Decidida a avanzar y a dejar atrás el pasado, Tamao comenzó a dar pequeños pasos para que sus sentimientos románticos por Nagisa se esfumaran. Volvió a enfocarse en los libros como una válvula de escape y empezó a escribir poemas de temáticas distintas al amor. En cuanto a la interacción con su compañera de cuarto, trataba de que fuera lo más natural posible; no quería recaer y dejarse dominar por un amor no correspondido.
―Tamao-chan, ¿puedo leer tu poema?
―Sí, claro.
Aunque Nagisa seguía siendo una persona que no comprendía nada de poesía, la peliazul pensó que aquel era un bonito gesto de su parte. Estaba consciente de que en el fondo su amiga trataba de recomponer la relación entre ambas y animarla un poco, pero desde su perspectiva, no era realmente necesario.
―Mmm... Mmm... No, sigo sin entender estas cosas. Perdón, Tamao-chan.
―Tranquila, Nagisa-chan. Sé que este no es tu fuerte ―le dijo sonriendo.
―Eso sí, noté algo. Tú sueles escribir sobre el amor, pero este poema habla sobre la alegría.
―Sí. Creí que sería bueno variar un poco ―suspiró―. Hay unas cuantas cosas que necesito cambiar en mí cuanto antes, y salirme de mi zona de confort al escribir era algo que en verdad necesitaba.
Tamao se veía feliz y Nagisa lo notó. De todas formas, esta última planeaba que su amiga fuera aún más feliz y, después de mucho pensarlo, ya tenía a una candidata a pareja en mente. Lo único que faltaba era conversar con ella.
(...)
En la sala del consejo estudiantil de Lulim, Chikaru se dedicaba a sus labores como presidenta. Aquel trabajo la llenaba de orgullo; el solo hecho de ayudar a su escuela lo hacía, y no solo a su escuela. Desde su lugar en las sombras, procuraba auxiliar a cualquiera que la necesitara, y en el último tiempo, quien más la necesitaba era su colega de Miator. Desde el año anterior la conocía, pero recién en el actual había podido convivir más con ella. A pesar del velo de dolor que la cubría en su momento, pudo reforzar la impresión que tenía de ella, con efectos secundarios que no esperaba.
A tal punto llegaron dichos efectos que en ese instante tarareaba una animada cancioncilla mientras trabajaba, sorprendiendo a las tres chicas que entraron de improviso.
―¡Chikaru-sama! ―exclamó la animada Kizuna.
―¿Acaso estás... tarareando? ―preguntó una curiosa Remon.
―Percival dice que era una melodía bonita ―murmuró la pequeña Kagome.
―Chicas, me alegra verlas, pero ahora estoy un poco ocupada.
―Perdón por interrumpir. Es solo que la escuchamos y quisimos ver qué la tenía tan feliz ―dijo la chica de lentes.
Chikaru cerró los ojos y sonrió un poco.
―Creo que no es momento de contarles la razón todavía. Más adelante, tal vez. Lo que sí puedo contarles es que es por algo muy, muy bueno.
―¡Genial! ―exclamaron las tres chicas, aunque la voz de Kagome se escuchó un poco más despacio.
―A Chikaru-sama solo pueden pasarle cosas buenas porque ella es una onee-sama muy buena ―comentó Kizuna.
―Percival dice que Chikaru-sama está enamorada ―dijo Kagome con su rostro inexpresivo mientras levantaba un poco a su osito de peluche.
La menor del grupo compensaba esa falta de expresión con una gran capacidad de observación y habilidades sorprendentes para alguien de su edad. Chikaru trató de no ser muy obvia, y aun así alguien se había dado cuenta de que estaba sintiendo cosas por otra persona.
―¿En serio? ¡Eso es genial! ¿Quién es ella? ¿La conocemos? ¿Va a esta escuela? ¿Es mayor? ¿Menor? ―la interrogó Kizuna como una metralleta.
―Kizuna-chan, no presiones a Chikaru-sama ―dijo Remon tratando de calmarla.
Si bien se vio sorprendida, la pelinegra no podía negarles la verdad a sus queridas kouhai. Con un ligero sonrojo en sus mejillas, comenzó a hablar:
―Bueno..., no diría que estoy enamorada..., pero sí siento cierta atracción por esa persona.
Tras oír los sonidos de admiración de las chicas, prosiguió:
―Ella es una chica con un corazón hermoso. Es amable, cariñosa, considerada y siempre dispuesta a ayudar. No negaré también que es un poco posesiva, pero sin contar eso, es alguien que tiene una enorme capacidad de amar, y eso me atrae mucho.
Incluso Chikaru se sorprendía un poco de escucharse, pero todo lo que decía era lo que en verdad veía y sentía.
―Ojalá Chikaru-sama y esa persona se hagan novias ―dijo Kizuna.
―Yo también lo quiero ―la apoyó Remon.
―Percival también lo quiere ―replicó Kagome.
Verse apoyada por todas las chicas menores hizo que la pelinegra sintiera un gran calor en su corazón. Era oficial: podía dejar ir lo malo que vivió con Makoto y enfocarse por completo en la nueva persona que captó su interés: Tamao Suzumi.
(...)
Tras una tarde de conversación con Nagisa, Tamao y ella se separaron, ya que la pelirroja tenía que ir a la biblioteca a buscar algunos libros. Al verse sola, la peliazul pensó en seguir escribiendo, pero evaluó un cambio de ambiente para mayor inspiración, por lo que dejó la habitación y se dirigió a la sala común del Dormitorio Fresa.
Poseída por la musa de la poesía, la mano de Tamao se movía como si tuviera vida propia, plasmando líneas que hablaban nuevamente de amor; pero esta vez no era un amor doloroso o imposible, era un amor que buscaba superar el pasado. Podía verse ímpetu, un brillo resplandeciente en sus morados ojos; no permitiría que el desamor volviera a apoderarse de ella.
―Vaya, parece que estás dejando atrás algunas cosas, Tamao-san.
―¿Yaya-san?
Yaya miraba los escritos de su amiga de Miator por sobre su hombro, provocando la sorpresa de esta.
―¿No dijiste que no ibas a renunciar a Nagisa-san? ―preguntó con un poco de burla detrás.
―... Han pasado algunas cosas desde entonces.
―Pues quiero saber. Anda, cuéntamelo todo ―dijo mientras se sentaba junto a Tamao.
Si bien la peliazul no quería ser demasiado explícita, sabía que Yaya era una chica insistente cuando se trataba de averiguar ciertas cosas, por lo que prefirió omitir información antes que mentir.
―He hablado con ciertas personas y me he enterado de... detalles. Todo eso me hizo darme cuenta de que seguir anclada a Nagisa-chan solo me haría más daño. ―Dicho eso, cambió rápidamente el tema―. Pero no hablemos más de mí. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo van las cosas con Tsubomi-chan?
Yaya sonrió.
―Ella y yo empezamos a salir formalmente hace dos días.
―¡Eso es maravilloso! Tsubomi-chan es una chica responsable y muy madura para su edad. Creo que serán muy felices juntas.
―Eso espero, Tamao-san. Eso espero.
La revelación de Yaya le dio nuevas esperanzas a la peliazul para sí misma.
―Volvamos a ti ―dijo la de Spica en un santiamén―. Ahora que no irás tras Nagisa-san, ¿tienes a alguien en mente? ¿Alguna chica que acelere ese corazón?
―No, nadie por ahora ―respondió con honestidad.
―Anda, debe haber alguien y no me lo quieres decir ―habló Yaya mientras picaba la mejilla de Tamao con su dedo.
―No, en serio.
Mientras las chicas jugueteaban, Chikaru pasó por ahí. En cuanto las vio, las saludó con la mano y siguió su camino.
―¿No crees que Chikaru-san es una chica muy interesante? ―comentó Yaya inmediatamente después―. La afortunada que gane su corazón será la envidia de muchas.
―Supongo que sí. Ella es muy popular, casi al nivel de las Étoile. Lástima que este sea su último año en la colina.
―Sí, habrá muchos corazones rotos cuando se vaya.
Ninguna de las dos vio la pequeña sonrisa que se dibujó en los labios de la pelinegra al pasar. La distancia contribuyó a eso.
(...)
―Me llevaré estos libros, Chiyo-chan.
―Como digas, Nagisa-oneesama.
La pequeña Chiyo hacía los trámites para el préstamo de libros mientras Nagisa la observaba.
―Por cierto, ¿cómo va lo de la búsqueda de una novia para Tamao-sama?
―Me ha costado..., pero creo que finalmente encontré una candidata para ella. Pensé muchos días en eso y considero que la chica que elegí es alguien con la que puede tener algo bonito.
―¿En serio? ¿Y quién es?
Nagisa clavó sus rojizos ojos en su kouhai, quien no entendía el porqué de esa mirada tan profunda.
―Chiyo-chan, ¿te gustaría tener una cita con Tamao-chan?
Con este capítulo, llegamos a la mitad de la historia. ¿Qué creen que pasará ahora? ¿Sospechaban que Chiyo sería la primera opción de Nagisa? ¿Aceptará ella la cita? ¿Chikaru pasará de la atracción al amor por Tamao? Todo eso se responderá en los capítulos que quedan.
Una cosa a destacar: he visto en distintos fansubs que el nombre del osito de Kagome varía. Les digo desde ya que el nombre real es Percival. Investigué al respecto y los errores vienen por la pronunciación japonesa (Pashibaru).
Con repecto a la canción «Voilà c'est fini», que da nombre al capítulo, es del cantante francés Jean-Louis Aubert. En realidad, es un tema sobre una relación que termina, pero aquí la utilicé como referente de un amor no correspondido que termina; eso corre tanto para Tamao como para Chikaru.