Kikimora © [COMPLETA]

By kinomera

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Tras dos orfanatos, varios trabajos y una brillante carrera de periodismo; Sasha Miller se ha mudado a Chicag... More

▘PRÓLOGO ▘
▘ADVERTENCIA ▘
▘El comienzo
▘00_Miedos
▘01_La Torre KRAUS
▘02_Mi suerte
▘03_ Rumpelstiltskin
▘04_Revista Exposal
▘05_Un número
▘06_ Hans Meyer
▘07_CEO
▘08_Ella
▘09_Las Miller
▘EXPOSAL ARTÍCULO ▘
▘10_Luces encendidas
▘11_Si te escuchan
▘12_Naktis
▘13_Solo sangre
▘14_TOC
▘15_Medir el peligro
▘16_¿Cómo?
▘17_Sombras silenciosas
▘18_Soprender
▘19_Mi lado infantil
▘20_Marcas
▘21_Regalos de Navidad
▘22_Año Nuevo
▘24_Vesele Club
▘25_Confianza
▘26_Hölle (Parte I)
▘27_Hölle (Parte II)
▘28_ Maxen Carter
▘29_Todo tiene un precio
▘30_ Decir la verdad
▘31_ Las consecuencias de cruzar
▘32_Bomba de tiempo
▘33_El principio es el fin
▘34_¿Cómo delatarlos?
▘35_Escapar no es una opción
▘36_La verdad
▘37_ Una verdad distinta
▘38_Nuestra suerte
▘39_Kraus
▘40_Mis miedos
▘Epílogo
▘¿El final?
▘AGRADECIMIENTOS ▘

▘23_Cinco muertes

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By kinomera

—¿Sasha? —dijo la voz confundida de Michael a través del teléfono.

—Sé que es temprano, pero necesito que vengas a mi apartamento —dije caminando de un lado a otro de mi diminuta sala de estar.

Un par de ruidos evidenciaron que estaba levantándose.

—Son las seis de la mañana —se quejó—. ¿Has dormido algo?

—Lo necesario. —No tenía tiempo para explicaciones—. Tengo algo en mente y necesito saber si estás a bordo.

—Algo de...

—¿Tienes una copia del artículo que publicó la revista Parade?

—¿Para qué quieres eso?

—¿Lo tienes? —insistí.

—Tengo el ejemplar que compré cuando salió.

—Pues tráelo, eso y algo para desayunar, no tengo nada.

—¿Qué hablas, Sasha? —protestó ya con voz de persona despierta—. ¿Quieres trabajar el primer día del año? Ya te dije que no hay nada que podamos hacer mientras están investigando si...

—Hay muchas cosas que podemos hacer —le volví a interrumpir—. El día en que te conocí eras el puto Batman del periodismo y querías desenmascarar a la policía y hacer historia. Te estoy llamando para hacerla.

Silencio total al otro lado de la línea. Esperé mirando por la ventana como la ciudad iba despertando. Hace meses no levantaba con este ánimo. Necesitaba que Michael ayudara, pero incluso sin su apoyo pensaba lanzarme.

—Dame una hora y estoy ahí.

Sonreí y sin responder colgué el teléfono. Tres hora de sueño fueron suficientes después del final de la gala de aniversario. Iba a aprovechar mi energía. Había mucho por hacer como para dejarme ahogar en un vaso de agua.

Michael apareció antes de la hora con café y sandwiches. Le arrastré al estudio y obligué a sentarse en la única silla en lo que bebía mi café con la dichosa revista Parade y el misterioso artículo que nos había buscado el problema.

Michael no habló, solo me observaba con gesto preocupado en lo que leí, no una, sino tres veces. Alcé la vista al terminar.

—Cinco muertes —dije consternada.

—Es obvio que todo lo de Septum salió de nuestra información.

—¿Y el resto?

—No tengo idea. Parece que buscaron las muertes similares de los últimos diez años con tal de crear una conexión.

—¿Y a lo loco decidieron ponerlo todo junto y jugarse el cuello? —puntualicé escéptica.

—Hay veces que los periodistas se ciegan.

—Tienes que estar muy ciego para lanzarte con algo así —dudé agitando la revista en mi mano.

—No tienes idea de cómo se siente tener información de valor en tu mano, información real, saber cuan lejos puede llegar y no poder probarlo.

—A eso me refiero —dije señalándole—. Me parece imposible que se lo inventaran todo.

Michael bajó la vista.

—¿Qué buscas, Sasha? ¿Qué sentido tiene hablar de esto cuando estamos en la cuerda floja por la misma razón?

—Busco respuestas.

Suspiró y tragó en seco antes de incorporarse y verme a los ojos.

—Creo que deberías olvidarte de todo, en especial tú que no conoces el medio. No creo que te traiga nada bueno.

No podía creer lo que escuchaba, incluso vi una sincera preocupación en su mirada. Por un instante creí que Michael estaba intentando que no me metiera en más problemas.

—No voy a quedarme de brazos cruzados —aseguré—, mucho menos cuando es obvio que alguien trata de ocultar algo.

—No tiene sentido gastar tiempo y arriesgarse por algo de lo que ni tan siquiera estás segura.

—¿Necesitas más seguridad de la que los sucesos te dan? —Solté la revista sobre la mesa—. Nadie que no estuviera viendo el peligro en que estaba poniéndose al tener esos artículos circulando se habría encargado de borrar el perfil y aplastar a una pequeña revista en decadencia.

—Eso no te dice nada.

—Eso me dice que la persona que mató a la chica tiene su teléfono, que jamás se reportó en ningún reporte policial, o peor, que es la policía quien lo tiene.

—¿Estás diciendo que la policía eliminó el perfil de la chica para quitarse las culpas?

—Para eliminar la única evidencia que les exponía o para librar de culpa al verdadero culpable.

—¿El culpable?

—O los culpables —aseguré—. No tengo idea de que busquemos, pero es obvio que un obrero de la media no puede solicitar este tipo de favores a la policía, ni pagar servicios de una prostituta en un hotel como El Ritz, mucho menos encargarse de limpiar toda evidencia de una chica muerta al punto que parezca salida de un laboratorio.

—Esas son solo suposiciones.

—Lo son y sabes que tengo razón. —Michael se quedó en silencio observándome—. ¿Te vas a quedar de brazos cruzados?

—No entiendo porqué quieres meterte en problemas por algo así.

—No voy a dejar que nos inculpen de algo que no hice, no me da la gana de verles ganar, no lo voy a permitir —dije empecinada.

Siguió mirándome, valorando mis palabras. No entendía porqué estaba renegado de actuar. Había mucho por investigar y no parecía el hombre que conocí aquel primer día. El Batman vengador ahora me observaba con ojos temerosos y se restregaba las manos intentando alargar su respuesta.

—¿Qué tienes pensado hacer? —cuestionó atento.

Agarré la revista y fui a la impresora para fotocopiar cada página. Recorté las fotos de las chicas nuevas y le lancé la revista a Michael en lo que me hacía con lo necesario para tomar notas frente a la pizarra de corcho.

—En orden cronológico —pedí observándole por encima del hombro.

Michael bajó la vista y comenzó a leer las líneas relevantes:

—Abril de 2012, identidad desconocida. Una mujer entre los 20 y 25 años es encontrada en la carretera saliendo de Chicago por la zona norte.

Tomé notas y las enganché a mi tablero junto con la reconstrucción digital que la policía facilitaba. Era de cabello oscuro y rasgos angulares.

—Datos de la muerte.

—Golpe en la cabeza según el reporte policial. Cinco perforaciones en la zona abdominal después de la hora de muerte provocadas por un objeto punzante que se identificó como un bolígrafo.

Al menos, había estado muerta.

—La siguiente —pedí.

—Septiembre de 2013, identidad desconocida. Una mujer entre los 18 y 23 años encontrada en un basurero de la zona sur. Muerte por asfixia y más de sesenta perforaciones en el torso y cuello con un objeto que la policía identificó como un cuchillo de mesa.

Miré la foto antes de fijarla en el otro extremo de la pizarra. Sus rasgos eran suaves, incluso en la imagen digital para la identificación. Su cabello castaño y ojos claros me decían que era joven, no quería arriesgarme a decir si más joven de los 18 años.

—Estaba limpia y desnuda cuando la encontraron. Quien lo hizo se encargó de preparar el cuerpo para no dejar evidencias —terminó Michael.

Tragué con aquella extraña sensación en el estómago y evité pensar en la maldita sangre. Tenía que enfocarme. Le observé para que siguiera.

—Noviembre de 2016, Clarisse Jones.

—La única de la cual se conoce la identidad —acoté colocando la foto de la chica castaña con cabello por encima de los hombros y ojos azules tan claros que parecían grises.

Su foto era real, sacada de quién sabe donde. No era una desconocida, la policía había obtenido datos de ella.

—Fue encontrada desnuda en las afueras de la ciudad, limpia a más no poder y con exactamente doscientas quemadas de cigarrillo en el torso y la espalda. El patrón casi milimétrico.

Me quedé esperando más datos que anotar, me parecía que habían más al ser el caso más conocido. Michael se masajeaba los ojos intentando no ver la revista o buscar una paz que no entendía porqué buscaba.

—¿Todo bien?

—¿De verdad quieres hacer eso?

—Todavía no sé lo que quiero hacer —dije segura—, para eso necesito que me des toda la información que está ahí, para que pensemos juntos.

Se mojó los labios en gesto nervioso.

—Las quemadas fueron realizadas mientras estaba viva, había marcas de sujeción en tobillos, cuello y muñecas. Muerte por asfixia.

Ya lo había leído y la piel se me puso de gallina. Las similitudes entre esa muerte y la de la chica del río eran alarmantes.

—Clarisse Jones era, en teoría, de nacionalidad austriaca. Estuvo casada y adoptó el apellido de su esposo fallecido —continuó mi compañero con voz resignada—. Trabajaba de camarera en un bar de Dunning.

—¿Qué bar?

—No dice.

Rodé lo ojos ante su negatividad.

Después de eso quedaba la chica del río que desde hace meses estaba colgada en el centro de mi pizarra. Joven, delicada y con ojos que siempre llevaba presente. Quemaduras con hierro candente por todo su torso, muerte por asfixia y marcas en sus extremidades. Estaba comprobado que tuvo sexo antes de su muerte y que las heridas había sido provocadas mientras aún estaba viva.

Por último esta Septum, así le llamaba aunque su nombre fuera Elif. La coloqué al otro lado de la chica del río con sus datos. Acuchillada múltiples veces, muñecas cortadas y un aparente suicidio que nadie se creería.

Me alejé viendo la pizarra dos encima, tres debajo.

2012, 2013, 2016, 14 de febrero y 14 de septiembre de 2020.

No había relación alguna entre las fechas, más que el día de las dos últimas. Dos grupos se hacían en mi mente viendo la pizarra.

Agarré un grueso hilo de rojo entre mi material de oficina que jamás había utilizado. Enlacé a la chica del río con la tal Clarisse, las dos eran tan limpias, los patrones de las quemadas casi calculados, hechos a conciencia. Tenían un toque artístico y retorcido que las hacía similares.

Por otro lado, estaba la chica del basurero y las perforaciones de un cuchillo de mesa con Septum. Les uní con otro pedazo de hilo rojo. Eran desordenadas y agresivas, las dos con un cuchillo, como si fuera lo primero que el asesino tuvo a mano. Demostraban odio e ira, quizás un deseo desconocido del atacante para descargar sus emociones.


Mis últimas lecturas e investigaciones policiales me habían enseñado a ver detalles que antes no habría notado, de igual forma estaba suponiendo y nada más.

Esas dos muertes se veían pasionales, fruto de un arranque o la desesperación, se alejaban demasiado de las otras dos: minuciosas y detallistas. Todas tenían en común la mano experta de después para limpiar rastro alguno.

La primera chica, la del 2012 y que parecía un tanto más adulta, quedaba sola. Su muerte se notaba igual de brutal que la de Septum o la chica del basurero, pero la localización de las heridas en el vientre me sonaba distinto. Quizás estaba volviéndome loca, pero algo me separaba sus muertes, me decía que no tenían que ver, no todas.

Miré a Michael que me observaba en silencio.

—¿Tiene algún sentido para ti?

—Entiendo las relaciones que armas —dijo señalando a la pizarra— y sigo sin saber qué quieres hacer.

—Quiero saber qué están escondiendo.

—Por esa misma razón estamos bajo investigación y cerraron la revista Parade —insistió.

—La revista la cerraron porque presentaron un montón de datos y suposiciones absurdas —especifiqué—. Lo único de valor en ese artículo esta aquí —señalé a la pizarra— y casi la mitad lo investigué yo.

—Y quieres meterte a investigar más mentiras y suposiciones.

—No existe una buena mentira, que no esté basada en un verdad —dije convencida—. Nada se inventa de la nada y esto tiene una base, de otra forma no se hubiesen empeñado en aplastarlo.

—Estaban metiendose con la policía.

—Estaban hablando de lo que determinadas personas no querían que hablaran —puntualicé convencida—. Aquí hay algo y lo sabes.

Resopló y se alborotó el cabello. Acercó su silla al escritorio y se quitó los espejuelos.

—Entiendes que lo único que podrás hacer es, en el mejor de los casos, investigar y encontrar algo que posiblemente ni puedas probar —explicó preocupado—. La revista Exposal está en la mira, si hacemos algo que solo se pase de la raya terminamos forzados a pagar una fianza para estar libres en espera de juicio.

—Si encontramos algo que valga la pena, no será así. La revista Exposal querrá publicarlo, y si no lo hacen, para eso existen los blogs y las redes sociales. Si logramos descubrir algo fidedigno no necesitamos al Exposal, pero si sucede, estoy convencida de que nos publicarían.

—No te metas en esto, Sasha.

—¡Eso es lo que quieren! —exclamé exasperada—. Quieren que dejen el asunto dormir y si eso quieren es por algo —repetí—. ¡No voy a dejar que me llamen mentirosa! —Golpeé mi escritorio para descargar algo de lo que llevaba conteniendo—. No me voy a rendir y, a quien sea que esté detrás de esto, le voy a aplastar.

Se mordió el labio y estuvo pensando con la vista fija en la ventana pequeña con vista al edificio vecino.

—Necesito tu ayuda, Michael —añadí tragando la amargura de reconocer que sola no podía—. Tú conoces lo que yo no.

Se masajeó el puente de la nariz.

—Es peligroso.

—Y si lo hacemos bien, nos van a recordar por años —dije trayendo sus palabras de aquel almuerzo hace meses cuando intentaba hacerme aceptar un trabajo. Los papeles se habían invertido—. ¿No quieres ser la persona que marque un antes y un después?

Negó dándose por vencido como si no creyera lo que sucedía. Pasaron segundos que se sintieron como horas.

—Estoy dentro —aceptó volviendo a colocarse los espejuelos.

Sonreí satisfecha y volví mi vista a la pizarra. Cinco muertes, dos pares conectadas a primera vista y una solitaria.

—Creo que podríamos empezar siguiendo la pista de Septum.

Michael negó al instante.

—No tiene sentido —aseguró—. Ya tienes todo lo que vas a tener de ella y está muy fresco para la policía, todo lo relacionado con esa muerte será un problema. Al momento que te presentes para hacer preguntas sabrán lo que buscas.

—Y puede que muchos estén sobre el tema.

— También —concordó—. Es mejor empezar por algo menos conocido, más alejado.

—¿La del 2012? —Mire a la mujer de la primera foto—. Ella no me resulta muy llamativa.

Michael se puso de pie a mi lado quedando frente a la pizarra. Señaló a la tal Clarisse a la izquierda de la chica del río.

—Ella es de la que más información hay, por ella tenemos que empezar.

Asentí, tenía razón. Me senté frente al portátil y googleé: "Clarisse Jones Chicago noviembre 2016". Enseguida salieron las fotos de la chica y un par de artículo viejos hablando de lo sucedido. Sus ojos tan claros y mirada astuta llamaron mi atención antes de entrar al reporte policial de la fecha.

—Vesele —dijo Michael que leía a mi espalda a mayor velocidad.

Llegué a donde decía el nombre club donde Clarisse Jones trabajaba de mesera: Vesele Club.

—¿Lo conoces?

—Exposal logró su fama en los ochenta por destapar una red de clubes del sur y el negocio que llevaban de drogas y apuestas ilegales. —Supe de lo que hablaba—. El dueño fue a prisión y estuvo libre antes de lo debido. Se fue en el 1988 a Rusia, estuvo unos años allá y regresó. No pasaron ni tres meses cuando abrió Vesele Club.

—Interesante —dije buscando la ubicación del lugar en lo que Michael se sentaba en el suelo observándome.

El bar se encontraba en una calle recta rodeada de marcas que evidenciaban era una zona solo de clubes nocturnos.

—La señora Balan —recordé—. Ella me dijo que habían bares de prostitutas en Dunning.

Michael asintió con la vista al suelo.

—No es que se pueda probar que lo son, pero lo son y tienen muchas manos tocadas para evitar redadas.

Me quedé valorando lo que debíamos hacer. Iba a intentar persuadirle de que me acompañara a investigar cuando Michael se metió bajo la mesa buscando algo y volvió a su lugar con un trozo de papel en la mano.

—Estaba pegado a la pared —dijo alcanzándomelo—. Debe haberse caído.

Era pequeño y rectangular con una clara y corta frase:

"Me encantan tus notas".

No tenía idea de donde podía haber salido se trozo de papel. Tenía que ser de Gabrielle, se le debía haber caído el día anterior cuando pasó la tarde escribiendo aquí. Lo guardé donde tenía mis bolígrafos para devolvérselo.

—¿Qué quieres hacer? —dio pie llamando mi atención.

—Quiero ir a Vesele Club, quiero saber más de Clarisse, ver si hay algo que pueda ayudarnos a armar este rompecabezas. Hay muchas maneras de hacerlo sin que nadie sospeche, solo hay que idearlas.

Le observé a la espera. Necesitaba su ayuda, pero no iba a decirlo en voz alta de nuevo ni a suplicarlo. Michael parecía librar una batalla más difícil de lo debido. Tensó sus labios antes de tragar en seco y hablar:

—¿Cuándo vamos?







_____ ▘ ▘ ▘_____

Nota de autora:
Hola!!!
Qué tal la semana???

Spoiler de entrada:
El próximo capítulo se llama "Vesele Club" y a quién no le gustaría ir a un club del bajo mundo de Chicago...

¿Qué les va pareciendo la historia?

¿Qué creen que Michael y Sasha encuentren con esta nueva investigación?

Están arriesgando su cuello, pero Sasha ya lo tiene entre ceja y ceja... No hay vuelta atrás...

IMPORTANTE:
Si están aburridos en lo que llega el próximo viernes, pueden releer ese primer capítulo muy cortito donde sale la persona misteriosa el 14 de febrero... Va y les refresca la memoria para lo que viene en el próximo cap...

Para mí, viene la parte que más me gusta de la historia y esta semana haré maratón de escritura. Muero por terminar de escribirla y falta tanto...

🙈🙈🙈

Gracias por estar, sus votos y comentarios me ayudan un montón... Si quieren avances y saber más de la historia, ya saben... Twitter e Instagram... kinomera99

Besitos de agua... Es lo único que he consumido desde la mañana...

💋💋💋

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