Narra Adrien: (41 años)
Con el paso de los años, me he dado cuenta de que todos los grandes momentos que he vivido, y después escrito en este diario, los he vivido con Marinette y mis tres pequeños.
Es una realidad. Son lo más importante de mi vida, y si por mí fuera, desearía que no pasara el tiempo para seguir disfrutando de su infancia. Me encanta que podamos seguir teniendo ratos así todos juntos.
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De hecho, a medida que se han ido haciendo más grandes, hemos podido ver como los tres se han interesado por cosas que, tanto a Marinette como a mí, también nos gustaban de jóvenes.
Por ejemplo, a Emma últimamente le está interesando mucho saber cosas de pastelería. Incluso ha dicho que le gustaría serlo de mayor. Por suerte, va a poder tener el consejo y la ayuda tanto de sus abuelos, como de su madre, y si es necesario, también mía...
Me parece muy maduro por su parte que se quiera dedicar a un trabajo tan digno, aunque pienso que primero tendría que dejar de hacer esas bromas que no me gustan nada, como la del otro día...
Aquella ocasión estaban mi padre y mis suegros delante. Tan solo imaginar que se hubieran puesto a preguntármelo ellos, me hizo echarme a temblar. Pensé que con la charla que ya tuvimos con ella y con Hugo hace unos años sobre lo de mantener nuestras identidades secretas sería suficiente.
En fin, parece que no hay remedio.
Por parte de mi pequeño Louis, he podido observar como está muy interesado en el tema de la moda. De hecho, le encanta poder pasar ratos con Marinette cuando está trabajando en sus diseños. Así los puede ver bien. Además, como también le gusta dibujar, a veces intenta hacer sus propios diseños a pesar de ser tan pequeño. Quien sabe, tal vez se termine convirtiendo en diseñador.
Aunque claro, al igual que pasa con Emma, no todo tiene que ser bueno. Y con Louis, pues evidentemente no iba a haber una excepción. Con él, hay una cosa, la cual nos resulta extraña a todos... menos a Plagg, que directamente no le gusta nada...
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Me parece increíble que a alguien le pueda gustar ese queso apestoso, pero tampoco voy a poner problemas. Si a mi pequeño le gusta, yo no soy nadie para oponerme.
De hecho, en ocasiones me parece bien que quiera comerlo, ya que a pesar del mal olor, me encanta ver rabioso a Plagg ahora que tiene que compartir su preciado queso con él...
Parece que por fin va a tener que dejar su egoísmo de lado...
Y ya por último, estaría Hugo. Y es que es como si me estuviera viendo a mí mismo de joven. Pues, si ya por el aspecto nos parecemos mucho, ahora encima dice que quiere ser modelo. Ha llegado incluso a pedirle Marinette que le prepare un conjunto parecido al que yo usaba de joven. El resultado, se ve que le ha encantado a ellos dos.
Quien me lo diría. Yo de joven no soportaba ni la fama ni que el ser modelo me robase tantas horas, y ahora mi hijo quiere precisamente eso. Solo espero que nunca lo tenga que pasar mal. Tal vez tendría que advertirle de que en la vida de un famoso no todo son cosas buenas.
Lo bueno sería que si lo termina queriendo ser, ahora contaría tanto con mi apoyo como el de su madre, sus abuelos, y por supuesto el de sus hermanos. Quizás fue una de las cosas que más añoré durante el tiempo que fui famoso. Algo de apoyo.
Pero bueno, uno no puede vivir en el pasado y reprocharse cosas así. Ha sido precisamente mi familia la que ha conseguido llenar mi vida de momentos maravillosos, y hacerme olvidar todo los males de mi infancia. Por ejemplo, me llena de alegría verme junto a ellos cada Navidad...
Disfrutar celebrando sus cumpleaños, ayudándoles con cosas de la escuela, atendiendo sus dudas y curiosidades.
Aunque por otro lado, lo que tiene también que los tres se hagan mayores, es que cada vez tienen algo más de conciencia, y se meten más fácilmente en problemas. Mi deber como padre en esos casos, como no podía ser de otra manera, ha sido ponerlos en su sitio, aunque algunas veces me haya costado. Esto es porque me confunden cuando pregunto quien tiene la culpa...
Pero incluso tonterías así, me dan ganas de escribirlas en este diario. La importancia que los tres tienen en mi vida y en la de Marinette es tan grande, que no queremos perdernos nada de su vida, y por supuesto, haríamos cualquier cosas por ellos. Por lo tanto, hemos querido demostrarlo haciendo dos cambios importantes.
El primero ha sido colgando un cuadro familiar en la escalera del vestíbulo...
Queda perfecto.
Desde que mi padre se marchó de la mansión e hicimos obras en ella, no habíamos querido volver a colgar ninguno. Ahora, cada vez que entro al vestíbulo y lo veo, me llena de satisfacción.
Aunque es cierto que tuvimos que hacer muchas fotos de prueba. No parábamos de hacer tonterías tanto nosotros como los niños...
El segundo cambio tiene que ver precisamente con este diario.
Marinette y yo hemos llegado a la conclusión de que, después de haber estado escribiendo juntos en él durante casi 30 años, lo que más nos interesa ahora mismo son las experiencias que nuestros tres niños tengan a partir de ahora. Por eso, nos gustaría darles este diario y que ellos mismos escriban en él. Así, podremos leerlo juntos en el futuro y disfrutar de todos esos momentos que reflejen en él.
Pues ahora, los protagonistas son ellos.