Pedido por Irene-Zoe. Espero que te gúste, amiga mía. ❤ Y disfrúta de éste one-shot a petición tuya.
Isla Sphinx.
La isla Sphinx, es la isla dónde nació Edward Newgate, era una isla que no estaba afiliáda con el Gobierno Mundial, debido a su pobreza, y por ser tan pequeña.
Una isla dónde vivían varias personas, las cuáles eran amables y amistosos, sobre todo, muy humildes y honradosos. Entre ellos, una jóven, cuyo nombre respondía al de (T/N).
Era una jóven común y corriente. Tenía unos cabellos (c/c), que le cubrían los hombros, ojos (c/o), y una piel (c/p). Era realmente amistosa con todos los del pueblo. Tenía poco más de veinte años.
Luego de la muerte del gran hombre, conocido cómo Barbablanca, la tripulación de éste, túvo, a lo que se le llamó "La Batalla de la Venganza", dónde los Piratas de Barbablanca, fueron derrotados por los Piratas de Barbanegra.
Marco, llegó a la isla, para protegerla a ésta, y a todos sus habitantes, ya que era una lugar apreciado e importante para su adorado capitán.
A los pocos meses, el rubio se consiguió ganar la suficiente confianza en los habitantes del pueblo. Se convirtió en médico de la isla.
Durante el tiempo que estúvo en la isla, fué relacionándose poco a poco con la jóven (T/N), quién se mostraba algo interesada en el trabajo del rubio.
Inclúso, trató de converncerle al chico, para que ella pudiése convertirse en su aprendiz. Marco, trató de negarse, tampoco era que el es un experto en todo, pero le permitió a la jóven, que se quedáse con él, observándole, a lo que ella aceptó inmediatamente.
Asi fué, cómo día tras día, ambos se fuéron relacionándo cada vez más. Cómo una pequeña llama, empezába a aparecer en el interior de ambos.
Algo nuevo para ambos.
Y fué, cómo al pasar de los días, Marco "El Fénix", se convirtió en la pareja de (T/N). Éran novios a escondidas.
Algo, que fué a petición de la chica, quién aún era algo novata sobre el tema del noviazgo, y no quería echárlo a perder, asi que decidió que fuése a escondidas.
Aquella tarde, (T/N) iba a casa del rubio, a verle. Amába todo de aquel chico.
Él era muy amable. Sobre todo, era guapo. Aunque el le doblába la edad, sabía que era el chico perfecto para ella. Adorába el tan solo tener intimidad con el rubio, dónde él, tráta de ser lo más normal posible, cuando en verdad, está nervioso.
Por parte de Marco, él se enamoró de la personalidad sociable y amable en la chica. En su facilidad para hacer amigos. Lo directa que podía llegar a ser. Tenía todo, lo que él buscába en una chica, y tampoco era que Marco estuviése pendientes a las demás. Pero, al iguál que (T/N), el pensába que ella era la jóven perfecta.
Eran unos idiota enamorados. Y, sobre todo, unos tontos e ingenuos. Las demás personas del pueblo, no eran tan tontos, para no notar sus miraditas cómplices, al iguál que su nerviosismo.
Era obvio, que aquellos dos se traían algo, algo que, probablemente, seria muy bueno.
--Buenas tardes, Marco.-- Saludó la jóven, al llegar a la cabaña del rubio.
--Buenas tardes-yoi.-- Replicó el chico, dedicándole una sonrisa a la chica.
--¿No estás ocupado?-- Preguntó la peli-(c/c), asomándose por la puerta, regresándo para ver al rubio a los ojos.
--Siempre tengo tiempo para ti.-- Susurró el chico, mientras rodeába la cintura de la jóven con su brazo, y la atraía hacía ella. Depositó un corto y rapido beso en sus labios, y apoyó su frente con la de la chica. --¿Quieres té?
(T/N) asintió, y Marco le permitió pasar por la puerta. Ambos fuéron hacía la cocina del rubio, dónde, el chico, preparó el té.
Empezáron a charlar animádamente, mientras tomábas de sus té, hasta que empezó a oscurecer.
--Joder... me tengo que ir.-- Anunció la jóven, algo decepcionáda. --¿No te importaría?
Marco negó con la cabeza.
(T/N) se acercó al rubio, y le besó los labios, lentamente, e introdujo su léngua al interior de la boca del chico, rozándo la propia, con la de Marco.
Sonrió complacida, y se dirigió hasta la puerta, cuándo, desgraciadamente, comenzó a caer pequeñas gotas de lluvia.
--Parece que el destino, quiere que te quéde conmigo-yoi.-- Comentó Marco, riéndo suave y dulcemente. Un rubor se hizo presente en las mejillas de la chica.
--¿No te importaría que durmiése ésta noche contigo?-- Cuestionó (T/N), alzando una ceja.
--Ya has dormido varias veces conmigo.-- Añadió el rubio. --Venga, vamos.
La oji-(c/o) asintió, y caminó hasta la habitación de Marco.
--Bien, no piénso dormir con ésto.-- Murmuró la jóven, señalándo sus premdas de ropa.
--¿Vas a dormir desnúda?-- Preguntó Marco, sonriéndo ladinamente. (T/N) abrió los ojos cómo platos.
--¡Ya quisieras, idiota!-- Exclamó la chica, sonrojándose.
--Bien, bien... Si quieres te doy una de mis camisas.-- Propúso el rubio, y notó cómo la chica asentía.
Marco le ofreció a la jóven, una camiseta blanca, de botónes. Una que se hanía puesto millónes de veces. Ella la tomó, y, sin pudor alguno, empezó a desvestirse frente el chico, lentamente.
Al momento, en el cuál quedó con ropa interior, dirigió su mirada a Marco, quién le veía embobado.
--¿Se te perdió algo, Marco?-- Preguntó, risueña. El rubio negó con la cabeza, ruborizado, e imitó los mismos gestos que la chica, vistiéndo un pantalón de pijama color azul oscuro. Ella terminó de vestirse.
Sin duda, (T/N) era tres tallas menos que el chico.
--Ven-yoi.-- Murmuró Marco, tomándo a la jóven de las muñecas, y atreyéndola hacía la cama. --Te quiero.
(T/N) se tumbó junto a Marco, y acarició su pecho, deliniándo el tatuaje que decorába la zona. Disfrutó de la calidez que le ofrecía el cuerpo del rubio.
--Yo también te quiero...-- Susurró, mientras cerrába los ojos, tratándo de buscar la máxima tranquilidad.
Después de ciertos intentos fallidos, para quedar profundamente dormida, (T/N) abrió los ojos, notándo que Marco se había quedado completamente dormido.
<< Joder. >>
Trató de volver a dormir, pero sus intentos fuéron en vano. Frunció el ceño, enojáda por la reacción de su cuerpo, al tratar de dormir.
¿Por qué el insomnio le había jugádo una mala pasada, en un momento cómo éste? ¿Con su novio... en su cama? Vaya, mierda.
¿Que podía hacer? Comenzába a aburrirse. Acarició el pecho de su amante, llegándo hasta su rostro angelical.
<< Te ves más guapo cuando duermes, idiota. >>
Pasó su pulgar por la mejilla de Marco, sonriéndo cómo una estúpida. ¿Cómo un chico cómo éste, le hacia sentir tantas cosas prohibídas?
Continuó acariciándo el rostro del chico, sonriéndo, hasta que una mano la detúvo, sosteniéndo su muñeca.
--Lo siento... no quería despertarte.-- Se disculpó la peli-(c/c), algo avergonzada.
--No me molesta-yoi.-- Comentó Marco. --¿No puedes dormir?
(T/N) negó.
--No... y pués, estaba aburrida.-- Replicó la jóven. Notó cómo Marco se reincorporó, y tumbó a la peli-(c/c) debájo de el. --¿Marco?
--Tú y yo, tenemos unos orgasmos pendientes.-- Gruñó el rubio, sonriéndo ladinamente, al notar el sonrojo violento en las mejillas de su chica.
--¿Ahora...?
No púdo continuar su oración, ya qué Marco empezó a besarla con demanda. Junto sus labios en un húmedo e intenso beso, dónde sus lenguas no tardáron en reencontrarse. La excitación, tampoco tardó en aparecer. Y sus sexos despertáron, comenzándo a palpitar, pidiéndo atención. Las manos del rubio, recorriéndo los muslos de la jóven, quién sintió su piel erizárse tras el tacto de las manos del chico.
Subió lentamente la camiseta de (T/N), dejándo al descubierto, parte de la tela de sus bragas. Terminó de deshacerse de la camiseta, desabotonándo cada botón, hasta dejar a su amante con solamente la ropa interior.
La chica, por su lado, se dejába llevar por los gestos de Marco, quién había conseguido algo de experiencia respecto al sexo, gracias a ella, una viva pervertida-ok, no.
No era lo que estaba pensándo, pero el hacer el amor con Marco, era algo espectacular. Sabía cómo describirlo, buscába las palabras sobre cómo hacerlo. Marco era... ¡Era el mejor! Sus caricias, embestidas, su cuerpo.
Joder, ¿cómo no amar un hombre cómo éste?
Volvió a juntar sus labios con los del rubio. Uniéndose nuevamente en un apasionado beso, uno que no tenia la intención de ser inocente. Uno que te robába cada pizca de inocencia en tú interior. Uno, que te convertía en una auténtica adicta al cuerpo de Marco.
El médico, pasó una mano por el abdomen de la peli-(c/c), pasó sus brazos por la espalda de la chica, pegándo sus pechos, causándo una sensación completamente loca, mientras buscába cómo desabrochar el sostén de la jóven.
(T/N), volvió a acariciar la piel a la cuál amabá tanto tocar. Las ruborizadas mejillas de su amante, la ponían tan cachona, que podría explotar cómo una bomba. Sus respiraciónes estaban fusionádas y agitadas.
Un rápido beso, luego, Marco logró deshacerse del sujetador de su novia, liberándo los pechos de ésta.
Observándolos con atención, el chico pellizcó uno de ellos, provocándo que un gemido se escapáse de los labios de (T/N). Tras la reacción de su amante, el rubio se dispúso a besaro sus senos y morder sus pezónes, a morder esos botónes rosados, a los cuálea amába tanto saborear.
--¡Marco...!-- Exclamó la jóven, rodeándo la cintura de su pareja con sus piernas, apretándo más sus intimidades. --S-Sigue... Sígue asi...
Gemido tras gemido, (T/N) sentía cómo sus bragas se humedecían todavía más. Tirába de los cabellos de Marco, quién sabía de sobra que su novia lo estaba disfrutándo cómo si no hubiése un mañana.
Ambos se separáron, jadeantes. Marco estudió y analizó la expresión de su chica, tras alejarse. Ella se reincorporó en la cama, y observó el rostro del rubio, esperándo que éste hiciése algo.
Pués Marco la volvió a tumbar, y besó sus labios, causándo varios sonidas húmedo y excitantes al separarse. Mordió rápidamente sus pezónes, y dejó un camino de besos, mordidas y chupetónes, por todo el abdomen de la chica. Llegó hasta su ya mojadas bragas.
--M-... Marco...-- Gimió la oji-(c/o).
El chico jugó por unos segundos con la tela de las bragas de su pareja, hasta que las deslizó por las piernas de (T/N), dejándola completamente desnuda ante él, deliciosa y a su merced.
Abrió las piernas de su chica, teniéndo una de las imágenes que le acompañará hasta el último de sus días. Una linda vista de la vagina de (T/N). Mojáda y palpitante, roja e hinchada. Observó una ultima vez, el rostro de su amante, y se acercó a su sexo, lamiéndo desde su ano hasta su vagina.
Metió el clítoris de la oji-(c/o), dentro de su boca, y empezó a saborearlo. Succionándolo delicadamente, mordiéndolo y gustándo de el. Introducía su léngua al interior de la chica. Cálida y deliciosa.
Mientras que (T/N) gemía descontroladamente. Parecía una foca agonizándo, y aunque Marco le dijése que era una de las mejores melodías que púdo haber escuchádo en toda su vida, sentía mucha vergüenza. Empujába delicadamente, la cabeza de su amante, hacía su sexo.
Sintió cómo dába ligeros espasmos, y sabía que estaba cerca del orgasmo, pero antes de llegar al clímax, Marco se alejó.
--Oye... ¿Por qué...?-- Estúvo apunto de rechistar, pero el chico la interrumpió, juntándo sus labios con lo de la chica.
--Creo que necesito algo de... atención.-- Comentó, pícaro.
--Idiota...
Susurró, ruborizada. Observó cómo Marco se ponía de pie, y se deshacía de sus pantalónes, y con ello, de su bóxer, liberándo a su miembro ya erecto. Marco volvió a acercarse, y se púso de rodillas en la cama, y (T/N) sonrió ladinamente.
Acercó su rostro al caliente miembro de su amante, y con la punta de su léngua, rozó la punta de la hombría de su chico. Escuchó una especie de gruñido de parte de Marco, y sintió cómo éste apoyába su mano en su cabeza, empezándo a empujar suavemente de ésta.
Continuó haciéndo su oral, mordiéndo ligeramente la punta del miembro de Marco. Jugába con su léngua.
Desgraciadamente, la hombría de Marco era demasiada grande cómo para entrar por su boca.
--(T-T/N)... me córro...-- Anunció el rubio, entre roncos gemidos y gruñidos. Con el ego en alto, sacó el miembro de Marco de su boca. Éste estaba perlado por la saliva de la oji-(c/o). --¡Oye!
--Tú hiciste lo mismo.
--Eres una rencorosa-yoi.-- Comentó Marco, con el ceño levemente fruncido.
(T/N) posó sus manos en los hombros de Marco y le obligó a tumbarse. Se púso a horcajadas, encima de él, e introdújo lentamente el miembro del chico en su interior.
Debía decir, que por sus antiguas "aventuras" en actividades sexuales, ambos había conseguido algo te experiencia. Ya no dolía demasiado ahora.
(T/N) empezó a mover su pelvis y caderas, dándo el comienzo al roce de cuerpo. Mientras que Marco, pellizcába los pezónes de la jóven. Ella gemía, y sus gemidos decían mucho.
El mar de emociónes, sentimientos y sensaciónes, atacó cómo si de un tsunami se tratáse.
--Te amo.-- Gruñía Marco, mientras posána sus manos en la cintura o en las caderas de la peli-(c/c) y le ayudába, aumentándo la velocidad.
Hacer el amor con Marco, era tomar un vuelo al cielo. Tocar las nubes, y sentir el viento chocar contra tu cuerpo.
Los pliegues de su sexo se contraían conforme sus embestidas. Las paredes vaginales e internas, apretában la hombría deo rubio, succionándolo y sin tener la intención de dejarle ir.
Los jadeos y gemidos aumentaban en aquella cuatro paredes.
El cuerpo de los amantes, estaba perlado por finas capas de sudor. Las gotas se deslizaban por sus resplandecientes cuerpos.
La lluvia no había cesado durante aquel tiempo. Pero aquel era un pequeño detalle en una de las grandes noche de Marco y (T/N).
Ahora, sólo ellos dos estaban en su mundo. Un mundo con un placer indescriprible.
Continuáron con sus embestidas y suaves estocadas, hasta que la oji-(c/o) llegó al clímax, seguida de Marco. El orgasmo, era la forma de cerrar su noche de aventura.
(T/N) se dejó caer encima de Marco, y éste, con un ágil movimiento, tumbó a su amante a su lado. Ambos cruzáron miradas, sonrientes, algo jadeantes, se observáron pícaramente. Ella apoyó su cabeza en el pecho de su amado, sonriéndo cálidamente.
--Te quiero, Marco.-- Se sinceró, después de haber recuperado el aliento. Sintió cómo su pareja la rodeába la cintura con sus musculosos brazos.
Unos brazos, que estaba cien por ciento segura, de que la protegerían de cualquier peligro o amenáza que llegáse a perturbar su hermosa felicidad.
--Yo también te quiero, (T/N).-- Replicó Marco.
Y era decir poco, que estaba feliz. Estaba ilusionándo, creándo millones de fantasías, las cuáles, había una sola protagonista. Y esa era (T/N), le mujér más maravillosa que púdo haber conocido en toda su vida.
Estaba segúro de algo: Quería pasar el resto de sus días, junto a aquella jóven, a la cuál, protegería y amaría incondicionalmente.
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Joder, que bonito. Bien, Marco es mi séptimo husbando.
Siguiente one-shot: Akagami Shanks "El Pelirrojo".
Siento que el final ha sido demasiado romántico. Bien, asi me gústa. Si asi es el de Marco, que por el momento, es el husbando más inferior que los demás, no digámos con los que siguen.
Van a vomitar por semejante cursilería que leerán. Bah, asi soy yo.
Bien, nos vemos en el próximo one-shot.
-Michelle Vallejo.