⚠️
Las paredes de aquella habitación eran de cemento, no estaba recubierto por nada y además este material estaba mal esparcido, dejando algunos grumos y desniveles. Aquella imagen ya le trajo malos sentimientos a la morena que cuando se levantó de aquél colchón incómodo miró a sus lados y dio una vista completa a ese espacio grande, viendo a algunos de los chicos sentados con la cabeza apoyada en la pared, otros tirados en el suelo mirando al techo, otros dando vueltas por allí... Estaban en un sitio abandonado, era seguro. Las miradas de los chicos pasaron todas a ella y se levantaron de donde estaban para correr hacia donde todavía estaba sentada, algunos soltando suspiros, otros diciendo su nombre y otros sonriendo de una manera más tranquila, les habían quitado un peso de encima.
—Bebé— se puso al lado del que anteriormente ya estaba ahí y abrazó a su hermana— ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien?— las lágrimas hicieron acto de presencia en el rostro de ella, apretando más a Jay entre sus brazos y soltando por fin los sollozos que callaba su garganta. El morocho la apretó aún más cerca si era posible, acariciando su cabeza con cariño y lamentándose de no haber matado a aquel idiota antes, mientras un dolor en su pecho se expandía aumentando el nudo en su garganta.
La situación dejaba a todos al igual que el hermano, todos querían salir de aquella situación lo más rápido posible y acabar con todo de una vez, poder poner punto y final y seguir con sus vidas como antes de todo eso, pero todos sabían que iba a ser imposible. Mimi seguía recordando aquellas imágenes del pasado, aquella agonía, aquellas lágrimas y gritos, aquellos lamentos, todo, y quería olvidarse ya de ello. Creía haberlo superado, pero en algún momento la herida se volvió a abrir y a sangrar. O es que realmente nunca se había terminado de curar.
Cuando se calmó los chicos la abrazaron, besaron y dijeron cosas bonitas en sus oídos para hacerle sentir mejor, mostrar su apoyo entre todos y que nunca más la dejarían sola, y poco después empezaron a esparcirse otra vez por aquel lugar desconocido, o al menos para la chica, pues ella no estaba consciente al llegar. Jay la volvió a envolver en sus brazos y dejó la cabeza de Mimi en su pecho, para que al igual que cuando eran más pequeños y dormían juntos escuchase su corazón latir y se relajase paulatinamente.
—Te quiero— besó su cabeza y la acercó aún más a su cuerpo. Pero de inmediato aquella puerta se abrió y por ella pasó una figura masculina con un pasamontañas y dejó su mirada fija en la chica. Llevó la mano al borde de aquella "máscara" negra y la empezó a levantar, dejando a la vista un rostro con unos grandes rasgos, una piel morena y una sonrisa perfectamente alineada que escondió levemente mientras se acercaba a la morena.
—Mimi, que bueno que despertaste. Ya tenía ganas de verte— estiró la mano para tocar su rodilla pero el cuerpo de su hermano se interpuso entre ambos, dejando a la chica apoyada en la pared, y se levantó cogiendo por el cuello al contrario, volviendo con su faceta de ira. Pero el otro fue rápido, y en dos segundos sacó el arma de su bolsillo trasero, apuntando al techo— Yo que tú quitaría las manos de mi cuello ahora mismo— y sonrió de manera ladina. Jay hizo lo que mencionó el armado, y este se acercó a Mimi volviendo a ponerse de cuclillas, llevando la mano libre a su mejilla— Hola mi amor.
—No la toques— le cogió el hombro tirándolo hacia atrás, y al muchacho ya se le acabó la paciencia. Se levantó y colocó la punta de la pistola en el pecho de Jaebeom, quien levantó las manos por acto reflejo, pero siguió mirándolo de aquella manera tan dura.
—Me estás cansando chaval. ¿Quieres morir a caso o vas a dejar de interrumpirme?
—Deja a mi hermana en paz— el acercamiento era tan que las frentes de ambos estaban juntas, empujando lo justo para no dejarse ganar por el otro pero tampoco abandonando la batalla de miradas— ¿O quieres morir tú?— no pudo aguantar la carcajada, así que se tuvo que apartar para reírse de aquella frase. Los demás estaban mirando la escena con miedo corriendo por sus venas, lágrimas por la cara de algunos, pero no se atrevían a decir ni hacer nada, no se movían ni un centímetro porque con una bala podían morir tan pronto como abran la boca.
—Creo que no te das cuenta de la situación— empezó a dar vueltas alrededor de la figura del moreno— Si me pudieses ganar o incluso matar ninguno de vosotros seguiría aquí esperando cual es el siguiente paso, ni estarías intentando defender a tu hermanita con esas frases con las que no ganas nada, porque si no recuerdas— llevó el arma a la cien del contrario— el único que tiene una pistola soy yo.
Empujó su cabeza y empezó a andar hacia la salida, pero cuando estaba por salir se giró y miró a la fémina.
—En un momento vuelvo a por ti, mi reina.
—¿QUE QUÉ? ¿CÓMO QUE NO SABES DÓNDE ESTÁN LOS CHICOS?— Jinyoung estaba a punto de explotar. Creía tener toda la situación más o menos controlada, pero cuando el manager le llamó y contó la situación la furia volvió a correr por el cuerpo del CEO— Buscalos ahora mismo, solo quiero ver una llamada tuya para cuando los hayas encontrado.
Colgó con dureza, soltó un quejido y llevó las manos a su rostro. Eran las tres de la madrugada y debido a aquella situación la empresa no había podido volver a su ritmo normal, no habían podido irse a sus casas y por supuesto no habían podido dormir ni tres minutos. Al menos la carta de la empresa había calmado a la prensa y medios de noticias, pero aún existía un revuelo y ese no podría ser calmado hasta varios días después o directamente cuando vean que lo dicho por ellos era real y se estaba llevando a cabo. Pero aún así las horas pasaban y la llamada del manager del grupo no llegaba a su teléfono, así que se dispuso a llamarlo, pero un mensaje por kakao de uno de sus artistas llegó y se dispuso a abrirlo, y cuando leyó el nombre de "GOT7 Park Jinyoung" lo más rápido que pudo entró en el chat.
[UBICACIÓN COMPARTIDA
Disponible las próximas 8h]
Trae a la policía
04:57
Yugyeom estaba en los brazos de su noona mucho más tranquilo pero aún con el miedo y la preocupación de que seguían en aquel sitio. Mimi se había encargado de abrazarlo muy fuerte, limpiar sus lágrimas y mecerlo en sus brazos como si fuese un bebé para calmarlo, lo que al parecer funcionó, y ahora lo tenía con sus brazos alrededor de su cintura, el rostro en su pecho y las pequeñas manos de la morena en las hebras del más alto, acariciando con dulzura y cariño, dejándolo aún más relajado. Yugyeom en ningún momento había dejado de llorar, lagrimear o moquear hasta que estuvo en los brazos de la chica siendo mimado y querido, y es que por mucho que los demás hayan intentado calmarlo nadie sabía hacerlo mejor o incluso igual que ella. No sabía por qué, pero se sentía protegido si los brazos de su noona rodeaban su cuerpo de la manera en la que solo ella sabe hacerlo. Pero la puerta se abrió y se volvió a ver al mismo hombre de antes, así que para su desgracia el abrazo de Mimi se debilitó y empezó a recorrer aquel gran miedo por su cuerpo otra vez.
Y Mimi, por una parte, se sentía segura, o al menos se forzaba a sentirse así para poder calmar a su bebé, a los demás chicos, y a sus emociones. Porque ella realmente quería gritar, llorar, desaparecer de ese mundo o volver el tiempo atrás en el que había salido por aquella puerta para dar un paseo y "despejarse". No quería sentirse débil como ella realmente era, no quería dar la imagen de chica frágil que necesita de alguien para cuidarse, porque ella sola podía, y si tenía que hacer algo para dejarlos libres lo haría. Daría lo que fuese por ellos. Así que con cariño quitó los brazos de su dongsaeng de su alrededor, se levantó y sacudió sus pantalones aparentando seguridad, pero sus piernas estaban flaqueando y no sabía si podría dar un paso por seguro, pero aún así lo intentó.
—Hola bonita— sonrió el chico, el cual se encontró con la chica a mitad de camino, mientras los ojos de los demás estaban muy abiertos, no se esperaban que Mimi fuese hacia él tan confiada y el terror por saber qué mierda estaba pensando o intentando hacer la morena poniéndose frente a él de aquella manera. La mano del castaño pasó por la mejilla de la morena y miró fijamente a aquellos ojos brillantes y rojos por haber llorado— ¿Sabías que eres preciosa? Como para no saberlo— rió por lo bajo y bajó la mano hacia la muñeca y agarrarla con fuerza, sacando un gemido de dolor por su parte.
—¿Qué estás haciendo?— se levantaron algunos chicos, algunos empezaron a caminar, pero cuando volvieron a ver el arma levantada hacia su dirección todos pararon en seco. Tragaron el nudo de su garganta y respiraron pesadamente.
—Ni se os ocurra moveros— dio una mirada por todas y cada una de las caras de los chicos, y se paró en una en especial— Tú, ven aquí— señaló con la pistola a Bambam, quien se había olvidado hasta de su propio idioma, así que andar se le hizo casi imposible. Se intentó levantar, apoyándose en la pared, y a pasos pequeños fue hacia su dirección— Sal, venga.
El peliblanco salió de la sala y poco después lo hicieron el desconocido agarrando a Mimi por la extremidad, cerrando la puerta a su paso. Caminaron hacia una puerta que estaba justo en frente de la otra, y con una llave abrió el pomo y pudieron ver el interior de la sala, que al igual que la anterior tenía las paredes de cemento, pero ésta era más chica y contenía una silla justo al frente y una en una esquina, y atrás había una mesa con una maleta en lo alto. Llevó a la morena hacia el asiento de en medio de la sala y le ató las manos a su espalda, sus tobillos a la pata de cada silla e igual con el más alto, el cuál no hizo ningún impedimento por zafarse pues sabía que podía salir con una bala entre ceja y ceja. Pero al ver lo que iba a pasar se maldijo por no haberlo hecho.
—No no no no, por favor no le hagas na-
—Cállate— lo miró amenazante, y con aquella tela en sus manos caminó hacia donde estaba sentado y la colocó en su boca, provocando que lo que intentase decir saliese como un balbuceo. Caminó otra vez hacia su maleta y cogió otra, la cual puso en los ojos de la morena y la miró con una sonrisa, para después sacar un cigarro, encenderlo con el fuego y darle una profunda calada— ¿Sabes lo que me gusta verte llorar, Mimi? No sabes el placer que me da ver las lágrimas caer por tus mejillas rogando que te dejen en paz. Así que tú, peliblanco, vas a tener el honor de compartir el placer conmigo, ¿okay?
Caminó por alrededor de la silla y dio otra calada que soltó en la oreja de la chica, por lo que una corriente pasó por su cuerpo provocando un pequeño espasmo que dejó una sonrisa en el mayor. Se colocó detrás de ella y hundió el cigarro en la piel de la contraria en la zona de la escápula, donde ninguna tela le cubría, y Mimi no pudo evitar gritar del dolor al notar su piel siendo quemada. Mordió su labio, intentando no dejar escapar un sollozo, pero provocando que sus ojos se llenasen de lágrimas y que algunas cayesen por su rostro mojando también la tela. Bambam se movía, gritaba e intentaba quitar aquella tela de su boca, no podía estar viendo eso, no podía ser real esa situación, todo era una pesadilla, se repetía. La peor pesadilla de su vida.
El castaño volvió a encender otro cigarro, mientras seguía dando vueltas y disfrutaba de las lágrimas que corrían por el rostro de su preciosa. Cuando estaba por la mitad lo volvió a hundir en su piel, al lado de la otra, provocando la misma reacción en la chica, solo que esta vez sí sollozo y gritó más fuerte pues la zona ya estaba delicada, y ese último había dolido más así que un poco de sangre empezó a salir de esa última quemadura. Hizo aquello otra vez más, arrancando otra vez gemidos de dolor de la garganta de ella, dejando tres marcas en su piel. El otro chico había empezado incluso a llorar, por lo que el mayor se rió a carcajadas de su persona.
—¿Por qué lloras, idiota? Disfruta de las vistas, no siempre se puede ver a una preciosura como ella llorar. Se intentan hacer las fuertes, pero no pueden aguantar las lágrimas para siempre— se acercó a la chica, y pasó el dedo índice por su abdomen descubierto y cuando llegó al borde del pantalón volvió a subir incluso por su pecho, cuello y finalmente barbilla— Me pone verte llorar, ¿puedes seguir haciéndolo?— con el mismo dedo volvió a su hombro y bajó la tiranta de su top dejándola caer en el brazo, viendo la zona descubierta y sonriendo. Besó la zona y en ese momento ella se empezó a sacudir, pero él clavó sus dientes y Mimi volvió a gritar, hundiendo su cuerpo en la silla dejando caer aún más lágrimas. Siguió bajando sus besos por sus clavículas, por encima de su ropa y también por el abdomen, para luego volver a subir, haciendo el mismo camino que hizo su dedo anteriormente y besando las lágrimas de sus mejillas.
La respiración de Mimi estaba muy agitada, no paraba de llorar y sollozar en un tono alto, por lo que la habitación se llenaba de ellos. Sus manos entraron al juego y empezaron a acariciar las piernas de la chica, y subió al borde de sus pantalones desabrochando el botón y acariciando su cintura mientras sus labios se entretenían en su cuello, lamiendo la sangre que salia del mordisco anterior. Gracias a los astros un ruido fuerte hizo que se alejase, suspirase, y saliese de la habitación con el arma en sus manos avisando que volvería en unos momentos. Bambam aprovechó para hacer muecas con su cara, quería bajar la cinta de su boca, y no lo logró hasta un minuto después cuando los sollozos de la morena pararon pero su cuerpo estaba sin moverse ni un misero centímetro, incluso diría que estaba desmayada si no fuese porque su respiración todavía movía levemente su pecho.
—Mimi, Mimi por favor aguanta solo un momento, solo un segundo. Voy a lograr salir de aquí y sacarte ¿vale? No pienses en él, no pienses en nada de esto, piensa en todos nosotros ¿sí? Cuando salgamos de aquí vamos a ir a por un helado, vamos a ir a un parque temático y vamos a subir en muchas atracciones. Mimi por favor, aguanta— la agonía en su voz era palpable, y por mucho que intentase calmarla y a la vez calmarse nada era posible porque solo quería salir de ahí y llevarse a la chica con él para quitarle todo este infierno de encima.
La puerta se abrió sin tener que seguir dándole patadas al pomo, pero al ver al hombre enfadado con su arma todos se asustaron cuando un disparo hacia el techo sonó en la sala. Todos se hicieron ovillos, se dieron la vuelta o se agacharon porque creían que la bala iría para uno de ellos, agradecidos estaban de que no habían salido dañados. Aún.
—¿Qué cojones creéis que estáis haciendo?— de un puñetazo el arma se calló de sus manos y el chico retrocedió, el golpe había sido demasiado fuerte, y Jay siguió dándole golpes pero en un momento el otro se subió encima de él y empezó a golpearlo para abrirle heridas en su rostro. Algunos de los chicos actuaron lo más rápido posible y los alejaron a ambos.
Y en ese momento el sonido de su salvación se empezó a escuchar. Unas sirenas de policía se escucharon cada vez más cerca, las luces se empezaron a hacer visibles en recinto debido a las altas ventanas y el ruido de disparos y gritos se hicieron audibles. ¿Cómo era aquello posible? Se había asegurado de quitarle los móviles a todos, lo juraba, él... miró las manos del moreno quien sacó un móvil del bolsillo de su abrigo y entrecerró los ojos. Aquel idiota había arruinado sus planes.
La policía entró en la sala y Jaebum al verlos salió corriendo hacia la sala de enfrente, donde estaba seguro que estaban los dos integrantes que faltaban. Abrió la puerta y justo en frente se topó con el cuerpo echado hacia delante de Mimi en medio de la habitación en una silla atada. Vio como un poco de sangre salía de su cuello y como la ropa se encontraba desordenada en su cuerpo, el botón de su pantalón desabrochado y su top arrugado pareciendo más pequeño. El lider corrió hacia ella, quito las cuerdas de sus tobillos y muñecas y dejó caer el cuerpo de la morena encima suyo, levantándose y enredando por su cuenta las piernas de la chica en su cintura y abrazando con fuerza su torso mientras sus brazos estaban alrededor de su cuello al igual que su rostro. Había más traqueteo en aquella habitación pero él se centró en salir con aquel cuerpo en sus brazos prometiendo que nunca más la soltaría.
Porque amaba a Mimi más que a sí mismo y estaría a su lado todo el tiempo de su vida.
ꪀꪮ᭙ 𝓲𝓽'𝘴 ꪖꪶꪶ ꪮꪜꫀ𝘳.