Si No Veo Tus Ojos [Corrigien...

By gelyqv

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Camila sufre una enfermedad que le hace ver el mundo de una manera distinta, lo que la lleva a sufrir una dep... More

Bienvenid@s
SI NO VEO TUS OJOS.
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPÍTULO 4
CAPITULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPÍTULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPITULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
La carta de mi padre
GANAMOS
CAPÍTULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPITULO 49
CAPÍTULO 50
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 8

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By gelyqv

¿Como podía yo ocultar una enfermedad de esa magnitud?

Mis reflejos no eran iguales a los de los demás, solo veia lo que estaba frente a mi, pues mi  caminar era diferente, tenía que ser más precavida y vivía un poco más alerta a todo.

Mi mundo estaba desapareciendo frente a mis ojos y créanme eso no es algo fácil de ocultar.
Por eso la mayoría del tiempo sentía rabia hacia esa enfermedad, no podía hacer una vida normal, y ni pensar llegar a querer tener hijos, yo no podía condenar a nadie a eso, por más que se diga que mi enfermedad era recesiva y no dominante, que quiere decir que sólo portarian el gen y no padecerian de ella, pero igual sentía no querer arriesgarme.

— ¿Sucede algo? — me había perdido en mis pensamientos y apesar de que aún tenia mi mano entre las suyas casi lo olvidaba.

— No, no pasa nada — me apresuré a responder, pero aún así el me miraba curioso y pensativo.

— Yo quisiera saber… — lo veía dudoso — Si podemos seguirnos viendo, yo no quisiera dejar de verte.

¿Seguir viéndonos?
¿Y cuando nos hemos visto en ese modo que el dice?
Me pregunté

No pensaba hacer un drama de todo eso, el corazón se me iba a salir del pecho, sentía así como si se me inflara de una emoción o un sentimiento extraño o diferente.

— Podemos ser amigos por supuesto — se que no hablaba de eso pero que más daba, haría que se esforzara un poco más.

— No es lo que tenía en mente, pero puedo aceptar eso — soltó una pequeña risa.

— Muy bien amigo ¿Me puedes llevar a casa? — le piqué un poco la herida.

— No hagas eso por dios — solté una carcajada — Me has puesto en esa horrible zona a posta.

— No todos son dignos de esa zona más bien agradece — me frunció el ceño divertido — ¿Vamos?

Éstña vez extendió su mano hacia mi dentro de mi campo de visión, se la tomé y comenzó a avanzar por el largo pasillo que nos llevaría a la salida.

— Creo que nunca encontraré el consultorio de mi padre, cada que vengo te atraviesas en mi camino — opinó muy divertido.

— No te he visto quejarte por ello — decidí jugar también.

— Ni pienso hacerlo, si tuviera que elegir entre encontrar el consultorio de mi padre y tú, preferiría sobarme el trasero todo el tiempo por tu encuentro — reprimi la carcajada que quería soltar.

— ¿Tan pesada soy? — pregunté desviando mi vista de la puerta de salida y mirarlo a él

— No, pero el piso si que es muy duro y no afloja — definitivamente con ese chico no había manera de aburrirse.

— Eres un caso — murmuré muy bajito negando varias veces

— Y uno muy difícil — opinó él al haberme escuchado, solo voltee los ojos y seguí caminando.

°°°°


Le dije la dirección de mi casa, y el la coloco en el GPS para poder ubicarse y no perderse de camino.

No conozco mucho de autos, pero ése era muy bonito, Parecía un Camaro pero no estaba del todo segura, era blanco y parecía ser nuevo, al entrar lo comprobé porque los asientos traseros aún conservaban el plástico característico de un auto nuevo, igual que ciertas partes del auto.

Me mareaba, me mareaba a horrores, Mason conducía muy rápido y yo de tonta tratando de disimular ante él intentaba ver por la ventana, lo que resultaba en un grande error.

—¿Sucede algo? — lo oí preguntar pero yo mantenía mi cara hacia la ventana para que no notara que mis ojos estaban cerrados.

— No, no, solo me duele un poco la cabeza — no fue del todo mentira, ya mi cabeza tenía un dolor punzante del cual ya estaba acostumbrada.

— Nunca te pregunté que hacías en la clínica — giré un poco la cabeza en su dirección y lo noté con su vista en el camino, se veía… Nada nada.

— Consultas rutinarias de mi madre, nada de qué preocuparse — me excuse ¿Estaré haciendo bien?

<<No, tú debes contarle todo, no es algo fácil de ocultar, pronto lo va a notar>> Tenía mucha razón

Mason aún conducía muy pacífico así que decidí recostar mi cabeza de la ventana y cerrar los ojos.

¿Podía yo seguir con mi vida con una enfermedad como ésa?

Arriesgarme a perder nuevamente a alguien más por espantarse de algo como eso me daba pavor, terror, miedo como quieran llamarle. Aveces subestimo a las personas.

Pero resultamos aveces sobreestimando
Me pasó con Daniel.
Y a mí madre con mi padre.

Mi padre tenía el gen dominante de esa enfermedad por eso se lo había heredado.
¿Por qué Marcus no la tiene?
Se dice que la RP con gen dominante en caso de descendencia se puede saltar una generación que fue lo que sucedió con Marcus, el doctor nos dijo que se llamaba Penetración Incompleta.

Cuando mi padre se ha enterado que yo he heredado la enfermedad en gen recesivo que resulta un poco más complicada que la dominante ,según mi madre, dijo que no había podido con eso y nos había abandonado, dijo que él no vería sufrir a su hija con una enfermedad aún peor que la que él portaba. Todo eso y más, escrito en una carta dejada en el buró de mi madre.

Mi padre nos dejó cuando yo tenía 13 y la enfermedad aún no hacia de las suyas tan gravemente. Marcus tenía 17 y nunca había podido perdonarlo. Yo en el fondo podía comprender que no quisiera verme pasar por eso, era mi temor si llegara a tener herencia, pero jamás podría abandonarlos, es algo que no compartía ni concordaba con él.

— ¿Es esa tu casa? — sentí una mano posarse en mi hombro y pegué un brindo en mi lugar — Hey tranquila, ¿Estas bien?

— Si, solo que me he asustado un poco — giré a ver hacia la casa comprobando si era la mía — Si aquí es mi casa, muchas Gracias — Comencé a quitarme el cinturón de seguridad para poder despedirme.

— Ya se tu dirección para futuras serenatas — soltó y yo quedé a mitad de camino cuando intenté abrir la puerta.

— ¿Que? — lo miré divertida

— No te asustes, tanto así de romántico soy — soltó una pequeña risa.

— No se puede ser tan empedernido como eso — opiné siguiéndole un poco la corriente

— Depende de lo que inspire la chica a la que le lleve serenata — no podia creer que dijera eso.

— ¿Es un chiste no? — pregunté casi boca abierta.

— Si, si es un chiste no soy tan exagerado — volví a reír y lo vi bajar del auto.

¿Ustedes se imaginan una YO recibiendo serenata en medio de la noche?
Fuera sido muy cómico lo mínimo que habría hecho sería lanzarles una maceta y nisiquiera les pegaría porque no los hubiera visto por la oscuridad.

Aveces sentía que esas cursilerías no iban conmigo porque si lo hacian lo único que lograrían sería enamorarme como una tonta, y mi nueva Yo de hace unos meses sentía que ya no era merecedora de un amor así.

Sentí la puerta abrirse de mi lado — Señorita — estiró su mano y se la tomé — Sana y salva en su humilde morada

— Muchas gracias amable caballero — le seguí el juego pero no tardé mucho y solté una carcajada.

— ¿Te acompaño a la puerta? — no podía quitar mi vista de su rostro, y aún no lo creía.

— No es necesario, te agradezco mucho que me hayas traído hasta acá — me acerqué a él para despedirme

— Espera — me detuvo — no te despidas aún, ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Ya me la has hecho — entrecerró sus ojos hacia mi — Bien, hazla

— Quería saber si mañana tenías un tiempo para ir… no sé a dar una vuelta — ¿Me estaba invitando a salir?

— ¿Una vuelta? — pregunté apropósito para que fuera más claro.

— Si, una vuelta, un paseo, una ¿Cita?

Ok mi culpa, yo había pedido que fuera más específico, pero no dejaba de sorprenderme la palabra CITA.
No sé si era emoción, o si era miedo.
Pero intenté averiguarlo.

— Está bien, acepto — no sé si era idea mía pero al darme esa bella sonrisa, vi sus ojos iluminarse.

— Dame tu teléfono — lo busqué en uno de los bolsillos de mis pantalones pero no lo encontré.

Esa mañana había salido tan rápido que supuse lo había dejado.

— Tendrás que pasarme el tuyo porque al parecer lo he dejado — metió sus mano en uno de sus bolsillos delanteros y me entregó el móvil, marqué mi número y se lo regresé — Ahí tienes.

— Muy bien, espera mi llamada entonces — Despues si me acerqué a él y me despedí con un beso en la mejilla.

— Nos vemos — tomó mi mano cuando le habia dado el beso y cuando me alejé me halo de ella.

— Nos vemos mañana Camila — soltó mi mano, pero no antes de dejarme una leve caricia en el dorso.

— Si, Adiós — Terminé de avanzar hacia la puerta de mi casa y sin pensarlo dos veces entré.

Al estar ya dentro recosté mi espalda de la puerta al cerrarla y solté un largo suspiro.

¡Oh mi Dios no puede ser!

— Más te vale que nos cuentes todo — me pegué el susto de mi vida al ver la cabeza de Laila asomarse desde la cocina.

Pero cuando intenté responder, vi a Abigail bajando corriendo las escaleras.

— Éste teléfono no deja de sonar — me pasó mi bendito aparatito y lo observé.

Era una llamada y de un número desconocido.

— ¿Bueno? — contesté dudosa.

— Solo me estaba asegurando no haber recibido un número falso — esa voz simplemente me habia sacado una sonrisa.

NO PUEDE SER.

°°°°°°°
Amando a mis #PequeLectores
Gracias por leerme mis amores.
Recuerden que sus opiniones siempre serán bienvenidas.
Besos
#Gely

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