SAGA LUX III | Los colores de...

By Kath_B_Carlton

47.4K 6.9K 515

La vida de Timaeus ha estado siempre llena de color, literalmente hablando. En el momento en que en su vida... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
¡Regresamos!
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31

Capítulo 19

1.1K 217 28
By Kath_B_Carlton

Maya



Observo a Tom moverse a través de la casa. Parece estar buscando alguna cosa. Lo observo desde la mesa donde estoy intentando trabajar. Sin embargo, cada vez que pasa cerca pierdo la concentración.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto con la esperanza que me escuche dónde sea que se encuentre.

—Por favor.

Me levanto y voy en su encuentro. Lo veo observando el librero de su oficina.

—¿Qué buscas?

—Estoy pensando donar algunos libros de música al orfanato —me responde mientras toma uno.

—¿Al orfanato?

Él asiente mientras revisa el que tiene en la mano.

—Sí, Martha me ha comentado que están preparando una sala de música y he pensado que podrían servirles a ellos.

—Vaya, eso suena increíble.

—Lo es —concuerda conmigo—. Si tienes tiempo, hoy iré con Dray a dejar algunas cosas, podrías venir con nosotros.

Es un sábado por la tarde, fuera de trabajar no tengo mucho más que hacer y amaría poder ver a Martha, a Sasha y a los niños. Los extraño demasiado.

—Me encantaría.

—No se diga más. Dray pasará por nosotros en media hora, por si quieres prepararte.

Veo mi conjunto de chandal y mi zapatillas deportivas, si voy a ayudar y a estar rodeada de niños lo mejor es que esté cómoda.

—Iré así.

Él asiente con una sonrisa.

—Le avisaré a Martha que también vas.

—No deberíamos almorzar antes, llegaremos a la hora de la comida.

—No te preocupes por eso. —Guarda un par de libros en una caja.




Dray y Tom conversan de todo un poco mientras estamos de camino al orfanato, me sorprendí al momento que tomó el camino a Santa Mónica, la última vez que los visité antes de que comenzara mi segundo semestre en la universidad estaban ubicados en downtown, pero por lo poco que me ha dicho Tom, solo fue un lugar temporal mientras adecuaban este.

No puedo evitar estar sorprendida al llegar a una entrada con una reja perfectamente ornamentada, donde nos detenemos para identificarnos. Veo una placa de metal donde se lee Orfanato St. James. Si eso no estuviera en la entrada jamás pensaría que este lugar es un orfanato. Seguimos en un camino rodeado de grandes árboles, es un lugar de ensueño. No se parece en nada al viejo lugar donde crecí. Y no es hasta que veo la mansión al final del camino que mi impresión no puede ser más grande.

—Wow —dice Dray apreciando el lugar mientras se estaciona.

—Los Carlton se pasaron con el lugar —comenta Tom—. Recuerdo haber estado alguna vez en este lugar en una fiesta.

—¿Los Carlton?

Tom se vuelve y asiente.

—Son los dueños de la naviera más grande de la costa este. Aunque también tienen inversiones aquí y allá. Conociste al más pequeño de la familia, Benjamín. —Ahora que lo menciona, recuerdo que me lo presentó, es hermano de Katharina Black—. Los Carlton comenzaron a hacer beneficencia a raíz de que adoptaran a Benjamín y por muchos años han sido la familia que más se ha preocupado por los niños sin hogar. Ellos crearon un programa de asistencia para que St. James pudiera brindar mejores posibilidades para todos.

—Recuerdo vagamente haber escuchado al respecto de Martha.

—Bueno, nada de esto habría sido posible si no hubiera sido por Timmy.

Dray sonríe orgulloso y yo paso mi mirada del uno al otro.

—¿Timmy?

—Sí, Timaeus. De alguna manera consiguió que los Carlton estuvieran interesados en apoyar, además también ayudó a que otras familias poderosas apoyaran a la causa —me explica Tom mientras baja del auto—. Y aunque no ha podido estar presente por su agenda, siempre estuvo pendiente de que ningún aspecto estuviera desentendido. Fue su idea lo de crear la fundación.

Parece que esa noticia no solo me toma por sorpresa a mí, sino que a Dray también. Sin embargo, no hace ningún comentario al respecto.

Me cuesta un poco procesar todo, es decir, sabía que Timaeus estaba involucrado en medio de las cosas de la fundación porque Tom me había explicado de ello como parte de sus deseos cuando ya no estuviera aquí, pero nunca pensé que hubiera sido él quien orquestaba todo. Se preocupaba por los niños y todo, pero esto era a un nivel completamente distinto.

—Vaya... —Escucho decir a Tom mientras ayudo a Dray a sacar las cajas de la cajuela.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

Mueve la mano quitándole importancia, pero la sonrisa de Dray me dice que él si lo entendió.




Al estar a punto de tocar la puerta, esta se abre y una chica pelirroja de cara dulce nos da la bienvenida.

—¿Qué tal estás, Tom? —lo saluda dándole un beso en la mejilla.

—Steph, permíteme presentarte a Dray Lux y a mi hija Maya.

Extiende su mano hacia Dray y hace lo propio conmigo.

—Un gusto en conocerlos, soy Stephanie Ross. Martha está atendiendo unos invitados ahora mismo, así que yo los ayudaré por ahora —nos explica con una sonrisa.

Su alegría es contagiosa, sin darme cuenta estoy sonriéndole de regreso.

—Puedes llevarnos a la sala de música, hemos traído algunas cosas para complementarla.

Ella asiente y nos observa.

—¿Algo con lo que pueda ayudar?

—Hay una caja más junto al auto.

Pasa con rapidez junto a nosotros y se dirige a la caja, en cuanto la tiene en brazos regresa.

—Por favor, síganme la sala está por aquí.

En cuanto pongo un pie dentro del lugar tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la boca no se me caiga al piso. Este lugar es enorme, de paredes blancas impecables, techos altísimos y qué decir de los ventanales.

Crecí en una casa grande, por decirlo de alguna manera, pero que parecía pequeña para los treinta, más o menos, que éramos. Este lugar es un palacio, ya me imagino la emoción de los chicos de vivir en un lugar así.

Nos conduce por algunos pasillos hasta llegar a la sala más alejada. Se coloca la caja a un lado y llama. Abre la puerta y de inmediato escucho un piano sonando, pero las teclas son tocadas al azar. Entramos y como si fuera música para mis oídos escucho una risita infantil. Soy la última en entrar y cómo si no fuera suficiente para mi corazón ver a la pequeña Sophie jugando con las teclas del piano, mi corazón a un brinco al ver que está en las piernas de Timaeus quién la anima a seguir tocando, también veo a su hermano Thanos aplaudiendo, siguiéndole el juego. Como si eso no fuera suficiente para mi dolorido corazón, el piano en el que están tocando me trae muchos recuerdos.

Martha es la primera en notar nuestra presencia. Ella se voltea y nos mira con sorpresa.

—Vaya. Tom te esperaba más temprano —lo regaña mientras se acerca a saludarlo con un beso en la mejilla.

—Soy un hombre ocupado, mujer. Además, me han prohibido conducir por lo que mi querido amigo Dray nos ha traído.

Este hace un pequeño asentimiento a modo de saludo y Martha lo imita. No es hasta este momento que la burbuja de felicidad de Sophie y los hermanos se rompe y notan nuestra presencia. Al hacerlo Sophie se remueve en las piernas de Timaeus para bajarse, tan pronto como la coloca en el suelo corre con entusiasmo hacia mí.

Dejo la caja que llevo en el suelo tan pronto como está cerca de mí y acepto gustosa en gran abrazo que me da.

—Sophie, mira cuánto has crecido. —Ella ríe cuando la aprieto hacia mí, disfrutando de mi atención.

Al separarse me toma de la mano y comienza a jalarme hacia el piano. No estoy muy segura de querer seguirla, pero al notar su insistencia creo que no tengo opción. Ella se detiene a unos pasos y señala con el dedo.

—Ti. —Señala a Timaeus en el taburete y luego lo mueve a su hermano—. Ta.

Su presentación provoca algunas risas a mis espaldas y yo me muero de amor por ella. Por alguna razón ella tomo a Timaeus como su amor platónico desde que lo vio por primera vez hace un par de años, gracias a eso fue capaz de decir su primera palabra, o bueno, se podría decir. Ahora con su hermano gemelo a lado creo que su reacción es muy natural.

—Veo que has conocido a Thanos —le respondo con una sonrisa.

Ella me sonríe mostrándome sus pequeños dientes de leche y asiente. Pero sus intenciones no se detienen ahí. Tira de mí hasta que llegamos al taburete donde lo golpea en pedido de que me siente. Por primera vez desde que llegué me atrevo a mirar a Timaeus directamente, quien tiene un brillo malicioso en su mirada y me hace una seña para que me siente.

Casi parece que se hubiera confabulado con Sophie. Sin más remedio me siento en el pequeño lugar que queda. Siento todas las miradas pegadas en mi espalda, yo que amo ser el centro de atención. Sophie le levanta sus bracitos a Timaeus para que la cargue y esta se acomoda en sus piernas y me señala el piano. Sé que quiere que toque, recuerdo que lo hacía mucho cuando vivía en el orfanato, por lo que, sé exactamente qué canción quiere que toque.

En cuanto comienzan las primeras notas de Twinkle Twinkle Little Star Sophie da grititos de alegría y comienza a moverse de un lado al otro. A penas he terminado el segundo compás cuando Timaeus coloca sus manos en las teclas y comienza a tocar el acompañamiento. No puedo evitarlo, cierro los ojos para dejarme llevar por la música, por su calidez y por la magnífica sensación que es tocar con él otra vez, la precisión de sus dedos y la elegancia con la que bailan encima de las teclas del piano. Pensé que era algo que nunca volvería a experimentar, pero aquí estaba disfrutando cada segundo.

Nuestros brazos se cruzan al tocar y esos pequeños roces me provocan escalofríos. Cuando la canción llega a su fin no puedo evitar suspirar por la tristeza de que haya terminado.

Escucho aplausos que me regresan a la realidad. Sophie es la más emocionada, mi mirada sube y se encuentra con la de Timaeus quien respira agitado de la misma manera que yo.

—Eso ha sido maravilloso. —Escucho decir a Martha y nuevamente me trae a este momento donde no estamos solos.

—Son muy buenos, cualquiera diría que llevan mucho tiempo practicando juntos —comenta Thanos con una sonrisa pícara.

—Este... yo —comienzo, pero no estoy muy segura de qué decir.

—Si lo pones así, supongo que lo hicimos por medio año —responde Timaeus, dejando sin palabras a su hermano quien pasa su mirada entre él y yo.




Todos están animados terminando el almuerzo mientras yo tomé como excusa a una pequeña Sophie dormida para levantarme de la mesa. No quiero admitirlo, pero la intensa mirada de Thanos me tenía de los nervios, así que aproveché la primera oportunidad para moverme de ahí.

Tras nuestro pequeño concierto, los demás niños volvieron a la casa y todo se convirtió en un caos. Todos querían atención y es un poco difícil manejar su energía. Todos estaban emocionados y curiosos con la nueva sala de música y con la posibilidad de aprender un instrumento.

Sigo las indicaciones que me dio Steph para llegar a la habitación donde dormía Sophie con otras pequeñas de su edad, pero este lugar es enorme por lo que tardo un poco más de lo planeado en dar con ella. Tan pronto como la coloco en la cama se remueve buscando su conejo de peluche, una costumbre que tiene desde bebé. La cobijo y me siento a su lado a observarla dormir como hace mucho tiempo no lo hacía. Acaricio su cabeza y ella se acurruca hacia mi mano, estrujando mi corazón. Los extraño tanto.

La puerta se abre y Timaeus se asoma despacio. Mi corazón comienza a latir como loco tan pronto nuestras miradas se cruzas. Algún día dejará de tener este efecto en mí, me pregunto.

—¿Se durmió? —pregunta en voz baja.

Asiento en respuesta. Él cierra la puerta despacio y se acerca para contemplarla. Está completamente perdido por ella.

—¿No tienes celular? —pregunta sin despegar sus ojos de ella.

La pregunta me toma por sorpresa.

—Si tengo —respondo de inmediato.

—Entonces el no contactarme es deliberado —comenta, aunque parece que lo hiciera más para sí mismo.

—Sí y no —respondo con sinceridad. Él se vuelve y se sienta en el suelo con las piernas cruzadas prestándome toda su atención, como si eso no me volviera completamente loca—. No sabía cómo hacerlo.

Él sonríe con malicia y saca su teléfono.

—Verás. Para llamar tienes que...

—No me refería a eso.

—Ah ¿no? ¿Entonces? —pregunta con una jodida, pero hermosa sonrisa de autosuficiencia.

—No sabía que mandarte, si enviar un texto o llamar...

—Vaya, mi ego se siente mejor. Pensé que fui ignorado. —Le doy una mirada furibunda y él descarado ríe bajo—. No me mal entiendas, quiero decir que en verdad estaba esperándolo.

—¿Por qué? —Era la pregunta más estúpida que podía hacer, por el hecho de que la respuesta me aterroriza, pero quería saber lo que pensaba porque era evidente que nunca era lo que yo pensaba.

Él finge pensarlo y yo siento como decenas de escalofríos me recorren el cuerpo.

—Vaya que te gusta hacerlo difícil —dice—. Puede que me interesa saber que sucedió contigo, quizás ponernos al día, no es como si fuéramos dos extraños.

—Pensaba que la única relación que teníamos era de alumno-maestro.

Él enarca una ceja y ladea su cabeza sin apartar su mirada de la mía.

—Supongo que fue así.

—¿Fue? —pregunto con miedo.

—Claro, fue. Mientras enseñaba en Colburn, tú eras mi alumna, pero desde el mismo instante que quise hacer algo más por ti, creo que nuestra relación iba más allá —lo dice de una forma extraña casi... tímida.

—¿Quisiste hacer algo más? ¿No te lo pidió Tom?

Mi pregunta parece tomarlo por sorpresa.

—¿Qué? No, yo quise ayudarte para que pudieras avanzar, era definitivo que en la clase con los demás no conseguiría nada, así que hablé con mi padre y él se lo contó a Tom, y este a su vez pensó que lo mejor sería ayudarme a decírtelo para que no te negaras. —me explica y suspira—. Pero fui yo quien planeo todo.

Estoy sorprendida, siempre había pensado que Tom había tenido que ver en eso, pero es evidente que mi juicio nunca está en lo correcto en lo que a Timaeus se refiere.

—¿También todo lo demás?

—¿A qué te refieres?

—Al vestido, ir al parque...

—Oh por Dios. —Se pasa una mano por la cabeza—. Maya, todo, absolutamente todo lo hice porque me nació hacerlo, nadie me lo pidió, yo quise hacerlo. Pero supongo que no fui lo bastante claro para que lo malinterpretaras de esta manera.

—Esto... Esto no es tu culpa —le digo—. Es solo mi inseguridad hablando. No podía pensar que algo así de bueno me pasara a mí porque sí. Me ha costado mucho poder comenzar a superarlo.

Jamás he sido tan sincera con nadie acerca de esto y no estoy segura de por qué lo estoy siendo ahora, pero no me sentía bien dejando que se culpara por mi culpa.

—Bueno, has avanzado mucho, ahora puedes hablarlo conmigo. —Sabía que se refería literalmente a hablar—. Maya, puede que te suene loco, pero tú me interesas y veo que tendré que decírtelo con todas sus letras porque de lo contrario pensarás otra cosa. Solo no lo pienses tanto y solo deja que lo que tenga que pasar, pase.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 88K 77
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
458K 78.1K 67
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
49.6K 1.5K 39
Esta Historia contiene partes +18 si no te gusta este tipo de lecturas plis no denuncies Esta historia es sobre lukas y tn espero que les guste💖
141K 12.5K 11
¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...