¡Mi Profesor Es Shipper!
"Estúpida Suerte..."
-N. O.-
Carla.- Es un buen chico, seguro a tu padre le agrada
Samuel.- Eso espero...
Carla.- Sam, cuida de él... Puedo ver que realmente te gusta, así que asegúrate de cuidarlo bien ¿Vale?
Samuel.- No tienes por que decírmelo
Carla.- Ahora solo queda que se gane a tu padre
Samuel.- Lo hará, lo sé...
Samuel le Sonrió a su madre, confiado. Sabía que Doblas sería capaz de agradarle a su padre, no había forma de que a éste no le agradara el peliblanco.
Después de una pequeña charla con su madre y de haber ido a por su chaqueta, Samuel volvió a donde su padre y Doblas, junto a su madre.
Samuel.- ¿Nos vamos ya, Rub?
Rubén.- Sí, claro
Carla.- Nos vemos después, Rubén
Rubén.- Claro, muchísimas gracias por invitarme
Eduardo.- Espero verte algún otro día, chico
El par de chicos salieron del lugar.
Ambos iban en silencio, uno al lado del otro.
Samuel, con delicadeza, tomó la mano del peliblanco, ocasionando que éste le mirara nervioso y con una sonrisa avergonzada.
Samuel.- Todo salió bien ¿No?
Rubén.- *Asiente* Tu padre lo ha aprobado... Te juro que por momentos sentía que me echaría a patadas...
Ambos chicos rieron, para que después Doblas hablara nuevamente.
Rubén.- Yo... También debería decírselo a mi padre...
Samuel.- ¿Crees que se lo tomará mal...?
Rubén.- No lo sé, y es muy frustrante ¿Sabes? Mi madre ya lo sabe... Siempre lo sospechó, en realidad... Pero no sé qué dirá mi padre al respecto...
Samuel.- Bueno... Si tú quieres... Podríamos decirle juntos...
Rubén.- ¿Tú... De- De verdad lo harías?
Samuel.- Si te sientes más confiado así, por supuesto -sonríe-
Rubén.- *sonríe* Vale, lo pensaré y luego te digo...
Samuel.- Rub...
Rubén.- ¿Sí?
Samuel.- Te quiero...
Rubén entonces, sintió su corazón latir con fuerza.
¿Había escuchado bien?
Doblas había pensado en decírselo también, pero esta vez Samuel se le había adelantado.
Sonrió nervioso y miró al castaño, quien también lucía bastante avergonzado, pero joder, se veía tan lindo.
Rubén.- sonríe- Yo también te quiero, Samuel...
Tal vez era muy pronto para un "Te amo", pero un "Te quiero" también significaba mucho para ambos, y por el momento, que el contrario le dijera aquello era suficiente.
Siguieron caminando juntos, aún manteniendo el agarre de sus manos.
Rubén.- Hasta aquí está bien, Sam, no es necesario que me acompañes hasta casa...
Samuel.- Dejame hacerlo, me gusta...
Rubén.- V- Vale... - Responde, con las mejillas ruborizadas y una pequeña sonrisita.
El par de chicos continuaron caminando hacia el hogar del peliblanco, la cual no quedaba muy lejos.
Durante el trayecto, mantuvieron sus manos unidas, mientras iban en silencio.
Un silencio tranquilo y cómodo para ambos chicos.
El único sonido que se escuchaba era el grillar de los grillos y un viento ligero, la luz de las farolas hacía el camino más idílico para ambos.
Tras unos minutos, llegaron al hogar de Ruben.
Rubén.- Gracias por acompañarme...
Samuel.- No es nada, eh... ¿Quieres... Que nos veamos mañana?
Rubén.- C- Claro... ¿A qué hora?
Samuel.- Por la tarde, te envío mensaje ¿Vale?
Rubén.- Vale...
Un corto silencio se hizo entre ambos, para que después Rubén soltara un pequeño suspiro y mirara al mayor.
Rubén.- Bueno, hasta mañana
Samuel.- Hasta mañana, Rub
Rubén se acercó al mayor sin previo aviso, sorprendiendolo con un beso en los labios que De Luque no le negó.
Samuel se relajó y tomó al peliblanco de la cintura, acercando sus cuerpos con lentitud.
Era un beso lento y tranquilo, un beso dulce que ambos recordarían.
Al separarse, se miraron a los ojos.
Ambos chicos tenían un brillo especial en estos.
Rubén.- Y- Yo... Eh... Ha- Hasta mañana...
Dicho aquello, Doblas se separó del chico y entró a su hogar, dejando a De Luque fuera, quien soltó una risita por lo adorable que le había parecido la reacción del menor.
Rubén.- Joder...
Se dice a sí mismo, recargado en la puerta de la entrada.
Fernando.- Doblas
Al escuchar la voz de su padre, Rubén se sobresaltó, mirando con sorpresa al mayor.
Rubén.- P- Papá... Me asustaste, joder...
Fernando.- ¿Podrías decirme en dónde estabas?
Rubén.- Salí con un amigo... Le avisé a mi madre...
Fernando.- Rubén... ¿Ese chico que acaba de irse era ese amigo?
Rubén.- Sí, es Samuel, lo recuerdas ¿No?
Fernando.- Claro que lo recuerdo
Un pequeño silencio se formó en el lugar, hasta que Rubén interrumpió.
Rubén.- E- Espera... ¿Tú... Viste a Samuel...?
Fernando.- Correcto
Rubén.-... Tú... Lo viste todo... ¿Cierto...?
Fernando.- Te ha costado comprenderlo
Rubén.- Y- Yo... Puedo explicarlo...
Fernando.- Te escucho
Rubén.- B- Bueno... Él... Eh... Samuel...
Fernando.- *Suspiro* Rubén, ve a dormir que ya es tarde, ya hablaremos de esto mañana
El adulto se retiró del lugar, dejando a Rubén, quien no podía dejar de pensar en lo tonto que había sido al besar al castaño en aquel lugar.
Su padre le había visto besando a Samuel...
Suspiró y subió con prisa a su habitación tras cerrar la puerta con llave.
Una vez en ésta, le envió un mensaje a Samuel poniéndolo al tanto de la situación.
Esperaba que todo resultara bien...
Estúpida Suerte... Pensó ¿Cómo es que su padre los había visto?
Un nuevo día se presentaba.
Luzuriaga se despertó temprano por la mañana, para preparar su desayuno y el de su pareja.
Se levantó de la cama procurando no despertar a su esposo y bajó a la primer planta de su hogar, en dirección hacia la cocina.
Hoy era su 5to° aniversario de matrimonio con Raúl, y al recordarlo, no pudo evitar sonreír.
Preparó dos tazas de café y waffles, tomó una de ellas y colocó unos cuantos waffles en un plato, para después tomarlos y subir nuevamente a su habitación.
Colocó el desayuno en la mesita de noche y se acercó a su esposo.
Borja.- Raúl, cariño... - Susurró en su oído, tratando de despertarlo, sin embargo el menor parecía no querer hacerlo aún.- Auron, despierta, el desayuno está listo
Sonrió con ternura al ver a su esposo taparse completamente con la manta, soltó una pequeña risita y negó divertido.
Borja.- Honey, despierta, se enfriará el café
Con tranquilidad, quitó la sabana del rostro del chico y dio un pequeño beso en los labios del mismo.
Borja.- Venga, despierta
Raúl.- Lo haré si haces eso una vez más
Responde, aun con los ojos cerrados y con una voz de recién despertar.
Borja.- *Suspiro* Si me lo podes así no puedo negarme...
Borja se acercó una vez más al chico, y dejó un pequeño beso en sus labios una vez más.
Álvarez abrió los ojos y lo primero que vio fue a su chico, mirándole con amor.
La mejor vista para comenzar el día.
Borja.- Feliz aniversario, Auron.- Dice, dándole el desayuno que preparó a su esposo
Raúl.- *sonríe * Gracias, cariño
Luzuriaga fue a por su café y una vez volvió a donde su esposo, ambos comenzaron a desayunar juntos, mientras veían una película.
Raúl.- Por cierto, recuerda que tienes que ponerte guapo... Mejor dicho, más guapo aún para esta noche
Borja.- Como si pudiera olvidarlo... Estoy ansioso por celebrarlo como se debe
Raúl.- Te amo demasiado ¿Te lo había dicho ya?
Borja.- *Ríe* Yo también te amo
Raúl.- Estoy muy feliz de celebrar esto contigo
Borja.- Yo igual... Ya quiero ver qué restaurant reservaste para esta tarde
Raúl.- Seguro que te gusta, es bastante lindo
Borja.- Cualquier sitio estaría bien mientras estés conmigo
Raúl.- Joder... No me provoque así, Luzu, que luego te quejas
Borja.- *ríe* Es que eres muy tonto, tío...
Raúl.- Tu tonto... - Sonríe, para después ser él quien besara los labios de su esposo.
Aquel día era muy especial para ambos.
Raúl y Borja celebrarían su aniversario y el primero nombrado ya lo tenía todo preparado.
Su chico se merecía todo y más de este mundo, así que se encargaría de mimarlo como el contrario solía hacerlo con él, porque se lo merecía.