❛PESADILLAS Y POCIONES ❜
VENUS SE DESPERTÓ DE GOLPE A CAUSA DE UNA PESADILLA. SU RESPIRACIÓN ERA ACELERADA Y UNA LEVE CAPA DE SUDOR CUBRÍA SU CUERPO COMO SI HUBIERA ESTADO CORRIENDO POR EL BOSQUE PROHIBIDO.
—Joder —murmuro sentándose de golpe en su cama.
Para su suerte no había despertado ni a Pansy, ni a Lizzie, cosa que agradecía. Le harían muchas preguntas y no le apetecía dar explicaciones en esos momentos. Miró el pequeño reloj de la mesita de noche, marcaban las 6:30 de la mañana. Quiso reírse al ver que había dormido más esa noche que en las últimas dos semanas. Sin hacer mucho ruido se levantó de la cama, cogió su uniforme que había dejado bien colocado la noche anterior sobre su baúl y se metió en el baño.
Tenía que aprovechar, pocas veces eran los momentos que podía disponer del baño sin pelearse con Pansy. Se dio una rápida ducha y se secó el pelo con un hábil movimiento de varita. Se colocó el uniforme de forma lenta mientras se miraba en el espejo. La falda le quedaba un poco más corta que al resto y el chaleco era pegado marcando su figura delicadamente, no era la única que le había hecho unos pequeños "arreglillos" al uniforme, aunque cabe decir que ella al lado de las chicas de Hufflepuff parecía una monja.
No dudo en maquillarse al percatarse de las marcadas ojeras que decoraban su rostro. Venus sabía que era guapa, no era de esas que se hacía la tonta para que los demás la alagaran, veía un poco estúpido a la gente que se comportaba de esa manera. Cada una tiene su propia belleza, y no se tendría que esperar que te admiren por ella.
Cuando terminó de aplicarse la máscara de pestañas, cogió su cepillo. Solo lo desenredó, no le gustaba recogérselo. Se sentía más segura si podía refugiarse bajo su pelo cuando se sentía observaba o avergonzada con algo. Draco solía decirle que le gustaba cuando se recogía el pelo porque podía apreciar completamente sus ojos.
Cuando salió se encontró con Lizzie completamente vestida y atando su pelo en una coleta alta. Pansy acababa de despertarse y se movía de forma perezosa sobre la cama, parecía un gusano.
—¿Tú despiertas tan temprano? —murmuró Lizzie divertida.
Venus miró el reloj, marcaban las 7:20. Era temprano, bastante temprano a comparación a la hora que Venus solía levantarse el año pasado que de milagro le daba tiempo a desayunar.
—No tenía mucho sueño —comentó encogiéndose de hombros. Mentira. Tenía tanto sueño que podía quedarse dormida de pie en ese instante—. Además, este años son los TIMOs, estoy intentando ser un poco más responsable, quiero mejorar mis notas.
—Venus, querida, eso es imposible —dijo Pansy levantándose de la cama totalmente desnuda. Cualquiera se hubiera sorprendido de ver a la muchacha así, pero después de compartir habitación por cinco años, ya no le daban importancia—, tienes el mejor promedio de todo Hogwarts. Incluso mejor que la sangre sucia de Granger.
—Pansy, tú también tienes buenas calificaciones —dijo Venus arreglando la pequeña bolsa en la que llevaba los libros y demás materiales.
—Pero tú me superas de mala manera, Rosier —se quejó entrando al baño. Venus alzó una ceja era raro ver a Pansy siendo tan amable—. Pero no te acomodes mucho, pienso sacar mejores TIMOs que tú.
—Y ha vuelto —susurro Lizzie cogiendo su mochila—. Vamos antes de que salga.
—Espero que se resbale en la bañera —dijo Venus sin pizca de vergüenza.
—¡Te he oído! —gritó Pansy desde el baño.
—¡Era mi intensión, Parkinson!
Lizzie y Venus rieron, atravesaron su Sala Común charlando tranquilamente sobre las clases que tendrían ese año, y, especialmente, sobre su nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras.
—¿Cómo puede vestir con tanto rosa? —dijo exasperada Lizzie. Ambas Slytherin iban con los brazos entrelazados.
—No lo sé, pero como se acerque mucho a mi creo que vomitaré arco iris —las chicas rieron ante el comentario sin sentido de Venus.
—Tiene toda la pinta de ser la típica solterona amargada que tiene 200 gatos —aseguró la rubia mientras entraban al Gran Comedor, donde sus amigos ya estaban sentados.
—No digas tonterías, Lizzie —Venus rodó los ojos—, como mínimo tendrá 500.
Draco sonrió al ver a su mejor amiga reír. Venus se sentó a su lado, y Lizzie enfrente suya, al lado de Theo.
—¿Dónde está Blaise? —cuestiono Liz al no ver a su moreno amigo.
—Dijo algo de una chica —murmuró Draco sin mucha importancia.
—Vaya, que rápido —comentó Venus bebiendo un poco de jugo. Se atragantó con este cuando vio a Derek Sayre entrar al comedor—. Mierda.
Draco giró su cabeza para ver que había sobresaltado de tal manera a la chica, rodó los ojos y soltó un bufido cuando vio al chico Sayre acercarse a ellos con lo que se suponía que era una mirada coqueta.
—Hola Venus —habló con voz grave. Venus sonrió de forma incomoda, el chico se había sentado a su lado demasiado cerca—. Me estaba preguntando si podíamos hablar luego, ya sabes para recordar viejos tiempos.
Derek cogió un mechón de pelo de Venus y jugueteó con él, Venus dirigió una mirada a Draco pidiendo ayuda, el cual no dudo en salir a sus rescate. Le caía tan bien Derek como le podía caer Potter.
—No va a poder ser, Sayre. Venus pasará la tarde conmigo —dijo con una sonrisa de superioridad—. Tenemos cosas que hacer, ya sabes tareas de prefecto.
—No te metas Malfoy, estoy hablando con Venus —los dos Slytherin compartieron una mirada mortífera.
—Derek —la mano sobre el brazo del chico cortó el contacto visual entre él y Draco—, esta tarde estaré ocupada, Snape quiere hablar con nosotros, y les prometí a unos chicos de primero que les ayudaría con las dudas que tuvieran. Nos veremos otro día.
—Está bien —depositó un beso en la mejilla de Venus y se marchó tras dedicarle otra mirada a Draco, que parecía victorioso.
Venus alzó una ceja mirando a Draco quien dejó de mirar a Derek para observarla a ella.
—¿Qué? —preguntó viendo como una sonrisa aparecía entre los labios de Venus.
—Gracias —Venus se acercó para besar su mejilla.
Se sonrojó de una forma tan tierna que hizo que Lizzie lo observará detenidamente. Venus continuó desayunando sin percatarse de las mejillas coloreadas del rubio que continuó durante todo el desayunó con una sonrisa boba.
[...]
—Antes de empezar la clase de hoy —dijo Snape desde su mesa, abarcando con la vista a todos los estudiantes y mirándolos fijamente—, creo conveniente recordaros que el próximo mes de junio realizaréis un importante examen en el que demostraréis cuánto habéis aprendido sobre la composición y el uso de las pociones mágicas. Pese a que algunos alumnos de esta clase son indudablemente imbéciles, espero que consigan un «Aceptable» en el TIMO si no quieren... contrariarme. —Esa vez su mirada se detuvo en Blaise, que tragó saliva—. Después de este curso, muchos de vosotros dejaréis de estudiar conmigo, por supuesto —prosiguió Snape—. Yo sólo preparo a los mejores alumnos para el ÉXTASIS de Pociones, lo cual significa que tendré que despedirme de algunos de los presentes.
Venus frunció el ceño, ¿quién en su sano juicio quería dejar pociones? Eran de las asignaturas más interesantes que tenían. Si había una clase que estaba deseando abandonar esa era herbología.
Puede que Snape no fuera uno de sus profesores favoritos, pero le tenía estima, era un amigo cercano de su tío Liz y sabía que no era un mal hombre. Venus encontraba divertido su humor negro. Además, Severus Snape no era ni más ni menos que el padrino de Venus. De alguna forma eso le convertía en familia ¿no? O al menos así pensaba Venus, puede que no estuviera muy de acuerdo con la forma que tenía de tratar a su alumnos, pero no podía negar que lo consideraba un confidente para ella, y sobre todo un buen consejero.
—Pero antes de que llegue el feliz momento de la despedida tenemos todo un año por delante —anunció Snape melodiosamente—. Por ese motivo, tanto si pensáis presentaros al ÉXTASIS como si no, os recomiendo que concentréis vuestros esfuerzos en mantener el alto nivel que espero de mis alumnos de TIMO.
» Hoy vamos a preparar una poción que suele salir en el examen de Título Indispensable de Magia Ordinaria: el Filtro de Paz, una poción para calmar la ansiedad y aliviar el nerviosismo. Pero os lo advierto: si no medís bien los ingredientes, podéis provocar un profundo y a veces irreversible sueño a la persona que la beba, de modo que tendréis que prestar mucha atención a lo que estáis haciendo. —Draco miró atento a Venus, le fascinaba lo adorable que parecía la muchacha cuando estaba concentrada—. Los ingredientes y el método —continuó Snape, y agitó su varita— están en la pizarra. —En ese momento aparecieron escritos—. Encontraréis todo lo que necesitáis —volvió a agitar la varita— en el armario del material. —A continuación, la puerta del mueble se abrió sola—. Tenéis una hora y media. Ya podéis empezar.
Venus no tardó en ponerse manos a la obra. El filtro de Paz era una poción sumamente difícil que requería bastante concentración, por lo que su mirada se centró prácticamente en su caldero. Podía sentir la mirada de Draco en todo momento, siempre la vigilaba cuando estaban en pociones, el primer año que estuvieron en Hogwarts a Venus no se le dio muy bien la asignatura y más de una vez quemó cosas, desde ese día Draco procuraba que si algo en su poción salía mal la alejaría para que la muchacha no se quedará sin cejas de nuevo.
—Ahora un débil vapor plateado debería empezar a salir de vuestra poción —advirtió Snape cuando faltaban diez minutos para que concluyera el plazo.
—¿Qué se supone que es esto, Potter?
La voz de Snape llamó la atención de todos los alumnos que se giraron interesados, especialmente los Slytherin que no desaprovechaban cualquier oportunidad para burlarse de Harry.
—El Filtro de Paz —contestó el chico, muy tenso.
—Dime, Potter —repuso Snape con calma—, ¿sabes leer?
Draco no pudo contener la risa, Venus le dio un codazo cuando Snape le dedicó una rápida mirada.
—Sí, sé leer —respondió Harry sujetando con fuerza su varita.
—Léeme la tercera línea de las instrucciones, Potter.
El muchacho miró la pizarra con los ojos entornados, pues no resultaba fácil descifrar las instrucciones a través de la niebla de vapor multicolor que en ese instante llenaba la mazmorra.
—«Añadir polvo de ópalo, remover tres veces en sentido contrario a las agujas del reloj, dejar hervir a fuego lento durante siete minutos y luego añadir dos gotas de jarabe de eléboro.»
—¿Has hecho todo lo que se especifica en la tercera línea, Potter?
—No —contestó él en voz baja.
—¿Perdón?
—No —repitió Harry elevando la voz—. Me he olvidado del eléboro.
—Ya lo sé, Potter, y eso significa que este brebaje no sirve para nada. ¡Evanesco! —La pócima de Harry desapareció y él se quedó plantado como un idiota junto a un caldero vacío—. Los que hayáis conseguido leer las instrucciones, llenad una botella con una muestra de vuestra poción, etiquetadla claramente con vuestro nombre y dejadla en mi mesa para que yo la examine —indicó luego Snape—. Deberes: treinta centímetros de pergamino sobre las propiedades del ópalo y sus usos en la fabricación de pociones, para entregar el jueves.
Venus realizó rápidamente lo que indicó el profesor, se moría de hambre. Tan rápido como puso su botella con su nombre encima de la mesa desapareció por la puerta. Ninguno de sus amigos la detuvo, sabían perfectamente que iba a buscar a su hermano. Pero cuando llegó al patio se encontró con algo que no esperaba. Ares estaba con una chica morena de Ravenclaw. Ambos parecían muy cómodos, y Venus pensó que no sería ella quien los interrumpiera.
Se dio la vuelta para dirigirse al Gran Comedor, pero al hacer el movimiento tan de repente no se esperó chocarse con alguien. Una manos la sujetaron de la cintura para impedir su caída. Venus se encontró con unos ojos amistosos que le recordaban a los de un cachorro.
—Venus, ¿estás bien? —preguntó Ron de inmediato sin soltar a Venus.
La chica se sintió un poco incomoda, no era muy habitual que estuviera tan cerca de la gente, y mucho menos que la tocaran. Ron pareció leer sus pensamientos ya que la soltó de forma lenta.
—Estoy bien, no te preocupes. No me esperaba que estuvieras ahí, se supone que todo el mundo debería estar en el Gran Comedor —respondió Venus.
—Estoy esperando a mi hermana Ginny —sonrió Ron complacido de poder seguir hablando con la ojimiel.
—Es bonito que hagas eso por tu hermana.
—Me juego lo que sea a que Ares haría lo mismo por ti —comentó Ron.
—Bueno, mi hermano ha sustituido a su hermana por una Ravenclaw, así que digamos que depende del día —dijo con diversión.
—Las Ravenclaw suelen ser un poco pesadas —dijo fijándose en el hermano mayor de los Rosier por primera vez—, seguro que está deseando que alguien lo salve.
Venus vio como Ares soltó una sonora carcajada y sonreía hacia la muchacha. Ella solo pudo sonreír, hacía mucho que no veía a su hermano con tanta paz.
—Puedo hablar con él más tarde —aseguró Venus—, se le ve que se lo está pasando bien.
Ron asintió viendo como Venus comenzaba a entrar al castillo de nuevo.
—Nos vemos luego, Ron —el pelirrojo se giró de inmediato al escuchar a Venus pronunciar su nombre, la muchacha le dedicó una sonrisa que para él fue la más dulce del mundo.
—Adiós, Venus.
Ginny llegó segundo después hasta su hermano que seguía mirando embobado hacia el corredor.
—¿Has visto un troll o qué? —cuestionó Ginny al ver a su hermano.
—A un ángel —susurro más para él mismo que para otra persona.
Pero que equivocado estaba Ron, Venus estaba muy lejos de ser una criatura tan pura y buena como podía ser un ángel. Ella no se consideraría nunca una criatura tan majestuosa, más bien pensaba que ella era como una serpiente, de sangre fría y mentalidad astuta, silenciosa e inteligente. Que esperaba el momento exacto para actuar y soltar su veneno.