𝐂𝐡𝐚𝐫𝐦𝐢𝐧𝐠.¹ || »𝐅𝐢𝐧...

By KrisleyMalfoyJ

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ꜱᴘᴀʀᴋʟʏ: ᴘʀɪᴍᴇʀ ʟɪʙʀᴏ. Éʟ ᴇʀᴀ ᴇɴᴄᴀɴᴛᴀᴅᴏʀ ʏ ᴇʟʟᴀ ᴏᴅɪᴀʙᴀ ᴛᴏᴅᴏ ʟᴏ ᴇɴᴄᴀɴᴛᴀᴅᴏʀ. #01 en anniecresta. #04 en Finnic... More

𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎
𝟐 | 𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐟𝐢𝐥𝐞.
𝟑 | 𝐄𝐟𝐢́𝐦𝐞𝐫𝐨.
𝟒 | 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬.
𝐕𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐞𝐝𝐢𝐭𝐚𝐝𝐚 | 𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧.

𝟏 | 𝐋𝐚 𝐜𝐨𝐬𝐞𝐜𝐡𝐚.

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By KrisleyMalfoyJ


Recuerdo la primera vez que te vi después de la pelea, tu sonrisa y tus ojos eran lo más encantador que había visto, lástima que a mí no me cautiva lo encantador.

EN TODA LA VIDA DE ATHENEA, solo había tres cosechas que la había marcado para siempre, directa o indirectamente.

La primera fue cuando el nombre de su hermana mayor salió, ella aún no tenía la edad suficiente para ofrecerse como voluntaria, por lo que ese año perdió a su hermana cuando ella peleaba con un chico del distrito dos.

La segunda vez fue cuando salió el nombre de Finnick Odair, Atenea recuerda que se le hizo un nudo en la garganta. El de cabello color bronce y ella nunca se habían llevado bien, de hecho, se habían declarado la guerra y todos ahí sabían lo mucho que se odiaban, sin embargo no pudo evitar sentir pena por él, probablemente él no ganaría y ella lo habría perdido.

La tercera vez fue cuando su nombre salió en 68° Juegos del hambre, con dieciséis años. Recuerda que ese día era soleado, pero no había calor. Recuerda que llevaba un vestido blanco y tenía su rubio cabello agarrado en dos trenzas que salían de arriba de sus orejas. Recuerda que su madre le puso un moño blanco cuando las dos trenzas se unían. Recuerda caminar segura de sí misma hasta la tarima, aunque por dentro estaba muerta de miedo, además estaba temblando, aunque era tan leve que no se notaba. Recuerda la mirada de Finnick sobre ella, sus ojos mirándola, no estaba feliz, tampoco estaba triste, sin embargo, sí le pareció ver un destello miedo en sus ojos. Recuerda a sus padres, a sus hermanos y a su prima llorando de impotencia. Se recuerda a sí misma prometiéndoles que todo estaría bien, que ella ganaría por ellos. Recuerda el nombre de cada tributo al que mató. Recuerda la felicidad de su familia y amigos cuenta ella volvió a casa, sana y salva.

―Yo opino que Finnick está buenísimo. ―la voz de su amiga, Nerea, la vuelve a la realidad.

Escucho a Johanna reír por el teléfono.

― ¿Verdad que sí, Athenea? ―ruedo los ojos, negando, sin embargo, sé que ella no puede verme.

―La verdad que no lo he visto, pero lo dudo. ―me encojo de hombros, sé que lo hacen para molestarme.

―Oh, vamos, la última vez lo miraste más de lo que era necesario. ―sé que es cierto, esa vez sus ojos me cautivaron, sin embargo niego nuevamente.

―Ella dice que no, pero estoy segura de que van a terminar juntos y con tres hermosos niños. ―sus amigas ríen nuevamente y hago una mueca de asco.

―No voy a casarme, muchos menos voy a tener hijos.

―Mamá dice que son una bendición.

―No ―le digo―, yo no puedo. ―y no es que no pudiera quedar embarazada, sin embargo al ser una vencedora, sus hijos corrían el riesgo de ser elegidos para la cosecha, no al azar, sino a propósito y no sabía si ella lo podía soportar.

Se quedaron en silencio unos segundos, hasta que Johanna soltó una carcajada, diciendo que les habían jodido la vida.

Se quedaron hablando por bastante tiempo, hasta que cada una tuvo que tomar su propio camino.

Hoy era la cosecha, por lo que se arregló, normalmente no iría pero este año se había ofrecido a ser mentora porque Mags ya estaba muy vieja, y Annie no había quedado bien después de los juegos. A Athenea le costó varios años aceptar ser mentora, no quería volver al Capitolio, en especial porque sabía que sería una catástrofe si la juntaban con Finnick, probablemente terminarían matándose o matando a uno de sus tributos pero se ofreció porque sabía que Mags ya no estaba en condiciones de ayudar a otros, además ella le tenía mucho cariño a su mentora.

Al llegar al lugar se colocó al lado de Finnick, al que le dirigió una rápida mirada.

«Demonios, Nerea tenía razón, está buenísimo». Pensó, sin embargo miró al frente, en donde su amiga la veía a lo lejos, divertida.

― ¿Qué tal, guapa? ―escucha al bronceado decir, y no le hace falta mirarlo para darse cuenta que tiene una sonrisa de esas que matan a todas, sin embargo no a ella.

― ¿Incluso en esta situación tienes que molestarme?

― ¿Sabes que es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta? ―le dice.

―Es lo que acabas de hacer. ―le dice con una sonrisa, demostrando que estaba orgullosa de sí misma.

Él le iba a responder sin embargo la voz del alcalde, dando su típico discurso lo interrumpió.

Athenea está segura de que ninguno de los dos prestó atención, incluso pudo jurar que vio a Finnick coqueteando con alguien, y ella se limitó a rodar los ojos, cansada.

No era la primera vez que Athenea era mentora, lo había sido para los 70° Juegos del Hambre, sin embargo fue un desastre, Finnick y ella peleaban todo el tiempo y nunca estaban de acuerdo en nada, incluso llegaron a insultarse en la entrevista y recuerda que el rubio terminó con una herida en el brazo y ella con una malteada recorriendo todo su cuerpo, aún no entendía cómo es que Annie llegó a ganar los juegos ese año. Después de eso nunca más se ofreció a ser mentora, hasta ese año.

Volvió a la realidad cuando Melania, la anfitriona, llamó a la primera tributo.

―Marina ―miro al frente, una chica alrededor de dieciséis años camina segura a la tarima, es morena, con ojos cafés y cabello castaño. Parece tan decidida que me atrevo a decir que es una de las profesionales ―, ahora el tributo masculino―anuncia Melania, como si fuera lo mejor del mundo―. Breck. ―me fijo otra vez, es un niño de tan solo doce años, y se me parte el corazón verlo, tiene miedo, lo sé porque era misma mirada que yo tenía en mis ojos el día de la cosecha, sin embargo llega a disimularlo bien y al igual que su compañera parece un profesional.

Después de esto ellos tienen unos minutos antes de ir al tren para despedirse de sus familiares y amigos, sin embargo Finnick y yo nos despedimos de Mags, yo ya me había despedido de Nerea y mi familia. Luego nos dirigimos al tres.

―Pobre chico.

―¿Por qué? Parece un profesional. ―dice Finnick.

―Exacto, parece. ―él asiente, comprendiendo lo que quiero decir.

―¿Cómo supiste? ―lo miro confundida, al no entender su pregunta―. Que no era un profesional. ―se explica.

―Mags siempre dijo que siempre supo que yo no era una profesional, por la mirada en mis ojos, no lo entendí hasta ahora.

―Mags es muy observadora. ―yo asiento, dándole la razón. Me da la impresión que quiere decir algo más, sin embargo no lo hace.

Caminamos en silencio hasta el tren para esperar a nuestros tributos y también a Melania.

Mientras los esperábamos aproveché que Finnick estaba distraído viendo la comida que había este año y me dediqué a observarlo, estaba más bronceado que antes, su cabello estaba despeinado por el viento, haciéndolo lucir relajado, y se notaba a simple vista que había estado trabajando en su cuerpo. Estaba guapísimo, eso no podía negarlo, que él le cayera como el demonio no la hacía ciega.

―Me vas a gastar. -me dice y yo me sobresaltó un poco, miro hacia otro lado para que no vea el sonrojo que me provocó cuando me atrapó mirándolo.

«Diablos, ¿tiene ojos en la espalda o qué?». Pienso.

―Sigue soñando, Odair, sigue soñando. ―él me mira coqueto.

―¿Me estás dando permiso para soñar contigo?

―¿Quieres soñar conmigo? ―le pregunto, cualquiera que nos escuchará pensaría que estaban coqueteando.

―Ya hablamos de que es de mala educación... ―empieza a decir, divertido, sin embargo las puertas abriéndose lo interrumpen.

Vemos a Melania caminar adelante de los dos tributos, ellos al ver el tren se quedan un poco sorprendidos por el lujo, sin embargo no es demasiado porque el cuatro no está tan descuidado como otros distritos.

Finnick y yo nos encaminamos hacia ellos, para presentarnos, aunque probablemente ya sepan quiénes somos.

―Soy Athenea Collins ―me presento―, y él es Finnick Odair. ―el niño nos sonríe y la chica le sonríe a el rubio.

―Yo soy Marina y él es Breck. ―dice nuestra tributo femenina.

«Vaya, no es tímida, eso le va a ayudar». Pienso.

―Es un placer. ―dice Finnick, con una sonrisa coqueta, a veces me pregunto si no puede sonreír de otra forma.

―El placer es todo mío. ―le responde y por la sonrisa y la manera en la que le habla, sé que no solo lo conoce, sino que también le gusta.

«Tampoco está tan bueno». Bueno sí, pero tampoco era para tanto.

Después de la pequeña presentación nos ponemos a comer, hay varias cosas que ya han probado antes, aunque claro que no las pueden comer tan seguido, así que aprovecharon para comer todo y más. Ninguno de los dos dijo nada, era mejor que comieran ahora que podían.

―Más lento, se van a atragantar. ―los regaña Malania, y no puedo evitar soltar una carcajada.

―Déjalos, tienen que subir de peso, eso los va a ayudar en la arena. ―ella suspira resignada y ellos me miran curiosos.

―¿Cuál va a ser la estrategia? ―pregunta Marina, de inmediato.

Eso me sorprende, no muchos preguntan eso desde el principio, pero al menos la chica era espabilada.

Finnick y yo nos miramos unos segundos para después parar de comer.

―¿Qué saben hacer? ―les pregunta el mayor.

Y casi suelto una carcajada porque eso se podría responder de muchas formas, en especial después de ver que la chica tenía un crush en su mentor.

―Yo soy bueno con la espada, con el combate cuerpo a cuerpo y con la fuerza física. ―eso nos sorprende, sin embargo le sonrio felicitándolo. Tal vez sí tenía una posibilidad.

―¿Y tú, Marina? ―le pregunto.

―Soy buena con la espada y el hacha. ―Finnick y yo compartimos una mirada.

―Bien ―en realidad no tenían un plan, de hecho nosotros rara vez hablábamos y cuando lo hacíamos terminábamos peleando, pero iba a improvisar ―. Quiero que practiquen en lo que no son tan buenos.

―Pero si practicamos en lo que no somos buenos no podremos demostrar que en realidad somos buenos en algo. ―se queja.

«Ah, sí, por eso no quería ser mentora».

―Cariño, la que estuvo en los juegos y ganó soy yo, así que si no quieres morir tienes que hacerme caso. ―la verdad era que no tenía paciencia.

―Lo que Athenea quiere decir es que deben escucharnos porque nosotros tenemos más experiencia. ―dice.

―No, dije exactamente lo que quería decir, no trates de endulzarlo. ―él me mira mal y yo le sonrió irónica.

―Pasar tanto tiempo con Johanna comienza a afectarte. ―por su tono de voz sé que está enojado.

―¿Ah, sí? No sabía que te afectara tanto no tener amigos.

―No sabía que estar soltera te hiciera tan amargada. ―contrataca él.

Los chicos los miran atónitos, como si no esperaran que nos pusiéramos a pelear, supongo que los chismes no viajan tan rápido después de todo.

―Bueno, mejor deberíamos... ―dice Melania, tratando de detenernos, sin embargo yo la interrumpo.

―Eso es porque no necesito a nadie para ser feliz, mucho menos a un hombre. ―me defiendo.

―¿Estás segura? Porque últimamente estás muy amargada y empiezas a tener arrugas, Athie. ―Oh, no, no lo hizo.

Me levanta furiosa y le lanzo el primer cuchillo que encuentro, y él lo esquiva.

Melania chilla de horror y se pone a gritar pidiendo ayuda, por otro lado los tributos los miran con la boca abierta, sin saber cómo reaccionar.

―Oh, vamos, estoy seguro que tienes mucha mejor puntería, Athie. ―cierto, pero la rabia me nublaba y por eso no podía darle en el pecho.

El siguiente cuchillo le rozó el brazo izquierdo, y de hecho se lo hubiera clavado si no fuera porque él lo esquivó. Empezó a correr sangre en el brazo del mayor.

Iba a lanzarle otro pero siento como me inmovilizan, es Gloss, quien me carga hacia el ascensor para sacarme de ahí, mientras que Johanna lo ayuda quitándome el cuchillo, antes de que pueda volver a lanzarlo.

Puede ver como Beete y Cashmere intentaban ayudar a Finnick con su herida antes de que las puertas del ascensor se cierren.

Me llevaron a la azotea y luego Gloss se despidió de nosotras, dándonos la oportunidad de hablar.

―Entonces... ¿Por qué atacaste a Finnick? ―me pregunta Johanna, mientras se ríe a carcajadas.

―Me llamó "Athie". ―le respondo, todavía enfadada y Johanna para de reírse.

Finnick y Athenea tenían su pasado, sus madres siempre habían sido mejores amigas, por lo tanto ellos siempre habían convivido, al principio se llevaron bien pero después de una pelea cuando cumplieron los diez años, se declararon la guerra, desde ese entonces siempre se peleaban y molestaban al otro, incluso las reuniones entre sus madres se habían vuelto complicadas.

Cuando eran amigos se llevaban de maravilla, pasaban todo el día juntos, jugaban, reían, bailaban y se contaban todo, eran mejores amigos y por eso cada uno le había puesto un apodo al otro. Finnick la llamada Athie, sin embargo después de su pelea nunca más le dijo el apodo, hasta ahora.

A Athenea aún le afectaba porque Finnick había sido una persona muy importante para ella en su momento, sin él no hubiera superado la muerte de su hermana, ni la de Neisan.

―Oh. ―susurra su amiga, quién ya conocía la historia de los rubios. Ella se acercó a abrazarme y yo se lo devolví.

Después de unos minutos Johanna logró tranquilizarme y nos pusimos a hablar de diferentes temas, hasta que cayó la noche y ambas tuvieron que volver con sus tributos.

Al llegar Melania le dijo que habían llevado a Finnick al médico, aunque no había sido grave prefirieron hacerlo por si necesitaba que lo cosieran.

Yo miré a mis dos tributos que todavía seguían despiertos viendo la televisión.

―Vayan a dormir ―les apagué la televisión y cuando iban a hablar, los interrumpí ―. Mañana será un día muy largo, y será mejor que descansen, la primera noche siempre es difícil, si no pueden dormir pueden preparase un té de los que hay ahí ―les señalo el estante ―. En su clóset hay pijamas para que estén más cómodos.

Ellos suspiran resignados y se van a sus habitaciones para intentar dormir, yo también lo intento pero sabía que no iba a poder, como dijo, el primer día siempre era el más difícil, y siempre traía los peores recuerdos y las mejores pesadillas.

~ ☆

Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar para hacerme saber si les gustó o no.

Me gustaría saber... ¿Qué creen que pase con Athenea y Finnick? En otras palabras ¿Qué expectativa tienen de este shipp?

Gracias por leer, los quiere, Kris. ♡

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