Nicole junto a Valery limpiaban la tumba de Beatrice, ambas habían traído un nuevo ramo de claveles, las flores favoritas de Beatrice, normalmente las encargaban para que la tumba permanentemente la tuvieran mientras ellas no estaban en Nueva York, pero cada vez que volvían, la adolescente le pedía el poder ir a la tumba de su madre y aunque no lo hiciera Nicole iría de todos modos. Cuando habían terminado de ordenar todo, ambas se sentaron un rato mirando la tumba, Nicole en su mente nunca había parado de pedirle perdón por lo que había hecho, era la primera muerte después de mucho tiempo que le hizo sentir culpable. Nicole si quería a Beatrice, pero se había dado cuenta demasiado tarde.
—Te daré tu espacio, debo hacer una llamada. —Valery asintió mientras Nicole se levantaba para alejarse con su teléfono.
—Hola mamá. —La adolescente encontraba un confort cada vez que venía a la tumba de su madre dentro de la nueva vida que llevaba. —Me ha ido bien, gané una competencia de baile y me han dicho que si sigo así podría volver a Nueva York con una beca. Aunque Nicole dice que no necesito una beca y que ella puede pagarlo, solo me importa la vacante y el poder seguir bailando. A ti también te encantaba bailar, aunque a Steven le desagradaba la idea. Hace unos días Stephen amenazó a un chico que me invitó a salir, creo que esto de las citas será más difícil de lo que pensaba, aunque Nicole le regañó por eso, sé que a ella tampoco le gustaba mucho la idea aunque no lo admitiera. Ella es una buena madre, gracias por hacer que ella cuidara de mi. —Valery miró a Nicole quien seguía en su teléfono tratando de contactarse con Xavier. —Ella aún no me lo confiesa, cuando Steven me contó todo pensé que mentía, cuando conecté los puntos le creí, pero me sentía culpable por no odiarle. Siempre me pregunto si ella algún día me lo dirá, sé que ella está arrepentida lo veo en sus ojos cada vez que te menciono o se detiene a ver una de tus fotografías colgadas en la pared. Cuando sentí rabia por ella, ella estaba recuperándose de todo lo que hizo para alejar a Steven, ella recibió torturas que nunca me quiso decir, pero me enteré espiando, mientras ella sanaba, yo también. Le enseñaste que a veces era más importante lo que hacíamos después de cometer errores, como tratabamos de remediarlo y evitar el vivir en el pasado. No sé si para esto será igual, pero sé que ella ha cambiado y tratado de llevar una vida normal dentro de lo posible, ella se encargó de mí todos estos años dandome lo mejor y más importante, amor. —Valery terminode arreglar las flores. —Debo estar loca, ¿No?
—Valery, debemos irnos al taller. —Nicole le llamó y la joven asintió. —Lamento quitarte tu tiempo.
—No, ya había terminado. —Nicole asintió, miró una vez más la tumba de Beatrice antes de que se fueran de ahí.
Nicole volvía de vez en cuando a Nueva York para visitar a sus padres y ver que todo estuviera en orden tanto con su familia como con sus centros de acogida, aunque también esperaba que Megan le encontra, esa era la razón del por qué adelantó su viaje algunas semanas al recibir llamadas al teléfono desechable que tenía, aunque moría de ganas de poder responder, debía ser cuidadosa y debía verificar que se tratara de la rubia.
La latina luego de lo de Steven habían vuelto a Londres sin importarles que en realidad le buscaran ahí, confiaba en que Megan no lo haría. Aunque había tratado de fingir el poder volver a su vida, incluso saliendo de vez en cuando con Paris por su insistencia, cada vez que estaba sola pensaba en las torturas, en como le cortaban, le ahogaban, le tocaban, no podía evitar sentir todo eso cuando cerraba sus ojos, cuando estaba sola o simplemente estaba sin hacer mucho. Debió asistir a terapia para empezar todas las heridas que tenía abiertas desde pequeña, definitivamente había sido una vida difícil, pero su familia era su mayor pilar para seguir adelante, además de querer asegurarse de cuidar de Valery hasta el último de sus días, era lo mínimo que podía darle a Beatrice. Luego de un tiempo dejó de presentarse en su mente, pero la culpa nunca se fue.
—¿Dónde iremos?
—Debo ver algunas cosas. —Ambas subieron al auto que Xavier le había dejado en el aeropuerto. —¿Quieres que te deje con Rosaline y Alberto?, estarán felices de verte.
—¿Crees que Xavier me lleve al centro comercial?
—Si se lo pides tú, claro que lo hará.
—Deberías dejar de tratarle mal, es una buena persona y siempre le molestas o golpeas.
—Él busca eso. —La adolescente rodó sus ojos. —Lo pensaré. Ahora llámalo, para poder dejarte en el centro comercial e irme a lo mío.
—¿Puedo preguntar qué es exactamente eso?, fue un viaje bastante improvisado. No me quejo, pero no sueles ser tan espontánea.
—Sólo ha salido algo inesperado, no te preocupes de ellos, ¿Bien? —Nicole le sonrió a la joven quien solo asintió. —Tú sólo aprovecha la tarde, que cuando volvamos a Londres debes ponerte al día con tus ensayos en la academia de baile para la competencia, no estoy pagando por nada.
—Claro, mamá. —Valerie le sonrió, a veces pensaba que estaba completamente loca de comportarse de aquella forma con Nicole luego de saber lo que hizo. Pero aparte de su madre, fue la única persona que se preocupó por ella desde el primer segundo. Pese a que Valerie había crecido obteniendo todo lo que quería, tuvo una infancia muy solitaria hasta que llegó con la latina.
Nicole luego de dejar a Valerie con Xavier decidió ir a la cafetería a la cual iba cada vez que visitaba Nueva York, cuando traían su café se dedicaba a mirar por la ventana directamente hacia el edificio de la fiscalia esperando oara ver a Megan. La latina aún se sorprendía de sus sentimientos hacia la fiscal luego de años, no había ni un solo día en donde no pensara en ella, incluso cuando se marchó la última vez, el pensar en Megan tranquilizaba su mente luego de todas las torturas por las cuales debió pasar.
Todo este tiempo estuvo en recuperación, debió ir a terapia e incluso internarse en una clínica psiquiátrica luego de que intentase quitarse la vida, cosa que a Valerie le dijeron que se iría a dar unas pequeñas vacaciones. Aquello le había ayudado, aún pensaba en eso, pero sentía un mayor control sobre esos pensamientos e incluso había tratado de formar una vida común y corriente, no necesitaba el dinero, pero le gustaba sentir que era una persona normal de vez en cuando.
Nicole vio como la fiscal salía del edificio viendo su teléfono y sonrió, seguía siendo igual que siempre. Su cabello estaba más largo que la última vez que le vio, su cuerpo seguía estando igual de hermoso frente a sus ojos y seguía haciendo esa mueca cuando veía desde su celular cosas del trabajo, todo aquello no lo recordaba por su entrenamiento de análisis corporal, lo recordaba porque amaba a esa mujer y se había dedicado a admirarla. Vio como la rubia se llevó su teléfono a su oreja, en 5 segundos el segundo teléfono de Nicole empezó a sonar y la latina decidió que era hora de irse del café. Megan parecía frustrada, pero no rendiría, aquello la latina lo sabía, la fiscal no se detenía hasta obtener lo que quería y eso le gustaba.
Nicole caminó por la calle en paralelo por la cual la fiscal caminaba, era la primera vez que se acercaba tanto a ella después de tanto tiempo, si bien quería correr hacia ella aún quería asegurarse de algunas cosas. Poco a poco fue cortando la distancia entre ellas, de todas formas, sería raro si le notara pues se había asegurado de vestir ropa ancha y una gorra que le ayudaba a ocultarle más. Nicole se quedó extrañada cuando Megan dobló en una esquina, no era la ruta que solía tomar, pero quiso saber hacia dónde iba. La perdió de vista entremedio de las personas que caminaban, pero sintió como tiraban de ella hacia un callejón y su cuerpo se vio atrapado entre la pared y la rubia que le miraba sin poder creerlo.
—Sabía que eras tú. —Nicole quiso preguntarle cómo la había notado, pero los labios de la fiscal se lo impidieron. No iba a rechazar ese beso que tanto había deseado desde la última vez que había tocado los labios de Megan.
—¿Cómo?
—Ya no puedes volver a engañarme, mi ladrona. —Las manos de Megan sostuvieron el rostro de la latina acariciandolo con ternura. —Pase mucho tiempo persiguiendote, aprendí algunas cosas en el camino, así como poder leer tu mente más de lo que esperas.
—No soy una ladrona, es reducir mucho a los pecados que he cometido. Aún estoy redimiendome por ellos, pero aún no he podido perdonarme el más grande. —Megan le miró algo confusa. —El de romper tu corazón en más de una ocasión.
—No es un pecado, si un error definitivamente, pero como yo lo superé tú también deberás hacerlo. Yo no te dejaré escapar nunca más.
—No tenía intención de hacerlo. —Nicole le sonrió. —Pero aún debemos hablar.
—He deseado por tanto tiempo el poder escuchar tu voz, pero ahora que estás frente a mí no es lo que más quiero hacer contigo.
—Cada vez más seductora. —Nicole tomó las manos de Megan que permanencian en su cara para entrelazarla entre las suyas. —Pero aún debemos hablar de algo.
—Espero que no se trate de otra persona intentando asesinarte.
—Después de darse cuenta que tengo a una linda y ruda fiscal con la cual puedo contar, soy intocable.
—¿Qué te hacía creer que pudiera estar a tu disposición?
—No se trataba de lo que creyera, sino lo que le demostraste al mundo en más de una cosa. Pero ese no es el tema.
—Vamos a mi departamento.
—Mantengo que cada vez estás más coqueta. —Nicole recibió un golpe juguetón de parte de la fiscal y en ese momento no sintieron que había pasado todo este tiempo separadas, ambas estaban disfrutando de su reencuentro luego de tanto.