Mi cabeza daba vueltas, el golpe que había recibido por parte del sujeto de mi derecha me había dejado atónito. Lo único que podía observar eran las luces de los faroles de la carretera pasar, cómo cada vez dejábamos atrás más y más luces, al parecer cada vez nos alejabamos más de la ciudad.
Y cada vez el terror dentro de mí, crecía.
— ¡Que emoción!— Exclamó Ariana la cuál estaba sentada al lado de Ryan— Por fin éste estúpido tendrá lo que se merece.
—¿Por qué lo odias tanto?— Preguntó Ryan sin despegar la vista de la carretera.
— Es un idiota, siempre hablaba mal de mi con su primo, nunca le agradé y a mi nunca me agradó.
— Pensé que tenías razones más fuertes.
— Para mi son razones fuertes ¿Y cuáles son las tuyas?— Preguntó ella.
— Es una larga historia, más que todo él arruinó mi estrategia comercial— Respondió Ryan.
No entendía de que hablaba ¿Qué estrategia comercial?
— Déjenme en paz— Logré pronunciar con dificultad.
Ariana me observó y soltó una pequeña risa en voz baja.
— Oh Adrián— Pronunció Ryan— Te dije que el golpe que me diste en la cara aquél día, no sería nada comparado con lo que te haré ahora.
De pronto el auto se detuvo, había silencio en la carretera, los dos sujetos que me rodeaban por ambos lados se bajaron del auto, al igual que Ryan y Ariana. Pensé que me dejarían ahí dentro del auto, pero uno de los sujetos regresó y me tomó por el brazo, me sacó del auto con brusquedad haciendo que mi cuerpo cayera sobre el asfalto de la carretera.
— ¿Vamos a ver todo?— Preguntó Ariana la cuál estaba de pie al lado de Ryan.
— No, nosotros nos iremos a divertir en mi casa, tenemos mucho que celebrar— Respondió Ryan para luego darle un pequeño beso a Ariana.
— ¡Cierto!— Chilló de emoción— ¡La vieja casa de mi abuela ahora será una gran e increíble mansión!
— Es una mansión— Corrigió Ryan— Después que regresemos de nuestro viaje de negocios, nos iremos a vivir allá.
Ariana saltaba de emoción, mientras yo intentaba levantarme de la carretera. Ya el dolor del golpe estaba pasando, estaba recuperando la compostura, cuando de pronto.
— Jefe— Pronunció uno de los sujetos— ¿Que hacemos con el chico?
Los nervios volvieron a mi, tenía que escapar pero no había dónde, estábamos a las afuera de la ciudad, la carretera estaba completamente sola y todo estaba rodeado de enormes árboles.
— Cierto, se me olvidaba que Adrián estaba con nosotros— Dijo acercándose hasta mi, lo suficiente para tomarme del mentón— Denle varios golpes en su carita angelical, así no tendrá nada que presumir en su funeral.
Ryan me soltó y se regresó hasta el auto junto a Ariana.
—Ah— Ryan volvió a intervenir— A él le gusta la verga, le encanta, pueden divertirse con él antes de matarlo.
Esas palabras fueron suficientes para que la adrenalina se apoderara de mi cuerpo, mis manos estaban sudando, sentía como la sangre corría por mi cabeza, cómo si ésta fuera a explotar en cualquier momento. Tenía que hacer algo rápidamente.
Ryan y Ariana se subieron al auto, lo encendieron y arrancaron lejos de aquí. Vi como su auto se alejaba a la distancia hasta desaparecer.
— Bien ¿Que hacemos con él?— Preguntó uno de ellos.
— Ya escuchaste al jefe, lo follamos por un rato, lo golpeamos hasta que no respire y nos deshacemos del cuerpo— Respondió el otro.
¿Cómo podían decir aquellas cosas con tanta naturalidad? ¿De qué clases de personas está lleno éste mundo?
Sentí como la mano de uno de los tipos me tomaba por el cuello y me llevaba hasta los árboles que estaban cerca de la orilla de la carretera, quería reaccionar, escapar de ahí pero solo tenía una sola oportunidad, no podía desaprovecharla, tenía que ser paciente
— Detrás de aquellos árboles— Señaló el primero— Ahí nadie nos verá.
El segundo todavía tomaba de mi cuello, me arrastró por la tierra, entramos un poco más al bosque y me soltó sobre un viejo tronco de un árbol caído.
— ¿Te gusta la verga no?— Preguntó el primero.
Esperaba, esperaba el momento para huir de ahí, tenía miedo, mucho miedo, temía a esperar la oportunidad y que nunca llegase.
— Debe dar unas buenas mamadas— Comentó el segundo bajandose su pantalón.
No sabía en qué momento había comenzado a llorar, las lágrimas humedecían mis mejillas. ¿Cuánto tenía que esperar? ¿¡Cuánto!?
La mano del primer sujeto se acercó lentamente hasta mi cabeza, sentí su mano posicionarse sobre mi cabello, hizo fuerza para acercarme hasta su miembro.
No podía seguir esperando, tenía que actuar, ya lo había perdido todo, a mis amigos, a mi familia, a todo, el poco respeto que tenía por mi mismo se acabaría si seguía esperando, ya no tenía nada, si moría ¿Que podría perder?
Moví mi cabeza con brusquedad, haciendo que su mano soltara mi cabeza, me tiré hacia atrás haciendo que mi cuerpo cayera de aquel tronco, rápidamente mis piernas reaccionaron y se levantaron con fuerza, pude ver cómo los dos sujetos también reaccionaron, ví como sus cuerpos venían corriendo hacia mi.
Corrí sin dirrección alguna, no podía ver nada, no había luz, lo poco que alumbraba era la media luna que estaba en el cielo, la adrenalina no me dejaba pensar, nada pasaba por mi cabeza, solo correr.
La oscuridad me jugó una mala jugada cuándo sentí un fuerte golpe en la frente, me había golpeado con el tronco de un árbol, sentía como mi cabeza daba vueltas, la adrenalina alivió el dolor, me estaba colocando de pie cuando uno de los sujetos me tomó nuevamente por el cuello.
—¿Pensaste que te ibas a escapar?— Me preguntó en mi cara.
Su mano apretaba fuertemente mi garganta, me costaba respirar, ahí sentí como algo líquido corría desde mi frente hasta mi nariz. Era sangre, posiblemente el golpe que me había dado había roto mi frente.
— ¡Quítale la ropa!— Exclamó.
El otro sujeto inmediatamente jaló de mi traje y lo tiró al suelo, hizo tanta fuerza que rompió la camiseta mangas largas de botones que traía conmigo, mi elegancia valía verga, ya nada me importaba, intentaba gritar pero no podía, la fricción de la mano del otro sujeto contra mi cuello me dificultaba hablar, las lágrimas escapaban por si solas, ya no podía ver los rostros de los sujetos la iluminación no me lo permitía.
Cuando lograron deshacerse de mi pantalón, sentí que sería el final.
Pero no podía permitir que la última escena de mi vida fuese ésta.
El primer sujeto me soltó del cuello para quitarme mi ropa interior, pero no lo permití, estiré mi pierna con mucha fuerza hacia su entrepiernas, había atinado el golpe. El sujeto se revolcaba en el suelo por el dolor que le había causado mi patada.
El otro sujeto intentó atraparme pero no lo logró, rápidamente me di vuelta y eché a correr.
Nuevamente sin dirección alguna, no sabía a dónde me dirigía, solo escuchaba por el crujir de las hojas que detrás de mí venían nuevamente aquellos malditos sujetos.
Corrí tan rápido, que sentía que estaba volando, corría porque mi vida dependía de ello, hasta que, por un momento dejé de sentir el suelo, mis pies no sentían nada.
No estaba volando, estaba cayendo, había un pequeño barranco en el camino, por la oscuridad no lo pude ver a tiempo, ya era tarde, mi cuerpo rodaba por ahí, sentía como las ramas y pequeñas estacas de madera se incrustaban en mi piel, dolía demasiado, no pude evitar quejarme por el dolor.
De repente todo terminó, no escuchaba a los sujetos seguirme, mi cuerpo estaba tirado en el suelo, todo me dolía, ya no sentía nada, el suelo estaba frío y duro como una carretera.
Me intenté levantar pero no lo logré completamente, solo me logré sentar, estaba en mitad de la carretera, pude observar gracias a la luz de los faroles que todo mi cuerpo estaba bañado en sangre, estaba sucio por la tierra y un pequeño y lento río de sangre no dejaba de caer de mi frente.
Mi vista se nubló completamente, ahí entendí que sería el final de la tormenta, entendí que sería mi final, me di por vencido, una luz segadora llegó hasta mis ojos.
Sonreí, porque había sido un idiota todo éste tiempo.
Sonreí, porque había ganado, no dejé que aquellos sujetos se aprovecharán de mi cuerpo.
Pero sobre todo sonreí, cuando mís ojos pudieron enfocar aquella luz y vi aquél auto deportivo.
Sonreí, porque ví nuevamente a Zack.