Pedido por arale-chan. Espero qué te gúste. ❤
Archipiélago Shabondy.
Mientras cierto peliverde llegába junto a una pelirosa al Archipiélago Shabondy, una jóven caminába por el lugar, buscába algo, o alguien.
Ya habían pasado dos años desde la gran batalla en MarineFord, la batalla más memorable de toda la historia de la humanidad, en la cuál murió una leyenda, a la cuál llamában Shirohige. Los Mugiwara habían decidido reencontrarse en el archipiélago dentro de dos años, los cuáles pasáron rápido, gracias a los profundos entrenamientos de cada uno.
Mientras qué cierta chica, había seguido a cierto peliverde. Había pasádo demasiado tiempo desde qué ambos no se veían.
(T/N) siguió a Zoro hasta ver cómo el idiota perdía de vista a su compañera.
<< Esos entrenamientos si qué te sirviéron, Roronoa Zoro. >> Pensó, entrecerrándo los ojos y sonriéndo ladinemente al encontrar al peliverde.
Zoro se arrascába la nuca, parecía estar perdido, cómo de costumbre. La jóven se acercó a puntillas hacía él.
Y cómo se esperába, el peliverde notó su presencia, desvainándo su espada y poniéndose a la defensiva.
--Estoy en forma para pelear con alguien, pero con un monstruo cómo tú.-- Bufó la chica, con una sonrisa vacilóna. El peliverde rodó los ojos, se acercó a paso lento hacía la chica, y antes de poder decir algo, ella le interrumpió. --Te perdiste, ¿no?
Zoro no contestó, desvió la miráda con las mejillas ruborizádas.
--N-No... las parédes se moviéron.-- Balbuceó, frunció el ceño al escuchár las carcajadas de la jóven.
--Si-Si... sigues siéndo el mismo idiota de siempre.-- La chica se acercó al espadachín, con una sonrisa burlona en los labios. --Te mostraría el camino a dónde sea qué quiéras ir, pero me llevaré algo a cambio.
La verdad, era qué (T/N) se había quedado en el archipiélago desde qué los Mugiwaras fuéron ahi hace dos años. Observó detenidamente sus peleas hacía Kuma, Kizaru y Sentomaru, el ver a la tripulación ser derrotada, quiso ayudar, aunque sabía qué no haría mucho.
Y aunque nunca había habládo con cualquiera de aquella tripulación, les había cogido cariño, parecían ser buenas personas.
(T/N) era una cazarecompensas, pero había dejádo el puesto, después de haber sido derrotáda por Dracule Mihawk, quién hundió su barco, en el cuál, buscába a los pirátas, y la chica había retádo al shichibukai a un duelo, en el cual fué derrorada.
Después de aquello, el pelinegro se llevó a la chica a la Isla Kuraigana para curar sus heridas, las cuáles si no eran tratadas, (T/N) posiblemente hubiese muerto. Mihawk la ayudó, luego de aquello, fué llamado por el Gobierno Mundial y la Marina para qué él participáse en la Gran Guerra contra Shirohige, dejándo a la jóven sola en la isla, hasta qué llegó Perona, y luego Zoro.
Durante las primeras semánas, (T/N) estúvo con ellos, hasta qué decidió partir, pero antes de partir, túvo una pequeña aventura con el espadachín de cabellos verdes, despidiéndose de él, diciéndole qué se reencontrarían y volverían a estar juntos.
El insensible y serio Zoro, se había enamorado de una jóven peli-(c/c), la cuál había tratádo de asesinarlo. Al iguál qué (T/N) se había enamorado de un espadachín, cuya persona había sido su objetivo desde hace mucho tiempo.
El peliverde asintió, notándo cómo la chica tomába su muñeca, guiándole hacía algún lugar. Ambos estában en silencio, disfrutándo el poco contacto físico qué estában teniéndo.
(T/N) espiába a Zoro por el rabillo de su ojo, observándo la incomodidad qué sentía el peliverde.
--No muérdo, ¿sabes?-- Musitó ella, intentándo matar el tiempo, mientras caminában por el césped del lugar, llegándo a algún lugar lejáno de la ciudad, rodeádos de árboles gigantes, dónde los rayos de sol, provocában finas capas de sudor en sus cuerpos.
(T/N) se sentó, y tiró de la muñeca de Zoro, obligándole a hacer lo mismos.
--No tengo mucho tiempo.-- Murmuró el peliverde.
--Lo sé, pero es mil veces mejor a qué piérdas el tiempo conmigo, qué perdiéndote por el lugar.-- Replicó la jóven, sonriéndo y alzándo levemente sus cejas.
Zoro suspiró.
--Ya qué...
--Escuché qué tú capitán estúvo en MarineFord hace dos años.-- (T/N) intentó romper la tensión, inciándo una conversación.
El espadachín no contestó, recostó a la chica en el verde cespéd, y se colocó encima de ella.
--Cálla.
--¿Quiéres hacerme el amor aquí?-- Bromeó la peli-(c/c).
--¿Hacerte el amor?-- Zoro se acercó a la oreja de la chica, mordiéndo levemente antes de susurrar. --Puedo hacer algo más original, ¿sabes?
--¿Ah, si? ¿Cómo el qué?
--Puedo atárte a un árbol, desnudárte y cogerte.-- Soltó aquello ante los ojos abiertos y la sonrisa ladina de (T/N).
--¿Désde cúando dices cosas tan perversas? Sin duda... no déjas de sorprenderme, Roronoa Zoro.-- Murmuró la jóven, entrecerrándo los ojos. --Y tú propuesta... es tentadora.
--Estoy dispuesto a hacerlo, con tú concentimiento.-- Replicó el peliverde, mordiéndo levemente la piel del cuello de la chica. --¿Qué piensas?
--Házlo...-- Respondió cortante, quería qué lo hiciése, y rápido. --Cógeme aquí, házlo... házlo Zoro...
El espadachín sonrió ladinamente, observó a su alrededor, no había nadie. Bien.
Besó lenta y apasionadamente los labios de la chica, saboreándo su boca, introduciéndo traviesamente su léngua, mientras ella posába sus manos en el rostro de Zoro y movía sus caderas, rozándo sus cuerpos.
El peliverde dirigió sus manos al cierre del pantalón de (T/N), desabrochándo el botón y quitándo el cierre, luego, mordió el labio inferior de la jóven, descendiéndo por su cuello. El espadachín deslizó aquella prenda por las piernas de la chica.
La peli-(c/c) rodeó la cintura de Zoro con sus piernas, chocándo más sus intimidades, sintiéndo la erección del peliverde contra su palpitante sexo. Con un ágil movimiento, cambió sus posiciónes, el las cuáles, ahora el espadachín estába sentado, y ella sobre él.
--Se me olvidó lo buena qué éras en ésto-- Susurró Zoro contra el oído de la jóven.
(T/N) dejó qué el peliverde besáse su cuello, enredándo sus dedos en los cabellos del espadachín. Disfrutába de aquellos tactos, los cuáles no había sentido desde hace un años.
Tiró de los cabellos del jóven, obligándole a parar, teniéndo más acceso a su pecho, en el cuál, comenzó a deshacerse de aquel abrigo largo y verde oscuro qué vestía. Púde dejár el pecho de Zoro al aire, y aprovechó aquello, para besar lentamente aquellos músculos, desde su cuello, hasta su pecho, algúnas veces, usába la punta de su léngua, causándo estremecimientos de parte del peliverde, amaseába los glúteos de la chica, provocándo qué ella soltáse débiles gemidos.
(T/N) regresó a los labios del peliverde, besándole con más intensidad qué antes, posándo sus manos en los hombros del espadachín. Zoro dirigió sus manos a la camiseta de la chica, pero fué detenido por ella, quién le dió un pequeño golpe en el dorsal de su mano.
--¡Oye! ¿Por qué...?-- Estába dispuesto a reclamarle, pero la jóven posó uno de sus dedos en los labios del peliverde.
--Cálla. Sólo obsérva el espectáculo.-- Murmuró aquello, después de haberse puésto de pie, a unos centímetros del espadachín.
Cruzó sus brazos sobre su abdómen, tomándo el dobladillo de su camiseta y empezó a quitársela lentamente, quedándo semi-desnúda, con solo ropa interior frente Zoro. Dirigió sus manos a su espalda, buscándo el cierre de su sujetador, desabrochándolo y acto seguido, llevándo sus manos a sus caderas, bajándo la tela de sus bragas, dejándo todo su cuerpo completamente desnúdo y expuesto ante el peliverde.
Mientras que Zoro sentía cómo su miembro comenzába a calentarse más, lo sentía palpitar fuertemente, pidiéndo a gritos atención. Varios escalofríos recorrían su cuerpo entero, al igual qué su respiración comenzába a agitarse mediante la jóven se acercába a él, a paso lento, moviéndo sus caderas y con una sonrisa ladina y el ego en alto.
El chico tiró de su muñeca, atrayéndola hacía él, el espadachín aún tenía puesto su bóxer.
Se enrolláron en su propia lujúria, dejándose caer por el césped, Zoro rodeó el cuerpo se la chica con su pierna, estrechándola contra su cuerpo entero.
(T/N) sintió la palpitante erección del peliverde contra su húmedo sexo. Ambos jadeáron levemente. Volvió a besar los labios de Zoro, moviéndo su boca en un rítmico beso, correspondiéndo a aquella pasión qué transmitía el espadachín.
Sus lénguas se juntában la una con la otra en una batalla interminable, las manos del peliverde recorrían el cuerpo completo de (T/N), estimulándo sus pezónes, mientras muérde su cuellos.
--Z-Zoro...-- Gimió, sintiéndo los dientes del peliverde morder su cuello, y ella clavába sus uñas en sus hombros. --Por... por favor...
El espadachín sonrió, mientras se bajába y deshacía de la última prenda qué le separába de la desnudez.
Ya valía mierda si algún niño, adulto u otra persona se acercába y los encontrába.
Zoro abrió cuidadosamente las piernas de (T/N), y antes de introducir su miembro al interior de la chica, dejó caer un hilo de saliva a la vagina de la jóven, mientras qué ella al sentir aquel contacto, varios pinchazos en su sexo y palpitaciónes comenzáron a atacarla. Suplicó y gimió el nombre de aquel peliverde qué causába estragos en su cuerpo, tanto superficial cómo internamente.
Ambos tomáron aire, y el espadachín comenzó a introducir lenta y cuidadosamente su miembro al interior de (T/N), quién sintió un dolor inexplicable, abrió más sus piernas, aunque sintió cómo se partía en dos, una lágrima se deslizó por el rabillo de sus ojos.
Atrevidamente, sabía las concecuéncias de su siguiente acto, pero sería la única manera en la cuál dejaría de ser tan doloroso, rodeó la cintura de Zoro, uniéndo más ambos cuerpos, sintiéndo cómo la erección del chico se había introducido completamente. (T/N) arqueó su espalda, sintiéndo aquel dolor. Zoro, quién no sabía cómo calmar a la chica, acarició su cintura hasta sus muslos, intentándo tranquilizarla.
La chica jadeó levemente, intentába recuperar el aliento, le dolía los glúteos y sentía que no podía más.
--Muévete.-- Ordenó en un gruñido.
Zoro comenzó a mover lentamente su pelvis, marcándo un ritmo, el cuál aumentába más y más, empezándo a embestir fuertemente a la jóven, quién gemía débilmente, cuyo tono intentába ser discreto, mientras clavába más sus uñas en la espalda y hombros del espadachín. Jadeába fuertemente, frunciéndo el ceño con los ojos cerrádos, intentába sellar sus labios, pero ciertos ruidos y gemidos conseguián escapar.
Ambos se moviéron en un rítmico movimiento de pelvis, provocándo placenteros sonidos de sus cuerpos y los ruidos cuales escapában de sus labios. Zoro aumentó sus embestidas, y la jóven arqueó su espalda contra él.
El chico besó los pechos de (T/N), mordiéndo sus pezónes y tirándo de ellos, mientras qué estimulába su clítoria con movimientos circuláres. La jóven gemía y jadeába, intentába buscae los labios del peliverde para ocultar aquella felonías, aunque apenas podía respirar.
Finalmente, Zoro besó los labios de la chica en un profundo y apasionado beso, en el cuál, sus lénguas jugában mutuamente y el espadachín mordía ligeramente el labio inferior de la peli-(c/c). Sus bocas hacían perfectos sonidos al separarse y al volver a encontrarse.
Era demasiada pasión.
Y aquel beso fué interrumpido por un gemido de parte de ambos al sentir cómo tenían aquel esperado orgasmo, en el cuál, sintiéron parte de aquellos líquidos por sus entrepiernas, mezclándo sus fluídos, dejándo su semilla en la chica, la cuál, se abrazó junto al espadachín, juntáron sus frentes, besándose apasionadamente para dejarse caer sobre el césped.
Tomáron algúnos segúndos para recuperar su respiración regular. (T/N) acarició el pecho del peliverde, quién estába enredándo sus dedos en los cabellos de la jóven.
--Te amo.-- Musitó ella, provocándo un ligero rubor en las mejillas del espadachín.
Puede qué ya hubiése hecho el amor de la peli-(c/c), pero aún no se acostumbrába al hecho de estar completamente enamorado de aquella chica, la cuál le volvía loco y liberába aquella bestia de su interior. Era desde hace mucho tiempo qué no se sentía de aquella manera, por nada en el mundo renunciaría a su amor con la jóven.
Zoro se colocó encima de ella, depositándo un rápido beso en sus labios, descendiéndo por su abdomen hasta llegar a aquel lugar, el cuál solo había sido explorado por él.
(T/N) sintió cómo el espadachín introducía su léngua a su interior, moviéndola lentamente, explorándo a su paso, aquel lugar, el cuál estába húmedo y tenía un gran agujero, gracias al miembro del chico, el cuál, antes estába dentro.
Tomó a la jóven de sus caderas, mientras empezába a morder la piel de su entrepierna, lamía todo los líquido qué estaba esparcido por sus piernas, rozába el clítoria de la chica, torturándola lentamente, y escuchába y disfrutába de sus gemidos, los cuáles eran acompañados por el nombre del espadachín.
Introdújo dos de sus dedos, y empezándo a moverlos lentamente, aumentándo su velocidad a medida qué se adentrába más a su interior, sintiéndo cómo llegába a su botón rosado, en el cuál, introdújo un dedo más, usándo los dedos índice y anular para separár los pliegues de la jóven, y el corazón para penetrárla sin piedad algúna.
(T/N) comenzába a volverse loca por las masturbaciónes de Zoro hacía ella, sintiéndo cómo tocába su botón rosado, mientras qué ella sentía cada vez más húmeda su intimidad. Gemía descontroladamente en nombre de aquel peliverde y movía sus caderas en búsca de más. Enredába sus dedos en los cabellos del peliverde, arqueába su espalda, y de pronto, se sintió en la gloria al volver a llegar al orgasmo, sintiéndo a su vagina goteár de sus fluídos, y luego siendo lamídos por Zoro.
Jadeó al intentar recuperar el aliento, sentándose en el césped.
--Me duéle el cuerpo...-- Se quejó la chica.
--Aguánta.-- Zoro se abalanzó hacía ella, volviéndo a obligárla a tumbarse.
--¡Mierda, Zoro!-- Exclamó (T/N), pero no púdo decir más ya qué el peliverde besó sus labios.
Acarició levemente sus pezónes, poniéndolos más erectos y duros de lo qué ya estában, y mordiéndolos levemente ante los pequeños y débiles gemidos de la jóven.
--Quiero presentarte a mi capitán, y tripulación.-- Dijo aquello, mientras besába el cuello de (T/N), quién sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. --Me gustaría qué ellos te conózcan.
--¿A-A... a mi?-- Murmuró ella, tomándo el rostro de Zoro entre sus manos.
--¿Acaso hay algún problema?-- El peliverde alzó una ceja, con un gesto serio. --¿No quieres conocerlos?
--¿No crees qué es demasiado tarde? Digo... tardáron en reencontrarse, deberían estar juntos, no quisiéra ser un estorbo.
Zoro no contestó, posó su cabeza entre los pechos de la jóven, provocándo un violento rubor en su rostro al notar cómo el espadachín besába su pecho, subiéndo por el centro se su cuello, tomándo cuidadosamente a (T/N) del mentón, besándo éste hasta depositar un pequeño beso en sus labios, introduciéndo traviesamente su léngua.
--No lo serás, te lo asegúro.
Ella sonrió ladinamente, bajándo su miráda hacía el cuello de Zoro, mordiéndo éste ferozmente.
Hasta qué un gemido la detúvo, un gemido qué en cierto modo la desconertó, era Zoro.
El espadachín había introducido su miembro al interior de la chica, causándo un ligero dolor en ella, pero Zoro comenzó a mover sus caderas lentamente, mientras qué la jóven arqueába la espalda ligeramente, disfrutándo de aquellas pequeñas estocadas.
Volviéndo a hacer el amor unas cuantas veces aquella tarde, ambos estában exhaustos, tanto, qué fuéron a unos de los hotéles para continuar su tarde de juegos.
--Será mejor qué pasémos la noche aqui.-- Propúso (T/N), el jóven asintió, sentándose en el filo de la cama, para qué, acto seguido, ella se sentáse encima de él.
Y fué asi, cómo la jóven peli-(c/c) se unió a la tripulación de los Mugiwara, teniéndo una relación con el espadachin, la cuál, era secreta para el múndo, menos para sus nakamas.
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¡Primer one-shot! Un tanto largo, pero asi deberían ser.
*Una bofeteada para mi*
Nos vemos en el próximo one-shot, el cuál, será de mi querida Nami-swan.
(Cambio de opinión: Mínimo los one-shots tendrán 2500 palabras.)