Tengo delante de mí a Lucía con una sudadera que le llega por las rodillas, el pelo recogido en un moño y sus zapatillas en la mano.
—Me tenías preocupada —digo mientras me acerco a ella y la abrazo. Empujo la puerta para dejarla pasar y ella deja en el sofá lo que llevaba en brazos.
—Perdón, te quería llamar para avisar de que íbamos a llegar tarde, pero no tenía cobertura. —Se deshace el moño y se peina el pelo con los dedos, parece bastante relajada.
—¿No tienes nada que contarme? —Digo esperando que me explique qué pasó la noche en la que yo no estaba y su situación actual con Daniel. Ella parece sorprendida y se gira hacia mí
—Pues nada importante —dice con una sonrisa, debe notar mi cara de incredulidad porque añade —bueno sí. —Se me acerca corriendo y me coge las dos manos para empezar a saltar y danzar.
—¿Entonces supongo que va todo bien, no? —Digo mientras giro en una especie de baile que se está inventando a cada segundo. Ella sonríe y se desploma encima de la cama.
—Mejor que bien, diría que perfecto. —Pongo los ojos en blanco y me siento a su lado, es de las personas más soñadoras que conozco. Me río al ver que está roja y le pregunto
—¿Me lo vas a explicar o qué? —Ella se incorpora y dice
—Prepárate
Me pregunta que si estoy segura de no querer esperar a mañana para que me lo cuente y yo insisto en que lo prefiero ahora. Me comienza a explicar cómo poco a poco ella y Daniel se han ido conociendo, desde el primer día que bajaron en aquella gasolinera en busca de productos para la regla, hasta hace unas noches mientras jugaban a verdad o atrevimiento.
Se ve que después de que Claudia y Zayn se besaran, Niall la retó a que se fuera con Daniel a dar una vuelta por la playa, los dos solos. Dice que al principio fue un poco incómodo, pero que gracias a las bromas que hacia él, ella pudo soltarse y estar a gusto. Empezaron a hablar sobre sus infancias y descubrieron que tenían mucho en común, aprovecharon la privacidad que tenían y pasada una hora decidieron volver. No sucedió nada más, pero Lucía dice que lo notó "extraño" y que no sabía a qué se debía, por lo que se le ocurrió una idea: Fingir que estaba cansada y que se iba a dormir para ver si Daniel se ofrecía a acompañarla y como era de esperar, este lo hizo.
El camino de vuelta se les hizo muy corto y llegaron a nuestro bungalow, al ser tan tarde ella tenía frío y Daniel le prestó su sudadera. Se la puso y le dio las gracias, él se acercó, dejando sus labios a tan solo unos centímetros. Al ver que Lucía no retrocedía Daniel inclinó la cabeza y entonces la besó, no fue un beso brusco pero tampoco tímido. Al separarse ella estaba muy cohibida como para seguir hablando, por eso le deseó las buenas noches y se fue.
—Después de eso entré a nuestro bungalow y me fui hacia tu cama para contarte lo que acababa de pasar —dice emocionada —pero al ver que estabas tan dormida me dio pena despertarte y dije, mañana se lo cuento.
—Pero no encontraste el momento —digo y ella asiente
—Aunque hay más —dice
—¿Cómo que más? —¿Me está diciendo que ha besado a Daniel y que no nos lo ha contado, y que encima hay más? No sé de dónde han sacado el tiempo, porque hemos estado todos juntos casi siempre.
—¿Recuerdas hace dos días el accidente de Claudia? —Asiento confundida y digo
—Claro, pero... ¿Eso qué tiene que ver? —Ella se lleva las manos a la cara y dice
—Es que me da mucha vergüenza... —La abrazo y digo
—Tranquila, te escucho. —Ella parece convencida y me lo explica
—Pues bien, cuando llegamos al camping estábamos todos muy borrachos y decidimos que lo mejor era que cada uno se fuera a su bungalow. Daniel me pidió que lo acompañara al suyo y yo acepté, no sé por qué cuando llegamos no estaba ninguno de los chicos. —Hace una pequeña pausa y dice —No sé cómo terminé encima de él, sin camiseta y besándolo. —Para de hablar y se pone aún más roja de lo que está ya, con lo vergonzosa que es le debe estar costando mucho explicarme esto.
—¿Y qué pasó? —digo cada vez más intrigada
—Pues en esos momentos lo único que pensaba era él y en todas las ganas que tenía de hacerlo. Entonces le puse la mano ahí —abro unos ojos como platos mientras sigue explicando. —Él lógicamente se tensó un poco y me dijo que si estaba segura de lo que hacía, que estaba borracha y que no quería hacer nada sin mi consentimiento. Entonces le dije que era muy consciente de mis actos y le dije un par de cosas más al oído... —Dice mientras se ríe
—Ay, dios mío —digo mientras ella sonríe. —¿Entonces lo hicisteis?
—Sí —se lleva la mano a la boca y dice —y adivina qué estábamos haciendo cuando nos hemos ido esta tarde del concierto. —Cojo un cojín y se lo tiro a la cara
—¿Quién eres tú y qué has hecho con mi amiga? —Ella se ríe y dice
—Me está haciendo muy feliz —veo como se le iluminan los ojos al hablar —esta noche ha sido una maravilla.
Me explica brevemente que después de irse ayer del concierto pasearon por la orilla del río Sena y se tumbaron a ver las estrellas. Entonces recuerdo la oferta del Sr. Friedman sobre la estancia en Disneyland y se la explico lo más rápido posible, ella se pone muy contenta y me abraza, dice que le hace muchísima ilusión ir todos juntos.
Por la ventana empiezan a entrar los primeros rayos de Sol y Lucía dice que necesita descansar, por lo que nos volvemos a acostar. En menos de cinco minutos ya la oigo roncar y me río pensando en lo exhausta que debe estar. En vez de intentar dormir me pongo a pensar en todo lo que me ha explicado, y me doy cuenta de lo feliz que estoy por ella. Espero que Daniel sepa valorar a Lucía y que no le haga daño, creo que le ve futuro a esa relación y sé que le dolería mucho si algo se torciera...
Miro el reloj y veo que son las ocho y media, la charla con Lucía me ha desvelado y no tengo ni pizca de sueño. Antes de levantarme pienso en qué opciones tengo para hacer, y pongo en marcha la primera que se me ocurre.
—¿Cuándo volveré a tener la oportunidad de salir a correr por las calles de París? —pienso en voz alta mientras me dirijo a la cajonera.
Busco mis zapatillas de correr y un conjunto deportivo, cojo también una pequeña mochila para llevar mi móvil y la cartera. Entro en el baño para poder hacerme la coleta y vestirme, me pongo también la sudadera por si hace frío y ya estoy lista para salir.
Bajo por el ascensor y me cruzo con un par de huéspedes del hotel, ellos me saludan amablemente. Al llegar a la entrada la recepcionista parece sorprenderse al verme.
—¡Qué madrugadora! —dice en un tono amable
—Sí, bueno, hay que aprovechar el día. —Digo y ella sonríe
Conecto mis auriculares al móvil y comienzo a escuchar mi lista de reproducción favorita, echo a correr hacia el nordeste. El aire frío golpea mi cara y me hace pensar en que he hecho bien cogiendo la sudadera. Me concentro en la música y después de estar en movimiento unos veinte minutos me empieza a rugir el estómago, no he comido nada desde ayer. Sigo corriendo en busca de algún sitio donde poder desayunar y dos calles más adelante veo una pequeña panadería. Tiene unos grandes ventanales y las paredes de fuera son blancas, hay un pequeño cartel donde se puede leer "Boris Lumé Pâtisserie Boulangerie".
Decido entrar y nada más abrir la puerta el olor a pan recién hecho inunda mis fosas nasales, detrás del mostrador hay una señora bastante bajita con un delantal blanco lleno de harina. Al verme me sonríe y dice
—¡Bonjour! Qu'aimerais-tu commander? —Tengo mi francés bastante oxidado, pero he entendido lo que ha dicho, miro a través del cristal y veo la cantidad de dulces y pastas que hay.
—Excusez mon français —digo intentando poner mi mejor acento —J'aimerais quelques croissants, s'il vous plait. —Ella me sonríe y se le achinan los ojos.
—Toi, ne t'inquiète pas! Ton français est très bon —Sonrío ante el cumplido y ella se gira hacia una puerta que hay detrás, creo que da al horno. Al abrirla veo a un señor bastante corpulento y a una niña amasando pan, la pequeña me mira y yo le sonrío. Justo el rodillo que estaba utilizando se le cae y levanta una nube de harina, la señora se ríe.
—Tom, aide ta fille à nettoyer ça s'il te plait —el panadero sonríe y coge un trapo para limpiar el suelo. Supongo que la pequeña es su hija, la cual viene detrás de su madre hacia el mostrador. Se sube en una especie de taburete y coloca cuidadosamente dos cruasanes dentro de una bolsita de papel. Ella parece contenta de haber podido hacerlo y le dice a la madre
—Regarde maman! Je n'ai pas laissé tomber de croissants. —La panadera sonríe y le dice
—Très bien Marinette, retourne maintenant vers ton père. —La niña sonríe y se despide de mí con la mano, antes de entrar a la habitación del horno se choca con la puerta y la señora se ríe. Coge la pequeña bolsita con mi pedido y extiende su mano.
—Voici ton petit déjeuner —le pago lo correspondido y me despido de ella.
Al salir veo un par de mesas libres y me siento para poder desayunar con calma, al empezar a abrir la bolsa veo en mi teléfono una llamada entrante de mi madre. Ella no tiene ni idea de que estoy en París y que en dos días me marcho a Disneyland con los integrantes de One Direction. Descuelgo el teléfono al quinto tono e intento parecer lo más natural posible, decido contarle parte de la historia omitiendo los nombres de los chicos. Ella parece muy feliz por mí y le pido un pequeño adelanto de la paga mensual, ya que si tengo que comprar algo iré muy justa de dinero y no me gustaría depender de los demás. Ella accede después de un par de intentos y me dice que hará la transferencia más tarde. Nos quedamos charlando un rato más hasta que llega su hora de ir a trabajar, me despido de ella y colgamos.
Me como el último trozo de cruasán y me pongo en pie, tiro la pequeña bolsita a la basura y conecto de nuevo mis auriculares. Empiezo a correr hasta llegar al hotel, me cuesta un poco ubicarme y tengo que preguntar un par de veces, pero por suerte la gente es muy amable. Subo rápidamente por las escaleras, ya que el ascensor tarda mucho en bajar y llego por fin a la habitación. Entro directamente al baño, me desvisto y tiro la ropa sucia al cesto de lavar. Estoy bastante cansada y por eso decido llenar la bañera y así poder disfrutar de un buen baño caliente. Veo que hay también un par de velas y las enciendo, han creado un ambiente muy relajante. Cuando ya se ha llenado, me meto dentro y el agua caliente hace el efecto esperado en mis músculos, pongo música de fondo y me limito a desconectar.
Esa tranquilidad no dura mucho debido a la notificación de mensaje que suena en mi móvil, alargo el brazo hasta el mármol para cogerlo y veo que es Zayn. Ha preguntado por el grupo si hay alguien despierto, le respondo y a los treinta segundos lo hace también Niall. Dice de reunirnos en quince minutos para bajar a desayunar y aunque eso no entraba en mis planes decido aceptar.
—"Nos vemos en un rato :)" —le doy a enviar y justo me llegan dos notificaciones nuevas.
—"Quedamos en nuestra puerta" de Liam
—"No tardéis ;)" —de Zayn
Salgo disparada de la bañera y envuelvo mi cuerpo en una toalla, me seco lo más rápido posible y me visto con unos shorts negros y una camiseta blanca. Me maquillo un poco e intento secarme el pelo con una toalla, me calzo las converse blancas y ya estoy lista.
Intento despertar a Lucía pero no lo consigo, debe de seguir muy cansada como para levantarse. Pienso que al igual Claudia, Paula y Estela quieren venirse también, las llamo un par de veces a cada una pero no contestan, seguramente tendrán los móviles silenciados. Salgo al pasillo en un último intento de despertarlas y golpeo suavemente su puerta, no hay respuesta. Lo intento un poco más fuerte y nada, supongo que estarán durmiendo como troncos.
En pocos minutos aparecen los chicos y bajamos a desayunar, en el restaurante del hotel hay todo tipo de manjares, incluso diría que parece un festín. Ellos aprovechan para servirse una gran cantidad de comida, mientras que yo apenas cojo un chocolate caliente.
Charlamos alegremente sobre la fiesta de ayer y los planes para hoy, después de desayunar vamos a la habitación de Niall y Liam para ultimar todos los detalles. Reservamos entradas para visitar el Museo del Louvre, la Torre Eiffel e incluimos en nuestra ruta el Arco del Triunfo, para cuando terminamos de prepararlo todo ya es la hora de comer.
Despertamos a los demás y nos preparamos para salir, en menos de una hora estamos sentados en una pintoresca terraza esperando nuestra comida. Hemos caminado un rato para llegar hasta aquí, pero ha merecido la pena porqué es una zona tranquila donde apenas hay gente.
Al terminar de comer echamos a andar hacia el Museo del Louvre, tenemos un buen paseo hasta llegar al lugar. Ya desde fuera se puede ver lo bonita que es su estructura, tenemos suerte y no tenemos que hacer casi cola para entrar. Nos repartimos el tiempo según las preferencias de cada uno y admiramos obras de arte como "la Gioconda", "la Venus de Milo" o una de mis favoritas "la Gran Odalisca". Después de un buen rato en el museo nos dirigimos a nuestra siguiente parada: la Torre Eiffel.
Al llegar me quedo maravillada, es espectacularmente grande y eso que la estoy viendo desde el suelo. Nos ponemos a la cola para subir en el ascensor hasta la mismísima punta y merece la pena totalmente. Al llegar arriba nos hacemos una selfie todos juntos, queda genial y creo que es una de mis fotos favoritas.
Por último tenemos que visitar el Arco del Triunfo, para llegar tenemos que cruzar por el famoso Puente del Alma, el cual comunica los dos lados de la ciudad separados por el río Sena. Al llegar nos quedamos maravillados por su estilo de construcción neoclásico, es un monumento digno de admirar. Después de hacernos varias fotos decidimos que es momento de ir a cenar, ya que hemos comido bastante pronto.
Volvemos al centro de París y nos detenemos en una pequeña crepería para comprar nuestra cena, los crepes son realmente grandes. Yo me pido uno de cuatro quesos que tiene una pinta espectacular, cuando la chica me lo entrega está ardiendo. Le doy un pequeño mordisco para probarlo y está delicioso, creo que me podría acostumbrar a la comida francesa.
Al terminar de pagar nuestra comida nos dirigimos hacia unos bancos alejados de la multitud, a su alrededor hay césped y varias bolas que desprenden luz. Al estar en un lugar tan concurrido varias fans reconocen a los chicos y les piden fotos, ellos se levantan y posan felizmente a su lado. Se despiden de ellas y por fin nos podemos sentar para disfrutar de nuestra comida. Nos quedamos un rato charlando después de cenar hasta que a Daniel se le ocurre una idea.
—Chicos escuchadme —dice mientras se levanta del suelo
—¿Tienes más hambre? —pregunta Louis riéndose
—No —le responde Daniel con una cara burlona —¿Habéis visto lo bonita que está la ciudad de noche, verdad? —todos asentimos y Niall dice
—¿Y qué pasa?
—Pues que ¿Sabéis cómo sería bonito verla? —dice muy emocionado
—Sorpréndenos —digo con un tono teatral
—En moto —dice y veo que está mirando algo fijamente, enfoco la vista y es una pequeña caseta con unas veinte motos rojas aparcadas al lado.
—¿En moto? —pregunta Estela
—Es verdad, no es mala idea —añade Harry
—Podríamos alquilarlas durante una hora y dar una vuelta por toda la ciudad. —Pienso que Daniel tiene razón, es una idea fantástica, aunque hay un pero.
—Me encanta la idea, pero ¿Quién de los presentes sabe conducir una moto? —Él parece pensativo y añado —Yo como tengo el carné de coche podría conducirla, pero todas las chicas excepto Paula no lo tienen. —Ellas asienten y Lucía pregunta
—¿Y si vamos en parejas?
Nos ponemos de acuerdo en quién puede conducir y quién no y terminamos alquilando seis motos. Los primeros en montar son Daniel y Lucía, luego me subo yo con Zayn, en la siguiente Paula y Liam. Harry decide ir con Claudia, Louis con Estela y a Niall le toca solo.
Hace bastante que no cojo una moto pero creo que podré con ello, supongo que de algo servirá ser siempre la conductora, aunque por si acaso Zayn también la sabe llevar.
—¿Damos una vuelta de prueba a la plaza? —dice Estela mientras se agarra a Louis. Los demás le hacemos luces en señal de afirmación y ellos arrancan, los siguientes somos Zayn y yo.
—Agárrate fuerte eh —digo y noto como cruza sus brazos por delante de mi barriga. —Pruebo el acelerador con el embrague apretado, una vez lista lo cambio y salimos disparados a toda velocidad.
Las curvas de la plaza son lo bastante abiertas como para poder cogerlas relativamente rápido. En menos de un minuto ya hemos llegado al sitio de salida y Zayn me dice
—No sabía que conducías tan bien —yo levanto la visera del casco y le contesto
—Gracias —le sonrío y digo —¿Y los demás? —Él se ríe y dice
—Se han quedado allá atrás. —Miro hacia mi izquierda y justo veo llegar la moto de Lou y Estela seguida por la de Harry y Claudia. Van llegando los demás y los últimos son Paula y Liam, esta aparca a mi lado.
—Yo pensaba que esto de llevar una moto era más fácil eh... —dice Paula mientras se baja junto a Liam. En las pasadas vacaciones hicimos un recorrido en moto y no le costó casi nada, no entiendo por qué ahora sí. Me dispongo a bajar para ayudarla pero Zayn lo hace primero.
—Si coges el manillar así te irá mejor —le dice y ella lo mira atentamente.
—¿A ver? ¿Puedes hacer una prueba por favor?
—¡Claro! —responde Zayn, se monta en la moto y Paula se le sube detrás, entonces veo que Liam se ha quedado solo.
—¿Y si voy yo con Zayn? —Pregunta Paula, la miro y ella vuelve la mirada hacia Liam y me guiña un ojo. Ya entiendo por qué "le costaba tanto", es una actriz de primera y una amiga aún mejor.
—Por mi perfecto —dice Zayn acomodándose al volante, miro a Liam y le pregunto
—¿Quieres subir? —Le sonrío y él asiente. Se acerca a la moto y pasa la pierna por encima, se frota las manos y a continuación las pasa por debajo de mis brazos. Noto como hace bastante presión a mi alrededor y le digo bajito.
—Liam tranquilo que no te vas a caer —me río y él parece avergonzado.
—Sí, perdón, es que no sé cómo agarrarme... —Señalo sus manos y digo
—¿Puedo? —Él asiente y yo las cojo con delicadeza para cruzarlas alrededor de mi cintura. Una vez bien colocadas le pregunto
—¿Vas bien? —Él asiente y dice
—Sí, gracias —yo le sonrío y digo en voz alta
—¿Estamos todos? —como respuesta oigo los seis motores rugir. —Pues adelante.
Me espero a que salgan los demás y una vez con el espacio suficiente de seguridad, me pongo en marcha. Al apretar el acelerador Liam se abraza aun más fuerte a mí y debido a la velocidad comienzo a sentir el viento en mi cara, es una sensación maravillosa.