𝟏 | 𝐋𝐚 𝐜𝐨𝐬𝐞𝐜𝐡𝐚.

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Recuerdo la primera vez que te vi después de la pelea, tu sonrisa y tus ojos eran lo más encantador que había visto, lástima que a mí no me cautiva lo encantador

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Recuerdo la primera vez que te vi después de la pelea, tu sonrisa y tus ojos eran lo más encantador que había visto, lástima que a mí no me cautiva lo encantador.

EN TODA LA VIDA DE ATHENEA, solo había tres cosechas que la había marcado para siempre, directa o indirectamente.

La primera fue cuando el nombre de su hermana mayor salió, ella aún no tenía la edad suficiente para ofrecerse como voluntaria, por lo que ese año perdió a su hermana cuando ella peleaba con un chico del distrito dos.

La segunda vez fue cuando salió el nombre de Finnick Odair, Atenea recuerda que se le hizo un nudo en la garganta. El de cabello color bronce y ella nunca se habían llevado bien, de hecho, se habían declarado la guerra y todos ahí sabían lo mucho que se odiaban, sin embargo no pudo evitar sentir pena por él, probablemente él no ganaría y ella lo habría perdido.

La tercera vez fue cuando su nombre salió en 68° Juegos del hambre, con dieciséis años. Recuerda que ese día era soleado, pero no había calor. Recuerda que llevaba un vestido blanco y tenía su rubio cabello agarrado en dos trenzas que salían de arriba de sus orejas. Recuerda que su madre le puso un moño blanco cuando las dos trenzas se unían. Recuerda caminar segura de sí misma hasta la tarima, aunque por dentro estaba muerta de miedo, además estaba temblando, aunque era tan leve que no se notaba. Recuerda la mirada de Finnick sobre ella, sus ojos mirándola, no estaba feliz, tampoco estaba triste, sin embargo, sí le pareció ver un destello miedo en sus ojos. Recuerda a sus padres, a sus hermanos y a su prima llorando de impotencia. Se recuerda a sí misma prometiéndoles que todo estaría bien, que ella ganaría por ellos. Recuerda el nombre de cada tributo al que mató. Recuerda la felicidad de su familia y amigos cuenta ella volvió a casa, sana y salva.

―Yo opino que Finnick está buenísimo. ―la voz de su amiga, Nerea, la vuelve a la realidad.

Escucho a Johanna reír por el teléfono.

― ¿Verdad que sí, Athenea? ―ruedo los ojos, negando, sin embargo, sé que ella no puede verme.

―La verdad que no lo he visto, pero lo dudo. ―me encojo de hombros, sé que lo hacen para molestarme.

―Oh, vamos, la última vez lo miraste más de lo que era necesario. ―sé que es cierto, esa vez sus ojos me cautivaron, sin embargo niego nuevamente.

―Ella dice que no, pero estoy segura de que van a terminar juntos y con tres hermosos niños. ―sus amigas ríen nuevamente y hago una mueca de asco.

―No voy a casarme, muchos menos voy a tener hijos.

―Mamá dice que son una bendición.

―No ―le digo―, yo no puedo. ―y no es que no pudiera quedar embarazada, sin embargo al ser una vencedora, sus hijos corrían el riesgo de ser elegidos para la cosecha, no al azar, sino a propósito y no sabía si ella lo podía soportar.

𝐂𝐡𝐚𝐫𝐦𝐢𝐧𝐠.¹ || »𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫.«Where stories live. Discover now