Well... why not?

By ivettxm

1.8K 252 7.2K

Un grupo adolescente por fin puede realizar el viaje de sus sueños, a un campamento donde les esperan cientos... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41

CAPÍTULO 1

111 11 14
By ivettxm


Quedan menos de cinco minutos para que suene la alarma de mi móvil, no he pegado ojo en toda la noche. Me pasa desde que soy una niña, nunca puedo dormir bien antes de un día importante, ya sea el día de la foto de la orla, el día de mi cumpleaños o el día de San Valentín. Los nervios siempre me pueden y en vez de dormir me dedico a planificar mi día: qué ropa llevaré, qué peinado me sentaría mejor o simplemente lo que voy a desayunar.

Aunque a penas he descansado decido levantarme y poner en marcha mi día. Me dirijo a la ventana para subir mi cortina y la persiana para que entre la luz del sol y le dé claridad a mi pequeña habitación. Se me hace raro pensar que a partir de mañana no dormiré más aquí, pasará un mes antes de que vuelva a dormir entre mis sábanas y le dé la vuelta a mi almohada para quedarme con el lado fresquito. Echaré de menos las fotos de mis amigos en la pared, sobre todo la de mi perrita Secret, en un abrir y cerrar de ojos estoy cogiendo la polaroid de mi mascota y metiéndola entre las páginas de mi diario. Si no voy a ver a mi perrita en 31 días amenos que la pueda sentir cerca.

Tengo tiempo de sobra para asegurarme de que no me falta nada en la maleta, y como no, la vuelvo a revisar por octava vez en menos de veinticuatro horas. Aún me quedan muchas cosas que hacer antes de salir de casa y dirigirme a la estación de AVE en Barcelona para recoger a mis amigas. Son tan solo las seis y tres minutos de la mañana y el agua ardiendo de la ducha está comenzando a tener su efecto, siento como poco a poco los músculos de mi cuello se van destensando y se va calmando la molestia que tenía en las cervicales de no dormir bien.

Como hoy me toca conducir durante casi todo el día he optado por ponerme unos jeans cómodos y una sudadera ancha, ya que aunque estemos en julio sigue haciendo frío por la mañana, como soy previsora llevo una camiseta de tirantes debajo por si aprieta el calor y no me puedo cambiar.

Bajo a la cocina y cojo un plátano y un par de galletas, ya que no quiero comer demasiado, no me apetece mucho echar la pota en cuanto pillemos un par de curvas en la carretera.

Siento que me olvido de algo y subo las escaleras hasta mi habitación para tratar de recordar que me puede faltar y entonces recuerdo que no he cogido los auriculares.

Los meto rápido en la bolsa de tiras que llevaré conmigo durante el viaje, la cual contiene lo esencial como la funda de mis gafas, pañuelos, una botellita de agua y el cargador de mi móvil.

Reviso mi teléfono por si hay algún mensaje de las chicas, el último que he recibido es uno que me ha mandado Lucía a las cuatro y media de la mañana informándome de que ya se había subido al tren junto con Claudia, Maria y Paula. Junto a ese mensaje me ha enviado una foto de las cuatro sonriendo y haciendo morritos sentadas en su correspondiente vagón. Me quedo embobada mirando la foto durante dos minutos pensando lo afortunada que soy de tener amigas como ellas, hasta que me doy cuenta de que si no me doy prisa llegaré tarde a recoger a Estela. Sus padres se han tenido que levantar muy pronto para poder acercarla a Barcelona, ya que es de Zaragoza y no podía coger el tren.

Justo me llega un mensaje suyo avisando de que le queda media hora para llegar al lugar acordado para recogerla.

Sin perder un segundo me recojo el pelo en un moño desordenado y me pongo mis fieles converse blancas, me dirijo a la entrada donde cojo las llaves de mi furgoneta.

Es una Volkswagen antigua de color rojo, es todo un orgullo para mí poder decir que es mía, ya que me costó muchísimo trabajo conseguir pagarla. Con una pequeña ayuda de mis padres y trabajando de niñera/ profesora de repaso conseguí ahorrar el dinero.

A día de hoy la cuido como si fuera mi hija, sin darme cuenta mi perrita me ha seguido hasta el mismo garaje y está intentando subirse al maletero como hace siempre. La intento bajar con un leve empujoncito pero no cede, me veo obligada a decirle algo.

—Secret baja de ahí, te harás daño pequeña — le digo con el tono más amable posible, ya que sé que si no se lo digo bien no colaborará.

Parece que la he convencido, ya que se aleja del maletero y viene hacia mí, decido que es mejor que se quede dentro, ya que así no hay riesgo de que vuelva a seguirme. Abro la puerta de la entrada y me agacho para despedirme, le doy un abrazo y varios besitos hasta que creo que estoy lista para dejarla y salgo por la puerta. Me hubiese gustado poder despedirme de mi padre, pero como no está trabajando. Mi madre vino ayer a visitarme con su novio y me regaló unas gafas de sol y me deseó buen viaje. A veces me gustaría que me prestara más atención o que simplemente se preocupara más por mí.

No tengo tiempo para distraerme, ya que Estela llega en menos de veinticinco minutos y yo sigo sin haber salido de casa. Abro el maletero para terminar de acomodar mis maletas y hacerle espacio a las de Estela y las demás, una vez todo ordenado me dispongo a arrancar el motor, como siempre dejo las llaves unos instantes antes de darle a encender para que el embrague no se cale.

La furgo arranca sin problema y me pongo en camino hacia el Starbucks donde hemos quedado, una vez ya en la carretera enciendo la radio y como veo que solo dan las noticias decido poner mi música. Las alegres notas de "California Gurls" de Katy Perry inundan la furgoneta de felicidad instantánea, no me creo que hoy sea el día y hoy comencemos nuestras vacaciones.

Desde que teníamos quince años quisimos planear una escapada en grupo a una ciudad lejos de casa, donde poder disfrutar del mar y de la libertad sin obligaciones. Hará cerca de un año nos pusimos a investigar sobre las costas del Sur de Francia y a todas nos pareció una muy buena idea ir allí. Nos encargamos de alquilar un bungalow de seis personas en un camping enfrente de la playa. Por todas las reseñas y fotos que tenían en la web es un sitio maravilloso, además que despertarte y poder oír el mar no tiene precio. Sigo fantaseando un ratito más con los bronceados y flotadores de flamenco hasta que veo que estoy cerca de mi destino, bajo un poco la música para poder concentrarme en aparcar y resulta que hay un sitio en primera fila al lado de la cafetería, parece que hoy el día empieza bien.

Creo que es un buen momento para avisar a mi amiga de que ya estoy aquí.

—Ya he llegado a la cafetería!! Te espero en la mesa redonda de dentro :) —

Espero pacientemente hasta que me llega la notificación de un mensaje suyo-

—Vale perfecto! En menos de dos minutos estoy allí.—

Sé que a Estela no le gusta el café igual que a mí, es curioso que hayamos quedado en una cafetería cuando ambas detestamos el producto principal. Decido que le pediré un chocolate caliente para darle la bienvenida y podremos charlar un poco hasta que llegue la hora de ir a la estación de tren.

La camarera no tarda en atenderme y casi sin darme cuenta ya tengo dos chocolates suizos delante de mí. No me da tiempo casi ni a levantar la cabeza cuando veo el salvaje pelo de Estela entrar por la puerta, veo como hace una mirada rápida a la cafetería con tal de encontrarme, para facilitarle el trabajo levanto una mano y la saludo enérgicamente hasta que capto su atención.

Al verme viene corriendo hacia mí y me abraza tan fuerte que casi escupo el poco chocolate que había bebido, me dice que viene sedienta y se acaba casi de un trago la taza entera de chocolate. Al ver que se ha quedado con sed le ofrezco la mía, ya que yo tampoco es que tenga demasiada sed, la acepta después de insistirle un par de veces.

—Ivette tengo muchísimas ganas de volver a estar todas juntas, el grupo al completo —Dice de manera muy alegre, me ha contagiado su sonrisa con tan solo hablar.

—Sí! La verdad es que os he echado muchísimo de menos — digo sinceramente, ya que son mis mejores amigas y llevamos un tiempo sin vernos.

—La verdad es que tengo muchas ganas de poder relajarme y tomar el sol en la playa, por cierto —dice levantando la ceja como siempre hace — ¿Qué se debe sentir al celebrar tu dieciocho cumpleaños junto a todas tus amigas en una playa de lujo? — acaba la frase con una sonrisa picaresca, ya sé que se refiere al cumpleaños de Claudia, mañana, veintidós de julio es su cumpleaños y lo vamos a celebrar en una fiesta a lo grande. Una vez acomodadas en el bungalow vamos a salir de marcha y disfrutarlo por todo lo alto, es el inicio perfecto para nuestras vacaciones.

—Pues la verdad es que no lo sé, si yo ya estoy emocionada por el viaje sin ser mi cumpleaños, no me explico cómo estará Claudia — supongo que estará súper emocionada con esto.

—Yo creo que será la inauguración perfecta para nuestras vacaciones! Será genial! — se la ve muy emocionada.

De la nada empieza a sonar mi móvil y aparece en pantalla una foto de María, sin dudarlo lo cojo y me sorprenden cuatro voces al teléfono:

— ¡HOLA IVETTE!—gritan excesivamente fuerte para cualquier conversación normal.

—Hola chicas! —les respondo rápidamente —ya tengo a Estela aquí conmigo —Estela hace el amago de decir algo pero decide callarse.

—El conductor acaba de avisar de que nos quedan diez minutos para llegar a la estación, nos podéis venir a buscar? —oigo decir a María entremedio de todo el alboroto.

—Claro! Ya vamos para allá—le cuelgo y rápidamente cojo la mochila de tiras que me he traído conmigo y le dejo dinero a la camarera para pagar de sobras los dos chocolates.

Estela y yo salimos casi corriendo de la cafetería por miedo a llegar tarde a recogerlas, aunque tan solo estemos a tres minutos de la estación aceleramos el paso y llegamos enseguida. Observamos un cartel muy grande con todos los horarios y decidimos mirar un mapa que hay al lado para no perdernos. Después de un minuto nos ubicamos y decidimos bajar a recibirlas, según el mapa deberíamos girar a la derecha en el pasillo que tenemos delante y luego bajar por unas escaleras hasta llegar a las vías.

Es difícil moverse, ya que la estación está abarrotada de gente que entra y sale de los trenes, hay cientos de maletas, todas de diferentes colores y formas. Es una estación realmente grande, recuerdo estar una vez aquí. Yo era muy pequeña y creo recordar que vinimos a recoger a mis tíos, los cuales habían venido a pasar unas vacaciones con nosotros. En esos tiempos yo era una niñita feliz que solo se preocupaba de jugar con sus barbies. Antes de poder aclarar los pensamientos sobre mi infancia, noto que Estela me coge de la mano para no separarnos en la escalera, ya que hay una aglomeración de gente impresionante. Mientras vamos bajando escucho a alguien gritar mi nombre, creo haber escuchado mal hasta que el grito se repite.

—Ivette! Estela! Estamos aquí! — giro rápidamente mi cabeza para observar a cuatro chicas con maletas que parecen más grandes que ellas mismas corriendo hacia nosotras. 

Están cada una exactamente como las recordaba. Claudia tiene el pelo precioso de color negro y me parece ver morado, Maria está radiante y tiene un rollo impresionante, el pelirrojo le sienta de muerte. Detrás de ellas dos veo a Lucía con su característica cola alta y sus uñas bien pintadas (antes de que Lucía lleve las uñas sin pintar, nieva en agosto) y a Paula tan espectacular y diva como siempre con su pelo rubio y las puntas azules. Estoy orgullosa de poder decir que esas son mis amigas.

No puedo evitar el impulso de correr hacia ellas y abrazarlas, cuanto las echaba de menos, si esque las quiero a todas con locura, para mí son como mis hermanas.

Estela me imita y seguidamente estamos todas en una especie de abrazo grupal. Estoy muy feliz de poder estar abrazándolas.

—Os he echado de menos—digo mientras me estrujan unas contra otras —por fin estamos todas.

Continue Reading

You'll Also Like

371K 25.9K 37
Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Parecía que su vida iba normal, claro, su...
1M 4.9K 11
¿Sexo con amor? Pff qué asco, aquí solo ofrezco sexo duro, perverso y oscuro y lo mejor que los sentimientos jamás se entrometen. ¿De rodillas? Siem...
456K 29.5K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
84.1K 4.3K 18
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...