Versos fríos [EN EDICIÓN]✔️

By laurel_writer

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El frío era un escudo para ella, una capa de invisibilidad para evitar que la dañaran. Pero ella ya estaba ro... More

Prefacio
1. Tan solo una sonrisa
2. Miedo a la soledad
3. Poco orgullosa
4. Sufrir en silencio
5. Sin tanto hielo
6. Sentimientos de hielo
7. Máquina perfecta
8. Los chicos de Indiana
9. Los estragos del pasado
10. Desastres de un recuerdo
11. Miedo a enamorarse
12. Viaje de emociones
13. Brillo
14. Libre de represalias
15. Impulsos destructivos
16. "Deudas"
17. El infierno que nadie merece vivir
18. Palpar el amor
19. El arte de sentir
20. El error al no escuchar
21. Objeto explosivo
22. Voluntad
23. Un heróe con debilidades
24. Una persona especial (parte 1)
25. Una persona especial (parte 2)
26. Inquebrantable
27. Marioneta
28. No todo está en el olvido
29. Es doloroso ser fuerte.
30. Hechizo
32. Vacío de incertidumbre
33. Dejar ir
34. Cristales rotos
35. Pensamientos que consumen
36. Antes y después
37. Cuestión de minutos
38. Alguien que ya estaba perdido
39. Desconocido
40. Intentar olvidar
41. Estallar
42. Sueños rotos
43. Inocentes
44. Versos fríos
45. Sospechas preocupantes
46. Luz en la penumbra
47. El villano que quería ser un héroe
48. Un recuerdo intacto
49. Dos copos de nieve.
50. En algún lugar de España
Epílogo
Agradecimientos

31. Sentirse útil

8 2 0
By laurel_writer

Un día después

Dalia.

Quería ganar, obviamente. Pero el idiota tenía que ser buen maestro como para enseñarme a conducir, cosa que nunca había logrado antes.

—ya sabes. Vas, la saludas, hablan de lo que quieran y luego le sueltas la bomba.

—para ti es fácil decirlo porque no tienes que irle a explicar eso.

—oye, soy su hermano, para mí sería más difícil.

—exacto, porque eres su hermano deberías decírselo tu.

—una apuesta es una apuesta—refutó cruzándose de brazos—. ¿O tu no me hubieras preguntado algo sin ninguna compasión?

—touché.

—adentro entonces.

Avanzamos y entonces Kyle abrió la puerta pero yo lo detuve antes de entrar.

—¿quiere decir que ya es oficial esta locura que vamos a hacer?—pregunté nerviosa.

—¿por qué? No me digas que ya te vas a arrepentir.

En ese momento mi cerebro había hecho como un click. Esa decisión era un poco apurada teniendo en cuenta todo lo que estaba pasando.

—es que... no lo sé. Mi mamá está internada en un hogar geriátrico, Donna acaba de salir del hospital, Newt está yendo con mi psicólogo y yo también estoy en eso... no lo sé.

—si... tal vez deberíamos pensarlo mejor antes de lanzarnos como tal al vacío. Es decir, nunca hemos vivido juntos y eso ya sería un gran paso y más en otro continente.

—exacto—exclamé con alivio—aunque... por otro lado está todo lo de esta farsa con Newt y los fans y... no lo sé.

—yo tampoco. ¿Te parece si esperamos más tiempo?—asentí—. Entonces ya no tienes que decirle nada a Donna...

—¿qué cosa me ibas a decir?

Donna estaba en el pasillo de la entrada observándonos confundida.

—eh... íbamos a ir por un helado pero al final nos arrepentimos—respondió Kyle apresuradamente.

—esa es la peor mentira que he escuchado en toda mi vida. Ah no, también cuando le dijiste a papá que en vez de estar viendo películas para adultos estabas buscando unos dibujos animados.

—¿qué? Eso no tiene nada que ver—protestó Kyle.

—claro que si, tenías trece años y además papá estaba viendo el historial en tu cara—solté una sonora carcajada.

—si que eres malo mintiendo—me burlé.

—gracias, Donna—añadió con ironía.

—de nada. Ahora, díganme la verdad.

Kyle me miró y yo bajé la cabeza asintiendo.

—Dely te lo dirá todo.

—¡¿qué?!—reproché.

—es parte de nuestra apuesta—se encogió de hombros.

—¿qué apuesta?—inquirió Donna.

—en la que tu hermano ganó el puesto del mayor imbécil. Le diremos los dos—sentencié seria.

—hablen rápido porque estoy por creer que Dalia está embarazada.

Pagaría lo que fuera por volver a ver la cara de estupefacción de Kyle ante la mención de Donna. Sus ojos por poco se salen de sus órbitas y su boca se quedó abierta y pasmada. Inevitablemente soltamos una carcajada.

—relájate, Kyle. No estoy embarazada. Además, ni siquiera darían las cuentas como para saberlo—sin embargo no quitó su cara de espanto, ya me estaba asustando—. ¿Qué pasa?

—nada...—comentó con nerviosismo.

—habla.

—es que... tal vez pude haber olvidado algo.

Si antes me estaba burlando de la expresión de Kyle pues justo en ese momento yo tenía el rostro pálido y mi corazón comenzaba a latir más fuerte.

—bueno... cuando estén dispuestos a hablarme volveré—dijo Donna volviendo a dentro hasta la sala que ya era como su habitación.

—¿cómo...? ¡No puede ser!—grité.

—solo se... se me pasó.

—¡¿cómo se te va a olvidar y a penas ahora vienes a decírmelo?!

—lo siento... me dejé llevar y...

—esto no puede ser...

Pasé mis manos por mi cabello con desespero tratando de poder enfocarme en que hubiera un fallo en mi ciclo o algo así para que no sucediera nada. Sin embargo, Kyle empezó a reír como si estuviera burlándose de mí.

—¿por qué te ríes? ¡Esto es en serio!

—la verdad no—ahora si me estaba comenzando a enojar—. Gracias por burlarte de mi yo promiscuo de trece años, por suerte aún no habrá ningún mini Kyle rondando por ahí—dijo entrando al apartamento.

—¡eso no es gracioso!—grité desde el pasillo y Kyle regresó con una sonrisa en el rostro.

—¿que soy pésimo mentiroso? Creo que si te la creíste.

Bufé y entré al apartamento para ir a la sala donde estaba Donna. Ella estaba en su silla y Kyle a un lado suyo. Me senté al lado de Kyle.

—¿cómo has seguido de...?—dije para matar el silencio incómodo.

—me siento bien.

—genial.

—no den tantas vueltas. Solo díganlo.

—anda, dile—pidió Kyle a lo que yo volteé los ojos con hastío, odié haber perdido esa apuesta.

—no es algo definido... de hecho hace unos segundos lo pensamos y decidimos tomar un buen tiempo en el que pensemos más las cosas—no sabía la mejor forma de decirlo, simplemente me obligué a sacar todas las palabras—. Una noche llegamos a la conclusión de que ya estamos hartos de escondernos, de hecho peleamos por eso pero al final le propuse algo a Kyle de lo que yo había pensado hace muchos días... estábamos pensando en mudarnos juntos.

Donna me miraba expectante lo cual solo me hacía poner más nerviosa y verme como la villana que quiere llevarse a su hermano a otro continente.

—¡eso es una fantástica idea!—exclamó sin dejarme terminar—. Así yo tendré mi propio espacio en el apartamento y ustedes el suyo...

—Donna no...—continué—. No hemos dicho que nos mudaremos ya o muy pronto.

—¿el próximo año?

—no hay fecha definida para esto, la cosa es que no viviremos aquí.

—obviamente, de seguro lo llevarás contigo a tu apartamento.

—Donna, estoy hablando de que no será en Los Ángeles.

—¿entonces dónde?—su sonrisa de alegría se difundió al escuchar eso.

Tomé una respiración profunda para reunir fuerzas y decirlo pero en cambio, Kyle entrelazó nuestras manos y decidió hablar.

—España.

—¡¿España?!—espetó—. ¿Por qué tan lejos?

—es un país hermoso y no pensamos en riqueza ni nada de eso, estamos buscando tranquilidad. Que ambos podamos salir juntos sin que hayan problemas... además—Donna enarcó las cejas—. Queríamos pedirte que en dado caso de que si tomamos la decisión... tu vengas con nosotros.

—¡¿han perdido la cabeza?!

Yo no esperaba esa reacción de alguien que normalmente es muy pacífica.

—Donna...

—no, Kyle. Todos los años de mi vida he tenido que depender de alguien y en el único momento que no pasó fue cuando estaba en el conservatorio. No quiero pasar el resto de mi vida teniendo que estar vigilada por todo el mundo como si yo fuera una porcelana que nadie quisiera romper. Si quieren hacerlo, háganlo, pero no me usen como ancla porque estoy harta de eso.

—Donna...

—Kyle, ¿puedes dejarnos solas?—pregunté a lo que él nos miró a ambas y luego asintió. Luego salió.

—¿qué sucede? Esto no es solo por nosotros, ¿cierto?—ella asintió suavemente—. ¿Puedes decirme qué pasa?

—con el accidente supe que toda mi vida ha sido una burbuja, recordé los momentos en los que era libre cuando estaba en el conservatorio pero luego mis padres murieron y... volvió a ser como antes y tal vez tenga la culpa de que sea así porque siempre he sido como una especie de problema. No quiero que me sigan viendo como un problema sino como alguien que merece tener un lugar en la sociedad, que pueda hacer lo que quiera sola.

—¿quieres más independencia?

—también discutí con Newt ayer.

—¿qué pasó?

—él ha hecho hasta lo imposible por recompensarme pero últimamente he notado que él no tiene una vida que no gire entorno a mi y a su sentimiento de culpa... también que yo no tengo una vida que no gire entorno a esa noche. Me siento inútil cuando él viene a intentar salvarme—su voz se quebró dejando que salieran unas lágrimas—. Siempre es él y nunca soy yo.

—¿a qué te refieres?

—que tomé la decisión de ser yo misma quien me salve. Quiero que yo misma sea quien salga de ese hoyo negro, quiero salir de aquí y demostrarme de que sola puedo volver a intentarlo. Le dije a Newt que ya no tiene que seguir recompensando lo que pasó, que debe dejarme salir al mundo sola al igual que Kyle. Necesito hacerlo.

—¿y qué quieres hacer? ¿Vivir sola?

—quiero poder volver a tomar el auto sin miedo para yo misma ir a visitar apartamentos baratos, tal vez conseguir empleo en algo como mesera si es necesario. Quiero sentirme útil.

—eres muy valiente, Donna—ella sonrió—. Me sorprende que quieras intentarlo, estoy orgullosa de ti. ¿Quieres que llame a Kyle?

—no hace falta—la voz de Kyle se escuchó desde las escaleras, estaba de pié con los ojos rojos y húmedos por lo que Donna había dicho.

—¿nos espiabas?—inquirí y él se encogió de hombros.

—cuando te recuperes podrás hacerlo—anunció a lo que Donna se asombró—. Mereces vivir tu propia vida y no lo harás escondida en este apartamento.

Donna no contuvo su emoción.

—me levantaría para abrazarte pero por ahora no puedo.

Kyle rió y me acercó a Donna para abrazarnos a ambas.

—bien, yo debo ir a visitar a mi mamá así que los dejo.

—no, yo te acompaño—intervino Kyle.

—está bien.




Kyle estacionó la camioneta y bajamos para caminar hasta la recepción dentro del hogar geriátrico.

—buenas tardes, vengo a visitar a Beth Foster.

—¿quién eres?

—soy su hija, Delilah Foster—aclaré y la recepcionista levantó su mirada frunciendo el ceño—. Tu eres esa cantante... la que estuvo en el concierto hace un tiempo.

—si, ¿le molestaría dejarme entrar para poder ver a mi mamá?—bramé a lo que ella asintió y me permitió entrar.

Pasamos hasta la zona del jardín donde tenían a mamá frente a un árbol sentada en una silla de ruedas. Nos acercamos y cuando nos vió se sobresaltó un poco.

—tranquila, mamá, soy Delilah y él es Kyle—ella negó pero ya me había enseñado a lidiar con situaciones como esta—. Si... te traje un pastel de frambuesa, ese que tanto te gusta.

Abrí el empaque donde venía el pastel y sacando una cuchara le di a probar de su postre favorito.

—¿y bien? No es tan bueno como el que hacías pero creo que sabe bien—comenté y ella asintió dándome una señal para que le pudiera dar más del pastel.

—esperaré afuera mientras estás con ella—comentó Kyle a lo que yo asentí y él salió.

—¿cómo te han tratado?—pregunté sentándome en una banca a su lado.

—estoy bien—contestó un poco confundida.

—¿quieres más?—asintió—. ¿Por qué cada vez que te veo estás mirando a un árbol?

Ella desvió su mirada del árbol para después verme a mí, se encogió de hombros.

—me recuerda a mi hija.

—¿tu hija?

—si, una pequeña de unos cinco años... no la he visto por aquí hoy.

Iba a darle otra porción de pastel pero mi mano tembló haciendo que sin querer se cayera esa porción en su regazo. Rápidamente tomé la servilleta para limpiarlo y mamá se tensó cuando lo hacía.

—¿tu hija? ¿Cómo es ella?—pregunté luego de terminar de limpiarla con tal de seguirle el juego pero la verdad se me había estancado un taco en la garganta.

—tiene cabello rubio y... una linda voz.

—¿cómo se llama?

—Delilah, yo le digo princesita pero no le gusta mucho—reí con los ojos húmedos.

—de seguro era porque jugaba siempre a querer ser mayor.

—así es, ¿usted la conoce?—asentí.

—más que bien a decir verdad.

—de seguro eres una de sus niñeras, ¿no es así? Dime que no se ha portado mal últimamente.

—no... de hecho ha estado muy bien estos días, ha estado comiendo bien y ha conocido a un niño adorable.

—¿de dónde?

—eh... del vecindario, se llama Kyle.

—¿también lo cuidas tú?

—eh... supongo. ¿Quieres más?—asintió.

—yo cocino uno mil veces mejor—respondió.

—pero éste está bueno, ¿no cree?

—es bueno—dijo resignada—, pero el mío es mejor—reí.

—no lo discuto. Mira, ya lo acabaste—dije al darle la ultima porción.

—en dos minutos se acaba la hora de las visitas—comentó un enfermero al pasar por mi lado.

Miré a mamá tratando de notar cada detalle de su rostro. Las arrugas de sus ojos que tanto cuidaba cuando yo era niña, sus cejas delgadas rubias y sus hoyuelos a cada lado de su sonrisa que, a pesar de que no estuviera riendo, yo sabía que seguían allí. Besé su frente lo cual la tomó por sorpresa y luego le di un abrazo.

—te amo, mamá—susurré a su oído con la voz la voz rota.

Ella rozó mi brazo con su mano y dijo algo que hizo que mi corazón se sintiera esperanzado.

—y yo a ti, princesita.

Le di un último beso en su frente para luego separarme de ella y salir del hogar. Caminé hasta la camioneta donde vi a Kyle recostado en la puerta. Me acerqué a él e inevitablemente empecé a llorar haciendo que rápidamente me abrazara para tratar de consolarme.

—mañana se olvidará de mí—comenté con la voz hecha trizas—. Estoy segura que si.

—¿tu la olvidarás a ella?—negué rápidamente—. Entonces estarás bien.

Acarició mis mejillas y me acercó para que pudiera poner mi rostro en su hombro. Lloré por un rato y cuando ya se me estaba pasando respiré un poco y Kyle me llevó al apartamento. Al llegar me senté en el sofá para tratar de tranquilizarme pero en ese momento el teléfono de Kyle empezó a sonar.

—debo contestar, ya vuelvo.

Se dirigió a la cocina. Saqué mi teléfono y rápidamente seleccioné la carpeta oculta que guardaba en este haciendo que se eliminaran todos los escombros que ya no servían de nada, ella no estaría tranquila de saber que me estaba haciendo tanto daño con esas imágenes de rumores que me llevaron a la ruina. Encontré una imagen en la que estábamos mis padres y yo saliendo del hospital tras una recaída mía, mamá estaba tomando mi mano intentando protegerme de los paparazzis y papá nos abría la puerta del auto.

—yo sé que estás en alguna parte ayudándome, ¿cierto?—musité con lágrimas en los ojos mirando al techo como si mi papá fuera a responderme—. Yo sé que si pero ahora necesito que ayudes a mamá.




Kyle.

—Dely, cariño. Debo salir, ¿te parece si te veo mañana?—ella asintió desde el sofá—. Te amo, adiós.

—yo también te amo—contestó.

Bajé por el ascensor y al bajar encontré a John en la recepción quien parecía necesitarme.

—joven Kyle, hay una mini van estacionada detrás de su camioneta.

—ya los hago mover, gracias John.

Salí al estacionamiento donde la mini van encendió sus luces y dió reversa para dejarme el campo libre. Subí a mi camioneta, la encendí y la dejé que siguiera por toda la autopista hasta poder dar el giro y entrar al vecindario, pero algo llamó mucho mi atención y era que al dar la vuelta a la manzana noté que la van del estacionamiento en el edificio venía detrás de mí.

—¿qué?—musité confundido.

Tal vez es ilusión mía, pensé. Seguí dejando atrás la paranoia y bajé de la camioneta luego de estacionarla al lado de la acera. Entré a la bodega donde él estaba con unos cuatro tipos más enfrente de una mesa jugando cartas.

—ya llegó el niño bonito—exclamó Rob al verme entrar—. Kyle, ellos son: Pablo, David, Murray y Steve.

—¿son ellos?—pregunté.

—así es. Y ahí están las bebés—señaló otra mesa con unas armas encima.

—bien, ¿y?

—explicaremos el plan ahora porque al parecer en unos días llegarán de Las Vegas.

—perfecto.

Me senté en una silla y Rob empezó a explicar el plan. Al terminar me levanté y salí de la bodega. Sin embargo, vi la mini van al otro lado de la acera. Ahora no iban a escapar. Caminé a paso firme y vi que intentaban volver a encenderla pero yo tomé ventaja y abrí la puerta encontrándome con un hombre al volante al que no dudé en tomarlo del cuello de la camisa.

—¡¿qué mierdas quieres?!—grité y escuché un grito ahogado en la parte de atrás, al asomarme vi a una pelirroja asustada—. Así que son ustedes, los que le están jodiendo la vida a Dalia y a Newt, ¿cierto?

Escuché cómo alguien golpeó la mini van con algo duro. Al ver noté que Rob estaba ahí con un arma abriendo la puerta trasera.

—les pondré las cosas fáciles. Me entregan las fotos y se van o yo las tomaré por la fuerza—bramé ajustando con más fuerza la camisa del hombre.

—no lo creo, Kyle.

La otra voz no era de la mujer pelirroja sino de quien menos hubiera esperado que estuviera ahí. El rostro pálido y esquelético estaba en el fondo de la van con un teléfono en la mano.

—yo te pondré las cosas fáciles a ti. Dejas de ser partícipe de esta farsa y yo no publico las fotos o, no haces lo que te digo y pondré a todo el mundo en tu contra, eso acabaría con la carrera de tus amigos y desde luego con tu intento de familia.

—podría matarte en cuestión de segundos—dije y Rob apuntó a su cabeza pero ella no se inmutó.

—y yo en cuestión de segundos enviaré estas fotos.

Me mostró el teléfono y entonces vi una foto mía dentro de la bodega.

—¿qué quieres, Moyra?

—dinero, para eso necesito que hagas lo que te diga, Kyle.




*************************************
Nota de la autora:
¡Se prendió esta mierdaaaa! Okay, ahora sin groserías xd. ¿Cómo han estado chiquistrikis? Yo espero que muy bien. No puedo decir más acerca del capítulo porque dañaría la historia y pues no queremos eso así que les dejo el misterio para el próximo viernes uwu.

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