SAGA LUX III | Los colores de...

By Kath_B_Carlton

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La vida de Timaeus ha estado siempre llena de color, literalmente hablando. En el momento en que en su vida... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
¡Regresamos!
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31

Capítulo 6

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By Kath_B_Carlton

Timaeus

Dejo mi celular a un lado en cuanto tengo todo listo. Ha sido un poco más dificil de lo que pensé porque jamás en mi vida había organizado nada y mientras estaba pensando en el lugar, se me venía a la mente que no alcanzan todos en el auto, que los niños tienen que comer y que de preferencia no quiero que me reconozcan y bueno muchas cosas más que podrían suceder en esta aventura.

También me debato en si llamar a Apolo o no. No sé que bicho me ha picado pero siento que sería bueno avisarle. No estoy haciendo nada malo y es más creo que es todo lo contrario y no quiero tener que estarme ocultando como una rata de alcantarilla para que mi hermano no se enoje conmigo.

Al final decido hacerlo, no me importa lo que me diga, incluso si se enfurece. Voy a llevar a los niños a divertirse cueste lo que cueste.

Su teléfono timbra una y otra vez, y mi corazón late con más fuerza en cada tono. En cuanto contesta tomo una respiración profunda. No puedo creer que a la edad que tengo aún me pone nervioso mi hermano.

—Hey, Tim.

Está de buen humor. No por mucho.

—Emm, Apolo

—Mmm hmm. —Hace una pausa esperando a que hable y al escuchar solo silencio agrega—. Solo suéltalo. He esperado esta llamada desde que saliste esta mañana.

Pero ¡qué demonios!

—¿Lo sabías?

—Por supuesto. Mi falta de intervención no tiene nada que ver con el desconocimiento, Tim. —Ríe—. Ahora dime. ¿qué sucede?

Maldito obseso del control.

—Solo tú puedes hacer que eso suene pretencioso. —Dejo salir aire—. Llevaré a unos niños a pasar el día en Land Park en Sunset. —Espero que diga algo y ante su falta de respuesta sigo—. Trataré de no resaltar, pero quería avisarte antes de que la prensa este haciendo un circo de eso.

—¿Hiciste una reservación?

¿Eh?

—Eh... no. No sabía que fuera necesario.

Escucho que teclea en su laptop al otro lado de la línea.

—¿Cuántos niños son?

—Veintiséis. ¿Por qué?

Sigue tecleando en vez de responderme. Voy a perder los nervios con este hombre.

—Le he escrito a Thompson. Es el administrador del Sunset Plaza. Pueden reservar una parte del Land Park para los niños o si quieres el parque completo. También ofreció seguridad extra por si no quieres ninguna de las anteriores. Te enviaré su número para que termines las coordinaciones con él —dice como si nada.

Y yo no sé que responder a esto. Esperaba que me grite, que perdiera la cabeza, pero nunca, definitivamente nunca pensé que me apoyaría.

—¿Me estás ayudando?

Tiene el descaro de reírse.

—Sí, Tim. Te estoy ayudando y no, no he perdido la cabeza por si te lo estás preguntando. Estás haciendo algo bueno y desinteresado por unos niños, lo mínimo que puedo hacer es ayudarte para que ellos puedan pasarlo bien sin tener que lidiar con los problemas que vienen en el paquete. —Hace una pausa—. Colton tiene hoy el día libre. ¿Quieres que envíe a Brad y Chad, por si hay problemas?

—Sí, creo que eso sería de ayuda.

Apolo estaba siendo sincero, de lo contrario no me ofrecería a sus guardaespaldas para esto.

—Dalo por hecho. Avísame dónde quieres que te encuentren y dispones de ellos todo el día.

—¿Apolo?

—¿Sí?

—Gracias.

—Cuando necesites, Tim.


Luego de hablar con el administrador y pedirle un poco de seguridad extra para los niños, por fin dejo mi teléfono de lado. Escucho pequeños pasos venir de la parte de afuera. Llevado por mi curiosidad me levanto y me acerco a la puerta. La entreabro y hecho un vistazo a la parte de afuera. En un inicio no veo nada por lo que vuelvo dentro de la oficina cuando estoy a nada de cerrar la puerta vuelvo a escuchar unos pasos fuera y abro la puerta de inmediato encontrándome con un pequeño angelito de ojazos verdes que me mira intrigado, no creo que tenga más de unos 4 o 5 años. La pequeña va vestida con un vestido turquesa y una pequeña chaqueta de mezclilla encima.

Me acuclillo para poder estar más cerca de su altura.

—Hola, pequeñita. ¿Cómo te llamas? —le pregunto y ella solo ladea su cabeza como si le hubiera hablado en otro idioma—. Yo me llamo Tim.

—Ti —grita tomándome por sorpresa—. ¡Ti!

—Sí, cariño. Me llamo Tim.

—¡Ti! ¡Ti! —dice una y otra vez sonriendo.

No puedo evitar sonreír embobado porque es preciosa. Tira de mi mano mientras sigue repitiendo mi nombre. Escucho los pasos de alguien en las escaleras y pronto me encuentro con Sasha que me mira como si me hubiera salido otra cabeza o si fuera de color verde.

—¡Ti! ¡Ti! —canturrea la pequeña y la mirada sorprendida de Sasha va hacia ella.

Sasha se acuclilla a la altura de la pequeña y en cuanto ella alarga el brazo para tocarla la pequeña corre detrás de mí y se oculta detrás de mis piernas. Martha aparece un poco después con la misma expresión de sorpresa con la que llegó Sasha hace un momento.

Con voz suave se acerca despacio.

—Sophie, cariño, ven aquí.

—Ti —dice la pequeña Sophie aferrada con todas sus fuerzas a mis piernas.

Martha me da una mirada de disculpa mientras toma el brazo de Sophie en un intento para que se separe de mí, pero ella se niega rotunda. Toco el brazo de Martha para indicarle que no hay problema. Ella me mira por un momento y termina por asentir.


—¡Ti! ¡Ti! —Esa es mi señal para que me vuelva y encuentre a Sophie con sus manitas levantadas pidiéndome que la levante en brazos.

Desde que llegamos al parque todos los niños más grandes están dispersos divirtiéndose en todos los juegos que pueden, mientras que los más pequeños están en grupos junto con Sasha, Martha, Maya y Jade un voluntario que se unió de último momento para poder ayudar. Mientras que yo soy el flamante responsable por la princesa Sophie quien se enamoró de una pequeña corona rosa que vio en cuanto hemos entrado al lugar y tras una pequeña discusión con Martha donde me indicaba que no podía comprarle todo lo que quisiera, terminé por comprarla de todos modos.

La mayor parte del tiempo la pasamos nosotros dos. Sophie está encantada con todo lo que ve, todo le llama la atención y conseguir que sonría en muy fácil. Sin pensarlo comienzo a hacerle cosquillas en su barriguita para poder escuchar su risa de color turqueza. Ella logró que ese se convirtiera en mi color favorito en el mundo.


Al llegar la hora de comer no me sorprende para nada que Sophie yace completamente dormida en mis brazos. Me quito mi chaqueta para colocársela encima como una manta para que no vaya a tener frío. Espero a que los demás vengan al restaurante de hamburguesas junto al parque y es que no hay nada mejor que comida rápida para este momento.

A una distancia prudente se encuentran Brad y Chad pendientes de cualquier cosa que pueda ponerse fea, pero por suerte hasta el momento solo un par de fans me han reconocido y tras una fotografía se han marchado felices. Pienso que al verme con una niña en brazos muchos han dudado de mi identidad.

He reservado una parte del restaurant lo suficientemente grande para que los niños puedan disfrutar su comida con tranquilidad, lo que también permite que podamos tener un poco de privacidad. Bueno, en la medida de lo posible.

La primera en sumarse a mí es Martha con un grupo de agotados niños que es evidente necesitan un momento para retomar energías y seguir con la diversión.

—Creo que mañana no voy a poder levantarme —confiesa Martha con una sonrisa.

—Estoy segura de que ellos te ayudarán a levantarte.

Ella ríe y asiente mientras se acomoda en el asiento a mi lado.

Mientras esperamos conversamos de muchas cosas, varias de ellas se van grabando como fuego en mi mente. El conocer las historias de varios de los niños, que en este momento veo con sonrisas en sus rostros, me desgarran el corazón. Solo Dios sabe que haría lo que fuera por poder darles una vida mejor.


***


Me despierto muy desorientado buscando de dónde proviene ese molesto sonido que me ha sacado mi sueño. Tanteo por la cama al darme cuenta que es el tono de llamada de mi celular. Están frustrante cuando no lo encuentro de esta manera y me veo en la obligación de sentarme y aún con los ojos entrecerrados buscarlo. Ese aparato infernal por fin se calla y en cuanto coloco mi cabeza en la almohada comienza a sonar de nuevo.

—Maldita sea.

Maldigo con toda la furia que siento en este momento. Solo quiero dormir.

Por fin encuentro a ese horrendo aparato a un lado de mi cama en el suelo, no sé en qué momento llegó hasta ahí, pero siento la necesidad de estrellarlo contra el suelo una vez más. Al ver la pantalla no reconozco el número del que me llaman. Dudo por un momento si contestar o no.

Termino por claudicar si no lo hago seguirán llamando y me pondré de peor humor si es posible.

—¿Quién es? —digo tan pronto como contesto con un tono nada amigable.

—E...e...e

Es un sonido apenas audible que por un momento dudo en haberlo escuchado.

—¿Quién habla?

—Tim... —su voz es más un susurro y es recién en este momento que puedo reconocerla.

—¿Nix? ¿Qué sucede?

—Tim, yo... necesito que me ayudes —solloza y ahora si estoy bien despierto.

—Nix ¿estás bien? —Pero qué pregunta más estúpida la mía, era obvio que no lo estaba—. Cuéntame qué sucede.

—Por favor, no se lo cuentes ni a Apolo ni a Basha. —Se oye desesperada.

—Te lo prometo, Nix. Ahora dime qué sucede, por favor.

Trato de mantener la calma, porque de nada servirá que pierda la cordura en este momento. Mi hermana me necesita y debe ser muy grave para que haya acudido a uno de nosotros, con lo orgullosa que es y aún más si no quiere que Apolo o Basha se enteren de eso.

—Necesito que me compres un pasaje para Los Ángeles cuanto antes... yo... ya no puedo quedarme en este lugar...no tengo donde ir... y eres el único con el que puedo contar en este momento.

Me levanto cual resorte de mi cama directamente a mi escritorio donde se encuentra mi laptop, en este momento no le pediré más explicaciones a mi hermana porque es evidente que está pasando por algo difícil. Mi prioridad ahora es que pueda estar tranquila y segura, ya en su momento tendré la oportunidad de preguntarle que le sucede.



No he tenido cabeza todo el día para pensar en nada. Nix se ha adueñado de todos mis pensamientos y he pensado en cientos de maneras en las que podría estar en peligro, pero trato de tranquilizarme tanto como me es posible para evitar que los demás noten mi nerviosismo.

Un mensaje de Nix me informa que ya se encuentra en la sala de embarque del aeropuerto, su vuelo sale en poco menos de una hora y ya he preparado todo para que pueda hospedarse en un bonito hotel que se encuentra aquí en Malibú, donde podrá tener algo de paz y sobre todo donde podrá contar con nosotros en cualquier momento.


***


Andoni y Paulina me miran intrigados al verme entrar con la mujer más espectacular del mundo. De metro setenta y cinco, de cuerpo de infarto y rostro de ángel, rubia de ojos verdes, debo admitir que mi hermana es increíblemente sexy. La mayoría de los hombres de la familia tenemos más genes paternos, de cabello oscuro y ojos cafés, a diferencia de Basha y Nix que son más parecidos a nuestra madre.

—Cierren la boca que se les meterán las moscas —bromeo ante su cara de sorpresa—. Déjenme presentarles a Nix Lux, mi hermana.

—Oh por Dios. —Es lo único que sale de la boca de Andoni. Lo que provoca que su novia le de un ligero golpe en el hombro.

—Sé bienvenida. Soy Paulina. —Se apresura a decir para disimular la amenazadora mirada que le acaba de lanzar a Andoni.

—Encantado, soy Andoni —dice este con una sonrisa nerviosa.

No puedo evitar reírme mientras guio a mi hermana. Esta como siempre se porta encantadora con ellos.

Unos minutos después las dos mujeres se enfrascan en un conversación que ya no llego a entender por lo que lo tomo como señal para que yo pueda conversar con Andoni de ciertas cosas.

Le hago una señal para que vayamos al privado. Este me sigue de inmediato.

—La próxima vez avísame que tienes una hermana así —me reclama tan pronto como he cerrado la puerta.

Suelto una risotada y tomo una de las sillas.

—Pues no creo que haya una próxima vez, es la única hermana que tengo.

—Wow, siento pena del pobre diablo que quiera acercarse a ella con seis hermanos como ustedes.

Rio nuevamente.

—Nos haces parecer como demonios. Pero sí, tienes bastante razón en eso. Aunque por lo general Nix nos esconde mucho de su vida por esa misma razón.

—No me sorprende —dice—. Pero no creo que me has llamado para hablar de tu hermana.

—Tan intuitivo como siempre. —Él asiente y deja de lado la expresión divertida para prestarme atención—. He estado pensando mucho en lo que sucede en el orfanato. Hace dos semanas llevé a los niños a que pudieran divertirse un día y según me han contado eso los ha estimulado positivamente algunos se muestran un poco más abiertos y confiados. Y eso me pone a pensar, si algo tan pequeño como eso puede hacer cambios tan grandes, como sería si pudiesen contar con un continuo apoyo que les permita desarrollarse aún más.

—Tu punto es muy válido. Sin embargo, hay muchas cosas en medio de eso, primero sería bueno saber si el orfanato es parte del estado, de alguna congregación o inclusive puede ser parte de alguna ONG que este apoyándolos, según eso partirías de qué tan flexibles puedan ser al momento de recibir ayuda externa. Conozco a varios socialité que se dedican a hacer actos de caridad para recaudar fondos para orfanatos y niños sin hogar. Quizás en ese sentido te puedan ser de mayor ayuda. Inclusive podrán ayudarte a encontrar la mejor manera de ayudarlos. —Hace una pausa y suspira—. Vi en la prensa tus fotos con los niños y aunque reconozco que tu actuar es de corazón es posible que a largo plazo puedas causarles más daño que bien, por lo que te sugiero que seas cauteloso al momento de dejarte ver con ellos. Sabes tan bien como yo que la prensa no es nada escrupulosa cuando están buscando una noticia y estoy seguro que no dudarán ni un segundo en sacar a la luz cualquier historia de los niños con tal de vender.

Esa era una posibilidad que no se me había pasado por la cabeza. De hecho, había pensado en que la prensa podía estar interesada en todo esto, pero no que podían utilizar a los niños. Algunos de ellos, los más pequeños tal vez no resultaran tan heridos, pero los un poco más grandes que asisten a primarias y secundarias, esa era una historia completamente distinta y no quería que por mi culpa tuvieran que cargar con algo más en sus vidas.

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