Siempre había tenido la capacidad de memorizar rostros y nombres fácilmente, y ésa vez no fue la excepción. Recordaba a la perfección quién era él, y como se llamaba.
¿Pero que hacía él aquí?
Me hice esa pregunta.
Y si no habia entendido mal, me había estado siguiendo y tomando fotos a propósito por toda la fiesta.
¿Por qué? No entendía nada.
- Mason - fue lo único que alcance a articular.
- El mismo que viste y calza - se enderezó y puso una enorme sonrisa - ¿Me darás tu nombre?
- No suelo darle mi nombre a desconocidos - le respondí un poco incómoda.
- Nos conocimos ayer - negó con la cabeza y una sonrisa en su cara - No soy un desconocido.
- ¿qué estás haciendo aquí?- pregunté cruzándome de brazos, e ignorando su insistencia por saber mi nombre.
- Quería divertirme un rato... - me observó con curiosidad -, ¿tú por qué estás aquí?
- Vaya que eres muy preguntón - bufó y no evitó rodar los ojos.
Él hundió las manos en los bolsillos de su pantalón e hizo un leve encogimiento de hombros - Un poco, así que seguiré insistiendo hasta que me digas tu nombre.
- Pues pierdes el tiempo - dije firme, intentando que me dejara sola, pero lucia completamente indiferente a mi actitud tan apática.
- ¿Viniste sola? - hizo una nueva pregunta.
- Con unas amigas - respondí secamente sin verlo.
- ¿Y por qué saliste de la fiesta?
Voltee a verlo con desaprobación, pero me contuve grandemente para no reír. Creo que la actitud preguntona de ese chico me causó algo de gracia y decidí seguir respondiendo solo a unas cuantas.
-Creo que necesitaba algo de aire fresco. ¿Tú por qué saliste?- pregunté tan curiosa como él.
- Pues vine a seguirte - respondió sin vergüenza alguna. - Te vi salir y creí que sería la oportunidad perfecta para charlar contigo un rato a solas.
- ¿Y quién dijo que yo quiero charlar contigo?
Una pequeña risa se le escapó -Vaya que eres bastante callada. Ayer me dejaste con las palabras en la boca y ahora quieres hacer lo mismo.
No sé porqué, pero me sentí extrañamente apenada con él porque lo que había hecho el día anterior. Quizá fui un poco descortés. Bajé la mirada y exclamé con timidez.
- Es que, no suelo hablar mucho con desconocidos. Ya te lo dije - volví a alzar la mirada para verlo, ante su extraño silencio.
Estaba con su vista clavada en algún punto al frente y una leve sonrisa elevó la comisura de sus labios - Te propongo conocerme entonces - su voz fue mucho más amable y al instante que sus ojos volvieron a verme, la calidez en ellos me provocó sonreír.
- ¿Que ganas con querer conocerme? - le pregunté, porque en realidad no veo la insistencia.
- Ayer me caíste encima, y de paso me dejaste con la palabra en la boca... - se calló como por un minuto - Quedé con ganas de conocer a la chica casi ciega que me llevó por el medio.
- ¿Casi ciega? - pregunté un poco asustada de que supiera mi condición - ¿A que te refieres?
- Dijiste tener Miopía ¿No es así? - solté el aire que no sabía que retenía en ese momento.
- Aamm... si claro, claro - respondí lo más rápido que pude.
- ¿Quieres ir a caminar un rato en el jardín? - ofreció - conozco un lindo lugar.
Lo dude por unos minutos, pero... ¿Que más daba?.
A la fiesta no podía regresar, las luces seguían apagadas, y con todo ese ajetreo adentro no podría soportar mucho más, así que cedí.
- De acuerdo - estira su mano y la tomo aún con un poco de duda.
Avanzamos solo unos cuantos metros, pero se podía apreciar mejor luz, habían unos bancos muy lindos, hermosos árboles que me impresionaban estuvieran en este enorme edificio, y flores, muchas flores que apenas podía detallar pero que eran preciosas con solo lo que podía verles.
- Entonces... - comenzó hablar nuevamente - ¿Nunca sabré tu nombre? - giré mis ojos en ese momento por su insistencia.
- ¿Por qué tanta insistencia? - dije tocando el recogido que me había hecho mamá, empezaba a molestarme.
- Por que intento conocerte - avanzó un pocos más y se colocó frente a mi, y siguió caminando pero de espaldas.
- Para conocerme no necesitas saber mi nombre ¿O si? - seguí caminando conteniendo un pocos mi risa por como se estaba comportando
- Bueno... - continuó pero tropezó un poco y casi se cae de nalgas al piso, puse mi mano en mi boca para evitar soltar una carcajada - Por lo general, se empieza por el nombre.
- Podemos romper la línea general y que lo último que sepamos sean nuestros nombres - reí un poco por su casi caída
Entrecerró sus ojos hacia a mi, pero contuvo la risa - No te rías - me señaló con mucha gracia - Y eso es trampa tú ya sabes mi nombre.
- Yo no te lo pregunté - le dije levantando mis cejas.
- Aahhh - se jaló del cabello y yo no pude evitar reír - No me la pones Fácil.
- ¿Que quieres de mí Mason? - me atreví a preguntarle porque no me parecía normal tanta insistencia.
- Ya te dije - tomó su cámara que aún colgaba de su cuello - Intento conocerte. Quiero destapar el cofre que guardas.
- ¿Cofre? - dudé a lo que quería decir - Explícate - pedí.
- Me causas intriga ¿Bien? - me dirigió a uno de los tantos bancos que habia ahí - Desde el momento en que me caíste encima quise conocerte, tu mirada clara me dice tanto, que quisiera saber que es lo que ocultan.
Quedé impresionada por las palabras que utilizó para explicar su insistencia en mi. La verdad es que no sabía qué pensar, no sé qué es lo que él veia o que le dirán mis ojos como el decía, solo sé que está causando en mi algo que no hayo manera para evitar todo esto.
<<¿Dejarte llevar?>> Opina mi conciencia.
¿Dejarme llevar en que?
Me hacía esa pregunta.
Porque yo no lo conocía, ni sabía sus intenciones.
Pero decidí Intentar conocerlo, no iba a dejar que esa noche se pierda.
- ¿Y que te dicen mis ojos? - trataba de fijar mi mirada en la de él pero se me dificultaba un poco.
- Eso es lo que trato de averiguar - me miró, simplemente su mirada se posó en la mía y yo no supe que decir.
Cuando mis ojos vieron otra cosa que no fuera a él, pude observar el lugar donde estábamos. El banco a donde nos dirigimos a sentarnos estaba frente a una enorme fuente, era como una especie de mujer, tenía los brazos extendidos hacia el cielo y el agua salía de la base donde estaba colocada formando un bonito arco, y las luces de los focos y de la noche la hacían ver preciosa.
- Bueno ya que no sabré tu nombre.. - dobló una de sus piernas girando un poco en el banco - Yo quiero conocerte así que comencemos sabiendo otras cosas ¿Te parece?
- Okay - respondí un poco dudosa esperando que no preguntara cosas tan personales
- ¿Color favorito? - solté una pequeña risa por su peculiar pregunta.
- Celeste - miró mi vestido.
Estaba comenzando a doler nuevamente mi cabeza, así que decidí soltar mi cabello sin quitarle la vista de encima y podía notar como sus ojos no dejaban de mirar ninguno de mis movimientos.
- ¿A quién le heredaste esa belleza y hermoso cabello? - intentó tomar un mechón pero un autoreflejo hizo que me aparte
- Lo siento - me guiñó un ojo haciéndome entender que todo estaba bien - El cabello de mi madre y supongo que la belleza como dices, también.
- Ya lo creo - con esa respuesta le regalé la sonrisa más sincera de toda la noche.
Estuvimos más o menos como una hora platicando, miles de tontas preguntas iban y venían, me reí muchísimo, si que se empeñó en caerme bien y en conocerme.
Yo pregunté una que otra cosa, como si era de este país, a eso respondió que si pero que estuvo un tiempo fuera de ésta ciudad. También pregunté Si estudiaba y afirmó que ESTUDIABA verbo pasado, parece que cambiaría de carrera, y que esa cámara sería su próximo sueño, pues le pregunté si eso era su hobbie.
Cuando ya estábamos caminando de regreso a la fiesta, estaba calmada, un tanto feliz por así decirlo, porque en realidad la había pasado muy bien con Mason, algo que no creí pudiera pasar al principio, pues es muy parlanchin y yo muy callada. Lo bueno es que no había preguntado más mi nombre.
Cuando pasamos al salón, pensé en mis amigas, quienes debían estar locas buscándome, por un momento las olvidé.
- Si quieres puedo ayudarte a buscar a tus amigas - ofreció pero negué de inmediato con mi cabeza.
Cuando intenté hablar para despedirme, en mi campo de visión - la poca que me quedaba claro estaba - apareció Abigail, pero cuando intenté que no hablara ya era muy tarde.
- CAMILA - Gritó y me di una cachetada mental en el momento, no podía creerlo - OH POR DIOS ¿DONDE ESTABAS?
Giré a ver a mi acompañante y tenía una sonrisa enorme en los labios.
Agh juro que nunca había tenido tantas ganas de que me tragara la tierra.
Quería matar a Abigail.
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N/a: La historia va tomando forma
Coméntenme que les va pareciendo.
Muchas gracias a quien leen esta linda historia, por sus votos y sobre todo por sus comentarios.
Un beso #Gely