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La profesora Coxon me entregó mi libreta de calificaciones y me sonrió cuando caminé hacia el pasillo para salir.
Coni me recibió allí y caminó conmigo hacia la cafetería. Soltó un suspiro y levanté la cabeza para observarla.
—Último día —dijo ella, asentí con la cabeza, algo dispersa—. ¿Que tal tus calificaciones? —preguntó mirando mi libreta.
—Todo aprobado —dije como si no me sorprendiera, porque con lo mucho que me había esforzado mínimo debería no sorprenderme.
—Igual que yo, te felicito. —Golpeó mi cadera con la suya me reí.
Entramos en la cafetería por última vez en la que tomé una bocanada de aire uno poco nostálgica, sabiendo que sería la última vez que me siente allí.
Luego de tomar mi bandeja de comida, caminé hasta la mesa donde siempre estaban mis amigos. Noel ya no estaba en Hills Town, Tessa había decidido tomarse el último día ya que le entregaron sus calificaciones hace dos días y mi hermana tenía algunas cosas que hablar con el director sobre aplicar a su puesto el año entrante.
No pude evitar desviar mi mirada hacia la mesa de los Clarke, la cual se encontraba completamente vacía. La nostalgia y añoranza me invadió rápidamente y no pude evitar imaginarme a Nathan allí sentado.
Como la primera vez que lo vi allí, con sus ojos fijos en mi, penetrandome hasta hacerme sentir nervios sin nada más que el misterio en el.
—Auxilio —dijo Dante sentándose en nuestra mesa. Parpadeé y me concentré en el. —Coni quiere un ramillete para el baile de graduación y no tengo idea de lo que sea. —Me reí cuando no vi a Coni en la mesa, ni me di cuenta cuando se levantó.
—Yo te acompaño a comprar —le dijo Bastian riéndose.
—Uhhh, alguien se va a poner bello para mi hermana —canturreé en un tono de voz chillón.
—No fastidies —dijo entrecerrando los ojos en mi.
—Lo siento, tengo que vengarme por todas esas veces que tú me fastidiaste a mi. —Le sonreí divertida y lo vi revolear los ojos.
—Aún no se que usar para el baile. —Aish se restregó los ojos bajo las gafas.
—Yo aún tengo que comprar mis zapatos. —Apareció Coni de la nada con una bandeja con comida. —¿Quieres pasar por mi trabajo y compramos en el centro comercial? —Mordió su sandwich y ella asintió.
—¿Quieres venir Ali? —Aish bebió de su botella de agua y asentí con la cabeza.
—Si, Irina compró su vestido hace unas tres semanas y no pude ir con ella —accedí.
—Genial, salgo a las cuatro.
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Llevábamos diez minutos caminando por el centro comercial, buscando vestidos y zapatos. Entramos en una tienda que se me hizo familiar porque a Aish le gustó un vestido que vio en la vidriera. Entró a probárselo mientras Coni miraba los zapatos.
Yo estaba mirando los vestidos colgados en la sección de color azul pero nada me convencía.
—Oye, Ali. ¿Que te parece este? —preguntó mostrándome un vestido color amarillo pastel.
—Es bonito, pero mi hermana usará ese color. —Me encogí de hombros, de igual manera tampoco me gustaba mucho.
—¿Y éste? —Uno rosa con brillos apareció frente a mi cara y fruncí mi nariz.
—Demasiado Barbie. —Negué con la cabeza riéndome y ella lo dejó allí.
Suspiré frustrada. Estaba cansada de ver tantos vestidos y que ninguno me convenciera.
—Oh por Dios. —La escuché decir. Levanté la cabeza y la vi con la boca abierta, admirando un vestido en una percha. —Este es tu vestido. —Lo descolgó y lo puso frente a mi.
Mi boca cayó al suelo y sentí un calor envolverme. Una sonrisa estupida se plantó en mi rostro y negué con la cabeza. Era el que Nathan había dicho que le gustaba.
—Me encanta ese vestido —dije acercándome—. Lo vi con Nathan la última vez que estuvimos aquí y dijo que me quedaría muy bien. —Ella chilló emocionada, empujándome a uno de los probadores.
Una vez lista sin poder creer que me gustara como me quedaba salí de allí.
Coni tenía puesto su vestido color durazno que había comprado hace días para verificar que los zapatos combinaran. Aisha movía su vestido celeste frente al espejo cuando se volteó a verme. Salí algo tímida y las vi abrí la boca.
—Estás hermosa. —Coni se tapó la boca con ambas manos.
—Ese es el vestido. —Asintió Aish.
Una vez con los zapatos y los vestidos en las bolsas, nos dirigimos al Café de Stan para tomar un chocolate allí.
Intenté disfrutar lo que más pude de mis últimos días en Hills Town porque dentro de poco iba a volver a California.
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Suspiré mirándome al espejo. Aún creía que tenía demasiado maquillaje, pero Irina había insistido en un delineado negro. Me negué cuando quiso pintarme los labios de rojo porque el vestido ya era demasiado, así que para no verme tan aburrida, me puse un poco de brillo labial que le robe de su estuche.
Suspiré una vez más.
—Deja de desinflarte —dijo ella, haciéndose unos rulos.
—Lo siento, me siento extraña. —Moví mis brazos, intentando que mis nervios desaparecieran pero no funcionó. —¿Donde está Tessa? —Intenté pensar en otra cosa.
—En casa de Bernarda. ¿Nathan viene en camino? —Genial, gracias por mencionarlo, ahora voy a empezar a sudar.
—Está en casa de Bernarda, ayudando a Ulises a hacerse un nudo de corbata. —Se rio divertida. Caminé por mi habitación, un poco nerviosa. —¿Y Bastian? —Me mordí una uña y me auto pegué en la mano para no dañarme la manicura que Renata me había hecho.
—Está en casa de Dante, dijo que pasaría por mi en un rato.
—¿Y Renzo? —Ya sabía la respuesta pero pregunté para oír algo que no sean mis propios pensamientos.
—Está vistiéndose en su cuarto aquí al lado, Alison. —Me miró con los ojos abiertos de la tontería que acababa de preguntar. —Por Dios, relájate. —Se acercó a mi y tomó mis hombros. —Estás hermosa. —Corrió un mechón de cabello que se asomó por mi frente y sonrió.
—Gracias. Tu también estás muy bella. —Sonrió y me abrazó. —No puedo creer que nos estemos graduando juntas.
—Esto es una locura. —Nos separamos y me reí. El timbre sonó y ambas abrimos los ojos con un poco de pánico.
—¿Es el tuyo o es el mío? —Tomé mi teléfono y lo revisé.
—Supongo que es Bastian porque no tengo mensajes de Nathan. —Ella soltó un gritito, poniéndose perfume y saliendo de la habitación.
—Te veré en el baile —dijo para bajar las escaleras. Me asomé y pude ver a Renzo con su camisa y corbata, saludando a Bastian, quien también tenía un saco que le quedaba muy elegante.
Mi hermano parecía darle indicaciones a mi amigo de lo que podía o no hacer. Me reí recordando la noche de nuestro cumpleaños, cuando ellos prácticamente follaban bailando con ropa y el estaba en el misma sala, haciendo lo mismo. Irina revoleó los ojos y lo empujó a un lado.
—Si, ya. Nos vemos allá, adiós —saludó feliz y salió por la puerta.
Bajé las escaleras con cuidado de no rodar con los zapatos que tenían mínimo diez centímetros de taco, y aunque sabía que podía ser peor, yo no estaba acostumbrada a usarlos. Era un muy mal día para romperme el cuello o esguinzarme un tobillo. Sabía que estaría más cómoda en mis converse porque el vestido era largo y no se verían de nada, pero no quería arrastrarlo por el suelo.
Renzo extendió su mano y me ayudó a bajar los escalones que faltaban.
—Te ves hermosa —dijo besando mi mejilla.
—Gracias —le respondí sonriéndole.
—No puedo creer lo mucho que has crecido. —Miró hacia otro lado y abrí mis ojos.
—¿No vas a llorar ahora, verdad? —Me reí y me abrazó con fuerza. Le devolví el abrazo un poco sorprendida.
—Solo estoy feliz de haber hecho un buen trabajo contigo. Sin mamá ni James fue muy difícil para mi, pero hice lo que pude. —Entendí lo que sucedía y lo apreté contra mi.
—Eres el mejor hermano que pude haber tenido —susurré suavemente.
El timbre sonó y se separó de mi. Lo vi intentar disimular las lágrimas pero no pude evitar sonreírle.
—Ya vete antes que él entre por ti. —Me empujó suavemente un poco a la puerta luego de darme las llaves del auto de Irina.
Con miedo abrí la puerta y lo vi.
Mi corazón flaqueo de mi pecho al igual que mis piernas. Su perfume llegó a mi nariz y me hizo sentir que no habían pasado casi tres semanas de la última vez que lo vi.
No pude encontrar palabras para describir lo bien que le quedaba ese atuendo. Su camisa blanca debajo del saco y la corbata negra. Su reloj brillaba en su muñeca y no pude evitar ver que era la primera vez que ambos llevábamos zapatos formales. Su cabello estaba peinado hacia atrás y sus ojos brillaban.
—No puede ser —susurró para si mismo observando mi vestido. Di un paso adelante y cerré la puerta detrás de mi. —Estás hermosa. —Tomó mi mano y dió un beso allí para colocar un ramillete de flores blancas.
—Es hermoso —dije observándolo.
—¿Muy cliché? —preguntó con una mueca.
—Un poco si, pero me encanta. —Me reí y tiró de mi hacia el.
Sus labios se movieron sobre los míos y quise que el momento durara para siempre.
—¿Vamos? —Tomó mi mano para subirnos al auto que Irina dejó em casa de Bernarda ya que Bastian venía por ella y no lo necesitaría.
—Vamos.
Después de diez minutos, Nathan estacionó frente a la escuela. Bueno, en la esquina. Había muchos autos por allí y era una tarea difícil buscar un lugar. Caminamos de la mano hasta adentrarnos en el edificio. La música que salía del gimnasio retumbaba por todos lados y nos dirigimos hacia allí.
El lugar tenía pocas luces, solo se ponían ver unas color violeta y un flash parpadear intermitente. Había mucha gente y no creí encontrar a nadie conocido muy pronto.
—¿Quieres bailar? —preguntó acercándose a mi oreja, ya que era imposible escucharse con la música.
—Claro. —Me arrastró hasta la pista de baile y comenzamos a bailar al ritmo de la música movida.
Busqué gente con la mirada pero no podía reconocer mucho con todas las luces. Después de tres canciones ya quería revolear los zapatos. No estaba acostumbrada a usarlos y sabía que me molestarían muy pronto, pero no a los veinte minutos de llegar.
—¿Quieres sentarte? —preguntó tomando mi cintura, notando mi molestia.
—Si, tengo sed —admití.
—Mira, por ahí está Bastian. —Me señaló una mesa donde estaba sentado junto a Feli y Aish. —¿Quieres esperarme ahí? Voy a buscarte algo para beber.
—Gracias. —Le sonreí agradecida y rengueé hasta la mesa.
—Hola Ali. —Bastian besó mi mejilla y me senté a su lado.
—Lindo vestido —dijo una voz que conocía. Ulises apareció detrás de mi y no me importó correr con los zapatos. —Hola perdida. —Me reí cuando me alejé de abrazarlo.
—¿Como estas? —pregunté mirando su traje perfectamente planchado.
—Bueno, muy enamorado para cruzar la mitad del país para venir hasta aquí otra vez. —Me reí.
—¿Donde está Tess? —pregunté.
—Fue al baño con Irina. —Se encogió de hombros y Nathan llegó con un vaso para mi.
Me sorprendí un poco de ver a los Clarke y a mis amigos en la misma mesa, pero sabía que el hecho de que Nathan era mi novio e Irina no solo era mi hermana sino que también salía con Bastian, ahora había mas cosas que nos relacionaban a todos en la misma mesa.
—¿Donde está Coni? —Pregunté a Aish acercándome a la mesa.
—Bailando con Dante. —Los señaló y los vi moviéndose en la pista. Sonreí cuando la vi en su vestido.
Nathan se sentó a mi lado y mi hermana apareció junto a Tessa. Nos quedamos unos cinco minutos allí hasta que mis pies descansaron.
Irina arrastró a Bastian a la pista junto a Tessa y Ulises. Aish y Felipe se miraron, se levantaron y los siguieron.
Me dolían un poco los pies pero no iba a quedarme toda la noche sentada.
—Vamos a bailar —le dije tomando su mano y llevándolo a la pista otra vez.
Don't stop the music de Rihanna sonaba en los parlantes cuando llegamos allí. Nathan me sonrió cuando comencé a bailar, pero entonces lo vi reírse.
—¿Que es tan gracioso? —le pregunté intrigada pasando mis brazos por su nuca mientras movía mis caderas.
—Que me encanta como te queda ese vestido... —dijo acercándose a mi oído para susurrar allí— ...pero no puedo olvidar como bailabas sin ropa.
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Nota de la autora: Amo la confianza de Irina, lo tierno que es Bastian, lo sentimental de Renzo y a mi amor Nathan😍 Que les pareció el capítulo? Les gustó? Ya no falta nada!
PD: Con este lío de Wattpad y todo esto, estuve muy ocupada pasando la historia a Word, así que apenas tuve tiempo de escribir🥺 así que cuando termine Controversia, quizá suba capítulos de Mackenzie desaparecida cada dos o tres días para adelantar😬
Gracias por leer, votar y comentar💜
Besos sobrenaturales,
Sofi Garrido.