Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

Von ZaiJam

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•Segunda parte de Inferum. Huye y sigue escapando del infierno que el mismo se ha creado. Portada preciosa cr... Mehr

Inferum
1. Jaemin
2. Jeno
3. Mark
4. Jaemin
5. Mark
6. Jaemin
7. Jeno
8. DongHyuck
9. Jeno
10: Jaemin
11. Mark
12. Jeno
13. Jaemin
14. DongHyuck
15. Jaemin
16: Jaemin
17. Jeno
19. Jeno
20. DongHyuck
21. DongHyuck
22. Jaemin
23. Jeno
24: Entre el cielo y el infierno, parte 1
25: Entre el cielo y el infierno, parte 2
Eternum

18. DongHyuck

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Von ZaiJam

Canción = eyes, nose, lips - Taeyang.
letra de la canción es sobre Mark y Haechan, quería poner la letra pero no me dejaba.



Yo no era como ellos. No hablaba de filosofía ni era un filántropo como Descartes o Aristóteles, en realidad, ni siquiera sabía si esos hombres lo habían sido, pero eran los únicos filósofos que mi mente recordaba. Como estaba diciendo, yo no era demasiado inteligente o sabía el título de diez libros. ¡Apenas recordaba el audio libro de Entrevista con el Vampiro!

Y era una clase de tragedia el que me encontrase metido en un nido de vampiros, con amigos parte de una manada de lobos... Yo... ¡Un chico ciego que lo más interesante en su vida había sido probar el vodka con jugo de naranja!

Aun no me acostumbraba al sabor de la sangre, mucho menos a beber de la vena. Pero Irene cazaba por mí, aunque su dieta pasaba del derramamiento de sangre humana --supuestamente merecida-- a una dosis pequeña de sangre animal --supuestamente ningún animal había resultado seriamente dañado--. Me sorprendía el hecho de que entre todos ellos, Irene fuese la que mantenía su moral intacta, como si el simple hecho de matar a un inocente le hiciese sentirse como un monstruo. Cómicamente, Irene también era la única que no se autodenominaba de esa forma. Ella decía "Consecuencias de la vida, yo no quise esto, no asesino por voluntad, y si lo hago no me arrepiento de ello", incluso una vez me dijo "Si estoy obligada a cobrar vidas, que sea en son de cuidar otras".

Pero eso no era lo que pensaba el vampiro que tenía mi atención en este momento. Mark parecía estar debatiendo algo consigo mismo, o eso suponía porque cada vez que sentía sus pasos acercándose, estos venían acompañados de suspiros enervados.

-Realmente necesito saberlo- susurré, esperando que eso fuese decisivo.

Habíamos estado por más de media hora en silencio. Cerca del ataúd de su hermana, mientras él aclaraba sus propias ideas.

Debía de seguir siendo demasiado difícil para él hablar sobre esa noche, de otra forma no me explicaba el porqué estaba tan dubitativo con contármelo. Pero un instante después volví a sentir sus pasos, entonces una pesada mano encerró mi muñeca.

-Toma asiento, tomará tiempo- Mis hombros fueron empujados hacia abajo y caí pesado contra el suelo-, ¿Por dónde quieres empezar?

-Lond... ¿Te suena?

Y el silencio volvió a hacerse presente durante otros cinco minutos. Incluso creí que me había dejado solo, hasta que su voz se escuchó afónica y alejada, como si estuviese paseándose por la habitación en donde estábamos.

-Ja... no creí volver a escuchar sobre esa maldita bruja otra vez. Supongo que es verdad eso de que las malas hierbas nunca mueren- era fácil saber cuándo Mark estaba enojado, su tono de voz se volvía extraño, como si alguien le estuviese estrangulando. Antes de comenzar su relato, se aflojó la garganta-. Era una arpía que aparentaba tener treinta años pero tenía un don con las palabras que solo obtendría una anciana. Pareció sincera cuando me dijo que me... nos... ayudaría...

-¿Nos?

Mark gruñó por lo bajo.

-A Haechan y a mí- aclaró. Los hombros me llagaron hasta el cuello ante la mención de ese nombre.

Sabía que yo era su viva imagen según Mark, y yo había soñado con ello así que no podía evitar sentirme mareado con la simple idea de que haya habido una persona con mi apariencia física viviendo otra vida en el pasado. Era absurdo, pero me sentía como una copia y no como el original.

-Oh... Continua- balbuceé.

-Estaba por casarme. Mi futura esposa había descubierto mi engaño y lo aceptó sin objeciones. Pero no quería eso para mí ni para él, yo necesitaba que fuésemos reales aun si eso significaba marcharme. Debí de sospechar algo cuando la maldita bruja comenzó a pedir por Haechan, incluso le trataba como si no fuese un simple objeto a sus ojos. En ese entonces creí que solo era bondad, que solo estaba brindándole algo de compasión al pobre sirviente desnutrido e infeliz.

Podía imaginármelo. Recordaba a la muchacha de ojos verdes que apareció en mi extraña pesadilla, pero cada vez que intentaba visualizar a ese chico, solo podía ver su historia a través de mis ojos, como si fuese una película vista desde el punto de vista de uno de los personajes, era tan extraño que lograba ponerme en tensión y erizarme la piel de los brazos.

Llevé las rodillas al pecho, un leve dolor aprisionándome el corazón de tal forma que parecían estar estrujándomelo desde dentro. Para nada ayudaba la forma en la que Mark lo contaba. Él lo tenía claro en su memoria y en sus emociones, pero no sobresalía amor en sus palabras, solo pena y rencor. Entonces me fue imposible no formular aquella pregunta egoísta que murió en mis labios.

Él volvió a hablar.

-No creo que quieras saber lo que sucedió después... tampoco quiero decirlo en voz alta.

-Mark... Dilo.

Mis ojos desgastados solo podían ver sombras dispersas, pero la suya estaba temblando con fuerza, sin moverse, recostada contra la pared contraria. Gateé hacia ella, posando mi palma abierta en su rodilla.

-Fue mi culpa. Ella me engañó... Pero fui yo quien lo maté.

-Mark, eso no es verd-

-Lo asesiné- reveló entre dientes-. Le hice eso al amor de mi vida.

Oh.

Dolió. Y él supo que había sido así, porque cuando alejé mi mano la tomó entre sus dedos, apretando para mantenerme allí. Pero no quería escuchar, no quería que viese el dolor en mi rostro... Sería como morir dos veces... Joder, ¿Por cuánto tiempo tendríamos que seguir muriendo?

-No... no fue lo que quise decir.

-¿En qué año?- susurré arrastrando la mano lejos de la suya.

-Hyuck...

-¿Helena también m-murió ese día?

-Si... 1814.

Me levanté y escapé de allí, sujetándome el corazón que comenzaba a latir asincrónico, adolorido. No debería ponerme celoso o dolerme de esta forma... pero yo sentía todo esos feos sentimientos, los que por primera vez me hacían querer que el vampirismo se llevase mi humanidad de una jodida vez.

<<🌙>>

Mark

El sufrimiento era algo complejo para mí. Los seres sobre esta tierra siempre le hemos tenido respeto, y le hemos temido por completo, lo que solo se traduce como otorgarle poder a lo que sabes terminará destruyéndote.

Es decir, en los momentos en los que me encontraba feliz sabía que esa emoción se extinguiría en un instante, yo mismo estaba resignado a ello. Pero, ¿Por qué todo era destino con el sufrimiento? Si sufría lo hacía hasta estar cansado de ello, y ni siquiera así era capaz de soltar ese dolor del todo. Y si desaparecía por un segundo, como aparece un arcoíris después de la lluvia, siempre me encontraba ante la temerosa expectativa de que el sufrimiento regresase, mejor dicho, estaba seguro de que lo haría.

Supongo que a eso se le llama ser un maldito masoquista.

Bueno, bienvenido a la realidad, todos tenemos una parte masoquista.

El problema radicaba en que me había acostumbrado a ello. De tal forma que el sufrimiento era algo arraigado a mi interior, a mi persona. Ya no existía un "yo" sin dolor. Sería egoísta de mi parte intentar culpar a alguien más que a mí mismo, sería completamente estúpido no escuchar las quejas de esa parte mía que aún no se rendía ante las emociones oscuras. Pero con el tiempo, esa parte se había comenzado a convertir en una cosilla tan inofensiva que casi no podía gritar sobre la oscuridad.

Aunque en realidad, yo nunca había sido alguien a quien se le caracterizara la bondad. Era desde mi infancia rudo y orgulloso. Alguien que se pensaba inteligente sobre los adultos, como si ellos no pudiesen ver más allá de lo correcto, y yo, con mi carácter vanidoso pudiese ganarles sin que supiesen sobre ello.

Helena, solía ser la única persona que me insultaba con respecto a lo que yo creía eran mis "virtudes".

Nunca lo entendí, pero varias veces en las que discutía con el pequeño mozuelo de tez morena, Helena venía hacia mí y detenía mis palabras, o se lo llevaba a él para que no pudiese escucharlas.

Mi pequeña hermana había resultado ser mucho más inteligente de lo que yo sería alguna vez.

Y mientras veía el cuerpo de DongHyuck al otro lado de la habitación, pensé que la Helena del pasado me diría la verdad: yo la había cagado.

Las velas prendidas le daban un aura aún más lúgubre y siniestra al sótano. Era una antigua casa con pasadizos y lugares llenos de telarañas que ninguno deseaba explorar. Nunca comprendería el motivo de las brujas para hacerlo todo a oscuras, pero oí decir a Hyuna que las brujas necesitan energía natural a su alrededor; agua, tierra y por supuesto fuego.

De todas formas era algo macabro. Lo único bueno había sido que esta vez no tuve la necesidad de revisar cuerpos en una morgue hasta encontrar un maldito cadáver fresco.

-¿Es necesario que hayan tantos vampiros estorbando?

La mocosa que había hablado era una de las brujas jóvenes, al parecer discípula de Sunmi. Rodeé mis ojos y sujeté el brazo de Irene quien estaba a nada de saltar sobre la muchacha para arrancarle algún que otro parche de piel.

-No nos iremos- murmuró zafándose de mi agarre y caminando con sus resonantes botas largas hacia Sunmi, entonces susurró algo en su oído.

No entendía lo que sucedía, sobretodo porque había pasado toda mi eternidad rehuyéndole a la brujería, por supuesto que se debía a mi pasado con ella.

...Hasta Donghyuck...

El pequeño muchacho se había vuelto parte de nuestra sanguinaria familia con facilidad. Tal vez porque a todos nos brindaba un poco de normalidad y humanidad, aunque ahora mismo estuviésemos observando los preparativos para lo que a cualquier persona le parecería un ritual satánico. Solo faltaba que le vistiesen de blanco y llamasen al Diablo para completar la escena.

Pero eso no fue lo que sucedió.

-¿Crees que tienes la suficiente fuerza?- preguntó Sunmi. Tenía la mano del chico entre la suya brindándole suaves caricias. Le llevó frente al ataúd de Helena, posando la mano de Donghyuck en la madera-. Recuerda que no tienes que intentarlo ahora.

-Estoy listo... puedo hacerlo.

Ella dedicó una mirada a las otras dos brujas, entonces dio un leve asentimiento.

-Ya lo escucharon, estamos listos.

La que reconocía como Jisoo, trajo un recipiente de vidrio que mantenía la sangre fresca en su interior, esta se balanceaba espesa, tiñendo de rojo la transparencia y formando diminutas burbujas.

La otra bruja tomó el brazo que Irene estiró, y con una daga afilada rebanó la sangre de su muñeca con facilidad. Ni una mueca le ensombreció el rostro. El frasco fue abierto y la sangre de Irene se mezcló con la que sabía le pertenecía a un lobo.

-Yo... no creo que me pueda mantener de pie- murmuró Donghyuck.

-Está bien, cariño- los ojos de Sunmi volaron por la oscurecida habitación hacia los míos-. Repósala en el suelo.

Su orden me envió escalofríos, pero me moví como ordenó hasta que mi hombro rozó con el del tembloroso chico, entonces miré el cuerpo de mi hermana donde las venas se habían hinchado y puesto tan negruzcas que parecían envenenadas. La estaca estaba jodidamente hundida en su pecho y la sangre se había secado en su ropa. La cargué entre mis brazos conteniendo el impulso de salir corriendo, sinceramente, no podía evitar asociar este momento con el día en que todo se fue cuesta abajo.

La dejé suavemente en el suelo. Antes de alejarme, pasé mis dedos por su mejilla color ceniza en una caricia que ella no me permitiría.

Diría que todo sucedió en cámara lenta como lo describen en los libros o en las películas, pero fue demasiado rápido. Todo comenzó con el chico ciego arrodillado frente a mi hermana. Mi mandíbula se tensó cuando la sangre mezclada bañó las manos de Donghyuck, o cuando los corazones de las brujas se aceleraron al formar un triángulo que los encerraba.

El siniestro silencio flotó entre nosotros. Parecíamos formar parte de una sesión espiritista, temía ver un fantasma poseyendo el cuerpo delgado que comenzó a vibrar hasta que de su boca escaparon palabras inentendibles. La sangre goteó sobre el collar que Helena portaba y protegía, entonces el aire se filtró por entre los ladrillos y algunas velas se consumieron más rápido de lo que era posible.

Luego... DongHyuck se desplomó en el suelo con un pesado golpe, la sangre brotó desde sus oídos al mismo tiempo en que el collar de mi hermana salió disparado de su cuello para rodear por el suelo... ese fue el último sonido que se escuchó... el del minúsculo frasco haciendo su camino por las maderas hasta detenerse entre dos tablones.

Mi cuerpo se movió hacia el suyo por inercia, pero Irene golpeó mi nuca y susurró un "No hagas nada estúpido y mira". Me era imposible no hacer nada, él seguía convulsionando en el suelo mientras la sangre de sus oídos no se detenida.

Jisoo fue la primera en romper el triángulo, la cura estaba a tres pasos detrás de ella y cuando se agachó para recogerla, Sunmi la detuvo con fiereza.

-¡No te atrevas a tocarla!- chasqueó los dedos hacia mí- Llévale a que descanse, estará bien, lo prometo.

Irene por fin soltó la parte trasera de mi cuello. Trastabillé rabioso y preocupado hasta él, entonces le sostuve contra mi pecho y hundí la nariz en su cabello, olía más familiar de lo que algo me había hecho sentir en demasiado tiempo. Era liviano en mis brazos, quizás más de lo que fue la primera vez.

Lo último que presencié fue la manera en que Sunmi se acercó a la cura y cuidadosamente la atrapó en un diminuto frasco hecho con cristales de varios colores.

Ella aclaró. -Solo la ha desvinculado de la muchacha, todavía sigue bajo el hechizo del brujo.

Odiaba la maldita brujería.

<<🌙>>

No me interesaba la estúpida cura. En realidad, había odiado la idea desde que mi ex camarada le dio esperanzas al pobre chico. Mis emotivos eran en parte egoístas, porque si era sincero conmigo mismo yo estaba desesperado por destruir esa cosa y evitar que Hyuck tarde o temprano desapareciese. Al mismo tiempo, quería apoyarlo, verle ser feliz y volver a encontrar el alma que perdió cuando se convirtió.

Ahora solo quería mantenerlo a salvo. Como si no fuese el mismo chico poderoso que había mandado a volar a mi hermana.

Por un segundo desee que Jeno estuviese aquí, últimamente estaba más psicópata que nunca, pero en esta perfecta miseria, ese idiota seguía siendo al único a quien podía considerar un amigo normal. Tal vez él podría contarme sobre su triángulo amoroso, o cuadrado, o rombo, o lo que fuese. Y yo podía pedirle que escuchase los malditos pensamientos que me carcomían desde dentro.

Cuando su cuerpo tocó la cama, fueron sus manos las que no me soltaron, e invocó una sonrisa verdadera. Tierno.

-¿Cómo te encuentras?- susurré, cerca de su rostro adormilado.

-Cómo la mierda.

Reí.

Tomé las manos que se aferraban a mi camisa y sus dedos se estiraron como pequeñas garras de gato. Se acurrucó entre los almohadones de pluma, manteniendo los ojos abiertos aunque sus párpados decaían cada dos segundos.

Me moví hacia adelante sujetando la frazada y algo jaló del bolsillo de mi pantalón. Miré por sobre mi hombro al decaído muchacho.

-¿Te irás?

Suspiré. Volví a su lado con la frazada sujetada entre mis manos, con la cual cubrí su cuerpo. Me acomodé contra la cabecera de la cama y pasé mi brazo por debajo de su cabeza, entonces Donghyuck se pegó a mi costado.

Se sentía bien. Era una nueva sensación, o mejor dicho, era una que no recordaba. Pero ahora la emoción era prácticamente explosiva que se tornaba suave, y luego volvía a ser hechizante, como el brujito entre mis brazos.

Lastimosamente, como dije antes, el sufrimiento siempre reaparecía. Lo peor, era que esta vez realmente no esperé que sucediera.

-Mark... necesito preguntarte algo... por favor.

Levantó el rostro aunque no pudiese verme y cerré mis ojos carraspeando para que preguntase lo que quisiera. Sentí el mal agüero apoderándose de mí.

-E-es algo bobo... solo, necesito saberlo. S-si él apareciese de repente... ¿Le elegirías?

Oh.

Por supuesto sabía a quién se refería, y claro que comprendía el porqué de su curiosidad. Yo mismo la sembré más temprano cuando esas palabras mal dichas salieron de mi boca. "Amor de mi vida".

Le apreté con mis brazos, como si eso le impidiese escapar.

-Hyuck...- comencé con la voz entrecortada, y quise continuar. Lo juro, pero no pude y él lo notó.

Se alejó para recostarse debajo de la frazada.

-Está bien, f-fue una estúpida pregunta.

Joder.

-Es diferente- murmuré. Mi espalda se separó del respaldo, no me gustaba analizar mis propios sentimientos enterrados... Yo siempre fui un cobarde.

-¿Diferente?

Y él no ayudaba, su pequeña y suave voz me volvía débil hasta el punto de que si me pedía el secreto del universo, yo lo buscaría hasta debajo del fuego.

Yo no sabía si amaba de la forma correcta, no sabía siquiera si quería que esto fuese amor, porque mi primer amor había acabado siendo consumido por las horrorosas decisiones que tomé. No quería que eso se volviese a repetir. Deseaba ser mejor para que él pudiese amarme... pero DongHyuck no era como Haechan... porque él ya conocía mis demonios y me había visto ser un completo infierno rodeado de sangre y perversión. Nunca me había dado cuenta de lo aprisionado que me sentía con mi primer amor, y de lo liviano que me siento con este chico de ojos grises.

Los mismos ojos grises que esperan mi respuesta con anhelo.

-Es difícil de explicarlo...- Llevé las rodillas más cerca de mi pecho para apoyar los codos allí-. Más que extrañar su amor, le extraño a él. Y extraño a la persona que era en ese tiempo, pero ahora, por primera vez estoy disfrutando del infierno... Estoy disfrutando este momento...

-Mark-

Estiré el brazo para apretar su mejilla con cariño, una caricia inocente que no había realizado más de un siglo. Entonces volqué mi corazón.

-Y se debe a ti... Aunque él se presentase mañana en la puerta de esta maldita casa... Ya no sería lo mismo, porque ahora, en esta realidad, solo puedo mirarte a ti.

Quería que el mundo me consumiese en este preciso momento, estaba tan aterrado de lo que él pudiese pensar de mí, pero una sonrisa lenta apareció en su rostro, y como por arte de magia tanteó la cama hasta dar con mi cuerpo, entonces me abrazó por completo.

-Buena respuesta, cursi, pero correcta.

-No arruines el momento- susurré contra su boca y nos acostamos con los ojos cerrados y las narices juntas, aunque ninguno de los dos fuese capaz de dormir.

No sabía dónde estaba su mente, pero la mía viajó directo al pasado.

...

El mundo comenzaba a colisionar cuando peleábamos. Nunca me gritaba, ni siquiera alzaba la voz cuando sabía que yo estaba equivocado y él tenía razón. La mayoría de las veces discutíamos sobre mi compromiso y su pesimismo. Haechan era pequeño y nervioso, pero demasiado inteligente, tan inteligente que nunca podía evitar decir verdades, era del tipo de persona que prefería herirte con crueldad antes de crearte una mentira perfecta.

Nunca esperaría que el mozuelo sin modales y con escasos dones para la lectura, tuviese tan enraizadas sus cualidades sociales. Él hablaba despacio pero con crudeza, soltaba palabras pobres pero sinceras. Me miraba como si la habitación estuviese bajo cero, mientras yo le miraba como si estuviésemos en un incendio.

Sentía que me derretía cada vez que le veía volverse desconocido y disperso. Comenzaba a alejarse de a poco, a soltar mi mano sin permiso... y luego, cuando le confrontaba, él decía "Señor, debería concentrarse en sus prioridades".

En ese tiempo quería gritarle ¡Tú eres mi prioridad!.

Era un ser feliz cuando le veía sonreír, y me volvía gris cuando ni siquiera me percibía en la sala. Pero, cómo podría borrar el amor infantil y febril que me recorría las entrañas.

Desconfiaba, había días en los que me encontraba carcomiéndome la cabeza, pensando que tal vez estaba cerca de mí por temor, temor a que un castigo atroz le fuese otorgado por rehusarse a un beso o a una caricia. Pero luego... cuando las velas se apagaban y los sirvientes eran los últimos en irse a la cama... Él venía a mis brazos alagando que no me dejaría solo en la oscuridad.

Era una belleza. Desde los ojos traviesos, hasta los diminutos dientes que muchas veces se veían a través de sus labios entreabiertos. Me gustaba desde su altura hasta el olor natural de su piel.

Una vez Helena me dijo que todo mi enamoramiento se debía a un castigo de Dios hacia nuestra madre.

-Piénsalo- decía-. Mamá quería una nuera que fuese una muchacha blanca y con uñas tan sanas que pareciese nunca haber tocado la tierra. Entonces te enamoraste de un muchacho con la piel expuesta al sol y los dedos tan ásperos como una lija. Simplemente fascinante ¿No crees?

Nuestras conversaciones terminaban en cuanto mis ojos se perdían a lo lejos, siempre sobre él. Y las fantasías me carcomían. Quería sacarlo de allí, llevarlo tan lejos como pudiese. Quería encontrar un mundo distinto para ambos.

Pero mientras mis pensamientos buscaban un escape, un atisbo de esperanza... Los suyos buscaban tierra firme.

El día en que le asesiné, el momento justo en que murió convirtiéndose en algo allanado y yo perdí mi alma... En ese día me di cuenta de que él nunca quiso esto. Fui yo quien le rogó para que buscase a mi lado una forma de huir, fui yo quien le prometió la libertad. Ese día mis pensamientos de esperanza murieron junto a mi primer amor.

Y me odié. No solo por la culpa de haberle dejado morir. Me odié por el egoísta pensamiento que se desató en mi consciencia y el cual enterré en mi inconsciente esperando no volver a sentirlo...

Te encarcelaré en mi mente.

Me enfermé a mí mismo. Pero lo hice primero contigo ¿Verdad? Yo te hice partícipe de mi rebeldía, de mi deseo de libertad, que pensaba era tuyo pero en realidad me pertenecía a mí. Te llevé hasta los extremos y peleé por obtener lo que quería... y realmente quería que me dijeras "ayúdame a escapar". Tristemente, tal vez nunca lo dijiste de verdad. Entonces te grabé en mi memoria, desde tus ojos hasta la sensación de un abrazo. Te guardé egoístamente hasta que ya no pudieses desaparecer.

Lo lamento... Es hora de dejarte ir.

<<🌙>>

Jaemin

La dulzura era una característica. Podía ser fingida o simplemente parte de una personalidad.

En una manada existían tres naturalezas. Estaban los alfas, los betas... y los omegas. Al parecer estos últimos nacían con dulzura incluida, por eso mismo era sencillo para un lobo saber cuál sería la naturaleza predominante en su cachorro.

Suponía que todos los sabían menos yo. Las pistas estaban allí, en la manera en que John me cuidaba como si fuese un pequeño muñeco de trapo que podía descoserse con el mínimo roce. O la forma en que mamá tenía largas charlas conmigo sobre la utilidad de un omega en la manada.

Nunca me encontré a mí mismo una persona que desprendiese dulzura, pero la manera en la que acariciaba mi propio vientre y caminaba en las noches cantando en voz baja para que la cosita en mi interior pudiese dormir con tranquilidad -Lo que era ridículo porque seguramente no podía escucharme todavía-, aun así, esas cosas por primera vez me hacían sentir como un omega.

Y no me sentía aprisionado por esa realidad. Aunque estuve gran parte de mi vida queriendo escapar de ello.

Hoy era un lindo día. Apenas estaba comenzando el medio día pero extrañamente sentí cierta felicidad. Me recordó a los momentos de mi infancia en que corría por el bosque sintiendo la tierra húmeda en mis pies, temeroso de ser castigado por una travesura. Entonces sonreí imaginando a esa frágil personita corriendo por la pradera y riendo... ¡Oh, su risa!

-¿En qué estás pensando?

La voz de Jeno trajo una nueva sensación de nerviosismo. ¿Alguna vez dejaría de hacerme sentir así?

-En su risa.

-¿Eh?

Le miré arrugando los ojos al sonreír y comencé a caminar fuera de la casa, entonces agrandé mi sonrisa cuando me siguió. Podía escuchar el arroyo cerca de allí, caminé aferrado a las mangas del suéter y Jeno se mantuvo en silencio detrás de mí.

Se sentía tan bien. Estar con él, saber que estaría conmigo en esto... De alguna forma tanto mi omega como yo, e incluso el cachorro que llevaba en el vientre, nos habíamos calmado con la compañía del sombrío vampiro.

Pero claro que Jeno no era tan solo sombrío. Oh... él podía sonreír de tal forma que me aceleraba el corazón y hacía saltar a mi omega.

Me detuve cuando el agua corriendo por las piedras verdosas apareció frente a nosotros. Estábamos solos, con un poco de paz para disfrutar.

-Ten cuidado- dijo.

Me agaché en la orilla y hundí los dedos de una mano en el agua congelada.

-Jeno- murmuré, tapando mis ojos para verle mejor contra los rayos del sol- ¿Crees que será dulce?

-¿Hmm?- su ceño se frunció, hasta que comprendió a quien me refería-. No lo sé, ¿Quieres que lo sea?

Me encogí de hombros.

-Tal vez... quiero que sea quien elija ser.

Él se agachó a mi lado. Ambos parecíamos niños mirando la forma en que una hormiga luchaba por seguir el recorrido de las demás. Me parecía fascinante que alguien como Jeno pudiese haberse enamorado de mí... Yo quien solo era un tonto lobo sin mucha inteligencia y con la astucia de una babosa. Pero cuando me miraba y me sonreía de esa forma sin obtener nada a cambio, yo me sentía querido, de la misma forma en que le quería a él.

-Yo solo quiero que sea nuestro.

Y eso calentó mi corazón de tal manera que las mejillas me ardieron y el impulso me hizo apretar los labios contra su mejilla.

-Dulce...- susurré.

El silencio se volvió cómodo para nosotros. Solos, sentados en la orilla del arroyo con las rodillas juntas y los hombros rozándose en cada respiración de mi parte. Me cansaba estar mucho tiempo en una sola posición debido a que la circunferencia que cargaba no era para nada cómoda, por ello mismo Jeno masajeaba mi espalda cada tanto, o tocaba con sus dedos los huesos de mi nuca.

-¿Has visto a un médico?- preguntó luego de una eternidad.

Negué.

-Nadie lo sabía en la manada, y-y no puedo ir a un hospital, saldré en las noticias... No estoy listo para la fama.

Rió. Jeno rió a viva voz y fue maravilloso.

-Conseguiré a alguien, necesitas controles médicos.

-Bien...

-Sabes, estuve pensando que debería volver a casa... Debo arreglar algunos asuntos.

El alma cayó a mis pies. De repente el día dejó de ser tan lindo como había sido al principio. Le miré con la intención de fingir tranquilidad, pero yo quería aferrarme a él y pedirle que me llevase a cualquier parte donde tuviese que ir. Pero no podía hacer eso... nosotros habíamos dejado de ser "algo". Y sería otra acción egoísta de mi parte, una que lastimaría tanto a Yukhei como a Jeno.

Por ello toqué mi panza y acaricié despacio por encima del suéter que le pertenecía al vampiro a mi lado. El aroma de Jeno calmaba mi propio malestar. Aunque solo lo usaba en las mañanas o cuando estaba lo suficiente lejos para que alguien se enterase.

-¿Volverás?

Él me dio otra pequeña sonrisa de ojos, de esas que tanto hacían convulsionar mis nervios.

-Volveré.

-Solo tráeme fresas cuando regreses... no dejo de pensar en ellas.

-Lo haré, y traeré a alguien que te haga una revisión también.

-Ya cuatro meses ¿Eh?- murmuré arrancando las hierbas que nos rodeaban.

-Si... Es raro, pero cuando tenía quince años yo tenía la loca idea de que podía conseguir una linda chica, casarme con ella y mágicamente huir a un lugar que me diese un buen trabajo para mantener una familia- Jeno enterró los dedos en la parte trasera de mi cabeza mientras contaba su historia con una leve sonrisa-. Una noche discutí con mi padre y le dije que había embarazado a mi novia... No pongas esa cara, era mentira. La cosa fue que papá me golpeó hasta que le dije la verdad. Entonces mamá me levantó en la madrugada y me llevó hacia afuera...

No me gustaba oír sobre lo duro que había sido su pasado, pero de cierta forma era lindo que me lo contase. Aunque una parte de mí quería volver en el tiempo para llevarme a la versión infantil de Jeno y alejarlo de esa miseria.

-¿Cómo era ella?

Jeno miró más allá de todo. Mi mano se coló entre las suyas por inercia y las llevó más cerca, pegándolas a su pecho antes de contestar.

-Tenía el cabello negro y la mirada cansada, demasiadas arrugas para solo tener treinta años- sonrió con melancolía y me miró como si el recuerdo estuviese en mi rostro-. Olía siempre a comida y a los cigarros de mi padre, siempre me daba la mitad de su pan cuando papá no estaba mirando. Mamá era la mujer más tranquila que podrías conocer, pero ese día, mientras me curaba las heridas, me dijo algo y creo que tenía razón en ello.

-¿Qué te dijo?- pregunté impaciente por escucharlo, mis ojos parpadearon ante la expectativa de una gran frase, pero Jeno se puso serio y luego rió.

-Dijo que era un niño tonto y que por mis mentiras Dios me castigaría haciendo a mi pobre futura esposa presa de antojos incontrolables y un humor espantoso durante el embarazo...- él me miró de reojo-... Creo que el castigo ha comenzado.

La linda escena murió para darle paso al enojo en mi interior. Golpeé su hombro con todas mis fuerzas y pedí mis fresas en este maldito momento.

Hi~ Estuvo re pesado de leer pero es largo ♥️ Tengo parciales ahora así que he estado estudiando y por eso no pude actualizar antes! Espero que estén bien y que hayan disfrutado de Ridin PORQUE NOS VOLARON LA PELUCA A TODOS jeje

¿Cuál fue su canción fav?
La mía Puzzle Piece porque me hizo ponerme toda soft y triste, además el ritmo me encanta~

Consejo de la actu:
¡La música es para disfrutarse!
He visto que han salido algunos rumores perjudiciales para nct dream y varias personas se han amargado por ello. Pero no dejen que eso suceda, si se preocupan más por el lado negativo, al final, solo saldrán perdiendo.
El hate siempre estará, por eso hagamos que el lado luminoso brille más... ahh que poética soy jeje.

Sabían que soy pariente no muy lejana de una poetiza uruguaya 😂 en la escuela nadie me creía 😞

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