HAUNTED ▸ SUPERNATURAL #FANDO...

Eliathe92

132K 10.7K 1K

❝Tenías algo, teníamos algo, y no dudaste ni un segundo en mandarlo a la mierda.❞ [ SUPERNATUR... Еще

HAUNTED:
EPÍGRAFE:
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
CAPÍTULO CINCUENTA
CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO
ESTOY EN ELLO

CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS

979 84 29
Eliathe92

●◇●◇●◇●◇●◇●

HAUNTED CAPÍTULO DIECISIETE; PARTE DOS

—Espera, ¿qué? — intervino Dean, pasando su mirada de ella a Chuck rápidamente, comenzando a ponerse nervioso.

—Savannah, ¿qué vas a...?— comenzó a preguntar Sam.

—Chuck y yo ya lo hemos hablado— contestó—. Alguien tiene que llevar la marca— respondió, pasando el peso de su cuerpo de un pie a otro y abrazándose a sí misma, evitando aún a los dos hermanos y cruzándose de nuevo con los ojos de Lucifer por el camino, que la miraba tanto o más sorprendido que los dos cazadores.

—Pues debo ser yo... Ya... la he tenido antes, ya estoy marcado— rugió Dean.

—Exacto, tú ya estas quemado— intervino Chuck—. No puedo dártela a ti. Y Savannah ha accedido.

Dean la cogió del brazo, tirando de ella a un rincón algo más separado con Sam siguiéndoles de cerca.

—Oye, primero Cas trama un plan kamikaze y ahora tú. ¿No podías hablar con nosotros?

—¿Hablar qué, Dean? — le espetó—. ¿Acaso me habría servido de algo? Vuestra respuesta habría sido la misma que ahora.

—¿Y qué ocurrirá cuando la marca te vuelva loca? ¿Qué pasará? — insistió el rubio.

—Me alejaré, me iré a algún sitio en el que no pueda hacer daño. Al infierno si es necesario.

—Sí, porque allí no puedes torturar a nadie— continuó el otro de forma irónica.

—¿Y qué si lo hago, Dean? ¿Qué es un demonio más en el mundo, teniendo aquí fuera a Amara? — le soltó—. Es lo que hay que hacer. Yo no tengo nada que perder.

—Tienes una familia— le espetó Sam, incrédulo.

—Y sé que estarán vivos y a salvo si hago esto— razonó, escuchando de fondo las voces de Lucifer y Crowley discutiendo de nuevo—. Además, si la lleváis alguno de vosotros, los Winchester conducirán de nuevo el mundo al apocalipsis— añadió con una sonrisa, esperando quitarle hierro al asunto y dar por zanjada aquella conversación.

—¿Y qué quieres que hagamos nosotros? ¿Quedarnos mirando? — volvió a intervenir Dean.

—No, los tres tenemos que luchar— contestó Savannah—. Vosotros dirigís las tropas...

—¿Quieres decir que debemos vigilar a los malos?

—Dean...— le dijo, rogándole casi porque detuviera aquella discusión. Había tomado una decisión y no se iba a echar atrás.

—De acuerdo, Savannah— dijo, haciéndole cerrar los ojos con fuerza al ver que había dejado su diminutivo de lado—. El plan de Dios— suspiró, antes de atraerla hacia él y abrazarla—. Lo siento, pequeña.

—¿Por qué? Por primera vez no has hecho nada— respondió, intentando mantener la sonrisa cuando Sam repitió el gesto de su hermano susurrándole un pequeño "Gracias" —. Chicos, siento lo que os hice pasar al principio. No sé si lo sabéis, pero... Hace tiempo que os perdoné. Creo que casi desde que os conocí.

—Cas se chivó— confesó Dean con una sonrisa que su hermano imitó rápidamente—. Dijo que sólo necesitabas espacio.

Savannah sonrió igualmente, recordando sus intentos por evitar que el ángel se metiera en su cabeza en cuanto descubrió sus poderes y mirando al que era el recipiente del mismo, ahora ocupado por el mismísimo diablo.

—Además, nos los merecíamos— la apoyó Sam—. Necesitábamos que alguien nos hiciera ver que lo estábamos haciendo mal.

—Bueno, no es que haya servido para mucho— replicó Savannah bromeando—. Más bien me habéis arrastrado con vosotros en esa vorágine de caos. Sólo hay que mirar a nuestro alrededor— les dijo, haciendo soltar a ambos una risa seca.

—Vamos— les dijo, empujándoles por los brazos para que fueran por delante de ella de vuelta con el resto del grupo, viéndose intervenida en el camino por Lucifer.

—Así que quieres convertirte en la nueva yo— comentó divertido—. Podríamos formar un buen equipo. Tu y yo, los hijos desertores y corrompidos por la marca.

—¿Recuerdas nuestra conversación de esta mañana? — inquirió ella, notando de nuevo la ira hervir dentro de ella, dándole el valor para volver a enfrentarse a él mientras el rostro de Lucifer se tornaba en uno de confusión—. ¿Qué me impedirá acabar contigo una vez que tenga la marca? — dejó caer, sabiendo que él entendería que no se refería sólo a la fuerza que pudiera darle aquella marca, sino a la falta de moralidad y de frenos que ahora le impedían matarle pero que desaparecerían con ella.

Se apartó de él, en dirección a los dos hermanos que estaban a poco menos de un metro de ellos, con la vista puesta sobre ambos en caso de que las chispas saltasen. Llegó justo a ver la mirada que Chuck le echaba a Rowena, suponiendo que parte de el plan se había comenzado a llevar a cabo sin que los demás lo supieran.

Apenas tardó en echar a andar, después de un asentimiento por parte de Chuck, hacia la puerta de metal del almacén. Dean se situó junto a la cazadora, tirando ligeramente del brazo de su hermano, para que prestase atención a lo que ocurría a su alrededor.

—Todos a vuestras posiciones— fue lo único que les dijo el de la barba pocos segundos después de escuchar el grito de Rowena en el exterior, lanzando su primer hechizo.

Savannah trató de respirar hondo, notando como el nudo de su estómago se cerraba por los nervios, sin apenas poder creerse lo que estaban a punto de hacer. La voz de la bruja volvió a gritar el mismo hechizo, haciendo vibrar ligeramente el suelo de la sala. Esperaban ir mellando a Amara, como si fuese una vara astillándose poco a poco con los golpes, lo suficiente como para que llegase agotada al final.

De repente, el grito finalizó más agudo de lo que esperaban. El suelo dejó de vibrar, mientras todos se miraban entre ellos, sin saber qué era lo que significaba aquello. Todos sabían que Rowena no era lo suficientemente fuerte como para acabar con ella sola, igual que ninguno de ellos. El riesgo de que alguno terminase muerto era bastante alto y ni siquiera entendían como todos habían cedido a enfrentarse a ella. Supuso que por el hecho de saber que el mundo acabaría para todos ellos de una forma u otra, o morían luchando contra Amara, o morían sin luchar a manos de la misma. El resultado sería el mismo en cualquier caso.

El estruendo comenzó a sonar, como un montón de truenos cubriendo el suelo. Aquello implicaba que Rowena había fracasado, o que al menos su ataque había llegado al final. El grito de Amara desgarro sus oídos, sonando más que los propios ángeles soltando su ataque sobre ella.

La fábrica retumbo, haciendo que partes de las paredes se desprendieran, llenándolo todo de polvo. Las luces comenzaron a parpadear mientras todos miraban hacia el techo, esperando que no se les cayera encima.

Fue el rostro de sorpresa de Chuck, mezclado con algo de temor, el que le dijo que aquello no había sido buena idea, que algo no iba bien. Pero ahora no tenían una forma de echarse atrás. Lucifer junto a ella tenía una mirada inteligente y curiosa, más que asustadiza.

Un par de luces estallaron detrás de ellos, haciéndoles saltar y cubrirse. El tercer ataque. Los demonios estaban allí, aquello ahora ya se había reducido a la segunda opción. La primera había sido conseguir que alguno de los ataques acabase con ella. Ahora todo estaba destinado a mellarla, ya que parecía que los anteriores no lo habían llegado a conseguir.

Savannah se agarró, al brazo de Sam, no sabía si con intención de calmarse a sí misma o calmarle a él. Lo único que supo fue que la mano del menor de los hermanos se cerró en torno a la suya, pero sin mirarla, esperando que en cualquier momento algo saltase a su alrededor.

Los gritos de protesta de Amara se escucharon por todo el hangar, y la vista de la cazadora se dirigió hacia Dean, esperando ver su reacción. La mandíbula del rubio estaba completamente tensa, cerrando los ojos con fuerza, como si quisiera apartar la voz de la Oscuridad. Tenía el aspecto de estar a punto de salir corriendo a por ella, conteniéndose.

Crowley fue el siguiente en salir por la puerta rojiza, bajo la atenta mirada del resto para unirse a sus demonios. De repente el suelo dejó de temblar, haciéndose el silencio a su alrededor mientras todos esperaban que ocurriera algo.

—¿Ahora qué? — preguntó Savannah instantes antes de que la puerta se abriera dejando pasar a la Oscuridad, trastabillando medio agachada.

Estaba llena de quemaduras y heridas, pero eso era todo. Lo único que parecían haber conseguido era enfadarla, y ahora les observaba a todos llena de ira. Lucifer se apartó del grupo, yendo hacia la derecha y Savannah vio como Sam tenía que parar a su hermano que echaba a andar dispuesto a socorrerla.

Chuck, sin embargo, permanecía impasible, con ambas manos colgando a sus costados, esperando a que su hermana llegase hasta él. La mirada de Amara se detuvo sobre él, al parecer sorprendida al haber alcanzado al final su meta.

— Hola, hermano— le saludó, aun medio agazapada y respirando con dificultad sin que ninguno de los ojos de los allí presentes la abandonasen en ningún momento.

— Has hecho trampa— dijo, agarrándose al pasa manos de acero pintado de azul, con intención de bajar las escaleras— . Otra vez. Pero...— anunció, llegando al final de las mismas justo en el momento en el que Lucifer llegaba por detrás de ella, atravesándola con una lanza que habían mantenido oculta a la vista de la mujer.

Los tres saltaron con el sonido de aquel objeto atravesándola, mezclado con el grito de protesta de Amara, casi sorprendidos. Incluso Chuck parecía asombrado por la herida que su hermana presentaba ahora en su abdomen. Lucifer retiro el arma, dejando que la Oscuridad cayera al suelo, arrodillada y respirando con dificultad. Savannah casi pudo sentir la antelación al ver la facilidad con la que el arcángel iba a lanzar su segunda estocada. Demasiado fácil.

— ¡Ah! — exclamó Chuck, poniendo una mano en alto con intención de detenerle—. Hijo— llamó a Lucifer, negando con la cabeza.

El arcángel miró a su padre, antes de bajar el arma y mirar el cuerpo de Amara a sus pies. Se echó hacia atrás, luchando por contenerse y sabiendo lo que ocasionaría si acababa con su tía en aquel momento.

—Perdona... por esto— se disculpó Chuck ante la visión que tenía delante de él, con las miradas incrédulas de los otros tres pasando de él a Amara y viceversa—. Por todo— insistió.

—Una disculpa al fin— murmuró Amara desde el suelo—. ¿Qué es eso para mi? — inquirió, dejando claro que aquello no era suficiente—. Me he pasado millones de años metida en esa jaula. Sola. Asustada— Dean negaba con la cabeza, tratando de mantener sus instintos de lado—. Deseando, ¡suplicando la muerte por tu culpa! ¡¿Y cuál fue mi crimen, hermano?!

—¡El mundo tenía que ser creado! —le rebatió el aludido, agachándose frente a ella, casi dolido por las palabras de su hermana—. ¡Y no me dejabas! ¡Amara, no me diste otra opción!

—¡Esa es tu versión! — replicó Amara dolida—. ¡No la mía! La verdadera razón de mi encierro, de que tú no me permitieras existir, es que no lo aguantabas— explicó con una amarga sonrisa, aún apoyándose sobre el suelo—. Éramos iguales. No éramos grandes, ni poderosos, porque sólo podíamos compararnos entre nosotros— una risa seca e irónica salió de su boca—. ¿Te crees que tú hiciste que los arcángeles llevarán luz? No. Les hiciste crear seres inferiores para verte más grande— explicó, rompiéndose la voz por el esfuerzo que ponía en levantarse—. Para ser un Dios. Fue tu ego— le espetó—. ¡Tú querías ser grande!

—Es verdad— respondió Chuck aún desde el suelo, observando como su hermana se mantenía todo lo derecha que podía delante de él—. Pero no es toda la verdad— insistió, incorporándose—. Hay un valor intrínseco en la Creación. Más grande y auténtico que mi orgullo y mi ego. Llámalo Gloria, llámalo Alma. Pero sea lo que sea no salió de mis manos— intentó razonar—. Estaba allí, esperando tener vida. Simplemente existe como tú y yo existíamos. Sé que lo has visto desde que has salido— aseguró, girándose para mirar a Dean, que ahora tenía la boca abierta por la confusión.

Savannah lo comprendió al momento. Ella había visto todo aquello en el cazador, en la persona que lo había liberado de su encierro. Si había alguna opción de apelar a los sentimientos o lo que fuera que tuviera Amara era aquella. Era Dean.

—Lo has sentido— insistió Chuck, haciendo que la mirada de la Oscuridad se fuera hacia el rubio que agachó la cabeza.

—Esto no tenía por qué ser así— dijo, volviendo su mirada de nuevo hacia Chuck—. Yo te quería, hermano— insistió entre dientes y riéndose tristemente al ver que el de la barba no cedía—. Bueno, vuelves a ganar— afirmó, negando con la cabeza, derrotada—. Acaba de una vez, mátame— pidió, irguiendo la cabeza orgullosa y esperando que aquello llegase con rapidez.

—Lo siento— se disculpó Chuck haciendo que Amara se diera cuenta de que lo que venía a continuación no era lo que ella esperaba.

Aquella era su entrada.

La marca de la piel de Amara comenzó a quemar, llevándose la tela del vestido por delante. Savannah comenzó a sentirla ella misma en su brazo, soltando a Sam y siseando por el dolor mientras ambos hermanos se lanzaban hacia ella para tratar de mantenerla de pie. Entró en pánico durante aquellos cortos instantes en los que sintió como la marca se grababa en su piel, siendo consciente de la mano de Dean levantando su manga para ver como la maldición que él había llevado durante tanto tiempo ahora empezaba a formar parte de ella.

—Lo siento mucho— repitió Chuck con la voz rota por el dolor mientras Amara veía desaparecer la marca de su propio hombro.

—Otra vez no— soltó la mujer, lanzando su mano al cuello de su hermano—. Otra vez no, ¡nunca!

Chuck se elevó en el aire, bajo la mirada del resto, como si Amara aún le estuviera cogiendo del cuello, con su espalda arqueada y boqueando en busca de aire. El grito de guerra de Lucifer se escuchó por toda la sala, cogiendo posición con la lanza para echarse sobre la Oscuridad, pero aquello puso en sobreaviso a la mujer que estiró otra mano hacia él, lanzándole contra una de las columnas de la sala. La lanza cayó a un par de metros del arcángel que se quedó aturdido en el suelo.

—¡Adiós, sobrino! — se despidió Amara.

Savannah dirigió su vista al moreno que volvía a gritar de dolor, comenzando a brillar con una cara totalmente contorsionada y unas facciones que no parecían las suyas. Se escuchó gritar a si misma al ver como la luz desaparecía en una pequeña explosión y el cuerpo de Lucifer se desplomaba sobre la columna, muerto.

—¡Cas! — le llamó Dean junto a ella, volviéndose después hacia la Oscuridad para lanzarse sobre ella junto con Sam al igual que lo había intentado Lucifer unos instantes antes.

Pero antes de poder dar ni siquiera dos pasos, eran ellos los que salían disparados de la misma forma en que lo había hecho el arcángel, llevándose por delante una estantería de madera con ellos.

—¡No! — exclamó Savannah, viendo como todo su plan se iba al traste y temiendo por la vida de los dos hermanos.

Echó a correr hacia la lanza, tratando de alcanzarla antes de que a Amara le diera tiempo a reaccionar, pero el arma se levantó en el aire, dirigiéndose hacia ella con un simple movimiento de la mano de la Oscuridad. Sintió el golpe en el estómago, sin dolor, saliendo por los aires por el impulso y parando contra otro de los pilares de aquel sitio. No podía respirar después del golpe y echó las manos hacia la lanza, clavada en su vientre, bajando la mirada a tiempo de ver como la marca desaparecía de su antebrazo. Fue como si el ver el arma le dijese a su cuerpo como tenía que reaccionar, obligándola a sentir el dolor. Apenas escuchó a los dos hermanos llamándola mientras dejaba su cabeza caer hacia atrás, apartando la vista de aquello.

—¡He muerto un millón de veces, y te mataré un millón más antes de volver a allí! — le espetó Amara a Chuck que seguía flotando delante de ella—. Dime, si tú no quieres cambiar, ¿por qué yo sí?

Sam fue el primero en llegar a la castaña mientras unos hilos de humo emergían del vestido de la Oscuridad, elevándose en el aire. Poco después, Dean derrapó junto a ella, ambos hermanos mirándose el uno al otro y después a la lanza. Savannah trató de coger todo el aire que pudo, sintiendo una pantalla en los pulmones que apenas le dejaba coger una mínima cantidad antes de provocarle la tos.

—Estás bien, te vas a poner bien— aseguró Dean.

Savannah le dedicó la mejor mirada de reproche de la que se sintió capaz, sin poder hablar y notando el miedo en su pecho antes de mirar el cuerpo de Lucifer, tirado a unos palmos del de ella.

No quería morir, ahora lo sabía. Había rogado por una forma fácil y rápida de acabar con el sufrimiento después de perder a su hermana, a Charlotte y después a Castiel. Pero aquello no era lo que ella quería, daría cualquier cosa por evitar lo que sabía que venía a continuación. Agarró con toda la fuerza que pudo la estaca, tirando de ella en un inútil amago de quitársela. Pero el menor de los hermanos la detuvo, poniendo una de sus manos sobre la suya.

—¡Amara, no! — rogó Dean, viendo la situación que se desarrollaba delante de ellos.

La mujer apenas le dedicó una mirada antes de devolvérsela a su hermano y hacer que una de sus columnas de humo se clavase en el pecho del mismo, seguida de otra por encima del hombro y otra por la espalda. Los tres cazadores sintieron el pinchazo en sus oídos por toda aquella energía concentrada cuando dos hilos más se clavaron en el abdomen de Chuck que comenzó a gritar desesperado.

— Lo siento, hermano— se disculpó irónicamente, obligando a que los hermanos se cubrieran la cara con los brazos y Savannah cerrase los ojos con fuerza para protegerse de la luz que desprendía el cuerpo del de la barba.

Pocos segundos después se escuchó un golpe, y cuando los otros tres abrieron los ojos, el cuerpo de Chuck estaba desplomado sobre el suelo de aquella fábrica abandonada.

— Amara, ¿qué has hecho? — inquirió Dean, mirando tanto a la cazadora como a Dios.

— Está muerto, Dios ha muerto— soltó Sam, haciendo que la chica se atragantase de nuevo por la risa irónica y delirante al recordarle a uno de los filósofos más famosos de todos los tiempos.

— No, agoniza— respondió Amara, volviéndose hacia ellos y habiendo recuperado un aspecto saludable, totalmente diferente al que tenía cuando había entrado a aquel lugar—. Mi hermano se irá debilitando hasta desvanecerse del todo. Pero no antes de ver lo que va a ocurrir— añadió, andando alrededor de Chuck—. No hasta que vea este mundo, todo lo que ha creado, todo lo que amaba, hecho cenizas. Bienvenidos al fin—se despidió antes de desaparecer.

—Savannah— llamó el castaño a la cazadora, volviendo a depositar toda su atención sobre ella—. Tenemos que hacer algo— añadió en dirección a su hermano.

Savannah le cogió la mano de la mejor manera que pudo, apretando con toda la fuerza de la que se sentía capaz, antes de sentir como sus ojos se cerraban sin que ella pudiera hacer nada para impedirlo. Sólo esperaba que Castiel continuase vivo.

Продолжить чтение

Вам также понравится

163K 19.5K 51
Elladora Black es la hija menor de Orion y Walburga criada para ser una sangre pura perfecta, sin embargo no es lo que planearon. Narcisista, egoíst...
¡No Es Mío! Masi

Фанфик

483K 67K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
95.2K 5K 10
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...
353K 32.9K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...