Había esperado tanto tiempo esas palabras, este momento.
Parpadeé varias veces, creyendo que estaba soñando o ilusionando esto, ya que no podía ser una visión. Lo oí titiritar y noté que se estaba congelando ahí afuera bajo la lluvia.
—Pasa —le dije sin ninguna expresión, haciéndome a un lado. Entró y se quitó la chaqueta algo mojada, dejándola en el perchero. —Voy a traerte una toalla. —Corrí escaleras arriba, tirando mi manta al suelo y tomé la toalla que había repuesto en el baño.
¿Pero que mierda está pasando?
—Gracias. —Me sonrió y se pasó la toalla por el cabello mojado. No pude evitar olfatear su perfume en el aire y me sentí feliz que estuviese muy concentrado en su proceso para notarme.
—¿Quieres un café? —pregunté cuando vi mi taza sobre la mesita de la sala. Porque aunque nos lleváramos mal, yo no era una maleducada.
—Claro. —Asintió con la cabeza y salí corriendo a la cocina, casi tropezándome con manta en el suelo. Usaba cualquier excusa para huir de su presencia porque, por alguna razón, estaba extremadamente nerviosa. Serví café en una taza y se la llevé hasta la sala, donde lo vi sentado en el sofá.
—Gracias —dijo otra vez. Tomé la manta y me senté, colocándomela sobre las piernas. El me vio tan cómoda en mi lugar, que me extendió mi taza de café.
—Gracias. —Dios, ¿ninguno iba a hacer otra cosa que agradecerle al otro?
—Veo que aún no has dejado de usar esa camiseta —dijo sonriendo algo triste, observando mi ropa. Me miré y recordé que llevaba su camiseta.
—Yo... —Me encogí en mi lugar.— ...hacía tiempo no la usaba. —Intenté que parezca que me movía para no quedarme quieta, pero se notó que estaba incómoda.
No podía evitar que sus ojos tan rotos llamaran mi atención. Este no era el Nathan que me fastidiaba y me molestaba todo el tiempo, de eso no había duda.
—No hay problema. —Ladeó la cabeza. —Ya es tuya. —Observó el suelo unos segundos y pude notar que estaba intentando posponer la conversación el mayor tiempo posible.
—Nathan, habla de una vez —dije impaciente y lo vi tomar su café nervioso.
—Es que... son tantas cosas que... —lo interrumpí.
—¿No sabes por donde comenzar? —Sonreí con un poco de nostalgia, recordando cuando me contó sobre la magia o que Irina era mi hermana.
—Supongo que empezaré por el principio. —Sonrió, entendiendo mi referencia. Dejó su taza en la mesita y se acomodó el su lugar. —¿Recuerdas... esa conversación que tuve con Tadeo en la escuela? —Asentí con la cabeza, por supuesto que el principio era ese. —Reynaldo intentó contactarlo para que forme parte de su plan. —Abrí mi boca sin poder creerlo. —Reynaldo sabía que el no se uniría a ningún grupo y no se como es que no lo vio en el ritual fracasado. Obvio Tadeo no iba a aceptar en un principio, claro. Pero aceptó fingir ser un infiltrado cuando supo el plan de Reynaldo. El solo me buscó para decirme lo que planeaba. —Esperaba que esto no fuese tan horrible como enterarme las primeras veces de los secretos de Nathan.
—¿Y que fue lo que planeaba? —pregunté siguiendo el hilo de conversación, porque algo me decía que si me desconcentraba un mínimo segundo, me perdería.
—Secuestrar a Thais. —Mis manos temblaron y casi derramé café sobre la manta. Dejé la taza en la mesita para que no sucediera otra vez. —Tadeo me lo dijo y lo primero que pensé es que no podía permitir que nadie le hiciera daño a mi hermana. No me lo permitiría, no podría ver a mis padres a los ojos luego de no hacer nada. Tenía que salvarla, pero ninguno de mis hermanos vendría conmigo.
—¿Por qué no? —Fruncí el ceño, intentando juntar la información.
—Porque Bernarda no quería que nadie más se arriesgue a morir. —La escena de el y la mujer en la cocina vino a mi mente.
No puedo dejar que nada le pase. Tu misma lo viviste...
No mandaré a nadie a una misión suicida...
¿Entonces dejarás que vaya solo?
—Ella tenía razón en algo; si era una misión suicida. Reynaldo se encargó de contactarse conmigo luego de unos días, sin saber que Tadeo ya me lo había dicho, y fue cuando escuché la voz de Thais. Supe que era verdad. —Bajó la cabeza por un segundo y tuve la necesidad de darle un abrazo a pesar de que disfrutaba su sufrimiento, nadie merece pasar por eso. —Fue horrible escucharla gritar mi nombre, pidiendo que la sacara de ese horrible lugar. No podía dejarla ahí, tenía que salvarla. Así que decidí ir solo. —Sonrió sin ni una pizca de gracia. —Creí que podría llegar a morir ahí. Tadeo me hizo saber todas las cosas que Reynaldo planeaba y supe que tenía pocas posibilidades de salir con vida de eso. —Lágrimas se acumularon en mis ojos al pensar que alguien pudiese llegar a matarlo. —No intentarlo no era una opción. Prefería morir en búsqueda de Thais que vivir con la conciencia carcomiéndome por dejarla morir allí. No podía permitirme que nadie sufriera por mi muerte y yo sabía que tú ibas a ser quien más sufrieras. —Sus ojos me miraron y sentí que quería soltar las lágrimas. —No iba a permitirme hacerte ese daño, así que tuve que dejarte.
Algo se removió dentro de mi. Una pequeña gota de esperanza mezclada con dolor y nostalgia. Me sentía muy extraña. Quería gritarle que no era la manera de arreglar esto pero otra parte de mi quiso llorar porque ese tormento había acabado, y el tuvo que atravesarlo solo.
—Pero... —Salió de mi boca intentando entender, no porque fuese a preguntar algo.
—Creí que te dolería menos el enterarte que me habían matado si ya no estábamos juntos, si creías que no te amaba. Esperé que en ese tiempo te acostumbraras a vivir sin mi, porque yo no pude. —Negó con la cabeza y ahora si, comencé a llorar como una niña.
—Entonces tu... —Apenas pude decir.
—Si, al principio si me acerqué a ti por Irina. Y te juro que no esperaba para nada enamorarme de ti. No creí que tuvieses ese efecto que nadie tiene en mi. Pero eso cambiaba cada vez que me colaba en tu habitación y te veía así vestida. —Me señaló la ropa y el cabello mojado. —Sin preocupaciones, sin intentar acercarte a mi con otra intención. Despertaste en mi lo que nadie logró; curiosidad. La manera en la que insistías en hablar conmigo después de ser tan frío. Cómo ignoraste por completo las advertencias y los chismes que rondan por ahí. Tu viste lo bueno en mi, incluso sin conocerme. Y sin darme cuenta, estaba enamorado de ti. —Se rio y luego frunció el ceño. —Pero se suponía que solo era tu novio por Irina. Todo terminaría cuando supieras que eran hermanas. —Bajó la cabeza.
—¿Por qué no me dejaste cuando me enteré? El plan estaba hecho, no tenías que fingir más. —Se rio sonoro.
—Porque no estaba fingiendo Alison. Me enamoré de ti sin quererlo, sin buscarte y fue peor de lo que creí. —Negó con la cabeza mirando hacia otro lado. —Cuando Irina me escogió para ser quien se acerque a ti porque era inmune, creí que sería fácil. Alguna cita, un beso y caerías a mis pies. Pero tú me hiciste caer a los tuyos primero.
Eso explicaba porque el no me dejó después de saber la verdad, sino cuando supo lo de Thais. No podía creer que todo esto había estado detrás de nosotros todo este tiempo y nunca lo había analizado. Bueno, si había analizado una supuesta extorsión, pero nada como esto.
—No quería dejarte. Juro que no. Sabía que Tadeo intentaría aprovecharse de eso y acercarse a ti, sabiendo que yo no podría impedirlo. No podía mostrar celos o meterme en lo que sea que ustedes tuvieran si quería que creyeras que no me importaba. El tenía camino libre y yo no podía hacer nada para que no lo intentara contigo.
Recordé todas esas veces que Tadeo se acercó a mi, y el no hizo absolutamente nada. El beso en la fiesta voló a mi mente, pero si recordé la advertencia que le dió cuando llegamos al entrenamiento luego de que el cuidara de mi esa noche de pesadillas.
Entonces, otra pista sin respuesta cruzó mi cabeza.
—Pero yo leí tu cuaderno —admití—. El cuaderno que me diste cuando me dejaste. Tenías todo escrito allí, todo lo que debías hacer y recordar. —Se rio negando.
—Es falso Ali. Fue un invento para que fuese más creíble. Ese no es el cuaderno que yo siempre portaba, el original lo tiene Irina. Y conociéndola, ya lo debes tener tú. Léelo y vas a saber que es verdad. —Soltó un suspiro. —Ah, y te aclaro que nadie sabía esto hasta esta mañana cuando se los dije. Nadie, ni siquiera Bernarda, ella solo sabía lo de Thais. A nadie le dije porqué te estaba dejando. Así que si tienes que enojarte con alguien, es conmigo. Ellos no sabían nada de esto.
Eso explica como mi hermana estaba tan convencida de que Nathan aun sentia cosas por mi. Me relajó el saber que ninguno de ellos me estaba mintiendo, pero Nathan si, otra vez.
—Tu me dijiste a los ojos que no me amabas —sollocé un poco y vi como clavó sus ojos en la manta de mis piernas.
—Nunca podría decir eso mirándote a los ojos. —Ahora si dirigió su mirada a mi. —Lo único que pude decir mirándote y con la verdad, fue "te he dicho lo que te tenía que decir" y así fue. Si quería que no sufrieras por mi, debía alejarte. Además te conozco, si te lo decía, ibas a querer acompañarme o intentar convencer a Bernarda de permitir que mis hermanos vinieran conmigo. Pero yo sabía el riesgo que enfrentaba, y no quería poner yo tampoco su vida en riesgo. Entonces desaparecí.
—¿Donde estuviste? —pregunté intrigada. Recordando esas semanas en las que no lo había visto de nada y los Clarke dijeron que aparecía poco y nada por la casa.
—Tuve que ir a visitar a mis padres. Ambos estaban devastados por creer que Thais estaba muerta, pero no podía decirles que había una posibilidad de salvara, si lo hacía, ellos mismos irían en su rescate y estarían todos muertos. Me despedí de ellos como si supiese que nunca más los vería y volví a Hills Town. Creí que unas cuantas semanas serían suficiente para que te olvidaras de mi.
Negué con la cabeza, sin poder creer que el pensara que era tan fácil sacarlo de mi mente.
—Pero Irina en una discusión que tuvimos me dijo que aún sufrías mucho. Irme no fue suficiente. Entonces tuve que adoptar esa postura idiota para que me odiaras un poco.
—¿Un poco? —pregunté interrumpiéndolo mientras me cruzaba de brazos.
—Si ibas a sentir algo por mi, quería que fuese algo que no te hiciera sufrir. Al fin y al cabo, si moría, te ibas a sentir un poco feliz de no tener que verme mas. —Me estremecí ante esa ultima oración. Tomó un poco de café y parpadeé, intentando buscar una falla en su explicación. —Le agradezco a todos ellos por contenerte cuando me fui, de verdad que si. Se que Elias también hizo un buen trabajo. —Algo se oprimió en mi pecho y solté un gemido, pero recordé que todos esas ratas habían tenido su merecido.
—Me encargué de vengarme de todos ellos —dije orgullosa de mi misma, ignorando el recuerdo de mi amigo muerto. El sonrió.
—Lo se, fue impresionante. Jeremiah y Gale estuvieron en las noticias sin ninguna pista, pero yo supe que habías sido tu. —Lo miré atentamente.
—¿Por qué no querías que descubriera donde estaba Reynaldo? ¿por qué asesinaste a Evelina antes que yo pudiese llegar a ella? —Se acercó un poco a mi.
—Porque estabas acercándote a la verdad Ali. Si alguien de ellos llegaba a decirte que tenían a Thais secuestrada, no hubieses dudado un segundo en ir conmigo. O peor, tu sola sin mi. Tuve que ser más rápido que tú y borrar rastros de quien tenga pistas, así yo sería el único que supiera. —Asentí con la cabeza.
—Bueno, lo hiciste bien —dije recordando el martirio que fue encontrar pistas con el unos cuantos pasos delante de mi.
—No conté con que Tadeo estaba de tu lado. El me informaba los planes de Reynaldo, por eso fue que supo donde se escondía Evelina, pero eso no me lo dijo a mi, sino que te lo dijo a ti primero. Cuando se enteró que en vez de alejarte, querías ir en busca de respuestas, corrió a avisarme para que la eliminara de tu camino. Se que lo hiciste bien con Jeremíah y Gale, pero Evelina podría haberte matado. —Asentí con la cabeza, recordando que Tadeo e Irina me habían dicho lo mismo varías veces.
—Lo sé, no estaba pensando en esos momentos. —Bajé la cabeza, recordando la furia que solía moverme en ese tiempo.
—Y entonces, cometiste la locura de seguirme al almacén esa noche. —Las campanas que sonaban mientras Luca se quedaba sin oxígeno volaron a mi mente. —Tengo que admitirlo, fue impresionante cómo derribaste a Jaden, pero algo pudo haber salido mal y hoy no estaríamos aquí.
—¿Cómo es que tu hermana no vino a vivir con Bernarda si ella también tiene poderes? —pregunté esa duda que me había hecho alguna vez.
—Bueno, nacimos con magia en la sangre pero los poderes tardan unos años en desarrollarse. Algunos comienzan a tener su poder a los cinco, siete o incluso no aparecen hasta los diez años. La magia hace lo que quiere y como lo quiere en nosotros. Thais no tuvo magia hasta un poco antes que yo te conociera, pero mamá no quería separarse de ella. No quería perderse su infancia como lo hizo conmigo, así que se negó. Y como mis padres ya no tienen magia, entonces Thais comenzó a tener los típicos arrebatos de poder. Llovía, salía el sol, nevaba y a las dos horas hacía un calor insoportable. Mamá consideró en enviarla con Bernarda, pero cuando supo que Elías murió, no quiso arriesgarla a eso. Pero entones... ella desapareció y no pudo elegir. —Su historia terriblemente corta pero dolorosa me hizo estremecer y cambiar de tema.
—¿Que hay de Danali? —pregunté sintiendo ese sabor amargo en mi boca otra vez, pero el solo gruñó y revoleó los ojos.
—No se que hace aquí. Bernarda la adora y aunque nadie la quiere en la casa, aún no quiere irse. —Negué con la cabeza.
—Me refiero a... si aun hay algo entre ustedes.— Frunció el ceño automaticamente.
—No, por supuesto que no. Ella se enteró por alguien de la escuela que ya no estabamos juntos y apareció en el pueblo, aún no estoy seguro como pudo entrar en la cafeteria de la escuela sin ser alumna.
—Quizá se la chupó al director. —Acoté con todo el veneno que mi voz permitía y lo vi sonreir divertido.
—Es posible, pero no me interesa en lo absoluto lo que haga —respondió lo que parecía ser la verdad pero aun había otro cabo suelto.
—El dia de fiesta, tu bebiste cuándo se mencionó tener sexo con alguien de la ronda. —Asintió sabiendo lo que iba a preguntar. —Ustedes...
—Eso sucedió hace como tres años, cuando aún era mi novia y yo no te conocía para nada. Es más, en ese entonces, Irina aún no había encontrado pistas en Califronia. Fue hace mucho tiempo. —Asentí con la cabeza, relajandome.
—¿Por qué no me dijiste esto sin tener que dejarme? Habríamos buscado una solución juntos. No tenías que mentirme. —Negué con la cabeza. —No debiste tomar esa decisión por mi.
Quería enojarme. Era la segunda vez que me mentía y no era excusa que era por mi propio bien, yo tenía que tomar mis decisiones.
—Alison, no me habrías dejado ir tras Thais solo y habrías querido venir conmigo, a lo que yo me negaría y terminaría en una discusión inútil. Estamos hablando de un tema de vida a muerte, y si, se qué tomé la decisión por ti, pero fue lo que atiné a hacer en el momento de desesperación. Mi hermana estaba secuestrada, estaba aterrado de perderla y perderte a ti también en un intento de rescatarla. Lo siento. —Movió su cabeza negando.
—Me mentiste Nathan. Otra vez —dejé en claro.
—Si, lo sé. Pero hoy respiras y estás viva. Si me odias y no vas a perdonarme, no me importa. No digo que no vaya a luchar por tu perdón, pero si no quieres que lo intente, soy feliz con eso. —Hizo una mueca con sus labios.
—¿Tu... sabias que Irina y yo te seguiríamos a Greenwood? —pregunté recordando eso, el pensó la respuesta unos segundos.
—No tenía la certeza, pero cuando Tadeo me dijo que te dejó en casa de Bastian y pude irme sin que Irina viniera detrás de mi, creí que no tendría espías. Hasta que te encontré en el orfanato, y luego a Noel y Cato también. Dios, están locos por seguirme a un suicidio. —Negó con la cabeza. —No debiste arriesgar tu vida así por mi, fue en vano dejarte y alejarme si de todas formas fuiste detras de tu curiosidad. —Tomó mis manos en las suyas. —Tenía miedo de perderte.
—¿Y como te salió eso? —pregunté un poco enojada.
—Alison, te dejé porque te amo y necesitaba que dejes de amarme. —Sus ojos se veían tan profundos que sentí que me perdía en ellos. Formé una sonrisa nerviosa.
—Pues no has hecho un buen trabajo. —Las comisuras de sus labios subieron en una mueca alegre. Si, estaba dolida y enojada, pero no tenía porque mentirte al respecto, no tendría sentido. —Porque no he dejado de amarte.
**
Nota de la autora: Se lo dijo, se lo dijo! Capítulo largo para que disfruten el fin de semana✨
PD: Que piensan que sucederá ahora?😬 Ali lo va a perdonar? Si es que lo perdona, vuelven a estar juntos? Que les gustaría?
PD2: Que pregunte es para saber sus teorías, opiniones y sentimientos por los personajes. La historia ya está terminada hace mucho y NO voy a cambiarla☺️
Gracias por leer, votar y comentar💕
Besos sobrenaturales,
Sofi Garrido.