Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

Por ZaiJam

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•Segunda parte de Inferum. Huye y sigue escapando del infierno que el mismo se ha creado. Portada preciosa cr... Más

Inferum
1. Jaemin
2. Jeno
3. Mark
4. Jaemin
5. Mark
6. Jaemin
7. Jeno
8. DongHyuck
9. Jeno
10: Jaemin
11. Mark
12. Jeno
13. Jaemin
14. DongHyuck
15. Jaemin
16: Jaemin
17. Jeno
18. DongHyuck
19. Jeno
21. DongHyuck
22. Jaemin
23. Jeno
24: Entre el cielo y el infierno, parte 1
25: Entre el cielo y el infierno, parte 2
Eternum

20. DongHyuck

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Por ZaiJam



Había un personaje en mi libro favorito que siempre era nombrado pero nunca aparecía representado. Sin embargo, era una entidad sin rostro, poderosa y con difícil personalidad. Como dijo el sombrerero "El tiempo es todo un personaje".

Cuando los humanos hablaban del tiempo siempre se predisponían al pensamiento de que estaba constantemente avanzando. Que los segundos, los minutos y las horas iban siempre hacia adelante... Hacia el futuro.

¿Pero por qué el tiempo tiene que ir en línea recta? como si el pasado fuese un sinfín de números negativos, olvidados, inutilizados. "El tiempo es el hoy, el ayer y el mañana" es simplemente una formalidad para la vida diaria. Pero el tiempo que conocemos no existe, es decir, no es más que una mera ilusión.

"Vamos hacia el futuro", una mentira tan grande como "el pasado es el ayer".

Nuestros yo de ayer, de ahora y de mañana viven en simultáneo. Por lo tanto... el tiempo es una farsa.

Comprenderlo es como intentar trazar una línea y marcar el tiempo transcurrido, siempre pondremos al presente en el medio, como al pasado en el principio dando a entender que está terminado y la futuro lo pondremos en el final, como si este fuese desconocido.

El diccionario define el tiempo como una magnitud que permite medir la duración de los acontecimientos, y el orden en que estos se han dado. Mientras tanto, al espacio se lo define como lo que contiene toda la materia existente. Pero esa concepción de tiempo y espacio escapan del conocimiento humano, ni siquiera nos podemos imaginar la magnitud del universo ni el tiempo que ahora mismo está transcurriendo.

Debía de ser un conjuro sumamente complejo. Según Sunmi, para un brujo común sería demasiado difícil el entendimiento y el uso del tiempo. Llevaba mucha práctica al igual que una cantidad excesiva de poder... Y resistencia. La que solo podría poseer un ser especial, uno quimérico... Un vampiro. Para mi suerte, yo era ambas cosas.

-¿Él sol no te hace daño?- preguntó.

-Tranquila, puedo soportarlo- contesté, sintiendo los rayos del radiante sol colarse entre las copas de los arboles por los cuales transitábamos. Renjun me había dado un gorro con visera para cubrirme del sol, ya que según él, los neófitos teníamos menos resistencia. Sin embargo, yo me sentía bastante bien bajo la luz del día.

Nuestros brazos estaban entrelazados, caminábamos a la par por la porción del bosque que era territorio de los vampiros. Le había hablado sobre la decisión que tomé luego de mi esporádica conversación con Jeno. Lo estuve meditando una y otra vez a lo largo del día, llegué a la conclusión de que por más que terminase con el corazón hecho trizas, no podía soportar imaginar vivir una eternidad en esta naturaleza.

Mark no lo entendería.

Yo lo comprendía y lo detestaba de igual manera. Cuando pensaba en ellos, en Rejun, Irene, Doyoung, Hyuna, Jeno, Taeyong... Y Mark, yo entendía que para ellos la esperanza había acabado desde el día en que despertaron creyendo estar muertos. Pero para mí existía una pequeña salvación, y no podía evitar desear obtenerla a cualquier costo.

Tal vez era egoísta. Tal vez una parte de mí aun anhelaba un futuro con Mark, pero esto no era una cursi novela o un libro dramático que hiciese suspirar con el bobo romance de los protagonistas. La realidad era que yo no podría vivir de esta forma por el resto del "tiempo", no podría quedarme con esta naturaleza pensando insulsamente que me bastaría con tener a alguien a quien amar.

Tristemente, nunca sería suficiente y tarde o temprano me descubriría amargado por estar estancado en la eternidad. Esa era la cruda y mortífera verdad de la vida.

-Estuve haciendo averiguaciones, al parecer hay hechizos para manejar el tiempo. Aquí es un buen lugar- Sunmi dejó de hablar para ayudarme a sentar en los que supuse era la sombra de algún viejo árbol. Entonces continuó, aunque esta vez su voz sonó más sigilosa-. Los antiguos grimorios de mi madre tienen algunas runas sobre ello, pero no creo que hayan sido probados, además no hay nada sobre traer un objeto estancado en el pasado hacia el presente.

-Hmm... Supongo que deberíamos probarlos, ¿Crees que es buena idea?

-Creo que eres lo suficiente poderoso para hacer un gran hechizo que rompa la matriz del tiempo y el espacio. Lo que no creo es que puedas probar tantos conjuros sin terminar hecho pólvora.

-Entonces supongo que fue buena idea tener un plan B- sonreí, siempre me había caracterizado por pensar con detenimiento las cosas, era un alivio que esa cualidad no hubiese muerto con mi humanidad.

-¿Qué tienes planeado, pequeño brujito?

-¿Puedes mantener a un brujo sin poderes lo suficiente para que hable?

Sunmi rió, su bonita risa resonó por el bosque y luego pareció susurrar algo que a mi parecer sonó como "Eres un maldito genio".

-¡Por supuesto puedo hacerlo!- era cómico lo bien que podía imaginármela corriendo su cabello hacia atrás con superioridad-. Solo debo darle de beber algo asqueroso y será tan poderoso como un bebé de pecho.

-Bien, ¿Entonces lo haremos como lo planeamos?

-Si... ¿Estás seguro de esto?

-Muy seguro. Solo espero que los demás cooperen.

<<🌙>>

Sunmi me dijo que volvería al anochecer, por mientras estuve intentando convencer a Irene de que el plan no era tan estúpido como sonaba. Claro, ella solo aceptó a cambio de algo valioso... Y así fue como le tuve que enseñar a usar un teléfono celular. Hmm, quién diría que los vampiros del siglo XXI se interesarían por las nuevas tecnologías.

Para mi suerte, ella aprendía rápido, aunque seguía siendo algo adorable escucharla saltar cada vez que escuchaba las notificaciones llegar. Al parecer Irene había escuchado sobre Tinder en una de sus cacerías, y tuvo la brillante pero morbosa idea de que podría conseguir estúpidos cerdos de quienes alimentarse de esa manera.

No fui el mejor maestro, sobre todo debido a mi ceguera que me había alejado un poco de toda esa cosa de "vida joven y amigos de internet".

Eran pasadas de las dos de la mañana cuando las tres brujas se presentaron en la vieja mansión que los vampiros habían adquirido hacía varias décadas. Renjun me comentó una tarde en que ninguno sabía muy bien como matar el aburrimiento, que nunca se hubiese imaginado viviendo en medio del bosque, pero se alegraba de estar en este lugar, lejos de los tontos humanos. Irónicamente, yo extrañaba ser parte de esa tonta especie.

-Hay que traer el cuerpo a la sala principal- ordenó Irene, a quien supuse se trataba de Doyoung, después de todo, ese idiota era el único que podía suspirar de esa manera frente a alguien como Irene y no recibir que le extirpasen el corazón.

No sabía a qué se debía, tal vez Irene comprendía cosas sobre Doyoung que yo nunca podría llegar a imaginar, pero ella le tenía cierto afecto, como el que le tiene una madre a un hijo que ha errado el camino.

A mí, por otro lado, me seguía pareciendo un bastardo.

Pero cooperó, y antes de que pudiese darme cuenta el sonido de una estaca siendo retirada lentamente de la carne llegó a mis oídos, luego, las voces de las brujas se alzaron y lo que Sunmi metió en la boca de aquel brujo comenzó a surgir efecto.

Según recodaba, Helena le había llamado XiaoJun... el cual era un bonito nombre para un maldito idiota que me la había hecho realmente difícil.

"Rigor mortis, corpus frigus, imperium silentium" Entonaron las tres brujas, cada vez alzando más la voz, hasta que el sonido de sus corazones corrió al ritmo de sus cantos.

-¡Rigor mortis, corpus frigus, imperium silentium!- vociferó Sunmi, acompañada de la dulces voces de Jisoo, luego, Lisa se unió a ambas una vez más.

Veía sus sombras flotar frente a mis ojos, las luces parecían parpadear haciendo de a segundos mi visión más borrosa de lo que ya era. Pero sucedió todo demasiado rápido, el brujo gritó que se detuviesen, Doyoung dijo que le ataran a una silla e Irene tomó mi brazo alejándome unos cuantos pasos, hasta que el calor emanando de la chimenea se extendió por mis piernas.

-¡Es suficiente!- Sunmi sentenció, las voces se callaron, el silencio fue momentáneo pero bastó para dejarme escuchar el cansancio en sus respiraciones-. Ni siquiera lo intentes, antes de que tu poder vuelva tendrás esa estaca de vuelta en el corazón.

-Está bien, no puede hacernos daños- susurré en el oído de Irene, buscando que sus manos sobre mis hombros dejasen de apretar con tensión.

-¿¡Qué es lo que quieren!?- vociferó el brujo.

-La cura- murmuré avanzando hacia su voz-. Solo dinos como tenerla y terminaremos con esto.

-Ja, eres el pequeño brujo ¿Eh?- Él no me agradaba, sonaba como alguien que podía usar tus miedos a su conveniencia, como alguien que sabía manejarte con facilidad.

Tenía la extraña fijación de imaginarme como podrían ser las personas que conocía según la sensación que me brindaban. Ese hombre aparecía en mi mente de una forma espantosa, usando un disfraz elegante para cubrir los horrores que su alma contenía. En mi imaginación, no era más que un demonio de ojos negros, igual al monstruo que todo niño teme encontrar debajo de su cama o al abrir el placar.

-¿Por qué crees que te ayudaré?-dijo, casi escupiendo esas palabras-. No hay que ser muy inteligente para saber que esta estaca volverá a mi corazón en cuanto se los diga.

Abrí la boca, en busca de algo que me diese su confianza, pero no fue necesario, el ruido de algo cayendo al suelo hizo palpitar mis oídos, pero no fue algo cayendo, sino más bien una puerta cerrándose con demasiada fuerza. Entonces, quién menos esperaba que interviniese, lo hizo.

¿Alguna vez han conocido un personaje que sea irritante con solo decir una línea? Para mí ese personaje era la reina roja. Y su frase de cabecera era una de mis favoritas.

-Ayudarás- sentenció Mark-, o tendré el honor de ser quien te corte la cabeza...

Pude escuchar perfectamente lo que al parecer fue un cuchillo cortando el aire, contuve el aliento, pero entonces no fue necesario que ninguno interviniese.

-¡Disociación!- gritó el brujo. Los corazones de las brujas se frenaron y volvieron a latir con normalidad al darse cuenta que nadie tenía la cabeza cortada-. E-es un sencillo hechizo de disociación ¿Bien?... ¡Ahora aleja esa cosa de mi cabeza!

-No bajes el cuchillo- murmuró Sunmi. Sus tacos resonaron por las maderas-. Sabemos dónde está la cura, solo necesitamos que nos digas como llegar a ella.

-Ja, pensé que serían un poco más inteligentes, no la traicionaré.

-No podrás decidir eso sin cabeza- canturreó Mark.

El brujo maldijo entre dientes. Pero supongo que eligió conservar la cabeza antes que perderla debido a su silencio.

-El cuerpo astral y el carnal no son lo mismo, claro, están fusionados pero pueden dividirse fácilmente.

-Eso ya lo sabemos, las brujas lo usan para ir al plano intermedio- aseguré. Lo había hecho pocas veces y siempre terminaba corriendo el riesgo de un desmayo.

-Ustedes no saben nada. El tiempo es una dimensión que se puede recorrer y que es alterada por el movimiento del espacio. Mi cuerpo, el de ustedes y todo lo que nos rodea está hecho de energía, de masa... Esa masa es nuestro cuerpo carnal, un recipiente utilizado para contener lo que podríamos llamar "cuerpo astral".

-No lo entiendo... ¿Cómo es que un cuerpo inanimado puede tener cuerpo astral?

-No lo tiene- mantuve apretados los puños esperando a que terminase de contestar mi pregunta-, y por eso puede quedarse en el tiempo, en cambio, el cuerpo astral de un individuo no puede permanecer mucho tiempo en el otro plano, es decir, cuando el recipiente queda vacío cualquier otra entidad puede aprovechar la oportunidad y poseer el cuerpo carnal, de esa manera, tu no podrías volver a fusionarte y tarde o temprano te convertirías en... nada, serías un espectro atrapado entre dos mundos.

-Pero si la cura no está aquí ¿Qué es lo que mi hermana llevaba en el cuello?

-Llevaba... ¡Se la quitaron!

-No te desvíes del tema, Brujo.

-Joder, bien, pero aleja el cuchillo de mi jodido cuello. La cura no es un simple objeto, contiene más energía que la bomba de Hiroshima. Supongo que saben que el tiempo no es lineal, ahora mismo hay diferentes versiones de nosotros mismos conviviendo en lo que conocemos como pasado, presente y futuro. Por lo tanto, habría de suponer que hay una inmensa cantidad de curas... Pero solo existe una que tiene su verdadera esencia, las otras son meras representaciones corpóreas, prácticamente serían hologramas inútiles. Lo que hice fue encadenar la esencia de la cura a un constante bucle de tiempo... ¿Hace falta que diga cual fue ese momento?

-El día en que Helena la obtuvo...- susurré al tragar saliva.

-El tiempo se acaba- advirtió Jisoo.

-He terminado, ya tengo todo lo que quiero- dije, y tan pronto como terminé de hablar el sonido de la estaca clavándose en la carne del brujo volvió a mis oídos.

Habíamos preparado todo, desde el tiempo al que iría hasta la forma en que regresaría. También tenía planeada la forma en que lo haríamos. Sunmi me ordenó acostarme en las frías maderas del suelo, lo hice, pero mis instintos seguían alertas, cada mínimo sonido me hacía apretar los dientes con temor.

-Llevarás esto contigo- murmuró, el leve sonido de una cadena y la sensación fría de esta tocando mi piel me trajo escalofríos. Lo rocé con las yemas de mis dedos, era una especie de relicario... no... Era en realidad un reloj, quizás un cronómetro-. Lo hechicé, el tiempo comenzará a correr cuando estés lejos de aquí, si no puedes volver por tu cuenta solo aprieta el pequeño botón de la parte superior y sabré que debo despertarte ¿Si?

Asentí despacio, tragando saliva mientras mis dedos apretaban con fuerza el pequeño objeto.

Respiré tan hondo como pude y solté la cantidad de aire inútil que mis pulmones recogieron. Siempre me había sentido pasajero en el tiempo, no era de extrañarse, tenía la fiel creencia de que todos éramos efímeros retazos de un momento. Pero desde pequeño guardé esta rara sensación de envidia hacia las personas que vivirían cosas que yo no podré. Supongo que el yo del pasado estaría encantado con la idea de una vida eterna. Lástima que la envidia se haya convertido en desdicha.

Sabía de lo que el brujo hablaba, había pasado todo este tiempo estudiando las malditas leyes físicas a través de audios que apenas lograba comprender. Todo lo que nos rodeaba estaba conformado por millones de partículas en continuo movimiento. Nosotros somos energía que nunca reposa, somos constantes vibraciones.

No dejaba de sentirme como si esto no fuese más que una pesadilla interminable. Era tan aterrador como lo fue pensar en la muerte, claro, antes de morir. Ya había entrado en el otro plano antes, sin embargo, ahora resultaba más aterrador porque no sería solo mi mente la que se iría lejos de este lugar, esta vez, sería mi alma la que saldría de mi cuerpo.

-Encenderé las velas, una vez las luces se apaguen no quiero que nadie se mueva- demandó Sunmi. Su mano seguía fija sobre la mía, apenas tiritaba, pero era suficiente para hacerme saber lo nerviosa que estaba-. Las vibraciones son importantes en este momento, incluso nuestras emociones producen vibraciones... Así que manténganse bajo control en todo sentido.

-¿No habrá sangre esta vez?- preguntó Renjun.

-No- le contestaron las tres brujas al mismo tiempo. Aquello me hizo formar una pequeña sonrisa.

-Ja... aburrido- susurró Irene-. ¿Y por qué razón tonta y re tonta siguen en nuestra casa? Tenemos suficiente con una bruja.

Casi podía imaginar a Jisoo mordiéndose la lengua, pero su voz sonó bastante calma al responderle.

-Ignoraré el insulto. Haremos un círculo de protección alrededor de nuestro lindo Donghyuck.

-Protección... Dijeron que no iba a ser peligroso-. Él siempre tenía una sensación retadora, Mark siempre sonaba como si todo fuese un continuo ataque, pero mi corazón sufrió un golpe al oír la preocupación.

Quería pedirle que fuese él quien sujetase mi mano, quería un abrazo y que me perdonase por lo que iba a hacer, pero aunque eso sería sencillo, todos siempre teníamos la fea costumbre de volverlo todo tan complicado.

-Ya oíste al brujo- susurré-. Una vez mi espíritu esté lejos de este lugar, otras almas podrían querer entrar.

-No dejaremos que eso pase, ahora relájate y cierra los ojos... a la cuenta de tres comenzaremos ¿Estás listo?

Claro que quería decirle a Sunmi que estaba preparado, pero la mentira no salía de mi garganta y yo estaba temblando de pies a cabeza. Aun así, con el miedo y la desesperación, asentí. Dios, hubiese sido un buen momento para que Jaemin apareciese... él tenía una extraña manera de calmar a las personas.

Mis ojos se cerraron y busqué la forma de desconectarme. Entonces, las voces de las brujas comenzaron.

Transeuntes animam meam, ut de tuo corpore... Transeuntes animam meam, ut de tuo corpore... Transeuntes animam meam, ut de tuo corpore...

Mi mano soltó el reloj colgado de mi cuello, ambas cayeron sobre las maderas del suelo, y el fuego de la chimenea dejó de emanar su calor... se había apagado. Solo tenía una cosa en mente... el año al que iría... 1814. Las voces de las brujas se transformaron en un eco silencioso, en un brumoso susurro casi inentendible. La tensión en cada parte del cuerpo comenzó a marcharse, mis dedos que rasguñaban el suelo dejaron de sentir la sensación de las astillas clavándose en mi sensible piel. Luego, las voces se esfumaron, el frío me recorrió hasta que ya no lo hizo... y yo abrí los ojos.

Las personas teníamos algo preciado, una parte de nosotros que nos resultaba tan desconocida como cercana. Esa parte era llamada alma. Pero el alma solo podía ser libre cuando no estaba atada a nada, ni a nadie, entonces ¿Podemos decir que es posible liberar el alma?

Todos vivimos en nuestro propio tiempo, encadenados a perdones, culpas y rencores. Todos estamos detenidos en el tiempo, y es por eso que para moverme en otro tiempo... tuve que liberarme de mi cuerpo, usar mi alma como una herramienta... como una máquina del tiempo.

Y no era mi alma la que estaba dañada, por ello mismo, ahora podía verlo todo.

Me encontraba en una gran casa, una que reconocí como la mansión en donde vivía, pero esta parecía ser tan oscura y tenebrosa como un mausoleo. La neblina cubrió mis pies y rápidamente me levanté, intenté hablar, buscar a los demás... Nadie respondió. Ya no estaba en mi tiempo, me encontraba completamente solo en una dimensión donde solo las almas podían estar.

Miré hacia atrás, al cuerpo dormido sobre el suelo... Mi propio cuerpo. Era la primera vez que me veía a mí mismo después de años, pero estaba como enajenado, como si fuese un cadáver en la solitaria escena del crimen.

Me rodeé a mí mismo, arrodillándome frente al cuerpo que me pertenecía, e intenté tocarme pero como si de polvo se tratase, desaparecí frente a mis ojos. Aterrado retrocedí hasta la pared observando por fin lo que allí había.

Toda la sala de estar se encontraba sumida en rotunda oscuridad, me pregunté si habría sido siempre de esta manera, o si se trataba del mismísimo purgatorio para mi alma.

No podía oír nada más que mis pasos yendo hacia la puerta... y el tic-tac constante del reloj que vibraba contra mi pecho. Miré mis manos, estas eran de una tonalidad tan blanca que parecían hechas de porcelana, y las venas verdosas podrían ser pinceladas olvidadas... con sangre fría dentro de ellas.

Un bosque fue lo primero que vi al poner un pie fuera de la casa, todo estaba oscurecido, desde la tierra hasta el cielo. No existía ni una estrella acompañando mi camino, pero allí estaba la luna, grande, fuerte y brillante. Sin embargo, la neblina se esparció por entre los arboles hasta arremolinarse a mis pies y el fuerte viendo invernal sopló sobre mi ropa. Era una sensación lúgubre, solitaria y nostálgica.

-Diablos...

Me encontraba perdido, no conocía este lugar ni sabía hacia dónde ir. Todo lo que veía a mí alrededor eran frondosos árboles y tierra humedecida por lo que debió ser una fuerte llovizna. Incluso cuando volteé hacia la casa, esta había desaparecido.

Entonces, entre todo el silencio de la oscura noche, lo escuché. Fue apenas un eco lejano pero reconocí la voz a quien le pertenecía ese áspero susurro.

Mark.

Los sonidos de la noche se disparaban en mis oídos, el olor a sangre mareó mis sentidos y solo pude correr hacia la dirección desde donde su voz había venido. Era como un pasaje al infierno, cómo describiría mi propio infierno si pudiese hacerlo... Yo, en soledad, corriendo a oscuras a pesar de por fin poder volver a ver.

El tic-tac seguía siendo un martirio constante, hasta que algo se cruzó en mi camino, fue una piedra o tal vez una rama enterrada profundamente. Y caí. Derrapé por el pequeño barranco de tierra hasta soltar un feo lamento y sentir... nada.

No podía sentir la tierra en mis manos, ni el frío de la noche... No sentía nada.

-Innocentis animi libertatem. Improbus, uim perpessam ... tacent liceat ex meum sanguinem in sanguine tuo: tu autem de walker erit nocte.

Alcé la cabeza, poniéndome en pie y aferrándome al reloj que me permitiría escapar de este aterrador lugar. La voz era desconocida, dulce pero amarga, parecía la tonalidad con la que un flautista hipnotiza a la serpiente dentro del cesto. O la que un malvado utilizaría para engañar a su inocente víctima.

Oh mi Dios.

Frente a mí, a menos de un metro de distancia, entre los arboles moviéndose por el viento desenfrenado, se encontraba una mujer, sus ojos verdes estaban empapados en veneno, una sensación amenazadora se desprendía de ellos, pero la sonrisa torcida y acaramelada enmascaraba cualquier indicio de maldad. Era una aparición fría, semejante a la ardiente sensación de una cortada en invierno.

Gateé sobre la hierba hasta esconderme detrás de uno de los árboles cercanos a ella. Dos personas más estaban allí, pero me daban la espalda y la neblina apenas me permitía diferenciar sus figuras.

La pequeña llamarada de las velas sobre uno de los troncos cortados reflejó figuras siniestras en la noche. El collar alrededor del cuello de la dama brillaba de una tonalidad azulada, sobresalía entre el escote del largo vestido negro. Era una mujer preciosa, de porte fino y cuerpo delgado... lástima que el cuchillo en su mano interrumpiese cualquier virtud de belleza. Uno de los dos chicos en frente a ella caminó con inseguras pisadas y tomó el arma blanca que ella extendió hacia su mano.

Un segundo después, el joven con cuchillo en mano, volteó esperanzado... Y vi su rostro, desde el cabello que sabía de memoria lo difícil que resultaba peinar, hasta la piel oscurecida que sobresalía tanto como la mía... Y, joder, nuestra única diferencia era la calidez en sus ojos marrones que constataba con el frío tono gris de los míos.

Oh no... Mierda... No, no...

Tropecé hacia atrás volviendo a caer sobre la tierra, llevándome desesperado una mano al corazón y arañándome el pecho hasta lograr descubrir si esto no era más que un sueño. Pero yo la reconocía, ¡Reconocía a esa mujer! La había visto en mis sueños...

El siguiente pensamiento me invadió la mente, de repente, recordé las palabras de Mark. "Me recuerdas a alguien". Y Jaehyun también lo dijo, me habló de la maldita bruja y de su apellido. ¡Joder!

Yo estaba viendo... Estaba a punto de ver...

Y sucedió, antes de que las palabras terminasen de ser formuladas en mi mente, el grito se escuchó por el claro, el cuerpo de Mark cayó al suelo entre sangre brotándole desde la boca y los oídos. Lloré como lo haría un humano, sin embargo, ese chico que era idéntico a mí, no lo hizo.

-Mátame... ¡Hazlo!- Exigió ella, hacia su serpiente hipnotizada.

Inmutable caminó hacia el frente, el cuchillo en alto y el miedo desplegándose en sus pasos. La bruja le sonrió como lo haría cualquier monstruo al conseguir lo que desea. Y abriendo los brazos, ella esperó la muerte. Entonces la fina hoja del cuchillo se clavó en el centro de su pecho. No pude evitarlo, mis ojos se cerraron al ver la sangre salpicar los árboles, la tierra y el rostro que era mi fiel reflejo.

Las velas sobre el tronco cortado se apagaron, quizás fue el silencio, tal vez fueron los espíritus de los muertos reclamando un alma vieja... o fue el impune viento que dejó de flotar entre los frondosos árboles.

Ningún humano habría podido sentir aquello, estaba seguro de eso. Apenas yo podía hacerlo, pero era un tipo de magia que te erizaba la piel, una cantidad monstruosa de poder que transformó a ese chico en un cuerpo desfallecido en el suelo, con venas negras y... Ojos fríos.

El tic-tac del reloj en mi pecho se aceleró. Cubrí mi boca y clavé las uñas en la corteza del árbol, sabiendo que no podía intervenir, que si movía algo todo podría volverse más catastrófico de lo que ya era. Solo podía ver la atroz escena que se desplegaba ante mí.

Vi el momento justo en que el alma de Mark se perdió en la noche fría, el cómo su razón era consumida por la sed de un monstruo que nacía dentro de él. Cerré mis ojos cuando saltó sobre el cuerpo ya desfallecido del muchacho, tapé mis oídos intentando inútilmente no escuchar la carne desgarrarse hasta que la sangre fuese drenada por completo. Yo contuve el aliento hasta que el neófito se alejó en busca de más sangre inocente.

Conté hasta cinco antes de moverme lejos de mi refugio detrás del árbol. Tenía los músculos del cuerpo y el rostro tan entumecidos que no lograba moverme como hubiese querido, pero cubrí mi nariz al oler el montón de sangre, también procuré no mirar como luciría mi cuerpo destrozado por un vampiro. No hizo falta que buscase demasiado, el rojo vivo de aquel pequeño frasco se mostraba fácilmente entre el ropaje de la bruja... así que de esta forma lo hizo Helena... Sacudí la cabeza alejando los inútiles pensamientos y tomé la cura entre mis manos, sintiendo el poder emanar de ella.

Corrí. No me detuve ni por un instante, pero oí los gritos a la lejanía y susurré diez mil perdones.

Lo siento, lamento no poder ayudarte.

Lamento no poder detenerte.

Lamento que tu destino se haya tornado de esta manera.

Lamento parecerme tanto a esa persona.

Lo siento tanto...

Y mientras corría, sujeté el reloj entre mis manos, hasta detener ese tic-tac constante.

Despertar fue como un soplo de vida. Mi cuerpo tomó demasiado aire al incorporarse.

-¡Está de vuelta!- anunció la voz de Sunmi.

Ya no podía ver lo que me rodeaba, pero irónicamente, me sentía vivo. Y es que nunca me había sentido tan muerto como me sentí en ese horripilante lugar.

-¿¡La conseguiste!?-Renjun gritó en mi oído, sus pequeñas manos tomaron las mías con entusiasmo. Busqué la forma de hablar, pero solo logré cabecea de arriba hacia abajo. Entonces su mano me rozó la mejilla-. Hyuck... tú... estás llorando.

Quería ser fuerte, odiaba tanto verme débil frente a los demás. Detestaba ser visto como el tonto niño que se había convertido en un monstruo y estaba perdido en su miserable vida. ¡Pero dolía tanto!

¡Yo tuve tanto miedo en ese lugar!

Llorar era bastante doloroso, oh, pero no hacerlo era aún peor. Y retener las lágrimas siempre había sido mi especialidad, hasta ahora. Comenzó con el temblor de mi labio inferior, y siguió con el ardor detrás de mis ojos, entonces no pude soportarlo y lloré entre los brazos de Renjun igual a un niño asustado por una tétrica pesadilla.

Me dejaron hacerlo. Quizás lloré alrededor de una hora, pero me dejaron sacarlo todo de mi pecho, hasta que la garganta comenzó a dolerme de tanto hacerlo.

-Toma, debes recuperar fuerzas- dulcemente, Irene tomó mis manos y puso entre ellas una bolsa de sangre tibia. Los segundos transcurrieron. Supuse que dudó de hacerlo, pero al final ella acarició mi cabeza cuidadosamente, y susurró­: -Tranquilo, lo hiciste bien. Ya terminó, ahora puedes descansar.

Pero no quería descansar, tenía la mente y el corazón en otro sitio, ambos estaban con él.

-Mark... ¿Dónde está?- murmuré hacia ella.

La oí suspirar.

-No lo sé, pero no deberías preocuparte por eso ahora, intenta dormir aunque sea difícil ¿Si?- sus uñas largas hicieron cosquillas en mi cuero cabelludo-. Las hermanas Sanderson y yo nos encargaremos de la cura.

-¿Miraste esa película?- pregunté con una sonrisa en mi rostro.

-Hmm, tengo un gusto culposo por las películas de Disney- un poco más cerca, susurró-. Se lo dices a alguien y ya no serás mi nuevo favorito, ¿Has entendido?

Tragué saliva.

<<🌙>>

No entendía a las personas que podían ducharse de prisa, yo pasaba diez minutos debajo del agua simplemente pensando en nada, luego pasaba veinte minutos más pensando demasiado.

No quería vestirme, la bata blanca de algodón era lo suficiente cómoda como para dormir con ella. Aunque dormir no era algo que considerase factible, de seguro rodaría en la cama hasta que fuese otro día y seguiría con mi aburrida monotonía.

Pero todo podría ser diferente.

Me senté en el borde de la cama y estiré la mano hacia la mesita de luz, sobre ella se encontraba una pequeña cajita de madera o lo que se sentía como un joyero en forma de cofre del tesoro. Sunmi había traído la cura allí dentro, dijo que la anterior había desaparecido en cuanto regresé.

Existía una duda que no me dejaba en paz. Podía tomarla en este momento y terminar con todo de una vez, eso era lo que desde el principio me imaginé. Pero se sentía como morir sin una despedida, como tener una sobredosis en una solitaria habitación de hotel. Sabía que sin importar lo que fuese, ya sea humano, brujo o vampiro no los dejaría de ver, pero algo definitivamente cambiaría, ese algo nos separaría.

Y resultaba tan aterrador que la simple idea de tener la cura entre mis manos me daba pánico.

Respiré hondo, una y otra vez, acostándome debajo del blanco edredón, entonces me aferré a la almohada y cerré los ojos. Cinco minutos después, sentí su presencia en la habitación. El colchón se hundió bajo su peso, mi cuerpo entero se tensó cuando el suyo se acercó debajo de la frazada. Y, aun así, fue alivio lo que sentí al ser abrazado por la espalda.

-Mark...

-Estuviste ahí, ¿Verdad?- me abrazó con tanta fuerza que mis costillas se resintieron, había dolor en su voz, casi resentimiento-, ¿Me odias?

Tomé sus manos que reposaban con fuerza sobre mi abdomen y las acaricié antes de alejaras para voltear hacia él. No podía verle, pero no me hizo falta al encontrar sus labios.

-Yo no te odio, lo que hiciste, no te culparía nunca por ello- murmuré, tomando entre mis manos su rostro y arrastrando mis labios entre los suyos, mientras las palabras escapaban con dificultad-. Y no sé cuánto es la medida de lo que te quiero... pero lo hago... Yo te quiero.

Me besó de vuelta, más profundo, más doloroso, hasta que ya no existía distancia entre nosotros.

-Maldita sea... Me he enamorado de ti.

Respiró esa confesión en mis labios y sonreí contra los suyos.

Y entonces no importó nada más que eso. No importó cuánto duraría nuestro amor, ni si la vida me alcanzaría para conocerle o decirle todo lo que sentía. Así como las hojas se marchitan, como el invierno pasa y como la vida se termina... No importa si duro diez, veinte o cincuenta años con vida, de todas maneras, el nuestro fue un amor para siempre.

Yo también me he enamorado.

✨🌙✨

Las frases en latín no tienen muchos sentido, lo siento 😂 Y tmb perdón con los que saben física y leyeron mis pelotudeces.

Uff, no saben lo paciente que fui haciendo este fanfic. Tengo tremenda ansiedad pero no podía hacer esta parte aunque la tengo media ideada desde LE JODIDO INFERUM 😞 Aunque no quedó como quise, pero esos son detalles. GRACIAS POR LEER, aunque seguro no entiendan un carajo, lo bueno que consiguó la cura ✌🏻

Dejaré una mini explicación bien abajo capaz resuelvo alguna duda ♥️

CONSEJO DE LA ACTU QUE A NADIE LE IMPORTA:

No se olviden de que cada uno tiene su propio tiempo, no vivan como se supone que hay que vivir, si no quieren casarse ¡No se casen!,si tienen un sueño recuerden que no hay tiempo, si quieren chaparse a veinte personas en una noche ¡Dale! La vida es tan corta, es decir, para algunos de nosotros durará menos de 50 años, aterrador, pero real. Por lo tanto vivan su tiempo como si no hubiese otras posibilidades, ni segundas oportunidades. Y por favor, si tienen algo de decir, díganlo, aunque no los escuchen, es mejor decirlo porque lo peor que te puede pasar es que las palabras que nunca dijiste se queden estancadas en el tiempo, una vez que eso ocurre, no es sencillo reparar el daño.

EXPLICACIONES VERGAS

• El cap 16 de Inferum y el 4 de Caelum es donde se narra lo que sucedió la noche en que Mark se convirtió.
• Hyuck es una reencarnación, pero no tiene nada que ver con Lady Lond. En su vida pasada fue humano (Haechan), y en esta es un brujo. Pero puedo dejarlo a su interpretación.
• La disociación significa separar dos cosas que estaban unidas. Aunque tomé el termino de la psicología.
•Cuando se habla de cuerpo astral, se está refiriendo prácticamente al alma y a la mente. Por lo tanto el cuerpo carnal es solo el recipiente que mantiene el alma.
• Lo del tiempo, intenté no decir muchas tonterías 😂 Pero capaz con un esquema se entienda más

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