Versos fríos [EN EDICIÓN]✔️

By laurel_writer

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El frío era un escudo para ella, una capa de invisibilidad para evitar que la dañaran. Pero ella ya estaba ro... More

Prefacio
1. Tan solo una sonrisa
2. Miedo a la soledad
3. Poco orgullosa
4. Sufrir en silencio
5. Sin tanto hielo
6. Sentimientos de hielo
7. Máquina perfecta
8. Los chicos de Indiana
9. Los estragos del pasado
10. Desastres de un recuerdo
11. Miedo a enamorarse
12. Viaje de emociones
13. Brillo
14. Libre de represalias
15. Impulsos destructivos
16. "Deudas"
17. El infierno que nadie merece vivir
18. Palpar el amor
19. El arte de sentir
20. El error al no escuchar
21. Objeto explosivo
22. Voluntad
23. Un heróe con debilidades
25. Una persona especial (parte 2)
26. Inquebrantable
27. Marioneta
28. No todo está en el olvido
29. Es doloroso ser fuerte.
30. Hechizo
31. Sentirse útil
32. Vacío de incertidumbre
33. Dejar ir
34. Cristales rotos
35. Pensamientos que consumen
36. Antes y después
37. Cuestión de minutos
38. Alguien que ya estaba perdido
39. Desconocido
40. Intentar olvidar
41. Estallar
42. Sueños rotos
43. Inocentes
44. Versos fríos
45. Sospechas preocupantes
46. Luz en la penumbra
47. El villano que quería ser un héroe
48. Un recuerdo intacto
49. Dos copos de nieve.
50. En algún lugar de España
Epílogo
Agradecimientos

24. Una persona especial (parte 1)

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By laurel_writer

Un mes después.

Kyle.

ten cuidado con los retrovisores y sabes que no puedes distraerte, ¿quedó claro?

—obviamente, lo has repetido como unas mil veces desde que salimos del apartamento.

—y si el maestro de conducción tiene malas...

—Kyle, estaré bien—sentenció seria pero luego sonrió emocionada y me dió un abrazo—. Ah y tengo que decirlo, me gustaba más la otra camioneta.

—ya pronto conducirás tu propio auto así que no me fastidies.

Había tenido que vender la camioneta debido al problema con la prensa de ese día. Ahora conducía una camioneta Renault con los vidrios oscuros para que ningún paparazzi me viera en dado caso de ir con Dely adentro o de yo salir de su apartamento.

—bien, ya me voy. Deséame suerte.

—suerte.

Donna bajó del auto y en eso mi teléfono vibró en el asiento. Contesté.

—¿nuevas noticias?—él iba a responder pero lo interrumpí— ¿Sabes? Ni siquiera puedo escuchar de lo molesto que estoy, ¡ha pasado más de un mes desde que quedaste en darme más información, imbécil!

—necesito que te calmes, idiota, quedamos en que no eres mi jefe, solo me pagas por esta estupidez, ¿sabes quién soy? Puedo darte un balazo si se me pega la gana—bramó.

—quedamos en que darías información con más detalles, ¡¿dónde está la maldita información del pendejo que tienes infiltrado?!

—el pendejo que tengo infiltrado lo encontraron muerto ayer en una zanja a las afueras de Las Vegas.

—¿qué carajos hacía en Las Vegas?—reproché.

—estaba siguiendo al cabeza de uno de los grandes expendios de drogas en Los Ángeles. Ayer me había dado la instrucción de que estaban en Las Vegas para el cumpleaños de la hija de uno de sus amigos.

—¡¿y los tipos?!

—estaba con los tres de acompañantes, como unos escoltas. Al parecer planea subirlos de puestos, hace unos años eran micro vendedores pero ahora serán los proveedores de algunas organizaciones.

—¿y?

—volverán a Los Ángeles en unas tres o cuatro semanas después de cerrar un tratado en Las Vegas de una venta grande  que exportarán a Canadá. Van a llenar un camión en el callejón del diablo que será el transporte hasta la frontera, estarán armados hasta los dientes para llenar ese camión y luego se irán a vivir a Canadá por unos años.

—es decir que es ese día o nunca.

Vi a Donna haciéndome señas mientras se subía al auto de la escuela de conducción. Le sonreí y ella subió.

—te ayudaré con un grupo de unos seis hombres con armas pero debo pagarles mucho dinero para que hagan el trabajo.

—¿cuánto?

—diez mil dólares.

—¡¿es una maldita broma?!

—arriesgarán su vida contra uno de los mayores expendedores de drogas en Los Ángeles, no lo harán de a gratis.

—bien, creo que con la venta de la camioneta puedo costear una parte y la otra la sacaré de la herencia de mis padres. Espero que sea un plan impecable.

—lo será, compraremos las armas con eso y de paso veré si puedo asaltar el camión.

—¿piensas asaltarlo y tras de eso me pides diez mil dólares? Yo solo quiero asesinarlos.

—eso es un negocio a parte. Espero el dinero.

Colgué. Pasé mis manos por el cabello desesperado. No quería invertir el dinero de mis padres en eso pero no encontraba otra forma, ya no había vuelta atrás.

Mi teléfono volvió a sonar y en el identificador estaba Dely al teléfono. Traté de relajar un poco mi respiración y contesté.

—hola, hermosa.

—hola, ¿cómo estás? ¿Donna ya hizo el examen?

—está en eso, acabó de salir en el auto.

—¿le deseaste suerte de mi parte?

—me olvidé de ese pequeño detalle—dije apenado.

—tranquilo, de seguro le irá bien.

—espero que si, ¿cómo van ustedes en el estadio?

—bien, hace poco hice las últimas pruebas de sonido con Newt.

—¿ya Dante llegó?

—¿por qué? ¿Quieres verlo?—inquirió con picardía haciéndome reír.

—créeme que no de esa forma.

—él logró convencerla y vino hace unas horas solo con nuestros vestuarios, algo sencillo por la ocasión pero igual lo hizo ver espléndido, ahora vendrá con ella porque vamos a inventar que a Newt se le rompió el traje.

—que inteligente, Dely, me encanta eso.

—no suelo decir cosas cursis pero también me encantas—sonreí a pesar de que no me estuviera viendo.

—te veré cuando termine con el examen de Donna.

—deja que venga en su auto, creo que le encantará eso. Sus pases VIP estarán en la puerta, deben llevar sus identificaciones y si pasa algo solo llama a Moyra, ella estará pendiente de que ustedes dos entren.

—bien, nos vemos en unas horas entonces.

—nos vemos, te quiero—dijo risueña.

—yo también te quiero, hermosa.

—adiós.

Dely colgó. Luego de unos minutos vi llegar a Donna en el auto de la escuela, ella se bajó saltando de felicidad y yo bajé de mi auto. Se acercó y me abrazó.

—¡lo hice!—gritó riéndose.

—yo sabía que lo lograrías.

—eso es obvio, soy una conductora experta.

—bien, ve a recoger tu licencia.

Se fue dando brinquitos hasta dentro de las oficinas. Subí al auto y luego de unos minutos ella llegó enseñándome su licencia orgullosa por haberlo logrado.

—¡esto es mejor que cualquier otra cosa!

—felicidades.

—gracias.

—pensé en que podrías conducir hasta el concierto en tu auto, ¿qué te parece?

—¿yo sola?—preguntó ilusionada.

—tu sola—sonreí.

—gracias, hermanito.

—de nada, ah pero debes llevar la licencia e identificación, la pedirán a la entrada.

—está bien. Estoy tan emocionada.

—se nota.

Me alegraba ver a Donna de esa forma, tan feliz y optimista, como si hubiera olvidado todo con un chasquido de dedos.



Dalia.

—¿tienes una botella de agua?—le pregunté a Marcus para darle un pretexto y que saliera del camerino.

—no, no tengo.

—¿podrías buscarme una?

—Dalia, ahora que salgas puedes tomarla.

—yo voy por la botella—dijo Stella levantándose de su silla, perfecto.

—no, yo voy por la botella, Stella. Quédense ahí.

Marcus salió del camerino y yo le guiñé un ojo a Stella haciendo que ella riera.

—¿te aplico más laca o crees que así basta?—me preguntó la chica que me estaba peinando.

—así está bien, gracias.

La chica se apartó y yo aproveché para llamar a Dante.

—Dante, ¿ya estás?

—si, déjame poner en altavoz y pon al príncipe azul al teléfono.

—ya voy. ¡Newt!—él se acercó—. Solo este pequeño favor y te dejo en paz—supliqué y él asintió.

Puse el teléfono en altavoz y Dante habló.

—si, diga.

—eh... Dante, tenemos un problema con el vestuario del joven Newt, se rompió la cremallera y no encontramos forma de repararlo.

—no puede ser.

—¿qué pasa?—la voz de Lauren se escuchó a la distancia y yo sonreí.

—tendremos que ir al teatro después, necesito que me acompañes al estadio para arreglar un vestuario.

—pero Dante...

—iré en unos minutos—dijo Dante y luego colgó.

El plan estaba marchando muy bien.

—¿por qué no hablaste tú?—preguntó devolviéndome el teléfono.

—hubiera reconocido mi voz—Newt volteó los ojos. 

Marcus llegó con una botella de agua y me la entregó.

—me hiciste dar toda una vuelta para encontrar esa maldita botella de agua.

—perdón, estaba sedienta—dije bebiendo un poco de agua.

—¿a qué hora llegan Kyle y Donna?—preguntó Newt.

—Kyle me dijo que salía en veinte minutos con ella. ¿Por qué? ¿Quieres que te vea cantar?—sonrió con algo de vergüenza por lo cual deduje tal acto que él haría— ¡Le dedicarás una canción!—Newt agachó la cabeza indicándome que había acertado—. Que ternura.

—si, si, ya basta.

—se presentan de octavos—dijo un hombre que estaba encargado de la logística entrando al camerino—. Primero va Newt con su repertorio de tres canciones, Dalia con lo mismo y al final la canción que tienen juntos. En veinte minutos empezaremos.

El hombre salió del camerino.

—creo que ya va siendo hora de que se vistan—anunció Stella tomando los ganchos que colgaban los vestuarios.

El mío era un vestido blanco en satín con brillantinas en el escote y Newt llevaba una camisa blanca con un jean claro y un chaleco un tanto elegante color gris claro.

—quedaron muy lindos, déjenme tomarles una foto—dijo Stella y Ambos nos acomodamos posando para ella—. Estoy muy orgullosa de ambos.

Stella se acercó y nos dió un fuerte abrazo. Cuando nos soltó vi que Kyle me había enviado un mensaje afirmando que ya iba en camino al estadio así que no tardaría mucho en llegar.

—¿tu padre vendrá?—le pregunté a Newt.

—si, pero me dijo que no quería estar en VIP así que irá a los asientos de primera fila como las otras personas.

—¿el va a tus conciertos?

—a todos, siempre ha ido.

—mi papá también iba a los míos—dije con una sonrisa opaca.

—si te sientes mejor él dijo que también venía a verte a ti.

—¿en serio?—asintió—. No di una buena impresión cuando conocí a tu familia.

—a ellos no les importa—sonrió.

—entonces tendré a alguien como mi padre viendo el concierto—reí.

—será así.

Escuchamos la apertura del concierto desee el camerino, las personas dieron un minuto de silencio y una oración por los fallecidos en el atentado, luego de eso salió el primer cantante dando un mensaje alentador para seguir con sus canciones. Al parecer las llamadas iban en aumento con la primera presentación.

—ya llegamos—dijo Kyle entrando al camerino con Donna.

Kyle se acercó y me regaló un beso para saludarme haciendo que me sonrojara un poco.

—estás hermosa, Dely—agregó sonriéndome.

—gracias, tu también te ves como un galán con esa camisa negra.

—eso le dije a Donna pero no me hizo caso—Donna entornó los ojos y se acercó  a saludarme.

—te ves muy linda hoy—dijo.

—¿cómo te fue en tu examen?—ella sacó de su bolso la licencia y me la mostró con una gran sonrisa—. ¿Viniste conduciendo sola hasta aquí?—ella asintió.

—si, me encontré con Kyle en la puerta para que nos dejaran pasar juntos.

—déjame veo—dijo Stella tomando la licencia—. Felicidades, mi niña—la abrazó.

—gracias, Stella. Gracias a todos, esto no lo habría hecho sin ustedes.

Todos celebraban el triunfo de Donna y yo observé a Newt sentado en su silla mirando a la nada, sabía que se sentía mal así que me acerqué.

—¿por qué no vas a felicitarla?

—porque... es estúpido pero me avergüenza hablar con ella desde que pasó lo de la cena en mi apartamento.

—pero aún así le dedicarás la canción, ¿cierto?

—no lo sé—susurró.

—oye, Newt. No pierdas el impulso, estoy segura de que si lo intentas puede funcionar. Ah, y por cierto, con este concierto puede que aumenten las reproducciones de tus sencillos.

—tienes razón. Lo intentaré entonces.

El hombre de logística volvió a aparecer en el camerino.

—necesito que ya vayan subiendo al escenario, acaba el sexto y luego sube la séptima cantante que ya está ahí, vayan al lado oeste del estadio en la parte del escenario que ahí está la agente de Newt dando las instrucciones.

—ya es hora—dijo Marcus.

Oh no, Dante no había llegado aún.

—eh... canta primero Newt, ¿cierto?—le pregunté al hombre y él bufó.

—si, va primero Newt.

—¿podríamos cambiar el orden?

—¡¿qué?!—gritó el de logística—. No puedo hacer eso.

—por favor, solo que yo vaya primero y Newt se quede aquí, su cremallera está rota y estamos esperando al que nos ayudará con los detalles.

—dense prisa, no puedo cambiar el orden así que o llega el tipo y arregla la cremallera o Newt sale con la cremallera rota, ese no es mi problema.

Dicho esto salió molesto.

—¿cremallera? ¿Cuál cremallera?—inquirió Marcus—. Él solo está vestido con una camisa de botones y creo que no pasa nada con la del pantalón.

—si pasa porque a parte de eso su chaleco está roto en la parte de atrás—dije tratando de salvar la campana—. Voy a hacer una llamada, ya vuelvo.

Salí disparada del camerino antes de que Marcus siguiera con sus preguntas y llamé a Dante.

—¡¿por qué no han llegado aún?!

—estamos en la entrada pero no dejan ingresar a Lauren.

—ya voy en camino.

Salí rápidamente hasta la entrada donde había un montón de gente acumulada esperando poder entrar y también periodistas con cámaras y micrófonos.

—¡Dalia Hyde!—gritó alguien al verme y se desató un bullicio total.

Me acerqué al hombre de la entrada quien traía una lista consigo. Vi el cabello anaranjado de Dante y le hablé por el teléfono.

—necesito que te acerques al señor de la entrada ahora mismo.

Dante se movió metiéndose entre todas las personas y llevando halada a Lauren.

—mira, esos dos intentaron entrar hace un momento y tu no los dejaste, soy Dalia Hyde y ellos son mis estilistas, también los de Newt Easterling y necesito que entren ya. El hombre del cabello naranja que intenta colarse es Dante Reeves y la chica del cabello color caramelo es Lauren Reeves, son los que debes dejar entrar—le señalé al hombre de la entrada y este asintió al darse cuenta de que era yo.

Regresé adentro del estadio esperando que Lauren no me hubiera visto todavía. Al volver al camerino todos estaban toqueteando a Newt buscando si tenía algún imperfecto en la ropa.

—¡Marcus!—le grité y él se acercó.

—¿qué sucede? Newt no tiene la ropa rota ni nada de eso.

—¿quieres venir con Stella al lado oeste para acompañarme? Ya llegó el que ayudará a Newt y pues ya quiero ir.

—¿ya viene para acá?—asentí y el bufó—. No sé qué piensa arreglar el diseñador pero bueno, ¡vamos, Stella! ¿Kyle también?

—si, también Kyle.

—¡Kyle! Ya viene el que va a ayudar a Newt, nosotros vamos al lado oeste, cuando estés listo vienes con Donna—completó Marcus.

—pero...—trató Newt de replicar pero lo interrumpí.

—adiós, Newt. Ya Dante viene en camino—dije y no me percaté en lo alto que hablé. Marcus se detuvo.

—¿Dante?—inquirió petrificado.

—¿dije Dante? Ah, lo siento yo hablaba de... Fernandez—lo empujé para que continuara.

—¡no suena ni parecido y eso es un apellido!—protestó—. ¡Dalia!

—solo camina, idiota.

Llegamos al lado oeste del estadio en la parte de atrás del escenario donde estaba Moyra.

—¿dónde está Newt?—preguntó Moyra al no verlo cerca.

—en un minuto viene—respondí.

Tomé mi teléfono y llamé a Dante otra vez.

—¿ya estás por llegar? En el camerino está Newt con una chica de cabello rubio, no lo olvides.

—ya sé. Ya llegué.

Colgué. Ya iba a empezar.

—ya llego Fernandez, él va a coser el vestuario de Newt.

—¡¿qué pasó con el vestuario de Newt?!—exclamó Moyra preocupada.

—nosotros no le vimos nada malo a ese vestuario, estaba perfecto, no sé qué piensa coser el tal Fernandez—añadió Marcus.

—acaba de subir la número siete al escenario, ¿por qué no llega?

—voy por él—dijo Marcus harto de la situación. Rápidamente le di un golpe en la mano a Kyle.

—¡au!—protestó y yo le señalé para que fuera él al camerino—. Yo voy, Marcus. No tardo.

Kyle corrió para llegar hasta el camerino.

—¿qué estás escondiéndome?—bramó molesto.

—¿yo? Nada—dije tratando de calmarlo—. Son solo cosas que pasan y ya.

—¡no le pasó nada al traje de Newt!

—claro que si, que no lo hayas visto es algo muy diferente.

—ya está, no discutiré más contigo.

Que bueno. Dije para mis adentros.

Luego de una canción de la número siete apareció Newt, Kyle y Donna.

—ya está—dijo Newt.

—bien porque en unos segundos sigues tu—indicó Moyra acercándolo al escenario.

Mi teléfono vibró recibiendo un mensaje.

«ya está» Dante.

—¡ay no puede ser!—exclamé.

—¿pasa algo?—me preguntó Marcus.

—dejé las benditas para los zapatos, si no me las pongo no los soportaré. ¿Puedes traerlas?—bufó molesto.

—¿dónde están?

—en mi mochila, en el camerino.

—eres imposible.

Marcus fue a buscar las "benditas" dando zancadas lo cual ya me alivió.

—todo listo mis queridos secuaces—comenté acercándome a Kyle y Newt.

—bien pues ahora yo voy al matadero—dijo Newt un poco nervioso.

—lo has hecho cientos de veces, podrás una más—añadí para animarlo.

—adiós.

Newt se posicionó en el escenario, un ayudante le entregó la guitarra y él se dispuso a dar el breve discurso que nos pedían a todos.

—buenas tardes, Los Ángeles. El día de hoy nos reunimos por una causa que nos impactó a muchos y es ayudar a aquellas personas que lamentablemente perdieron todo en ese atentado, les invito a ser fuertes porque pronto encontrarán la forma de salir adelante.

Newt comenzó con su repertorio de dos primeras canciones motivando a la parte juvenil del público a cantar con él. Luego se dispuso a sentarse en un banco a mitad del escenario con una guitarra diferente.

—esta canción es muy especial para mí, aún no la lanzo al público pero agradecería que la escucharan el día de hoy. Todos tenemos alguien especial en nuestras vidas, alguien que nos motiva a ser mejores personas y yo encontré a mi persona especial hace mucho. Por eso esta canción es para ella—Newt miró a Donna quien estaba a mi lado con los ojos llorosos—. Porque ella me motiva a ser mejor y porque es lo único que me hace sentir vivo.

La guitarra comenzó con un tintineo delicado mientras Newt no apartaba la mirada de Donna quien no paraba de sonreír al igual que él. La canción explicaba cada detalle metafóricamente de todas las cosas que han vivido, en especial las más maravillosas al parecer. Donna tenía los ojos encharcados mientras Newt deleitaba a todo el mundo con esa hermosa canción, la cual sin duda alguna, sería un éxito cuando saliera a la luz. Al terminar Newt bajó del banco y descolgó su guitarra del hombro para levantarla y que una gran ovación lo felicitara por su presentación.

—¡se triplicaron las llamadas!—gritó alguien desde atrás informando que gracias a Newt más gente había llamado a donar dinero.

Newt se acercó y le dedicó una sonrisa a Donna ya que no podía hacer más viendo que estábamos frente a muchas personas.

—fue hermosa—confesó Donna y Newt le picó un ojo.

—tu sigues—comentó dándome un abrazo para motivarme a entrar al escenario.

Miré a Kyle y este sonrió y musitó un: «suerte».

**********
Nota de la autora:
¿Qué pasará en la parte dos? ¿Alguna teoría? Si es de esa forma háganmela saber en los comentarios.

No olviden votar y también comentar jiji.

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