -saludé, tímidamente.

-Navah, por Dios, ¿Cómo es que no nos has llamado antes? Te hemos estado buscando por...

-Perdón, papá, perdón -intervine-. Es que... Han sido meses muy ocupados y...

-¿Meses muy ocupados? Navah, ¿No pensaste en tu madre o en mí? -aparentemente, esa manía de interrumpir las conversaciones era un claro mal de familia-. Hija, hemos estado desesperados por tu causa. La última vez que llamaste...

-Lo sé, papá, lo sé -me disculpé, sintiéndome absolutamente feliz. No me importaba ser reprendida por él. Era algo que incluso extrañaba. Puedo confirmar con toda seguridad que cuando pasas un tiempo lejos de tus padres, hasta llegas a añorar sus reproches y castigos-. Pero... Ahora los llamo porque... Necesito verlos. Por Dios, tengo tanto que contarles.

-¿Dónde estás? ¡Vamos ahora mismo para allá! -exclamó mamá, tan impulsiva como siempre.

-En Londres -respondí.

-¡¿En Londres?! -exclamaron a coro.

-Sí, pero no se preocupen. Yo iré a visitarlos a ustedes, ¿Si?... ¿El próximo fin de semana les parece bien? -sugerí.

-Navah, que esta no sea una de tus bromas, porque sino... -volvía a decir mi padre.

-Papá, no lo es -negué-. Es en serio. No quiero volver a desaparecer de ustedes otra vez.

-Entonces el próximo fin de semana te estaremos esperando, querida -confirmó la mujer.

-Genial -dije solamente, recordando que tenía que añadirles una pregunta más. Una pregunta a la que no sabía cómo diablos iban a reaccionar-. Uhm... Lo otro. Quería saber si... ¿Sería posible que fuera acompañada?

Tras esto, una serie de cuchicheos se desataron entre ellos que no supe descifrar. Pasados unos segundos, finalmente tomaron su decisión.

-De acuerdo -respondieron a coro. Mi padre de más mala gana, por supuesto.

(...)

La conversación con mis padres había sido un enorme paso para recuperar todo el tiempo perdido. Estaba más que ansiosa porque llegase el fin de semana siguiente para poder verlos. Pero hasta entonces, tendría que aguantarme y esperar al paso de los días.

Poco después de cortar la comunicación, me encontraba con Trudy, quien limpiaba mi habitación y me contaba un poco más de su infancia en Polonia, hasta que recibí un mensaje de Beverly.

Me sorprendió en realidad. No hablábamos desde el incidente de Liam, y la verdad no entendía porqué había pasado esto, pues no era como si ella hubiese estado involucrada en ello. Supongo que no había sido algo intencional, sino que tan solo se había dado.

No pude evitar reír cuando leí el mensaje.

"Hoy. Mi casa. Alcohol. MUCHO ALCOHOL. Puedes traer a Harry si quieres. ¡La zorra de Amy se fue de viaje así que tengo el departamento para mí sola!"

Por cierto, cuando decía "Amy" se refería a su fastidiosa compañera de piso.

Me apresuré a responderle.

"Genial. ¿Estará Liam ahí?"

A los pocos segundos recibí su respuesta.

"Y Niall. Li quiere disculparse, él mismo sugirió la presencia de Harry."

Solté un suspiro.

"La última vez que estuvieron juntos en el mismo lugar ya sabes como acabó..."

Y adelantándome a cualquier respuesta, envié otro mensaje diciendo:

"Estaré ahí, pero esta vez no llevaré a Harry. Espero una disculpa decente de su parte."

Continue Reading

You'll Also Like

1.7K 61 11
Miori Imai era solo una niña cuando su vida empezó a cambiar de una forma muy repentina Ella creció junto a su hermano y sus amigos pero uno de ellos...
1.4K 126 6
A Matías Recalt nd Esteban Kukuriczka 𝑓𝑓. Darian inicia con la actuación y fotografía, su padre Nando Parrado le dialoga acerca de el nuevo proyect...
7.1K 267 12
Izaya y Shizuo tienen una relación... o algo así. Han pasado tres años desde aquella fatídica noche donde Izaya desapareció sin dejar rastro, ahora h...
183K 9.6K 63
Se trata del verano, se trata de la familia, se trata del amor, se trata de lo que soy y de quien quiero ser. Te rehúsas a hacer algo, el destino...