Si No Veo Tus Ojos [Corrigien...

By gelyqv

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Camila sufre una enfermedad que le hace ver el mundo de una manera distinta, lo que la lleva a sufrir una dep... More

Bienvenid@s
SI NO VEO TUS OJOS.
CAPITULO 1
CAPITULO 3
CAPÍTULO 4
CAPITULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPÍTULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPITULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
La carta de mi padre
GANAMOS
CAPÍTULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPITULO 49
CAPÍTULO 50
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPITULO 2

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By gelyqv

Me levanté muy temprano, debía estar para la consulta a las siete de la mañana, eso ya era tedioso para mí, la costumbre me llevaba a un punto monótono por así decirlo.

Salí mucho antes de la hora con mi madre, por lo que dejé a las chicas aún dormidas en mi habitación. Para mí regreso ya no estarían, así que les dejé una nota agradeciendo su compañía la noche anterior. Amaba a mis amigas, pero la verdad era que prefería estar sola.

El clima de la ciudad era frío, por lo que a esas horas de la mañana todo estaba nublado y aún un poco oscuro, así no podía centrarme en un punto en la ventana, así que de viaje a la clínica opté por mis audífonos y me recosté un poco.

Cuando mi madre anunció la llegada, bajé e hice mi recorrido directo al consultorio del doctor Spencer, era un camino que me sabía de memoria desde los diez años, en el que se me fue diagnosticada la RP, tanto así que ya podría decir que el querido doctor era más que eso, era como un padre para mí, y le tenia una confianza inmensa. Nada que ver con mi padre biológico, que lo único que hizo por mí fue darme el color de sus ojos y esa enfermedad hereditaria por parte de su familia.

Al entrar a la clínica saludé a todos y me fui directo a la consulta, al ser tan temprano sería la primera, así que llegué directo a la puerta y la toqué.

—Adelante —Se escuchó la ronca voz del doctor.

—Buenos días —Entramos con una enorme sonrisa, o por lo menos yo.

—Pero si es la pequeña Camila —dijo poniéndose de pie para recibirnos con un abrazo.

—Ya no soy tan pequeña —Trataba de ser escuchada, por el enorme abrazo que me dió, me había quedado sin aire.

—Yo aún la veo así, pero insiste en que no la llame niña —dijo mi madre con una enorme sonrisa.

—Voy a cumplir veinte años si lo olvidan. —Les sonreí sentándome en la silla habitual frente a su escritorio, el solo negó con su cabeza y una enorme sonrisa en su cara. Amaba a ese hombre.

—Bueno a lo que vamos —Sacó unos lápices, su libreta e instrumentos —. ¿Como te has sentido desde la última consulta?.

—¡Uuff! Como siempre —Solté un gran suspiró y cerré un poco mis ojos para calmar un poco mi ardor y la angustia que todo eso siempre me daba.

—Sé específica cariño, hay que tratar de ser claros para ver si funciona un nuevo tratamiento.

—Bueno, dolor de cabeza, es un dolor punzante, me arden los ojos, no tolero mucho la luz tan brillante y aveces me mareo un poco —Le si una breve explicación.

—Para ti debería ser más incómodo la poca luz, porque así fuerzas más tú campo visual. Vamos a revisarte un poco y te cuento de unas inyecciones para contrarrestar la enfermedad y que tus incomodidades cedan.

°°°

Fue una consulta como cualquiera. Revisión a fondo de mi retina y más. Nos informó acerca de unas inyecciones que estaban siendo probadas en un nuevo tratamiento, que iba a hacer el informe y el pedido para comenzarlo lo antes posible. Eso hizo feliz a mi madre, pero para mí era un tratamiento más, que al final no terminaba ayudando.

Salí como siempre de mi consulta, cada vez que se trataba de mi enfermedad, terminaba desanimada, con los ánimos por el suelo. Nunca he guardado una esperanza y no pensaba empezar justo en ese momento.

Iba con la cabeza gacha, mi madre platicaba emocionada por un nuevo tratamiento, por lo que al no prestar la suficiente atención a mi camino, tropecé con algo y me fui directo al suelo, caí encima de alguien mejor dicho, muy cerca de ese alguien, demasiado a decir verdad y no lo podía apreciar, lo único de lo que pude darme cuenta en ese momento es que era un chico.

—¡Oh cariño! ¿Estás bien? —Se acercó mi madre y me ayudó a levantarme tomándome de un brazo.

—Disculpame, no te he visto, iba muy distraído —Cuando se separó y estuvo más lejos lo pude detallar un poco mejor.

Era un chico muy atractivo, alto, cabello castaño, apenas podía apreciar sus ojos, pero podía ver qué eran como azules oscuro, muy oscuro, no tenía muy claro su color, llevaba una camisa de punto azul, jeans negros y zapatos del mismo color. Solo podía decir, ¡Wow!.

—¡Hey! —Sacudió su mano frente a mi cara —. ¿Estás bien?

—¡Eeemmm sí! ¡Sí!—Traté de colocar un mechón de mi rebelde cabello tras mi oreja —. Fui yo quien no te vio, disculpame.

—Si joven mi hija tiene…

—Miopía —Callé a mi madre antes de que hablara demás —, olvide mis lentes en el auto, por eso no te ví, me disculpo.

—Tranquila, es culpa de ambos entonces —dijo empezando a caminar —, un gusto soy Mason, tu… —Hizo una pausa para que le dijera mi nombre.

—Un gusto, debo irme —Obvié mi nombre y tome el brazo de mi madre para irnos —. Adiós —Me despedí y continúe mi camino a la salida.

—Eso fue muy grosero Camila —Espetó mi madre cuando ya estuvimos fuera —. ¿Y por qué no dejaste que hablara?

—No ando ventilando mi enfermedad por doquier mamá —Abrí la puerta del auto en cuánto le quitó el seguro —, y menos a desconocidos —Terminé de subir y cerré la puerta, mi madre subió y nos marchamos.

°°°

Lo último que esperaba al llegar a mi casa era encontrar que mis amigas aún estaban ahí, en la sala viendo tv todas tendidas en el sillón, era algo muy cómico de ver.

—¿Y ustedes qué hacen todavía aquí? —Solté parandome a un lado del sillón.

—Camila no seas mal educada —Soltó mi madre entrando a la cocina, con un par de cosas que compramos de camino.

—Nos quedamos a esperarte porque te tenemos una propuesta.

Conocía a mis amigas, sabía que eso no me iba a gustar.

—Laila te había mencionado una fiesta —Comenzó Esmeralda y de una vez empecé a negar con mi cabeza.

—No, no, no y no —Comencé mi ataque negativo —. Ya le había dicho a Laila que no Esme.

—Pero Ami... —Ese era el mote que usaba Abigail para referirse a mi —. Es una fiesta temática, es algo más tranquilo. Algo parecido a un baile.

—Menos —Traté de peinar mi rebelde cabello —. Chicas ya he sido franca con ustedes muchas veces, no me gustan las fiestas.

—En realidad no te gusta nada, siempre rechazas todo lo que te proponemos Camila —Laila se puso de pie y colocó sus manos en su cintura.

—Yo no le he pedido a ustedes que me propongan o me inviten a nada. —Solté comenzando a molestarme un poco.

—Camila somos tus amigas, vamos a querer que compartas con nosotras —Ya se estaba poniendo seria toda esa discusión, si Abi comenzaba a llamarme por mi nombre.

—Es que yo no quiero compartir nada. —dije alzando los brazos exasperada, yo no queria ni querría salir y ellas no lo iban a entender.

—Desde que pasó lo que pasó con el Imbécil de Daniel, estás peor.

Lo que faltaba, era que Laila sacara ese tema.

—Un momento —Levanté mi mano frenando lo que había dicho —. ¿A que viene eso? ¿A que viene que lo nombres a él Laila? —Me estaba comenzando a molestar en serio.

—Es la verdad, antes por lo menos no te habías distanciado tanto de nosotras —Ahora se unía Abi, Esme estaba callada y observaba todo.

—Estoy enferma, estoy quedando ciega, ustedes no saben lo que eso significa —Escupí un poco dolida.

—¿Por qué crees que no lo entendemos Camila? —Esa fue Esme y se acercó a mi tomándome del rostro —. Desde que él te dejó por enterarse que empeoraste, y que tu enfermedad algún día te iba a dejar ciega y no había vuelta atrás, te has hundido más, te encierras más, ya no sales, ya no hablas con nosotras, ¡Entiende tú, Amiga! —Pasó sus manos por mi cabello peinandolo y dejó sus manos en mis hombros —. Nosotras te amamos y no podemos dejar que te hundas más de lo que ya estás —Una lágrima logró resbalar por mi mejilla, era inevitable.

Daniel era el que yo creía el amor de mi vida, teníamos casi dos años juntos, él se enteró de mi enfermedad y aún así estuvo conmigo. En esos años yo estaba en un tratamiento que tenía la RP sin inconvenientes, solo presentaba dolores de cabeza leves, y solo si forzaba demasiado mi vista, mis ojos se llegaban a irritar, pero hubo un tiempo en los pasados meses que el tratamiento simplemente ya no hacia mucho, comenzaron dolores de cabeza constantes, mareos, ya mi visión periférica estaba bastante dañada y el pequeño hueco por el que podía ver comenzaba a cerrarse, mi enfermedad empeoró, y él simplemente dijo que no podía con eso, y se fue. Me dejó con un amor incompleto sin él, y yo simplemente me hundi un poco más.

No pude más y rompí en llanto. Recordar dolía. Dolía tanto como cuando todo sucedió. Todos extrañaban a mi antigua yo, y muchas veces, yo me extrañaba también...

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